A 48 horas de una elección histórica, el candidato de la izquierda Gustavo Petro mantiene el liderazgo, pese al meteórico ascenso de Rodolfo Hernández de la Liga de Gobernantes Anticorrupción, un tapado que la CNN definió como el “Trump colombianio” y que alcanzó en intención de voto a Federico Gutiérrez, el heredero del uribismo. Un repaso a las últimas encuestas y dos interrogantes: ¿logrará Petro ganar en primera vuelta? Si no lo consigue, ¿quién será su rival en el balotaje?
El próximo domingo se celebrará la primera vuelta para definir al sucesor del presidente saliente Iván Duque y ningún candidato logra superar el 50 por ciento necesario para evitar el balotaje pautado para el 19 de junio. Tras los cierres de campaña y la denuncia realizada por Gustavo Petro en Barranquilla sobre un intento de desestabilizar el proceso electoral, el candidato de Pacto Histórico parece encaminarse a ser el nuevo huésped de la Casa de Nariño.
Los sondeos encargados por la revista Semana al Centro Nacional de Consultoría y por Caracol Noticias a Invamer coinciden en advertir el rápido e inesperado ascenso de Rodolfo Hernández de la Liga de Gobernantes Anticorrupción, quien técnicamente empata en intención de voto a Federico Gutiérrez, el delfín del uribismo y del establishment. El exalcalde de Bucaramanga se presenta como la antipolítica, con un discurso alineado con la derecha y un pasado en contra de los acuerdos de paz con las FARC en el referendo de 2016.
Según la encuesta contratada por Semana [1], Petro continúa liderando con el 35,8 por ciento de las preferencias, ligeramente por debajo del 38 por ciento que tenía en la medición de abril. Hernández, en tanto, pasó del 9,6 al 19,1 y está empatado con Gutiérrez, al que la medición le otorga el 20,8 por ciento de las preferencias. Por su parte, Sergio Fajardo, el candidato del autodefinido centro, aparece lejos con el 4 por ciento. Todo esto en un contexto donde casi el 6 por ciento de los encuestados dice que votará en blanco y poco menos del 10 por cieno “no sabe o no responde”.
También en la encuesta de Invamer publicada por Caracol Noticias, Petro mantiene el liderazgo. Lo hace con el 40,6 por ciento de intención de voto, seguido por Gutiérrez y Hernández con el 27,1 y 20,9, respectivamente. El dato destacado del sondeo es que Petro pierde 3 puntos porcentuales con relación a la intención de voto que alcanzaba en abril, mientras que Gutiérrez sube 1 punto y Hernández, la gran sorpresa, suma 7 puntos en apenas un mes. Fajardo, en tanto, aparece muy rezagado con el 5,1 por ciento de las preferencias.
De todos los últimos sondeos, el que mayor margen le otorga a Petro es el concretado Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (Celag) [2]. Según el trabajo de campo, el candidato de Pacto Histórico reúne el 45,1 por ciento de las preferencias, contra el 20,4 de Hernández, el 20,1 de Gutiérrez y el 4,9 de Fajardo. Proyectada la intención sobre los votos válidos, Petro obtendría en primera vuelta el 48 por ciento de los sufragios, mientras que Hernández y Gutiérrez el 21,8 y el 21,4, respectivamente. En cuarto lugar quedaría Fajardo con el 5,1 por ciento.
Hasta el momento, y en esto coinciden todas las encuestas, aunque está muy cerca de conseguirlo, Petro todavía no alcanza el umbral necesaria para imponerse en la primera vuelta. Sin embargo, el clima de campaña y la percepción de electorado lo dan como ganador en cualquiera escenario. Según el relevamiento de la Celag, realizado antes de que Ingrid Betancourt bajara su candidatura, el 53,2 por ciento de los encuestados creía que Petro será el nuevo presidente de Colombia, mientras que el 22,7 dijo que lo será Gutiérrez y el 13,3 se inclinó por Hernández.
El “Trump colombiano”
El fuerte repunte del candidato que la CNN calificó como el “Trump colombiano” tiene un explicación. Los analistas señalan que su rápido crecimiento, que de acentuarse lo habilitaría para disputar un eventual balotaje, se debe en gran medida a la decisión de Betancourt de resignar su candidatura por el partido Verde Oxígeno. Betancourt, confirmó su apoyo a Hernández en una conferencia de prensa desde la ciudad de Barranquilla, donde llamó a “derrotar las maquinarias, los corruptos, los bandidos, todos los que nos tienen arrodillados”.
Betancourt, secuestrada por las FARC en febrero de 2002 y liberada en la llamada Operación Jaque por el Ejército en julio de 2008, definió a Hernández como el “único que puede derrotar al sistema y ganarle en segunda vuelta a Petro o a Fernádez”. Además, llamó a otros candidatos a cerrar filas detrás de Hernández. El llamamiento de la ahora ex candidata implica también la incorporación a la Liga de Gobernantes Anticorrupción del coronel (r) José Luis Esparza. El dato no es menor.
Esparza acompañaba a Betancourt en la fórmula presidencial, participó como oficial en la Operación Jaque y, según algunos medios, tiene el apoyo de los militares. Su arribo a las huestes de Hernández se da un clima marcado por los estallidos sociales de 2021 y la brutal represión coordinada y ejecutada por las Fuerzas Armadas, pero también en el marco de los delitos de lesa humanidad admitidos por ex militares en la investigación por los “falsos positivos” que desarrolla la Jurisdicción Especial para la Paz. Proceso que Petro prometió impulsar y que, según la derecha, provoca “malestar en los cuarteles”.
¿El fin de una era?
El deterioro del proyecto político de Álvaro Uribe es evidente. Su partido, el oficialista y hasta hace poco influyente Centro Democrático, no presentó candidato para estas elecciones. Diversas encuestas anticipaban su debacle. También los malos resultados que obtuvo en las legislativas del 13 de marzo pasado en las que perdió 20 bancas. En los hechos, el espacio de Uribe, quien amasó un enorme poder durante dos mandatos presidenciales consecutivos entre 2002 y 2010, ha sido incapaz de oficializar su respaldo a Gutiérrez.
El posible triunfo de Petro en primera o segunda vuelta abre otro interrogante: ¿quién podrá suceder a Uribe y establecer un nuevo liderazgo de derecha ante la caída del caudillo? Uribe enfrenta el más bajo nivel de aceptación en dos décadas, luego de que su espacio, aunque con diferentes nombres, triunfara en cuatro de las últimas cinco elecciones presidenciales. En los hechos, Uribe creó Centro Democrático en 2013. En 2002 se había presentado como independiente a través de Primero Colombia y, una vez en el poder, impulsó su reelección con el partido Unión por la Gente.
Sin embargo, cuando su exministro de Defensa Juan Manuel Santos lo sucedió en 2010, se desató una batalla entre ambos que todavía perdura. La causa: el proceso de paz con la guerrilla que impulsó Santos. Para Uribe fue una traición. Tanto que lanzó Centro Democrático, el partido que le permitió hasta las últimas legislativas nombrar candidatos. Gutiérrez, que se presenta como independiente, pero encabeza una coalición que va del centroderecha a la derecha, no parece en condiciones de reemplazarlo, aunque su Equipo por Colombia forma parte de la misma corriente que el Centro Democrático y abreva también en caudillos regionales herederos de los partidos tradicionales.
Ni izquierda ni derecha
Sea cual fuere el resultado del próximo domingo, parece quedar claro que la elección marcará un antes y un después en la historia del país. La agenda, a diferencia de la última presidencial, está dominada por la demandas sociales que estallaron con la pandemia. La desocupación, la pobreza, la inseguridad y el narcoterrorismo, como el acceso a la salud y a la educación, no responden a clivajes ideológicos. Tampoco los reclamos por la igualdad de género y las demandas de los grupos ambientalistas. Se trata de demandas que atraviesan una sociedad en la que, según las estadísticas, el 15 por ciento de la población vive en la pobreza extrema y no logra consumir tres comidas al día.
En este contexto, más de la mitad considera que estaría bien subirle los impuestos a los más ricos y casi dos tercios se manifiesta a favor de limitar las ganancias de los bancos privados. Temas que han sido los principales ejes de la campaña de Petro y evitados por Gutiérrez y Hernández. A diferencia de lo ocurrido en las presidenciales de 2018, el proceso de paz no está en tela de juicio. Según el Observatorio de la Democracia de la Universidad de los Andes, el 51 por ciento de los colombianos apoya el Acuerdo de Paz, en contraste con el 41 por ciento que lo hacía en 2016.
Hoy, las FARC participan de la política institucional y su acceso al Congreso no significó ninguna hecatombe. Tampoco despierta temores, aunque la derecha los agite, el pasado de Petro en la guerrilla del M19. Una evidencia que le ha quitado al uribismo su principal argumento discursivo y que sumado a la brutal represión de las protestas sociales de 2021 y la mala imagen de Duque le dan al candidato de Pacto Histórico una oportunidad que se diría única de llegar a la Casa de Nariño.
[1] La encuesta fue realizada entre el 13 y el 19 de mayo y consultó a 4.412 personas en 104 municipios de todo el país. De ese total, 3.780 entrevistas fueron presenciales (86%) y el resto telefónicas. El margen de error es del 1,5%.
[2] La encuesta fue realizada entre el 16 y el 20 de mayo y se consultó a 2.174 personas en base a un muestra nacional de población urbana y rural 45 localidades de las regiones de Bogotá, Caribe, Centro, Antioquía, Pacífico y Orinoquía. Las entrevistas fueron personales .Todas las etapas de la investigación se desarrollan cumpliendo la revisión del 100% de las encuestas realizadas y supervisión telefónica del 15% de las mismas. El margen de error oscila entre +/- 0,9% y +/- 2,1%, de acuerdo a la dispersión de la distribución, con un 95% de intervalo de confianza.
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