Descifrar el neoliberalismo tardío, con sus anacronismos y sus novedades, es condición indispensable para reactualizar la lucha en contra de ese modelo devastador para los derechos sociales, para la soberanía nacional y para la misma democracia.

Cuando se agotaba  el ciclo largo expansivo de la economía capitalista de la segunda postguerra, se generó la situación que los economistas han llamado de estanflación, la combinación de estancamiento con inflación. Los gastos estatales acumulados en la era de gran desarrollo económico y conquistas sociales pasaron a pesar sobre los gobiernos, que recurrirán a la inflación para atenderlos.

Fue en ese marco que empezaron a surgir elementos que más tarde se configurarían en el ideario neoliberal. Una especie de neoliberalismo precoz estaba contenida en las propuestas de la Comisión Trilateral, compuesta por Samuel Huntington, Michel Crozier y Joji Watanuki, (The Crisis of Democracy, New York, New York University Press, 1975), cuando proponen una democracia restringida. El Estado se volvería incapaz de atender las demandas de los distintos sectores de la sociedad que actuando en democracia, haría sobrecargar sobre las finanzas públicas, en la atención de derechos que ya no era posible satisfacer. Surge el tema de la ingobernabilidad, que se volvería pieza esencial en la centralidad de los ajustes fiscales en el modelo neoliberal.

En la misma América Latina, coincidiendo con las transiciones de dictaduras a democracias, Fernando Henrique Cardoso (Autoritarismo e democratização, Río de Janeiro, Editora Paz e Terra, 1975) ha propuesto una versión precoz del neoliberalismo en su Teoría del Autoritarismo, que ha orientado gran parte de esos procesos de transición. En su visión, democratizar sería descentralizar el poder político alrededor del Ejecutivo y desconcentrar el poder económico alrededor del Estado. En las dictaduras, en su opinión, el sector hegemónico sería una especie de burguesía de Estado, a la que habría que desplazar para dar lugar a la democracia. Hay elementos claros que apuntaban hacia el Estado mínimo que posteriormente será clave en el modelo neoliberal.

A lo largo de las décadas siguientes, América Latina se ha vuelto la región del mundo con más gobiernos neoliberales y en sus modalidades más radicales. Se conocen los rasgos comunes de esos gobiernos y los personajes que los han protagonizado como presidentes eligidos, relegidos y posteriormente execrados.

Como herencia del agotamiento del modelo neoliberal, quienes lo siguieron sosteniendo fueron derrotados sistemáticamente en algunos de los más importantes países del continente –Venezuela, Brasil, Argentina, Uruguay, Bolivia y Ecuador. Hasta que, recién, producto de nueva ofensiva conservadora, explorando debilidades de algunos de esos gobiernos, una ola de restauración conservadora se expande, teniendo como ejes Argentina y Brasil.

Imponen el mismo modelo de hace décadas, como si nada hubiera pasado ni en nuestros países, ni en el mundo. Como si ese modelo no se hubiera agotado, como si no se hubiese instalado en el centro mismo del capitalismo una profunda y prolongada crisis recesiva. Se trata de un neoliberalismo tardío.

Flacso Argentina y el Centro Cultural de la Cooperación realizan esta semana, en Buenos Aires, el más importante y amplio encuentro sobre Estado y Políticas Públicas – El Neoliberalismo tardío. Un amplio abanico de ejes temáticos, que van de control y ética pública hasta políticas de género, pasando por políticas de educación, de salud, de cultura, entre otros, componen la agenda del II Congreso Nacional.

Descifrar el neoliberalismo tardío, con sus anacronismos y sus novedades, es condición indispensable para reactualizar la lucha en contra de ese modelo devastador para los derechos sociales, para la soberanía nacional y para la misma democracia.

 

Fuente: http://www.jornada.unam.mx/2017/11/30/opinion/023a2pol