Después de su primera charla con Xi Jinping, Joe Biden afirmó en el Pentágono que Estados Unidos afrontará el desafío de China y se asegurará de ganar la competencia. ¿Qué piensa Washington de la relación Sino-Argentina? Evan Ellis*, analista del Instituto de Estudios Estratégicos de la Escuela de Guerra del Ejército de Estados Unidos, nos revela los desvelos yanquis y qué significa para el Comando Sur “el desafío chino”.

La toma de posesión en diciembre de 2019 del presidente Alberto Fernández y la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner devolvió al poder un gobierno peronista que no solo ha movido a la Argentina en una dirección cada vez más populista de izquierda, sino que también ha abierto la puerta a una profundización sustancial de la ya significativa relación del país con China.
Como ha sido la práctica de China con Venezuela, Ecuador y Bolivia, Beijing no está construyendo explícitamente una alianza antiamericana en Argentina. Se trata, más bien, de un compromiso significativo en una amplia gama de dominios comerciales, políticos y de seguridad lo que amenaza con facilitar una trayectoria autodestructiva por parte del liderazgo peronista.

Los recursos chinos y otros apoyos disminuyen el grado en que el gobierno argentino debe preocuparse por las respuestas de los inversores, los bancos, las instituciones multilaterales y los gobiernos occidentales, ya que consolida el poder de formas cada vez más antidemocráticas y socava la agenda de Estados Unidos en la región.

La relación chino-argentina heredada por el presidente Fernández de la vicepresidenta Cristina Kirchner es una de las más arraigadas de la región. Durante los gobiernos anteriores de los ex presidentes Néstor Kirchner y Cristina Kirchner, las empresas con sede en China se establecieron con socios locales en una amplia gama de sectores económicos: desde el petróleo, la minería y la agricultura hasta el transporte y la logística, las telecomunicaciones, la banca y las finanzas, e incluso en las industrias aeroespacial y de defensa (NdE: hacia el final del artículo, el autor realiza un exhaustiva enumeración de los proyectos de capitales chinos en nuestro país).

La reapertura a China, puesta en marcha con el regreso al poder de Cristina Kirchner como vicepresidenta -cada vez más poderosa detrás del presidente Fernández-, revierte la tendencia de mayor transparencia y supervisión impuesta a la sin embargo en expansión relación argentino-china bajo el gobierno de Mauricio Macri.

Para China es una oportunidad de volver a una forma menos contenida de compromiso con sus viejos amigos. La vicepresidenta y los peronistas representan una enorme oportunidad estratégica. Argentina le ofrece a China una combinación de beneficios y acceso que ningún otro régimen populista o no populista puede igualar en el hemisferio. El país posee importantes recursos naturales, incluidos minerales estratégicos como el litio -más los tradicionales, como el hierro y el cobre-. Asimismo, La Pampa es un relevante proveedor de soja, cerdo y otros insumos agrícolas importantes para alimentar a los 1.400 millones de habitantes de China.

“Afrontaremos el desafío de Bejing y nos aseguraremos de ganar la competencia en el futuro”, lanzó Joe Biden en su primera visita al Pentágono, ocasión en la que anunció la creación de un equipo especial dirigido por Ely Ratner, especialista en China.

Recíprocamente, Argentina ofrece un importante mercado de clase media que demanda bienes y servicios chinos de alto valor agregado, además de un acceso a un mercados aún más grande a través del Mercosur. La economía diversificada de Argentina incluye sectores sofisticados de fabricación, servicios y tecnología, con los que las empresas con sede en China pueden asociarse para absorber tecnologías y perfeccionar sus ofertas.

La ubicación geográfica de Argentina está lo suficientemente cerca de los Estados Unidos para ser estratégicamente relevante para Washington, pero lo suficientemente lejos para que las actividades comerciales y de otro tipo de China en el país parezcan solo moderadamente amenazantes. La posición de Argentina le permite a China y a sus socios influir en la dinámica política y económica del continente sudamericano, así como proyectar su influencia comercial y de otro tipo a través del Atlántico Sur. Su ubicación en el hemisferio occidental también ofrece a Beijing un sitio necesario en el lado opuesto del planeta para apuntalar su programa espacial, apoyando la comunicación continua y el seguimiento de sus naves espaciales.

Tales atractivos contribuyeron a que China seleccionara a la Argentina como socio estratégico en 2004, elevación de la relación que se consumó durante la visita de Xi Jinping a Buenos Aires en 2014 y que se amplió con los tratados de cooperación de 2018, que incluyeron 35 nuevos acuerdos en una variedad de áreas.

Dado el potencial multidimensional de la Argentina para promover los intereses chinos, la perspectiva de acceso que tiene Beijing a través de un gobierno populista amistoso -que se vuelve maleable a través de una combinación de alineación política, dependencia económica y una red de relaciones comerciales que involucran personalmente a sus líderes- es un factor que debe ser considerado como una amenaza para Estados Unidos.

En 2012, la Agencia Estatal China de Lanzamiento, Seguimiento y Control de Satélites firmó dos acuerdos de cooperación con la Comisión Nacional de Actividades Espaciales y Neuquén para construir la base espacial en Bajada del Agrio con el objetivo exclusivo de “apoyar actividades de exploración interplanetaria, observación astronómica, seguimiento y control de satélites en órbita y la adquisición de datos”.

El actual gobierno argentino ha priorizado claramente la relación con China. A pesar de que la visita de Estado a China prevista para noviembre de 2020 se pospuso por la pandemia, el presidente Fernández habló con Xi Jinping en enero, y se espera que viaje a China en mayo de 2021, probablemente antes de una visita similar a Estados Unidos.

China es uno de los tres únicos gobiernos extranjeros -junto con Rusia y Cuba- con los cuales la vicepresidente Cristina Kirchner ha maniobrado en forma personal para instalar a embajadores leales a ella y manejar así la relación. En el caso de China, seleccionó a Sabino Vaca Narvaja, hijo de uno de los fundadores de la guerrilla izquierdista Montoneros de la década de 1970, y tío de su nieto. El gobierno argentino también asignó a un oficial con rango de general para que actuara como agregado de defensa en China, un nivel previamente solo reservado para su agregado de defensa en Washington.

Aunque eclipsada por la pandemia, la relación “win-win” entre China, el gobierno peronista y sus socios comerciales se ha profundizado rápidamente durante el año pasado. En septiembre de 2020, el Congreso controlado por los peronistas aprobó la participación del país en el Banco de Inversión en Infraestructura de Asia de China y se espera que Argentina se una formalmente a la Iniciativa de la Franja y la Ruta de China durante la visita de Estado del presidente Fernández a China. Sería el vigésimo país de América en hacerlo y el primero de los grandes de la región, una lista que también incluye a Brasil, México, y Colombia.

La ayuda china a la Argentina en asuntos relativos a la pandemia también ha sido significativa, ya que el gobierno inició negociaciones en febrero pasado para comprar hasta 30 millones de dosis de la vacuna china Sinophram, luego de los retrasos en la llegada de vacunas contratadas previamente con Rusia. La cooperación chino-argentina también se extiende a nivel subnacional, incluyendo importantes acuerdos firmados por los gobernadores de las provincias de Jujuy y San Juan, entre otros.

Profundidad y amplitud de la relación

Comercio

El comercio bilateral ha crecido enormemente en las últimas dos décadas. Los 16 mil millones de dólares de 2019 representan una expansión de 11 veces desde que China fue admitida en la OMC en 2001. La relación ha sido favorable para Beijing desde 2007 con Argentina exportando principalmente soja, minerales y otras materias primas, mientras compra una amplia gama de bienes y servicios chinos de mayor valor agregado.

Minería

Las empresas chinas han disfrutado de una participación limitada en el sector minero de durante casi dos décadas, pero en los últimos años su presencia se ha incrementado significativamente, particularmente en el litio, un material crítico.
China Metallurgical Corporation tiene dos minas importantes donde busca reiniciar operaciones: la mina de cobre Campana Mahuida -cuyas operaciones fueron suspendidas desde 2009 debido a problemas con la comunidad local- y la mina de hierro Sierra Grande, que detuvo su producción en 2016 debido a los bajos precios de los minerales . En febrero de 2020, la firma Hanaq adquirió Ochre Mining, la filial argentina de ECR Minerals, que opera una mina de oro en La Rioja. En 2017, Shandong Gold compró una participación del 50 por ciento en Veladero, la mina de oro y plata más importante de Argentina por 960 millones de dólares. Shandong está considerando invertir 145 millones adicionales para extender su vida útil hasta 2030.

Con respecto al litio, en 2019, Ganfeng pagó 160 millones de dólares por una participación del 50 por ciento en la importante mina Cauchari-Olaroz (Jujuy), y acordó realizar inversiones adicionales por 400 millones. Ganfeng también está buscando litio como parte del proyecto Mariana (Salta). Hanaq opera ya cuatro proyectos de litio en Chubut, donde también realiza exploración de uranio. La empresa Jinchuan, con sede en China, está realizando exploraciones de litio en Catamarca, Jujuy y Salta.

Las operaciones chinas en litio son particularmente importantes en la Argentina debido a los obstáculos que encuentran sus empresas en los otros dos países que forman el triángulo del litio. Las limitaciones de agua restringen la actividad en la mina SQM en el desierto de Atacama (Chile); mientras que los requisitos burocráticos del gobierno de izquierda populista boliviano y los intentos de promover la industrialización local han restringido el avance de varios proyectos, incluidos los del Salar de Coipasa y de Uyuni.

Petróleo

Argentina fue uno de los primeros países latinoamericanos en los que China expandió significativamente su presencia a través de fusiones y adquisiciones luego de la crisis financiera de 2008. Los acuerdos dignos de mención incluyeron la adquisición de Bridas por parte de China National Offshore Oil Corporation (CNOOC) en marzo de 2010 por 3 mil 100 millones de dólares; y la adquisición de Occidental Petroleum por parte de Sinopec por 2 mil 450 millones, anunciada en diciembre de ese mismo año. La empresa china Sinopec opera actualmente en las provincias de Santa Cruz, Chubut y Mendoza.

Además, a través de Bridas y su subsidiaria Pan American Energy -una empresa conjunta entre Bridas y British Petroleum-, CNOOC participa en operaciones de fracking en Vaca Muerta, lo que le permite adquirir experiencia tecnológica a través de su rol en el consorcio. Uno de los proyectos que podría avanzar durante la visita presidencial de mayo de 2021 es el proyectado Polo Energético Zárate para apoyar la extracción de gas de Vaca Muerte.

Agricultura

Luego de los infructuosos intentos para adquirir tierras y establecer empresas agrologísticas -como los proyectos fallidos de Chongqing Grain (Córdoba) y Beidahuang Nongken (Río Negro)-, las firmas chinas se concentraron en adquirir empresas ya establecidas y que poseen tecnología agrícola. Los ejemplos: la multimillonaria compra de HK Noble por parte de COFCO en 2015 y de Nidera en 2017.

La empresa china Sinochem también tiene presencia en el país a través de la empresa suiza de fertilizantes y semillas Syngenta. Recíprocamente, la empresa de tecnología en semillas Donmario -un actor de pequeña escala en la Argentina- tiene participaciones comerciales cada vez más importantes en China.

Dado que China se ha convertido en el principal comprador de la soja argentina, ha utilizado ese apalancamiento en otras áreas; por ejemplo: suspendiendo las compras de COFCO de aceite de soja en 2010 para señalar su descontento por las históricas medidas proteccionistas argentinas.

A pesar del énfasis en la soja, el brote de gripe porcina que asola a los rebaños chinos, llevó a que Beijing incrementara su demanda de carne de cerdo argentina mediante la anunciada inversión de 3 mil 500 millones de dólares para construir 25 granjas industriales en el norte del país. Si bien las granjas podrían duplicar la producción argentina, la iniciativa generó una significativa protesta local. El proyecto parecía encaminado hasta que el propio presidente Fernández creó confusión al aparecer con activistas veganos opuestos al proyecto, lo que resultó en una foto del presidente con un eslogan anti-proyecto.  Según los informes, los chinos se sintieron especialmente ofendidos. El acuerdo quedó en espera y los gobernadores tomaron la posta a mediados de febrero de 2021 negociando acuerdos por separado con China para aumentar la producción y satisfacer la demanda china.

Construcción / Logística

Las empresas de infraestructura de transporte y construcción con sede en China han logrado avances en una variedad de proyectos. En los últimos años, Argentina se ha embarcado en aproximadamente 11 proyectos financiados con préstamos de bancos y empresas chinas. El más significativo ha sido un convenio por 4 mil 700 millones de dólares firmado en diciembre de 2020 para mejorar las líneas San Martín y Belgrano Norte del sistema ferroviario Belgrano Cargas. En 2010, durante su visita a China, la entonces presidenta Cristina Kirchner firmó un compromiso para mejorar esa infraestructura. Así se renovó un tramo de 580 kilómetros con la ayuda de empresas chinas durante el gobierno de Macri, y en 2019, antes del último acuerdo mencionado, el gobierno argentino firmó un contrato por 1.000 millones adicionales con China Railway Construction Corporation para mejorar la línea de Rosario a Mendoza.

Otro importante negocio ferroviario con China incluye la compra de locomotoras y vagones para la Línea B del Metro de Buenos Aires, acordada en 2010, y las propuestas de nuevas obras en las líneas San Martín y Roca.

Las empresas chinas también están interesadas en construir un enlace ferroviario que costaría unos 800 millones de dólares desde Vaca Muerte (Neuquén) hasta el puerto de Bahía Blanca en apoyo a la industria petrolera, aunque aún no se ha presentado la oferta oficial. También han expresado su interés en un túnel que se ha discutido durante mucho tiempo y que conectaría Argentina y Chile a través de los Andes.

Más allá del transporte, la Corporación Nacional Técnica de Importación y Exportación de China está construyendo un gasoducto de 50 kilómetros y 200 millones de dólares en Entre Ríos, junto con una línea eléctrica de alta tensión de 132 kilómetros y un cable de fibra óptica adjunto. Con anterioridad, las empresas chinas intentaron suministrar la tubería de acero a bajo precio para un importante gasoducto que estaba construyendo Odebrecht en Córdoba, aunque la iniciativa fue archivada tras el rechazo del proveedor argentino de acero Techint (Dinaris), que acusó a la firma china de dumping.

Durante casi dos décadas, la empresa portuaria con sede en Hong Kong Hutchison Whampoa -que ha estado cada vez más bajo el control de Bejing- ha operado una concesión portuaria en Buenos Aires.
Quizás el proyecto argentino estratégicamente más significativo que involucra a China es un contrato para dragar y operar una autopista de peaje en el corredor del río Paraguay-Paraná, crítico para las exportaciones agrícolas de Argentina, Uruguay, Paraguay, Brasil y Bolivia. Parece probable que la Argentina ceda el proyecto a Shanghai Dredging, frente a otros competidores, como la belga Jan de Nul, lo que causó alarma entre los vecinos de Argentina. El asunto surgió como un tema importante de discusión en una reunión entre los presidentes de Brasil y Uruguay.

Infraestructura eléctrica

Argentina ha sido el escenario de múltiples proyectos chinos de energía limpia, aunque muchos han venido acompañados de una gran cantidad de problemas. Un proyecto de 4 mil 730 millones de dólares para construir dos instalaciones hidroeléctricas en el río Santa Cruz (Condor Cliff y Barrancosa), liderado por un consorcio que incluye al grupo chino Gezhouba, se detuvo por motivos ambientales en 2016 por decisión de la Corte Suprema. Luego fue reestructurado. Con el regreso de Fernández y Cristina Kirchner al poder, el proyecto se ha reiniciado, a pesar de la falta de resolución del tema ambiental. Según se informa, todavía incluirá la participación Electroingeniería, el socio argentino de China cuyo director había sido anteriormente implicado en el escándalo de sobornos de los “cuadernos”. El proyecto avanza lentamente.

La supervivencia del proyecto hidroeléctrico del río Santa Cruz también demuestra la creciente sofisticación de las empresas chinas y su comprensión del riesgo político que involucra a los gobiernos argentinos. Cuando el proyecto se inició bajo la presidencia de Cristina Kirchner, los chinos incluyeron una cláusula de incumplimiento cruzado que dificultó que el posterior gobierno de Macri terminara el proyecto sin poner en peligro el financiamiento de China para la modernización del sistema ferroviario Belgrano Cargas.

Además del río Santa Cruz, los nuevos acuerdos que podría concretarse durante la visita presidencial de 2021 incluyen el apoyo de China para la construcción de las instalaciones hidroeléctricas de El Tambolar, Potrero del Clavillo y Los Blancos, así como la largamente postergada represa de Chihuido.
En la provincia de Jujuy, Power China ha construido el parque solar Cauchari de 300 megavatios, la mayor instalación de este tipo en Sudamérica, además de otros parques solares en Salta y Córdoba. La firma también participa en la construcción con China Goldwind de los proyectados parques eólicos de Loma Blanca (Chubut) y Cerro Arauco (La Rioja).

El proyecto de energía más grande de China en Argentina es la construcción del cuarto reactor nuclear en el complejo nuclear de Atucha a través de la Corporación Nacional Nuclear de China. Durante su presidencia, Cristina Kirchner llegó a un acuerdo para que dos reactores fueran financiados principalmente por China. Uno usaría el mismo diseño de Siemens / Canadá (CANDU) ya utilizado por los otros tres reactores. El segundo reactor, que refleja los deseos de China, utilizaría el nuevo diseño Hualong-1 -solo utilizado en China y Pakistán-. En 2015, el gobierno de Macri revisó y redujo el acuerdo para comprar un solo reactor Hualong-1 de 1 gigavatio. Sin embargo, debido a la crisis fiscal, Macri no pudo proporcionar su parte del financiamiento. Según los informes, la continua falta de avances se ha convertido en una fuente de irritación en la relación chino-argentina. Probablemente será un tema clave de la agenda durante la visita de mayo de 2021 a China.

A diferencia de Brasil, Chile y Perú, las empresas chinas aún no han establecido una presencia en el sector de transmisión de electricidad debido al dominio de la empresa estatal Compañía Administradora del Mercado Mayorista Eléctrico, que hasta el momento protegió efectivamente al mercado argentino de la intrusión china al asociarse exclusivamente con empresas privadas aliadas.

Tecnología

En el sector de las telecomunicaciones, Huawei opera en Argentina desde 2001, tiene más de 500 empleados y es el principal proveedor de infraestructura de las tres principales empresas locales de telecomunicaciones: Claro, Personal y Movistar. Sin embargo, tiene menos presencia en el mercado de la telefonía móvil y, por lo general, no ofrece un servicio directo al cliente. Huawei ha entablado conversaciones con el actual gobierno y está posicionada para convertirse en el proveedor preferido cuando el gobierno construya la red G5, probablemente en 2022.

Varias empresas chinas ensamblan televisores y otros productos electrónicos de consumo en el remoto departamento sureño de Tierra del Fuego, aunque la naturaleza de las operaciones de fabricación sigue siendo mínima y se concentra principalmente en torno a los enormes incentivos fiscales que el gobierno brinda a las empresas que operan en la región.

Finalmente, Argentina es un foco de los intentos chinos de exportar sus ciudades inteligentes y tecnologías de sistemas de vigilancia. En 2019, ZTE firmó un acuerdo con la provincia de Jujuy para instalar un sistema de cámaras con reconocimiento facial y otros sensores. La ciudad de Vicente López, en la provincia de Buenos Aires, también ha instalado un sistema chino de cámaras. Durante la pandemia, Huawei prestó cámaras termográficas al principal aeropuerto internacional y a las terminales de autobuses para medir la temperatura de los viajeros.

Cooperación espacial

El telescopio de radar operado por China en Bajada del Agrio (Neuquén) se ha convertido en la presencia china más importante. La instalación, sujeta a una serie de memorandos de entendimiento secretos firmados por el gobierno anterior de Cristina Kirchner, es operada en gran parte por personal militar chino.

La ubicación y las características conocidas del plato parecen coherentes con la necesidad china de contar con instalaciones en el hemisferio capaces de rastrear continuamente objetos en apoyo de su programa espacial lunar y planetario. Si bien la instalación no tiene un propósito abiertamente militar, el jefe del Comando Sur de los Estados Unidos lo ha mencionado como un tema de preocupación, ya que es posible que sea capaz de interceptar señales de satélites estadounidenses y de otros satélites que sobrevuelan la región, o incluso apoyar misiones estratégicas chinas.

El telescopio de radar espacial no es el único ejemplo de colaboración en cuestiones espaciales. Great Wall Industrial Corporation ha ayudado a construir y lanzar 13 satélites para la empresa comercial argentina Satellogic. Además, la empresa estatal de satélites ARSAT mantiene relaciones comerciales por contrato de servicios con empresas con sede en China.

Bancario

China tiene una importante presencia bancaria multidimensional en Argentina. Por un lado, desde 2005, los bancos chinos han proporcionado al país unos 17 mil 100 millones de dólares en préstamos para apoyar la modernización ferroviaria y otros proyectos que involucran a empresas chinas. Al mismo tiempo, también han proporcionado una línea de crédito swap de divisas por 18 mil 500 millones para respaldar la liquidez financiera y la capacidad del país para realizar transacciones con empresas chinas. Hasta la fecha, solo se ha utilizado unos 300 millones de ese financiamiento. En agosto de 2020, China y Argentina acordaron renovar el swap por tres años, aunque Beijing no accedió a aumentar su volumen, como había deseado el gobierno argentino.

A nivel de la banca minorista, los bancos chinos ingresaron a la Argentina para aceptar depósitos y otorgar crédito en 2016 mediante la adquisición por parte del ICBC del Standard Bank por 600 millones de dólares. Actualmente, ICBC y HSBC son los dos principales bancos chinos que operan en el país, y sus operaciones incluyen la provisión de cuentas denominadas en RMB a clientes comerciales. Según los informes, el Banco de China también intentó ingresar en 2019, pero hasta la fecha no ha podido hacerlo.
En lo que respecta al comercio electrónico, la presencia china es relativamente limitada. Alibaba firmó un acuerdo en 2018 que le permite enviar productos al país, aunque los altos impuestos que Argentina impone a la importación de bienes ha limitado la demanda de sus servicios. De manera similar, la empresa china de viajes compartidos Didi Chuxing ha explorado la posibilidad de hacer negocios, pero estos servicios son por ahora ilegales, en parte debido a la resistencia del sindicato de taxis de Argentina.

Actualmente, la delicada situación financiera argentina a nivel nacional, provincial y municipal, y la difícil relación entre el gobierno peronista de izquierda y los acreedores occidentales como el Fondo Monetario Internacional, han aumentado la necesidad de apoyo financiero por parte de China y sus bancos.

Cooperación de seguridad

Durante la presidencia de Cristina Kirchner y desde su regreso como vicepresidenta, Argentina se ha unido a sus contrapartes izquierdistas de Venezuela, Bolivia y Ecuador como socios principales del compromiso militar de China en América Latina. La era actual de cooperación se concretó posiblemente en mayo de 2007, con la firma de un acuerdo formal de cooperación en materia defensa entre Argentina y China que preveía el intercambio de personal y equipo militar, entre otras cuestiones.
Durante la administración de Cristina Kirchner, el país compró vehículos blindados de transporte de personal WMZ-551 a China por 2 mil 600 millones de dólares para equipar su unidad en la brigada binacional de mantenimiento de la paz que mantiene con Chile. En 2007 buscó la adquisición de helicópteros chinos X-11. Sin embargo, abandonó su intención debido a la presión de Francia, que sostenía que el helicóptero era una copia robada de un diseño de Eurocopter.

Hacia el final de la presidencia de Cristina Kirchner, Argentina estaba negociando la compra de cazas JF-17, cinco patrulleras marinas P-18 y vehículos blindados de transporte de personal VN-1. Estas compras finalmente se abandonaron cuando asumió el gobierno de centro derecha de Mauricio Macri en 2015.
El regreso de los peronistas ha resucitado cada una de esas iniciativas. En 2019, China manifestó su interés en construir un buque logístico polar para Argentina para apoyar el reabastecimiento de las estaciones argentinas en la Antártida. A mediados de enero de 2021, el embajador chino volvió a presentar una oferta para suministrar vehículos blindados Norinco 8 × 8. Según los expertos en defensa entrevistados para este trabajo, él JF-17 está de nuevo bajo discusión. Se informa que es un compromiso, luego de una seria discusión entre Argentina y China por la adquisición del más moderno J-10CE, finalmente descartado por ser demasiado caro. De haberse concretado la compra, habría sido el avión militar chino más avanzado exportado al hemisferio. Las únicas excepciones al reinicio de las negociaciones para la compra de armas han sido los barcos patrulla fabricados por China, debido a la compra por parte de Argentina de cuatro de esos barcos a Francia bajo la administración de Macri.

A pesar de las discusiones en curso entre los dos gobiernos con respecto a la adquisición de bienes militares, el Ejército Argentino tiene sentimientos encontrados sobre los productos chinos. Las preocupaciones están relacionadas con el hecho de que los productos en cuestión son artículos de exportación, no utilizados por los propios chinos y sin un historial sólido de rendimiento o mantenimiento. El JF-17 tiene múltiples puntos de preocupación, entre ellos su dependencia de los motores rusos, lo que complica la confiabilidad del mantenimiento y reemplazo, y el pequeño tamaño del interior de los vehículos chinos, que los hace incómodos para el personal argentino.

Más allá de sus ventas al Ejército Argentino, China ha donado bienes por unos 17 millones 500 mil dólares a la Policía Federal y a la Gendarmería, incluidos cuatro vehículos blindados CSK 162, 30 motocicletas, equipos de detección de bombas y chalecos protectores para su uso durante la cumbre del G20 celebrada en Buenos Aires.

Fuera del apoyo material, el personal militar y de defensa argentino viaja regularmente a China para realizar cursos y visitas institucionales. La Universidad Nacional de Defensa de Argentina ha creado un programa estratégico de cooperación que incluye un curso que duplicó su matrícula el año pasado. China ha recibido a estudiantes y ha enviado personal propio para asistir a cursos en la institución. Beijing, además, ha patrocinado visitas de personal de defensa argentino en actividad y retirado a través del Consejo Argentino para las Relaciones Internacionales, como el viaje de 2019 realizado por unos veinte argentinos a un seminario en el Tíbet.

Los buques de guerra chinos han hecho escala en los puertos argentinos, incluida una visita de tres días al Puerto de Buenos Aires en octubre de 2013 de las fragatas EPL Lanzhou y Liuzhou y el buque de suministro Boyanghu. Sin embargo, no se han hecho públicos incidentes de tales actividades desde entonces.

Crimen organizado

A medida que crecieron los lazos legítimos entre China, Argentina y sus respectivos empresarios y funcionarios, los lazos criminales que involucran a los dos países también se expandieron, lo que provocó reacciones sociales para combatir dicha criminalidad. El crimen organizado chino en Argentina continúa expandiéndose, a pesar de los esfuerzos del gobierno para combatirlo, incluida la colaboración argentina con la policía china.

La expansión de las empresas chinas se ha correspondido con un aumento de las actividades de los grupos del crimen organizado de origen chino. En 2015, el gobierno de Kirchner recibió a un agente de la Policía Nacional China -conocido con el nombre encubierto de Martín- para colaborar con las autoridades argentinas en el desmantelamiento de la tríada china Pi Xue, involucrada en la extorsión de comerciantes chinos en el área del Gran Buenos Aires. Sin embargo, como había ocurrido en otras partes de América Latina, este esfuerzo solo condujo a la fragmentación y transformación del hampa china, y la continuación de la extorsión y de los ataques.

La pesca ilegal de embarcaciones chinas

La pesca ilegal dentro y fuera de la Zona Económica Exclusiva de Argentina por parte de embarcaciones chinas se ha convertido en un problema creciente para Argentina en la última década, amenazando con colapsar sus pesquerías. Casos notables de pesca ilegal incluyen las 603 toneladas de camarón ilegal encontradas en la bodega del Hu Shun Yu 809 en 2015, descubiertas cuando el barco se averió mientras pescaba ilegalmente en aguas argentinas. Aunque el barco fue abordado por la Prefectura Naval Argentina, la tripulación desapareció misteriosamente mientras el buque estaba bajo custodia argentina. En marzo de 2016, el Lu Yan Yuan Yu se hundió accidentalmente cuando intentaba evitar que lo capturaran en la zona de exclusión. En 2018, el Jing Yuan 626 fue incautado después de una persecución de 5 horas durante la cuales cinco de sus compañeros pesqueros realizaron maniobras peligrosas contra los buques de la Guardia Costera argentina para ayudarlo a escapar.

Conclusiones

Como se ve en los ejemplos destacados en este trabajo, el compromiso chino-argentino es significativo no solo en términos comerciales y de las actividades de las empresas chinas en Argentina. El importante y creciente compromiso político y de seguridad entre los dos países también está facilitando la preocupante dirección en la que se está moviendo el actual gobierno peronista, mientras continúa promoviendo los intereses comerciales y estratégicos de China en el país y el hemisferio.

En el corto plazo, es probable que Estados Unidos pueda hacer poco para prevenir tales tendencias, más allá de llamar la atención sobre las acciones de Argentina y enfatizar a Buenos Aires, y a la región en general, las posibles consecuencias autodestructivas al que parece estar regresando el nuevo gobierno; además de continuar facilitando alternativas de calidad basadas en el mercado siempre que sea posible. De esta manera, Estados Unidos puede respetar la soberanía argentina, al mismo tiempo que ayuda a la población argentina a comprender y resistir acuerdos que pueden beneficiar a China más que a la Argentina en el largo plazo y que, en última instancia, amenazan la independencia y el orgullo, que son los sellos distintivos de la Argentina.

*Evan Ellis es profesor de investigación sobre América Latina en el Instituto de Estudios Estratégicos de la Escuela de Guerra del Ejército de Estados Unidos. En la versión publicada originalmente en el portal Global Americas el 11 de frebrero pasado, el autor agradece la “colaboración” de los argentinos Patricio Giusto -Director del Observatorio Sino-Argentino- y Fabián Calle; y de Andrei Serbin Pont, entre otros, “por sus conocimientos y contribuciones”.

La versión original del artículo puede leerse en https://theglobalamericans.org/2021/02/new-directions-in-the-deepening-chinese-argentine-engagement/

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