Hace 45 años moría Juan Domingo Perón en el ejercicio de su tercera – y conflictiva – presidencia, una noticia que conmocionó al país. Su fallecimiento fue tapa de todos los medios. Aquí va un breve análisis de las portadas de dos de ellos, que siguen siendo obras maestras del periodismo.

Son dos obras maestras del periodismo, del arte de titular.

Los dos títulos son de una sola palabra, porque no hace falta más.

Uno de ellos, el de Crónica, obra de Héctor Ricardo García, dice “Murió”.

El otro, el de Noticias, es un título decidido por un equipo dirigido por Miguel Bonasso para una bajada magistral de Rodolfo Walsh, y dice “Dolor”.

Crónica.

Ninguna de los dos títulos de tapa explicita el sujeto de la noticia. No lo nombra. No nombra a Perón, el muerto.

Aunque una de las premisas básicas del periodismo sea no dar nada por sobreentendido para el lector, aquí no hace falta respetarla.

Más aún: la falta del nombre sabido por todos, el de Perón, refuerza la noticia de su muerte, la de su ausencia… y quizás su transformación en un significante vacío que, desde ese momento en adelante, se podrá llenar con cualquier cosa. Con esa falta, con esa ausencia, se habla del futuro también.

Los títulos suponen necesariamente nichos de lectores y tanto Noticias como Crónica tienen – suponen, pretenden – los suyos.

Ahí las cosas también están claras:

El “Dolor” de Noticias es para un supuesto destinatario: el pueblo peronista, que también es un sujeto en disputa.

El “Murió” de Crónica busca llegar al público que imagina suyo: todo el país y, en eso, también cierta idea de unidad o conciliación a partir de una muerte.

Pero incluso con esa diferencia hay otro rasgo que hermana a las dos tapas:

En Noticias hay una banda de luto incorporada al logo.

En Crónica, el tradicional lugar del logo está ocupado por una cinta negra (no importa que el logo después se encuentre más abajo: el ojo del lector mirará primero arriba, buscándolo por costumbre, y encontrará la cinta de duelo).

Noticias.

La bajada de tapa de Noticias, escrita por Walsh, ya es parte de la historia del periodismo. Se ha trabajado mucho sobre ella. Dice:

“El general Perón, figura central de la política argentina en los últimos treinta años, murió ayer a las 13:15. En la conciencia de millones de hombres y mujeres, la noticia tardará en volverse tolerable. Más allá del fragor de la lucha política que lo envolvió, la Argentina llora a un líder excepcional”

A esa bajada no le falta ni le sobra una palabra, es magistral.  Y reconoce -casi con una imposible ilusión de unidad en el dolor – las sangrientas diferencias que se juegan dentro del peronismo.

La bajada de Crónica, escrita por Héctor Ricardo García, parece a primera vista meramente informativa. Dice:

“Misa de cuerpo presente a las 9 en la Catedral, desde las 12.30 en Congreso, el homenaje popular”.

Casi que se puede leer como una agenda, pero es mucho más que eso, sobre todo si se la articula con las fotos que Crónica – a diferencia de Noticias, que no lleva ninguna – publica en su tapa.

En Crónica la bajada habla de las instituciones (la Iglesia, el Congreso) y las hermana con el sentimiento – el dolor – del pueblo. Hay ahí una posible articulación de futuro institucional – totalmente ausente en Noticias -, que se refuerza con las dos fotos de la portada: un casi abrazo entre Isabel Perón y Balbín y el frente del Palacio del Congreso, el espacio donde se encuentran – para bien o para mal – todos los partidos políticos que participan de la democracia representativa burguesa.

Volviendo al principio:

Perón no está en ninguno de los títulos y tampoco en las fotos.

No hacía falta.

El buen periodismo también es capaz de nombrar con una ausencia.

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