En marzo de este año, antes de la irrupción ilegal de tropas de Gendarmería durante la cual fue desaparecido Santiago Maldonado, el autor de esta nota visitó la comunidad mapuche Lof Cushamen. Poco antes, la comunidad había sufrido una brutal represión. Soraya, cantante y vocera de la comunidad, hizo de anfitriona y explicó el modo de vida y los conflictos que tienen los mapuches con los huincas.

En primer lugar quiero agradecerte ser recibido aquí por ustedes. Viajando por otros lugares de este continente vi que algunos pueblos originarios ven a los sueños como otra dimensión de la realidad ¿Qué relación tienen los mapuche con los sueños?

-Para todos los pueblos originarios, el sueño es otra realidad y de alguna manera te revela o te da mensajes o consejos acerca de ésta realidad. Para nosotros es muy importante, apenas nos levantamos, contarnos los sueños, a veces en función de eso se toman decisiones: esos sueños nos aconsejan o nos pueden estar anunciando algo, determinada situación climática o cuestión. En este tiempo de conflicto, los sueños nos anuncian si va a haber represión, o si va a haber alguna persona que venga con doble intención. Estamos muy atentos a los sueños de todos, incluso los sueños de los niños y a veces todos soñamos con lo mismo.

Es parte de empezar a tomar en serio todos aquellos conocimientos antiguos que antes se tenían más en cuenta que ahora. También pasa que hay mucho conocimiento que se ha perdido porque la mayoría de los abuelos que mantenían el idioma y las ceremonias han partido, y ese conocimiento a veces nos viene en sueño.

-Quizás esto nos pase a todos, solo que no todos tenemos la sensibilidad de entenderlo.

-Cuando vivís en el campo es más fácil verlo que si estás en la ciudad con la tele, porque ahí estás muy contaminado, entonces se mezclan cosas.

-Con la tele, el alcohol, las drogas…

-Acá eso es una cosa que se tiene muy en cuenta: no se consume alcohol. Es algo que se decidió desde un principio, en el Lof no recibimos alcohol, no consumimos alcohol y mucho menos drogas. El alcohol produce cierto adormecimiento y es un elemento que ha utilizado mucho el huinca. Entonces teniendo en cuenta todas esas circunstancias en las que el alcohol entró a nuestro pueblo y a todos los pueblos originarios, desde el principio sabemos que no queremos volver a caer en lo mismo. Porque opera también en tu voluntad. Hay muchos lugares acá donde se han instalado negocitos que después de una gran deuda, generalmente por el alcohol, van y le quitan el campo, le quitan animales, entonces en algunos pueblos pequeños o aldeas directamente se decidió decirle al dueño de la despensa que se vaya.

De Machis y Longkos

-¿Me podés hablar del rol de Machi?

-Es una autoridad espiritual que también tiene que ver con la sanación. Cuando nos enfermamos es porque se generó algún desequilibrio o cometimos algún error. El cuerpo empieza a manifestar aquello que primero fue una cuestión espiritual o emocional y entonces la Machi tiene esa capacidad de poder restablecer el equilibrio.

Y no es casual que en ‘Ngulu Mapu, que sería Chile, cuando hay represiones por parte de la policía o militares, los primeros que se meten presos son Machis y Longkos. Porque, perdido eso el pueblo queda más débil, le quitan a quien tiene esa capacidad de comunicarse con las fuerzas y restablecer el equilibrio: ellos nacen con esa fuerza, no deciden ser Machi o se levantan un día como Machi.

-¿El rol de Machi o de Longko sale de una decisión colectiva o también son señales?

-Se nace con ese don: generalmente en una familia donde antiguamente estaba ese rol  vuelve a nacer un nuevo Machi, los ancianos  u otros Machis son los primeros en identificarlos. Y el Longko igual, eso pasa con todos los roles, incluso el de prender el fuego, la persona que tiene un determinado rol sabe cómo comunicarse con esa fuerza.

-Pero existen jerarquías, guerreros, jefes…

-Claro, pero es una jerarquía circular, donde todos son importantes y necesarios.

Está el rol de Longko, el de Machi, y los demás roles, pero no es piramidal o vertical, desde arriba hacia abajo; ni es horizontal, es decir una línea donde se pierde el final; sino que es circular, de manera que todos nos podamos ver.

-¿Siempre hay solidaridad entre todas las comunidades mapuches?

-Estamos muy contaminados, muy colonizados. Hay que sacarse de encima estructuras con las que fuimos educados, en las que vivimos y crecimos, bajo patrones y estructuras huincas, donde la Iglesia también ha hecho mucho. Entonces también hay que eliminar cuestiones como la culpa, el miedo. Y ese proceso lleva un tiempo, que no es el mismo para todos. Cuesta empezar a plantearse que hay determinadas cosas que no tienen nada que ver con el pueblo mapuche, sino que les fueron impuestas y nunca se cuestionaron. Incluso mismo el dejar de trabajar para un patrón: no sólo el pueblo mapuche, todos los pueblos originarios crecieron bajo la humillación y el no ser, no ser nadie, ser totalmente invisible.

-También les forzaron a vivir en la ciudad y abandonar sus tierras.

-Claro, los despojaron de sus tierras, lo que implicó trasladarse a lo que primero eran pueblos y después se fueron convirtiendo en ciudades.

-Muchas de esas ciudades fueron construidas por mano de obra mapuche. Y esto pasó después de la conquista del desierto, cuando el Estado cedió a unas cuantas personas millones de hectáreas de territorio…

-En un principio a quien más se le entregó territorio, sobre todo en esta región, fue a la colonia británica. Hubo mucha resistencia a la conquista, muy aguerrida, hasta que llegó el Remington, un rifle de repetición que ya no necesitaba ese tiempo de carga durante el cual el indio golpeaba con su honda de revoleo. Ahí fue cuando mataron a todos. Esos rifles se consiguieron a través de un acuerdo los británicos y fueron pagados con las tierras, pero no fue una donación definitiva, sino un comodato de cien años.

Desde el siglo diecinueve el Estado argentino estuvo interesado en colonizar estas tierras consideradas inhóspitas, estériles: pretexto para exterminar al indio, tratándolo como a un animal, como alguien incivilizado sin entendimiento. Sarmiento, Mitre, Roca, Zeballos, Alsina, que fueron próceres para los argentinos y para nosotros los creadores del holocausto de nuestro pueblo, son primero militares y luego políticos, su discurso se sigue manteniendo y difundiendo en las escuelas.

A partir de eso se armaron numerosos campos de concentración al estilo del holocausto de Alemania contra el pueblo judío, en diferentes lugares de Argentina, como la isla Martín García, Valcheta en Río Negro, en Buenos Aires en la zona de Tigre, o en el museo de La Plata. Había reparto de indios, de indias, de niños, se separaban a los niños de sus madres y se mandaba a las mujeres a trabajar a diferentes lugares. Roca era tucumano, así que muchos mapuches terminaron en Tucumán trabajando en la zafra, la cosecha de la caña de azúcar.

-Les hicieron perder el mapudungun (lengua mapuche) por varias generaciones, les hacían tener vergüenza de ello; pero ahora lo están recuperando. ¿Cuántos lo hablan fluidamente?

-Quedaron muchos abuelos, mi bisabuela lo hablaba perfectamente, pero lo hacían en la intimidad del hogar. Si a los niños se les escapaba alguna palabra en mapudungun les pegaban en la lengua, les humillaban: por ejemplo mi mamá me contaba que en cualquier situación que tuviera que ver con demostrar su identidad, la hacían arrodillar sobre maíz.

Un tal Benetton

-Volviendo a lo de las tierras, en 1981, después de 100 años, la compañía inglesa las cedió a la familia Benetton.

-Las compró a precio vil. Sucedió con Benetton, y también sucedió hace veinte años con Joe Lewis, que compró a ciento treinta y cinco pesos la hectárea. Hoy ni a un camping para poner una carpa pagás ciento treinta y cinco pesos por día.         

-¿Y por qué los Benetton, en el 2002, le reconocieron al Lof de Santa Rosa e hicieron como que les daban sus tierras de vuelta? ¿Cómo es esa historia?

-Bueno, ahí sólo les entregaron una cierta cantidad de hectáreas, también hubo voluntad política, o en este caso voluntad del empresario, además de política. Y fue tal la difusión que se hizo, a tal punto que también hubo mucho apoyo desde Italia, con diferentes organizaciones como Ya Basta*, que llegaron a conseguir que la gente de Santa Rosa viajara allá y tuviera un encuentro con los Benetton. Tuvo tanta repercusión a nivel mundial que no les quedó otra que devolvérsela, pero no fue fácil. Ellos entraron a recuperar, hubo desalojo, hubo represión, y después de dos años volvieron a entrar, y demostraron también que uno de ellos había nacido y se había criado ahí.

-Este avance de los grandes terratenientes es la llamada segunda conquista, ¿no? La familia Benetton, que es bien conocida por la ropa, en Italia es dueña de autopistas y varios aeropuertos, entre otras cosas.

-Y joyería también, por eso acá se han puesto tan duros, han hecho cateos mineros en busca de minerales que les servirían para seguir creciendo en ese rubro. Y con ese proyecto minero esto quedaría en total destrucción. El Rio Chubut, que tiene un recorrido de más de 800 kilómetros, quedaría totalmente contaminado, afectando no sólo a la gente de esta zona, sino a todas las poblaciones, pueblos y parajes, de aquí a la capital de Chubut, Rawson, donde desemboca. Esta no es una lucha individualista o sólo de grupos mapuche, sino que tiene que ver con la defensa de un territorio que ocupamos nosotros ancestralmente, pero que también habita muchísima gente que hace muchos años vive aquí de la ganadería y de la siembra y también quedaría en la pobreza. De hecho el río ya está muy contaminado porque hay emprendimientos con cultivos transgénicos, y para sostener eso obviamente utilizan agrotóxicos, y todo eso desemboca en el río. Cuando ellos abren sus compuertas el agua no se puede tomar. Entonces, si avanzara el emprendimiento minero, no podrían consumir ni los animales, ni las plantas, ni las personas. Lamentablemente hay tanto adormecimiento que el Estado y los medios hegemónicos se ocupan de generar, y la gente no toma conciencia de que esta en realidad es una lucha en beneficio de todos.  

-También aquí hay una cantidad enorme de pinos plantados, como en muchos lugares, donde se tala el bosque nativo para poner pinos para uso comercial.

-Eso es una plantación de Benetton también. El pino es implantado, no es autóctono, consume muchísima más agua que cualquier otro árbol, es muy invasivo, además la resina y la pinocha que quedan en el suelo producen una acidez que hace que el agua no sea absorbida por la tierra. Eso también genera inundaciones y desmoronamientos. Entonces, además de la cuestión de la tierra, de la cuestión del agua y de su proyecto minero, más adelante piensan tener su propia papelera.

-La gente no se imagina que esta familia tiene mano en todo.

-También son partes de logias de masonería, de todas estas cuestiones que uno no alcanza ni a imaginar a que fuerzas oscuras responden. Además frente a la entrada de la Estancia Leleque había una estación de servicio hasta hace quince años y de un día para el otro Benetton la quitó, puso sus propios tanques de combustible, para ellos, e instaló una comisaría. Entonces tiene todo, hasta su propia policía. El viajero que venía por la ruta y no quería entrar a Esquel podía cargar nafta ahí y llegar hasta El Bolsón.

-En la estancia de Benetton hicieron un museo para contar su versión de la historia, según muchos una mentira: pretenden demostrar que los mapuches eran un pueblo malvado y exterminaron a los tehuelches, que eran los buenos.

-Que se sigue sosteniendo en todos lados: acá no hay indios y los pocos vestigios que hay los pueden venir a ver acá; cuando sus propios empleados, los propios peones, y sus abuelos y bisabuelos, fueron los dueños de este lugar.  Es muy triste esa situación, donde la misma gente que trabaja para Benetton de repente está en contra de esta recuperación porque no alcanza a dimensionar que, si ellos quisieran, podrían quedarse con eso y trabajarla, sin necesidad de un patrón que les pague con migajas y que no les permite agremiarse.

Y eso también fue parte del arrinconamiento del pueblo mapuche, tanto de este lado como del otro lado de la cordillera, un territorio avasallado, y de repente estábamos todos arrinconados en un mismo lugar. El tehuelche tenía otra forma, era un poco más espiritual, más vigía de sí mismo, muy pacífico y más pasivo; entonces al huinca le costó muy poco aniquilar a ese pueblo, y lo mismo pasó con los selk’nam o con los  kaweskar, más al sur, donde usaron la misma forma que se usó con los aborígenes de Australia, metiendo las iglesias y permitiendo fecundar a las mujeres, siguiendo la teoría de que, si las mujeres no tenían hijos, esa raza se perdería.

Las iglesias colonizadoras

-Las iglesias, tanto en el pasado como hoy, ejercen mayor fuerza o tienen trabajo más fácil cuando la gente experimenta situaciones de miedo, inseguridad, ignorancia, o quienes perdieron su propia espiritualidad.

-Sí, las iglesias están haciendo muchísimo daño, las iglesias evangélicas sobre todo: te inculcan que dios te va a dar la fuerza para soportar lo que estés pasando y eso hace que la gente no busque una salida, una posibilidad de cambiar de camino y buscar algo alternativo. Y entonces te bancás el maltrato del patrón, del marido, de lo que sea porque dios te está dando la fuerza.

Y eso también es un bajón porque muchos de nuestros hermanos se cayeron en las iglesias primero la católica, ahora son los evangélicos, después los psicólogos.

-Muchos mapuches se evangelizaron.

-Y sí. Porque la necesidad espiritual en el pueblo mapuche es mayor a la de la comida. Yo tengo muchos tíos mapuches que van a la iglesia porque los pastores hasta se aprendieron el mapudungun, y cantaban coritos evangélicos en mapudungun. Entonces por lo menos podían escuchar su propio idioma en el corito de la iglesia.

-Los mapuches son más guerreros.

-Ahora hay gente mapuche que lamentablemente está cómodo y no se cuestiona, o no tiene ganas de dejar al patrón o su puestito en el estado.

-Otra vez adormecimiento y miedo. Y pérdida de identidad.

-Porque si vos tenés muy baja estima, no asumís tu identidad. Lamentablemente, desde el discurso hegemónico, el evolucionar es tener la pantalla plana, el auto, el quincho, y sostener tu trabajo, seguir en una zona de confort en donde en realidad espiritualmente no saciás ese hambre espiritual. Y eso significa empezar a parecer, a dejar de ser.

-¿Y qué relaciones tienen ustedes con las otras comunidades mapuche, aparte de los intercambios comerciales?

-Dependiendo de la presión política que haya, por momentos el gobernador se las ingenia para que salgan a hablar mal de nosotros, prometiéndoles lo que sea. Pero por momentos tenemos muy buen vínculo y llegamos a diferentes abuelos que tienen roles importantes, con quienes podemos llegar a ponernos de acuerdo, sobre todo porque ellos admiran, aunque después no salgan a decirlo, que aquí haya muchos jóvenes que realmente están intentando reconstruir nuestro pueblo, muchos jóvenes que hablan fluidamente el mapudungun; y eso a los abuelos internamente les genera mucha admiración y alegría porque ven que no está todo perdido.

Hay que entender que nuestros abuelos y bisabuelos nos protegieron mucho de la humillación y de la discriminación, y por eso un montón de cosas no se nos enseñó. Pero nosotros no vamos a seguir sosteniendo esa forma, de agachar la cabeza.

Nosotros vamos a hablar con ellos de igual a igual y les vamos a plantear nuestra situación, desde un lugar que nosotros lo decidimos. Nosotros tomamos lo que es nuestro. Nosotros hablamos de autonomía, hablamos de que no queremos recibir absolutamente nada del Estado, porque no les queremos deber nada al Estado.

-¿Cuáles son los juegos o trampas desde el poder político?

-Por ejemplo nos pasó una situación muy interesante, cuando hace unos meses el gobernador reunió a los diferentes intendentes de la Comarca y los presionó para que declarasen que nuestra presencia generaba pánico. Luego, en ocasión de la represión del 10 de enero, hablé por una radio de Epuyén y pude explicar toda la situación que se estaba viviendo acá adentro y lo que estaba pasando a los huaichafe (guerreros) y a mujeres y niños, cuestionando sobre quién estaba generando pánico y falta de respeto a la vida misma.

Cuando escucharon se reunieron más de cincuenta vecinos de Epuyén, que son muchos para un pueblo pequeño, y fueron a ver al intendente, para pedirle que se desdijera de su declaración y que fuera a pedirnos disculpas. Bueno, el intendente no se atrevió a decirlo públicamente pero sí vino acá a pedir disculpas, y después ofreció chapas, “¿qué necesitan?”. Y nosotros sentimos que nos estaba tomando el pelo. Nosotros queremos ser autónomos, le dijimos: valoramos la acción que usted está teniendo de venir acá, arrepentirse y pedir disculpas, pero no queremos nada de usted.

Después de eso el gobernador lo corrió de las líneas de su grupo político, por haber venido aquí a tomar mate con “los terroristas”, y en el verano, como castigo, este pueblo no tuvo ninguna ayuda económica del gobierno provincial para organizar sus fiestas.

Vida y hostigamiento

-¿Ustedes consiguen ser autosustentables acá?

-Desde que se hizo esta recuperación, hace 2 años, se trata de consumir lo que se siembra, pero vivimos continuamente hostigados: tuvimos ya tres represiones fuertes, con presos y heridos, en las cuales también desarmaron nuestras casas, aparte de que nos afecta la mala energía que queda en el lugar, los niños y los ancianos se enferman. Nos quitan toda herramienta con la excusa de que son armas: las motosierras, las palas, las hachas, los machetes, los cuchillos, material caro y extremadamente necesario para poder avanzar en la reconstrucción, cada vez es volver a empezar.

También gastamos mucho tiempo y esfuerzos en audiencias, marchas, manifestaciones o en comisarías y hospitales buscando a nuestros presos. Si no tuviéramos este tipo de situaciones, sería todo más sencillo.

-¿Y hay muchos abuelos viviendo acá con ustedes?

-No, muchos no, pero hay muchos abuelos que viven en Esquel, en Epuyen, en Bolsón, y vienen mucho para ayudarnos a levantar las ceremonias, tienen roles muy importantes para nosotros. Nos critican por ser una comunidad de puros jóvenes que vinieron de otro lado, pero en realidad nuestros ancestros están acá: mis abuelos nacieron en esta zona, y después del despojo del territorio terminaron lejos, pero nuestro origen es este.

-¿Entonces vos también te criaste (y estudiaste) en una ciudad con tu padres?

-A los 23 años dejé la ciudad y me vine a vivir acá a la cordillera, (hace 20 años) y siempre participé y acompañé en recuperaciones de territorios. Como mi don tiene que ver con el canto, anduve muchísimo recorriendo todas las comunidades recopilando canto antiguo, y por mi rol en particular en este lugar, las fuerzas me piden que esté aquí. En realidad soy locutora, pero llegó un momento que sentía que ponía mi voz al servicio del gobierno de turno, incluso trabajé para el canal de la provincia de Chubut, y de repente decidí no poner más mi voz al servicio de la mentira. Hoy por hoy sólo hago programas de radio si tienen que ver con la temática mapuche.

-¿Cuál es su relación con los huincas que quieren colaborar con la causa mapuche?

-Aparece mucha gente bien intencionada blanca, pero estamos teniendo mucha contradicción con el tema de llamar a la gente blanca para que nos venga a ayudar: incluso mismo con los periodistas, porque por un lado necesitamos a los medios y su difusión, pero al mismo tiempo, el contacto con gente blanca a la larga nos enferma y nos hace mal, porque hay que lidiar con muchas estructuras que trae el blanco, y aún con gente que viene bien intencionada, eso agota.

Cuando ha habido represión siempre hemos llamado a todos nuestros hermanos de los pueblos mapuches y a la gente consciente, y ahora decidimos que ante una nueva represión, no llamaremos más a la gente consciente, asumiéndonos el riesgo de que no venga nadie a ayudarnos; porque también hay que lidiar después con estas personas. Nos pasó en la última represión, que en la tarde salieron a buscar los caballos que nos quitaron, y hubo gente que no era mapuche que se comió la cana, que estuvo preso, que fue golpeada y también hay que salir a responder por esas personas, y fue más que nada por una falta de organización nuestra. Y era gente bien intencionada, pero después la pasaron muy mal y en el momento de salir a pedir por la gente que estaba presa, nosotros tenemos nuestro propio modo de pedir, que para muchos es violento, mientras según nosotros la violencia nos la viene ejerciendo el estado hace más de 130 años.

-¿Cuál es la diferencia entre esta y otras recuperaciones de territorio?

-En los últimos 20 años se han hecho 50 o 60 recuperaciones a diferentes terratenientes y latifundistas, pero en muchos lugares aparece la policía y la gente agacha la cabeza, en cambio aquí se practica la autodefensa.

La otra vez eran casi 200 gendarmes con todo un aparato contra 7 personas con su honda de revoleo y los 3 accesos de la ruta cortados por la misma gendarmería. Entonces ahí hasta muchos hermanos terminan diciendo que somos violentos y no, nosotros nos defendemos porque tenemos que ser capaces de defendernos, todos tenemos que ser capaces, no nosotros solamente.

Saliendo un poquito de lo que estoy hablando, sobre el tema de la violencia de género, la mujer tiene que ser capaz de defenderse, sin esperar a que el hombre cambie de conciencia porque evidentemente ese hombre ha sido golpeado, ha sido maltratado: y por más campañas y marchas que haya, la mujer tiene que aprender a defenderse y poner límites. Y lo mismo hacemos nosotros acá, aprender a defendernos.

-Pero vienen diez veces más que ustedes y bien armados.

-Vienen armados, tiran a matar, hasta con helicópteros. Eso sale un montón de plata, ¿y quién paga eso? ¿Para qué? Para defender a un terrateniente.

Cuando fue el juicio de extradición por el Longko a Chile, donde lo acusan de lo mismo que acá, de autodefensa, la militarización que se hizo de la ciudad de Esquel fue inaudita: vinieron personajes de derechos humanos de las altas esferas, premio nobel de la paz, y nos revisaban para ver si teníamos algún arma, y hasta ellos.

Ni en los juicios por los desaparecidos en Buenos Aires hemos vivido esto, hasta francotiradores tenían, y eso nos da la pauta de que, de alguna manera, estamos haciendo las cosas bien.

-Les tienen miedo de alguna forma…

-Porque están viendo que nosotros nos defendemos y no agachamos la cabeza. Aquí se está intentando abrir una escuela mapuche en la comunidad de Vuelta del Río (territorio cercano, 7/8 km), y hace más de diez años que están dando vueltas para no permitir que se abra una escuela mapuche: no se lograba, y entonces se decidió hacer determinadas acciones, una de las cuales fue ir a tomar el Ministerio de Educación de la Provincia y fuimos y nos sentamos a hablar con el ministro, quien decía que era injusto que se abriera una escuela sólo para un par de niños, desde su concepción huinca y colonialista.

Desde nuestra necesidad de ser Mapuche, de dejar de parecer y de reconstruir nuestra cultura, nosotros no vamos a permitir que nos sigan imponiendo cómo ser.

-¿No aceptarían compromisos de ningún tipo, entonces?

-Depende de qué tipo de compromisos o acuerdos; en donde se dejen de vulnerar nuestros derechos, los derechos a nuestra propia educación, a nuestra propia forma de salud y de cosmovisión, a nuestra propia espiritualidad, nuestra propia forma de justicia y a nuestra propia forma de control territorial, porque nosotros sin territorio no somos nada, y nosotros queremos ser. Nuestros abuelos nos han enseñado cómo curarnos con yuyos, nos han enseñado cómo traer los hijos al mundo, cómo educar a nuestros hijos, por qué hacer determinadas ceremonias.

Nosotros nos negamos a cualquier forma de control sobre la persona. Y eso es a lo que ellos le temen, por eso también nos tratan de separatistas, antipatria.

-La colonización está en la cabeza también.

-Sí, lo interesante es que se presentó una denuncia ante lo Corte Interamericana de Derechos Humanos, que fue aceptada, y es la primera vez que en Argentina esta corte se hace eco de un caso de pueblo originario. La única vez que fue, fue por los desaparecidos de la época de la dictadura, de la argentina.

-Y aquí hay mucho menos gente implicada; ustedes no son tantos, pero aun así generaron una fuerte comprensión, solidaridad.

-Pudimos salir hacia afuera explicando lo que sucedió; y aunque fuimos víctimas, y seguimos siéndolo porque las fuerzas armadas cuando quieren entran y reprimen, pegan y tiran balas, de todos modos queremos salir de la victimización.

Por eso, cuando salimos a los medios a comunicamos que la venimos pasando mal, seguimos firmes y convencidos de que esto es lo que hay que hacer. Y eso genera determinada empatía tanto en gente mapuche como no mapuche. Porque viste por ejemplo lo que está pasando en el Norte con los agrotóxicos: si la gente no se pone firme en su lucha, las mujeres no avanzan sus embarazos, nacen niños deformes, y hay muchos casos de cáncer; entonces sí, no hay que permitir que avancen. En realidad eso es dónde todos estamos unidos en lo mismo contra el único enemigo que tenemos todos en común, pueblos originarios y no, que es el capitalismo.

Mirando al futuro

-En los últimos años la humanidad está siendo perjudicados con todo lo relacionado a los cultivos intensivos, a los agrotóxicos, a las patentes y esterilización de semillas.

-Exacto, claro. Por eso es una gran pena el adormecimiento general que hay en la mayoría de la población, en este caso argentina, que parece no poder llegar a ese entendimiento y actuar en consecuencia.

Nosotros también como pueblo necesitamos despertar la conciencia, por eso nuestro trabajo también tiene que ver con fortalecer los vínculos con el resto de las comunidades en diferentes lugares, conversar y ayudar en lo que necesiten y, a partir de ahí, empezar a despertar esa fuerza dormida que todos tenemos, y aprender escuchar las fuerzas, porque hay zonas en donde no llueve nunca y ahora de repente están anegadas y eso nos está diciendo algo. El planeta es como el río que vuelve a su cauce, tarde o temprano vuelve a su propio equilibrio.

-Nosotros no somos nada comparado al tiempo infinito del universo, pero somos parte de ello.

-Somos nada mirando la montaña que está enfrente. Entonces necesitamos dejar un aporte, dejar una posibilidad de que, después de que nos vayamos, va a poder alguien tomar esas herramientas para seguir creciendo. Y si no, ¿qué queda? El asado el domingo, el comer, el ir a trabajar todos los días, la rutina, el ver la novela, Tinelli, y eso es vacío espiritual.

-Involución…

-Sí, para nosotros es muy importante eso. Muchas personas no llegan ni a ser gente, porque no se cuestionaron nunca nada, entonces mueren sin saber que vivieron.

-Y hasta necesitan que les den esas pautas, esos ritmos, porque si no quizás no sabrían que hacer con su libertad.

-Por eso yo planteo esto, que ya hablamos entre todos, a qué fuerzas oscuras están respondiendo los dueños del mundo? Quiénes los dominan a ellos? A quienes están respondiendo? Porque tanto odio hacia la propia humanidad?

-La mitad de la riqueza del mundo está en manos de 8 familias. Son 40, 50 personas.

-Entonces, ante eso, ¿uno qué decide? Vivir mi propia verdad. De mi pueblo.

-¿Cuál es pues el futuro que los mapuches se imaginan?

-Yo creo que los adultos de más de 30 o 40 años no llegaremos a ver muchos cambios, pero sí nos vamos a ocupar de que nuestros niños queden con absolutamente todo el conocimiento que podamos darles, y que ellos sean capaces de levantar a los próximos niños; y ¿cuál es el futuro que vemos? Que no van a tener el recuerdo de abuelos que bajan la cabeza.

A veces nos preguntamos por qué no se vienen más familias a vivir aqui! Que aprovechen esta posibilidad! Pero también es difícil sacar a la gente de su zona de confort, aunque no sea tal. Los que estamos, nos vamos a ocupar de vivir esto de la forma más verdadera posible, para que nuestros niños no tengan dudas de lo que están haciendo. Están naciendo muchos niños con fuerzas antiguas y necesitamos acompañar a esos niños, que no estén solos y entonces quizás en 100 años puedan vivir realmente como lo hacían nuestros ancestros.

Nosotros estamos removiendo la tierra. Y trabajando con esas semillas. Capaz que un día ellos no necesiten remover la tierra, sino que sencillamente van a ser.

Porque todo vuelve a su cauce. Y eso es parte de la naturaleza y los humanos somos parte de la naturaleza.

-¿Se relacionan bien con los mapuches del otro lado de la cordillera?

-Nosotros decimos que somos un solo pueblo, el pueblo mapuche, el ‘Ngulu Mapu es parte del Hual Mapu, que es todo el territorio. mapu que es el norte, mapu que es el sur

-¿Mapu es tierra?

-Sí, mapu es tierra.

-¿Y che?

-Gente

-Gente de la tierra, claro.