Como un zombie de dos cabezas, la hiperinflación con híper recesión vuelve a estas pampas y abre las puertas a un escenario de profundo conflicto social. Esta nota te explica lo que está pasando y lo que puede pasar, más clarito que el agua.
Oculto debajo de la carrera entre las tasas de interés, el dólar y los precios, con los salarios galgueando muy atrás, hierve un profundo conflicto social. La hiperinflación con híper recesión regresa, como un zombie de dos cabezas ya conocido, revivido por el flashback del sistema sociopolítico.
En este escenario, las tasas de interés cobran vida, como frankesteins autofabricados y se vuelven los árbitros de una pelea por la ficción del dinero, mientras el mundo tangible implosiona.
La hiperinflación no es solamente el aumento veloz de los precios, o sea la inflación descontrolada. Es un fenómeno cualitativamente distinto y más complejo, en cuyo escenario cada estrato social disputa a los otros su participación en el producto, que paradójicamente se va achicando a raíz de este conflicto de intereses. La hiperinflación deviene hiperecesión.
Entre 1922 y 1923 Alemania atraviesa una hiperinflación mítica, expuesta brillantemente en la película “El huevo de la serpiente” de Bergman. La academia ortodoxa atribuye esta tragedia a la política expansiva de la República de Weimar, y la reduce a una cuestión cuantitativa: exceso de emisión monetaria. (1)
El Reichsbank y el Tesoro contraponen el argumento de la devaluación, consecuencia del pago de las reparaciones de guerra. Para este abordaje, conocido posteriormente como la Teoría Alemana de la Inflación de Balanza de Pagos (2), el descontrol de los precios tiene su raíz en las relaciones de poder internacionales, que llevaron a la disolución del marco.
Años después, Michal Kalecki lo expone así: hay hiperinflación cuando una sociedad “abandona” su propio signo monetario (3).
Para entender hay que ir más profundo y traspasar la apariencia de este fenómeno intentando captar su esencia. Es lo que busca la economía política, a diferencia del pensamiento “main-stream”.
La pregunta pertinente es: ¿qué se esconde detrás de las “corridas” de las variables económicas?
En su modelo de costos y precios, Kalecki (4) muestra que el mercado, supuesto mecanismo de coordinación social, no funciona como un sistema de contratos entre pares. Las empresas detentan un poder que les permite imponer, vía precios, márgenes de beneficios sobre los costos, incluidos los salarios. Se trata de una disputa de intereses antagónicos, que dispara la conocida espiral salarios-precios, si es que los sindicatos logran entrar en la pelea. Estudios más recientes llaman a este conflicto estrato-inflación, potenciado por la intensidad con la que distintos grupos tratan de mantener sus ingresos netos reales (5).
El académico marxista de Cambridge Bob Rowthorn retoma este abordaje en el “nuevo” escenario de capitalismo financializado global. (6) Los flujos financieros transfronterizos, sin control político, disputan las riquezas e ingresos domésticos utilizando el endeudamiento de las empresas y del Estado: compran bonos que ofrecen intereses insólitos. La financialización de empresas “nacionales” agudiza la disputa y desplaza su leitmotiv de las ganancias de producción a las utilidades financieras.
Con variantes, Marx, Keynes y Sraffa señalan la verdadera dimensión de este fenómeno: la tasa de interés monetaria es la variable que va a dirimir la distribución del ingreso. Los keynesianos utilizan una imagen: se rompió la dicotomía real-monetario: el mundo financiero empieza a condicionar la producción. Es similar al fetichismo de Marx, con una variante: lo aparente ahora configura lo material.
La tasa de interés es el espejo (costo de oportunidad en la jerga economicista) donde se mira todo capital acumulado, ya sea una chacra o un plazo fijo. Su magnitud marca el rendimiento que debe obtener la “producción”. Y los precios suben para concretar esta expectativa.
El “tránsito” de una inflación en forma de espiral salarios-precios a esta hiperinflación, generaliza el conflicto básico del capitalismo productivo a una disputa compleja de “todos contra todos”. Consecuencia (entre otros factores) de la apertura irrestricta con política monetaria restrictiva, reedita la valorización financiera del capital y, vía híper-recesión conduce a la destrucción de la estructura productiva.
Notas:
- Bresciani-Turroni, C., 1937. The Economics of Inflation: A Study of Currency Depreciation in Post War Germany. George W. Allen and Irwin, London.
- Bastos, C. & Braga, J. (2010). “Conflito Distributivo e Inflação no Brasil: uma aplicação ao período recente”, XV Encontro Nacional de Economia Política, SEP, junio de 2010, São Luis, Brazil.
- Kalecki, M. (1962) “A Model of Hyperinflation,” Manchester School of Economics and Social Studies, 30, 275–281.
- Kalecki, M. (1971) “Costs and Prices.” In Selected Essays on the Dynamics of the Capitalist Economy. Cambridge: Cambridge University Press, 1971, pp 43–61.
- Jackson D, Turner H, and Wilkinson F (1975) ¿Do Trade Unions Cause Inflation? Cambridge University Press.
- Rowthorn, R.E. (1977) “Conflict, Inflation and Money.” Cambridge Journal of Economics.
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