El presente informe es el segundo de una serie realizada por el Centro de Economía Política Argentina con apoyo de la Friedrich Ebert Stiftung para indagar y sistematizar las iniciativas que propusieron nuevas formas de distribuir ingresos y riqueza.

El planeta parece haberse puesto de acuerdo en un punto: la pandemia impactó regresivamente en un mundo ya desigual, y la financiación de las políticas para contener y compensar la crisis deben considerar esquemas progresivos en las contribuciones impositivas.

A raíz del surgimiento y expansión del Covid-19, entre finales de 2019 y principios de 2020 distintos países aplicaron medidas de distanciamiento y aislamiento social como forma preventiva para evitar la propagación del virus, el aumento de casos y el número de fallecidos. Ante la aparición de una enfermedad desconocida, y hasta tanto se pusiera en marcha la fabricación masiva de vacunas, el distanciamiento social se convirtió en la principal herramienta para proteger a la población. Hacia marzo de 2020, un tercio de la población mundial estaba confinada como medida paliativa dispuesta por gobiernos de diferente sesgos ideológicos y económicos. El mundo debía enfrentar lo que el Fondo Monetario Internacional (FMI) calificó en abril de  2020 como “la peor caída económica desde la Gran Depresión de 1929”.

La emergencia de un contexto de grave crisis económica, que además exigía a los Estados nacionales -en virtud, por cierto, de una escasa y lenta coordinación regional y global- un nivel de inyección de recursos elevado para sostener tanto la demanda agregada como la propia oferta, provocó que en distintos países de Europa y América aparecieran propuestas de transformación tributaria para dotar de mayores recursos a los aparatos estatales. El común denominador: los cambios propuestos se dirigían hacia una mayor progresividad en la recaudación, enfatizando la necesidad de gravar con más fuerza a quienes mejor podían afrontar la carga tributaria.

Para llevar a cabo esta investigación se consideran especialmente los avances realizados por el Centro de Economía Política Argentina (CEPA) en una primera aproximación a la temática aquí abordada con la publicación del documento “Impuesto a las grandes fortunas. Propuestas en Europa y América del Sur y debate sobre proyectos en la Argentina”, de Julia Strada, Hernán Letcher, Magdalena Rua y Lucio Garriga Olmo (abril de 2020).

Un año más tarde, en el primer documento de esta serie, denominado “Progresividad tributaria en América y Europa: entre la crisis de 2008 y la pandemia 2020” (Strada y Velarde, 2021), se analizaron los avances y retrocesos en políticas tributarias progresivas, estudiando comparativamente once países de América y Europa occidental. Algunas preguntas que guiaron la investigación apuntaron a la existencia de avances en la progresividad durante el periodo, y a las decisiones políticas de los gobiernos para garantizar este tipo de cambios tributarios. Entre las conclusiones más relevantes se constató una muy leve modificación en la tributación progresiva en los países estudiados luego de la crisis de 2008, incluso registrándose retrocesos en los casos donde hubo políticas de reducción de déficit fiscal, como en los países de Europa occidental en la etapa 2010-2012.

Políticas del mismo corte, tendientes a la reducción impositiva y con sesgo pro-ricos se aplicaron más recientemente por Donald Trump y distintos gobiernos de derecha de América del Sur, como los de Mauricio Macri, Michel Temer, Jair Bolsonaro, Sebastián Piñera y Luis Lacalle Pou. En este sentido, se señaló que la pandemia constituía un momento clave para abrir la puerta a desafíos de transformación de enorme magnitud ante un panorama tributario de marcada regresividad.

Ambos trabajos realizados por CEPA en 2020 y 2021 son pilares centrales para avanzar en este tercer informe sobre los impuestos a las grandes fortunas, donde se busca comprobar el avance en las transformaciones tributarias desde la emergencia de covid-19.

Siguiendo el hilo analítico del documento que inauguró la serie, en este nuevo informe se propone indagar y sistematizar las iniciativas existentes que propusieron nuevas formas de distribuir ingresos y riqueza. Pareciera que por la postergación de estas decisiones tendientes a una mayor equidad, incluso luego de la crisis global de 2008, las iniciativas para gravar con mayor fuerza a la riqueza comenzaron a aparecer como un atajo para resolver estructuras tributarias solidificadas en la inequidad desde décadas atrás, al menos, desde los 70.

Como aquí se pondrá en evidencia, el mundo atravesado por la pandemia, y particularmente sus instituciones multilaterales y de regulación global, revisó en distintos documentos formales la perspectiva hegemónica liberal y ortodoxa respecto de las cargas tributarias y su aumento como decisiones de impacto negativo para el crecimiento económico.

Sin embargo, el planeta logró ponerse de acuerdo en un punto: la pandemia impactó regresivamente en un mundo ya desigual, y la financiación hacia los Estados que dispusieron medidas de contención y compensación frente a la situación extrema debe encararse atendiendo a un criterio de progresividad en los aportes.

En efecto, esta postura a favor de una mayor progresividad tributaria no solo fue planteada por gobiernos de izquierda o de centro izquierda, sino que desde distintas posiciones ideológicas el diagnóstico pareció ser unánime. Incluso, los organismos multilaterales publicaron distintos papers y documentos que avalaron estas miradas.

En abril de 2020, un editorial del periódico inglés Financial Times reconoció la necesidad de que los gobiernos llevaran adelante reformas radicales y adoptaran un rol activo en la economía ante la brutal crisis provocada por la pandemia. La publicación generó un debate internacional al provenir de uno de los medios de comunicación económicos más prestigiosos del mundo, el cual parecía “patear el tablero” del mainstream ortodoxo basado en la austeridad.

En el mismo sentido, Jorge Gaggero, especialista en finanzas y administración tributaria, en el diario Página 12, aseguró que ante la crisis que vive la humanidad a raíz de “los desafíos de la pandemia del coronavirus, ecológicos y poblacionales, la extensión de la violencia sectaria…, las migraciones caóticas de la desesperación, los estallidos con raíces en la inequidad creciente y la crisis universal de los sistemas políticos demandan nuevas respuestas con urgencia”.

Por su parte, el FMI, de forma temprana, también realizó declaraciones en este sentido. El organismo recomendó la adopción de medidas fiscales que involucren el aumento de las alícuotas para los tramos más altos de impuesto a las ganancias y bienes personales. El 6 de abril de 2020, el organismo sugirió considerar un aumento de las tasas más altas de ambos impuestos, y también sugirió monitorear de cerca a los grandes contribuyentes que puedan cumplir con la presentación y el pago de sus obligaciones.

Seis meses más tarde, el FMI reafirmó esta posición. En en informe de octubre de 2020, titulado “Perspectivas de la economía mundial: un ascenso largo y difícil”. El director del Departamento de Asuntos Fiscales, Vitor Gaspar, aseguró que se debe “evaluar la aplicación de impuestos más altos para los grupos más acaudalados y las empresas más rentables” para contribuir “a pagar servicios críticos, como las redes de salud y de protección social”.

Estos dos casos citados -un periódico financiero de reconocido prestigio global y el propio FMI, caracterizado por los planes de austeridad como solución- fueron el puntapié inicial de un sinnúmero de declaraciones públicas en igual sentido. ¿Será un cambio de paradigma definitivo? ¿Cuánto tiempo durará? Difícil saberlo.

Los cuadros que siguen registran con rigor y detalle los principales debates públicos e iniciativas institucionales que tuvieron lugar a lo largo de 2020 y durante el primer trimestre de 2021 relativos a propuestas de progresividad tributaria y, particularmente, de gravámenes a grandes fortunas en el marco de la pandemia. Seguidamente, se identifica en cuáles de estos casos hubo avances. En igual sentido se describen y analizan los principales estudios de los organismos multilaterales, como la Organización de Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE), la Comisión Económica para América Latina (Cepal) y el Caribe, el FMI, la ONU y el G20, en relación a la problemática de la financiación de la pandemia.

Como se ha explicado, ante la crisis mundial más grave desde la Gran Depresión (1929-1930), distintos gobiernos, fuerzas políticas, organismos internacionales y economistas han impulsado y recomendado gravar las grandes riquezas y fortunas de aquellas personas y empresas más acaudaladas para sustentar y superar las consecuencias del impacto económico. En los siguientes cuadros se detalla una serie de casos recabados en medios de comunicación -y eventualmente constatados con fuentes primarias de cada país-, en los cuales se ha manifestado públicamente la propuesta de un nuevo gravamen a los patrimonios en este contexto de pandemia.

El documento se organiza en los siguientes apartados. En el primero se desarrollan las propuestas que emergieron para gravar grandes fortunas en países europeos, y sus alcance de a lo largo del primer año de pandemia hasta marzo de 2021. En el segundo se observa lo ocurrido en Estados Unidos, tanto a nivel federal como en las administraciones estaduales. El tercero detalla los cambios tributarios en América latina. En el cuarto, se abordan las propuestas de los organismos multilaterales en materia tributaria, desde la OCDE y G20, hasta la CEPAL, el FMI y el Banco Mundial.