¿Suenan tiros para el lado de la justicia? No lo parece. Sin embargo, la escaramuza librada en los suburbios de Wall Street por los WallStreetBets contra los fondos especulativos Melvin Capital y Citron Capital encendió la alarma en la Bolsa de Valores de Nueva York. Un absurdo más que entre memes y personajes de historieta pone de relieve lo obvio: las enormes inconsistencias de los mercados globales. Un Leviatán con pies de barro.

Cuando el desarrollo del capital se convierte en un subproducto de las actividades de un casino, es probable que el trabajo esté mal hecho”. Lo afirmó John Maynard Keynes en 1936, cuando los estragos del crack del ’29 seguían provocando desocupación y pobreza. A la luz de la advertencia y del largo historial de demenciales apuestas que registran los mercados financieros, se diría que nada particularmente inusual ocurrió con las acciones de GameStop.

Las apuestas a la baja son moneda corriente. Las ventas en corto son tan antiguas como la bolsa misma. Por los riesgos que implican, muchos países las han restringido. Estados Unidos, por ejemplo, impuso limitaciones tras al crack del ’29, pero las levantó en 2007.

Ganar dinero cuando las acciones suben es relativamente sencillo. Basta con comprar, esperar a que la empresa mejore su balance y luego vender más caro. Fácil. Un círculo virtuoso si no tallan tahúres. Sin embargo, ganar cuando una acción baja es otra cosa. Es apostar por lo malo. Una suerte “de cuanto peor mejor”. Problemas para la empresa… Despidos, falta de crédito, cierres y un largo etcétera de amarguras. Peor todavía en tiempos de peste y carestía.

¿Qué hicieron Melvin Capital y Citron Capital? Lo usual. Consiguieron en préstamo acciones de GameStop con la intención de venderlas cuando el precio cayera para recomprarlas más baratas y devolverlas luego a sus dueños originales. La diferencia entre los precios de venta y compra, menos el costo de alquilar las acciones, es pura ganancia. Lo que no estaba en sus planes era toparse con los WallStreetBets, oriundos de la barriada digital de Reddit. Fue la primera vez que un conjunto de apostadores dispersos se unió para enfrentar a los villanos.

Melvin y Citron tuvieron que emprender la retirada. El primero declara una cartera de 7 mil millones de dólares en activos financieros y es dirigido por Gabriel Plotkin. Tuvo que cerrar sus posiciones bajistas contra la cadena de tiendas de videojuegos y electrónica. En menos de una semana, los WallStreetBets impulsaron con compras masivas el valor de las acciones casi un 800 por ciento. La pérdida de Melvin fue de unos 5 mil millones de dólares. La escaramuza puso a la firma contra las cuerdas.

Ropa limpia, negocios sucios

La movida obligó a que Plotkin anunciara que su fondo había recibido una inyección de 2 mil 750 millones de dólares. Uno de sus salvadores es Citadel, un fondo de activos con sede en Chicago que orilla el top ten global. El otro salvador: Point72. Su propietario es el multimillonario Steven Cohen. Un referente de Wall Street en los años noventa, artífice de inversiones relámpago y flamante dueño de los Mets de Nueva York – le ganó la carrera a Alex Rodríguez y Jennifer López -. Cohen es conocido como “El depredador” por sus apuestas a la baja. La última la hizo en plena pandemia contra la farmacéutica española PharmaMar. Apostó a que su antiviral contra el Covid-19 no funcionara.

También Citron Capital está floja de papeles. Su dueño es Andrew Edward Left. Un vendedor de corto dueño de un boletín que publica informes sobre firmas que según él están sobrevaloradas o participan en fraudes. “El cazarecompensas de Wall Street”, según The New York Times. El hombre cuenta en su haber con varias suspensiones por lanzar informaciones maliciosas y falsas, entre ellas de la Asociación Nacional de Futuros, una organización de autorregulación y organización de vigilancia de los mercados de Estados Unidos.

¿Robin Hood en un Sherwood digital?

No está claro si hay algo más detrás de los WallStreerBets. Por lo pronto, en Wall Street temen que la revuelta se extienda. Otras empresas parecieron quedar bajo el radar de los nuevos apostadores. Es el caso de American Airlines. Sus acciones se dispararon casi un 60 por ciento entre el miércoles y el jueves pasados. Hay otras, como AMC Networks – dedicada a la producción y distribución de señales como El Gourmet, Film&Arts y Europa Europa -, Blackberry y Nokia. Moraleja: cualquier empresa, por más sólida y anclada que esté en la economía real, puede quedar expuesta.

El establishment de Wall Street está furioso. La posibilidad de perder clientes los crispa, casi tanto como el hecho de que quedaron en ridículo. El periodismo especializado, usual vocero del mercado financiero, se lanzó al ataque. Pide que se investigue. Exige castigos. Presionan a la Comisión de Bolsa y Valores de Estados Unidos. Algunos, con tono tremendistas, profetizan “una Revolución Francesa en las finanzas”. Parece mucho.

Lo concreto es que el hilo de Reddit de los WallStreetBets – desde donde llaman a comprar mediante la plataforma de negocios Robinhood – concentra unos 4 millones de miembros. En el foro abundan las notas de color. “Nos encantan estas acciones”, respondieron miles de participantes ante una publicación que pedía más compras de GameStop. El mensaje presentaba a la empresa como Iron Man en lucha contra Thanos, un guiño a los superhéroes de Avengers: Endgame.

El mainstream considera aficionados a los usuarios de Robinhood. Sin embargo, entre ellos hay ex operadores bursátiles. Viejos lobos con nuevos pelajes que se ocultan en la multitud. En conjunto, veteranos y novatos conforman una fuerza cada vez más poderosa. Sus operaciones explican ya el 20 por ciento del total de las acciones negociadas el año pasado, según el banco suizo UBS. Se diría que nada anuncia un Robin Hood en el Sherwood digital. Tampoco una pandilla de bromistas.

La agitación cayó con un baldazo. En su primera jornada laboral completa, la secretaria del Tesoro, Janet Yellen, tenía que decir algo. No dijo mucho. “Estamos monitoreando”, aseguró. El ente regulador de Massachusetts había reclamado que se suspendiera la negociación de los papeles de GameStop. Nada sencillo. Algunos advierten que eso consolidaría la postura de los WallStreetBets: confirmaría lo que es vox populi: las asimetrías que hay en los mercados financieros. Si dejan correr, la distorsión de precios podría alcanzar niveles inauditos. Un entuerto más.

En lo inmediato, y en respuesta a las presiones, Robinhood bloqueó en forma temporal la posibilidad de que sus usuarios compren acciones de GameStop, Blackberry y otras firmas que registraron mejoras astronómicas. Una medida que calificaron como extrema, pero que replicaron plataformas similares. La movida de los WallStreetBets no solo perjudicó a Melvin Capital y Citron Capital. Los fondos más tradicionales con posiciones largas en acciones debieron absorber pérdidas, que provocaron caídas en los principales índices de Wall Street.

Por ahora, los inversores minoristas se impusieron a los profesionales y se llevaron ganancias astronómicas. La cuestión, sin embargo, tiene una contracara. Las llamadas opciones call. Un tipo de operación en la que si un operador cree que una acción subirá de valor pacta por anticipado un precio de compra. Si llegado el momento vale más, el vendedor está obligado vender al precio acordado. El comprador gana. El viernes mismo, muchos operadores del mainstream se lanzaron a colocar opciones call sobre GameStop. Si la tendencia alcista continúa ganarán mucho dinero. Sin embargo, si lo muchachos de Reddit venden en masa deberán absorber pérdidas.

Está claro. la historia promete nuevos capítulos. Tal vez tantos como el universo fantástico de Marvel. Se aceptan apuestas.

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