Una nueva nota de la serie de la investigadora Carola Ochoa sobre los rugbiers víctimas del terrorismo de Estado. Hoy recordamos a Mario Alberto Gershanik. pediatra, rugbier y entrenador de Universitario de La Plata, militante del PRT-ERP y sindicalista. Fusilado el 10 de abril de 1976 en La Plata por la CNU.
Mario Alberto Gershanik nació en La Plata el 31 de agosto de 1944. Sus padres, Bernardo Gershanik y Esther Daien, junto a su hermana menor Alicia conformaban una de las familias mas queridas de la ciudad.
Desde niño participó en el Club Universitario de La Plata, destacándose en el rugby en la posición de wing izquierdo. También llegó a ser entrenador de las divisiones inferiores del club platense, llamado “Pantera”, por su camiseta negra. Todos sus compañeros de tries lo recuerdan como un ser solidario, preocupado por el desempeño de sus entrenados y un fuerte atleta de la ovalada.
Cursó sus estudios secundarios en el Colegio Nacional, egresando con muy buenas notas. Ingresó a la Universidad Nacional de La Plata (U.N.L.P.), en la carrera de Medicina y se recibió en pocos años y terminó su posgrado con el título de Médico Neonatólogo. Se casó con Graciela. Tuvieron un hijo, Pablo, al que sólo disfrutó 11 meses.
Fusilamiento
El 10 de abril de 1975, Mario, de 30 años, había llegado a su casa de 50 entre 2 y 3 después de atender un parto en el Instituto Médico Platense. Pasada la medianoche escuchó un golpe seco a la puerta y luego un grito:
“¡Policía Federal! ¡Abran!”.
Mario estaba preparado. Hacía tiempo le habían comentado a su hermana, Alicia, que él estaba en una lista negra. Miró a su esposa Graciela y a su hijo Pablo, que todavía no había cumplido el año. Corrió con ellos y se encerró en una habitación mientras marcaba el número de su trabajo en el teléfono, el del Hospital de Niños.
“¡Me quieren secuestrar! ¡Manden una ambulancia a la casa de 50 y 3!”
Afuera había dos Torino, un Falcon y al menos ocho personas armadas, contando al que empuñaba un hacha que incrustó en la casa. Uno de los conductores de los Torino era el Indio Castillo, pero el operativo estaba a cargo de Aníbal Gordon.
La patota, compuesta por jóvenes de entre 20 y 30 años, con anteojos oscuros, irrumpió en la casa.
“Vas a tener que acompañarnos. Tenés que identificar a un detenido que tenemos en el auto”, le dijo un verdugo al médico.
Mario Gershanik se resistió: conocía el método de la CNU y sabía que acompañarlos era el camino a la tortura. Sus años como rugbier lo habían entrenado para esperar el golpe y entre cuatro no lo pudieron tumbar. Lo arrastraron hasta el living.
“¡Judío de mierda, te vamos a matar!”
Lo acribillaron. Le siguieron disparando aún muerto.
Repercusiones en La Plata
Los diarios publicaron el asesinato, pero lo disfrazaron como un “atentado terrorista” y negaron que el médico tuviese participación política o gremial. La noche anterior a la masacre, Gershanik participó de la asamblea de trabajadores de uno de los hospitales donde trabajaba: el Policlínico del Turf. Allí denunció las malas condiciones laborales a las que estaban sometidos y la persecución que sufrían por parte de la burocracia sindical del Hipódromo, protegida por el gobernador Victorio Calabró.
La noticia tuvo impacto: varios exilios y el desarme de todos los equipos profesionales donde Mario trabajaba. Un integrante de la CNU leyó el diario y le comentó a Castillo sobre el “quilombo que se había armado” y le preguntó quién era. El Indio contestó: “Un judío erpiano de mierda”.
La causa por el asesinato de Mario Gershanik se encuentra en proceso de instrucción junto con otros casos. Desde la querella de “Justicia Ya” intentaron anexarla a este juicio, pero el pedido fue rechazado.
Testimonio de Alicia Gershanik
“Mi hermano fue asesinado el 10 de abril de 1975 por un acto de terrorismo de Estado cometido por una organización que usaba el aparato del Estado”, afirmó Alicia Gershanik, médica que en aquel entonces debió exiliarse en México junto a toda su familia, aunque al momento del hecho ya se encontraba allí con su marido e hijas.
“Mi hermano Mario Gershanik era pediatra, sindicalista y defensor de los derechos de los trabajadores. Aquella noche había atendido un parto en el Instituto Médico Platense. Además trabajaba en el Policlínico del Turf, hoy en día el Hospital Rossi. Mario nos decía que estaba preocupado por el clima que se vivía en el sindicato del turf y porque había trascendido que estaba en una lista negra”, contó su hermana. “El terror se estaba implantando en la ciudad”, agregó.
Por entonces, su hermano vivía en la casa de sus padres, en 50 entre 2 y 3, donde además tenía su consultorio. Al relatar lo acontecido aquella noche, Alicia Gershanik subrayó la connivencia de esa “banda” con el Estado. “Habían liberado la zona a una cuadra del Departamento de Policía. Ocho hombres muy armados ingresaron a la vivienda rompiendo la puerta con un hacha, precisó, según le relataría poco después su cuñada, fallecida en 1990, y vecinos que detrás de las persianas vieron el operativo. Mario sabía cuál sería su destino si salía de la casa. Fue un ataque criminal y cobarde. Se resistió a que lo llevaran y todos le dispararon con todo tipo de armas. Lo asesinaron de una manera aberrante”, afirmó la mujer, antes de hacer una pausa en medio del más profundo silencio de la sala. “A Mario le seguían disparando aun cuando ya estaba muerto, y le proferían insultos antisemitas”, precisó la mujer que entregó al tribunal una carta de su cuñada Graciela, relatándole lo ocurrido esa noche, cuyo texto dice:
“Ustedes saben mejor que nadie quién fue Mario y por qué luchaba, quiénes y por qué lo mataron. Así como vivó murió. No les aflojó a los asesinos, no les rogó nada, ni se quebró con ellos. Ustedes saben cómo son estos hijos de mil puta que no tienen otro recurso que la masacre y el odio”.
“Me gustaría saber quién decidió el asesinato. Quienes fueron los autores materiales e intelectuales”, insistió con aplomo, antes de asegurar que con el asesinato de su hermano lograban un cometido que era “infundir terror”, de modo que muchos de los colegas médicos emprendieron el camino del exilio.
Alicia aseguró que su hermano le había hablado de la CNU.
“Mario conocía y sabía el origen de la CNU desde el Colegio Nacional para desarrollar la ideología del profesor Carlos Disandro. Mario sabía que cuando aparecían cuerpos era la CNU y se conocían el nombra de Castillo y Pomares. Pero la banda estaba integrada por muchos más”.
Tras los reiterados intentos de la defensa por desacreditar el testimonio de Alicia Gershanik, su abogado querellante, Pablo Llonto, afirmó ante el tribunal que “la CNU no cometió sólo siete hechos (NdR: juzgados en este juicio). El accionar de la CNU es parte central de esta causa”.
El tribunal admitió los testimonios que pueden servir para contextualizar el accionar de la CNU, quiénes integraban el grupo operativo y cómo actuaban al amparo del Estado, y en algún momento frenó la actitud de la defensa en su intento por “presionar a la testigo”.
Juicio CNU y Sentencia
Luego de seis meses de juicio oral, el 29 de noviembre de 2017, con la sala colmada de familiares de víctimas y víctimas del accionar de la CNU (Concentración Nacional Universitaria) y con la concentración de organizaciones de DDHH, sociales, políticas y sindicales en la puerta de los tribunales federales, el Tribunal integrado por los jueces Castelli, Vega y Esmoris dio a conocer el veredicto por crímenes de lesa-humanidad cometidos durante febrero y abril de 1976 por la banda paraestatal.
Castillo fue condenado por unanimidad a Prisión Perpetua por el secuestro y homicidio de Carlos Antonio Domínguez, Leonardo Miceli, Néstor Dinotto y Graciela Martini y el secuestro de Úrsula Baron y Daniel Pastorino. Pero el sentimiento de justicia duró apenas unos segundos, pues a los aplausos por la condena le siguieron gritos de repudio, bronca e impotencia cuando el tribunal decidió “absolver por unanimidad por el beneficio de la duda”,y disponer la inmediata libertad de Pomares. Cabe recordar que entre las numerosas víctimas de la CNU platense entre 1974 y 1976, y cuyos casos no entraron en este juicio, figuran militantes, delegados y activistas como Carlos Pierini, Rolando Cháves, Luis Macor, Carlos Alberto Miguel, Rodolfo Achem, Rodolfo Carlos “el rusito” Ivanovich, Enrique Rusconi, Mario Gershanik, Luisa Marta Córica, Arturo “Patulo” Rave, Horacio Urrera, Carlos Saticq, Carlos Escafide, Alcides Mendez Paz, Adriana Zaldúa, Lidia Agostini, Nélida Villarino y los hermanos Gerardo y Raúl Arabel, entre más de 60 víctimas.
Tanto la fiscalía como las tres querellas habían requerido en los alegatos la pena de prisión perpetua para “Pipi” Pomares en base a la prueba aportada en el juicio. En el caso de la querella de Justicia Ya solicitó que se lo condene por ser penalmente responsable del delito internacional de genocidio por el homicidio agravado contra Néstor Hugo Dinotto y Graciela Martini; por la privación ilegal de la libertad agravada y la aplicación de tormentos contra Néstor Dinotto, Graciela Martini, Adelaida Barón y Daniel Pastorino.
En sus últimas palabras antes del fallo, Pomares se declaró “absolutamente inocente” y repitió dos veces: “No soy el que algunos quieren que sea”, pese a estar comprobada su participación en los hechos que se le imputaban y que era un miembro activo de la CNU en los secuestros y asesinatos cometidos contra militantes políticos, activistas gremiales y estudiantiles. Castillo, a su vez, amenazó con “más sangre y más dolor” si no “se restaura el Estado de derecho”, en un discurso cargado de violencia y cinismo.
Los fundamentos de la sentencia se conocieron en febrero del 2018 y las querellas apelaron sin éxito el fallo.
Homenajes
Pablo Gershanik es artista. Su obra “Ochenta Balas sobre el Ala” parte de un evento muy concreto, y a su vez de toda la mitología que se desarrolla en un conjunto de personas a partir de ser atravesados por una tragedia.
“Esta obra se refiere a la madrugada del 10 de abril de 1975, en La Plata, 15 hombres vestidos de civil, armados de hachas y escopetas Itaca irrumpen en la casa del Dr. Mario Gershanik, mi padre, rugbier de Club Universitario, jugaba en la posición de Ala, de allí el titulo de mi obra.
“Él, en pijama, acompañado por su esposa y yo, su bebé de meses. Mi padre es golpeado para forzarlo a dejar su casa e ir, secuestrado a bordo de un Falcon Verde que espera en la esquina, rumbo a una muerte segura. La resistencia de mi padre, un hombre desarmado, lleva al grupo a la determinación de desfigurar allí mismo su cuerpo, en el living de su casa y frente a su familia, con 80 balas.”
“Me pregunto ¿qué significa reconstruir una tragedia? ¿Será volver al fragmento cero de la pesadilla para organizar las esquirlas de aquel dolor? ¿O será volver a contar(se) la historia, amasarla, reinventarla y compartirla hasta disolver el veneno? Las ausencias, la falta, el plomo y la pólvora, la alegría y la vida congeladas por los Falcon verdes. Una ciudad en la mesa de disección. La Plata año 1975 como el escenario de este recorrido en busca de Mario, mi papá, de la historia que nos liga para siempre como espejo brumoso y fragmentado de otras historias, tantas, marcadas indeleblemente por ese tiempo de balas y alas.”
En 1995, a 20 años de su muerte, su amigo Jorge Rabassa –por entonces diputado provincial en Tierra del Fuego– le rindió homenaje en la Legislatura de Ushuahia. A continuación se reproduce parte de su discurso:
“Mario Gershanik era mi amigo, mi amigo del alma, mi amigo de siempre, de la adolescencia, el hermano mayor que no tuve y que contribuyó, quizá como sólo mi padre lo hizo, a forjar mi personalidad, mi espíritu y mi intelecto. En el deporte, en el cual él era un superdotado técnica y atléticamente, sonreía piadosamente ante mis torpezas. En la cultura y el arte, su opinión fundamentada y madura, desmentía sus jóvenes años. En la familia y en la vida, su palabra y su consejo fueron invalorables en momentos difíciles de duda y desasosiego. En su contacto cotidiano con la gente, desde siempre privilegió su identificación y compromiso con los que sufren, olvidados por todos.
“La muerte inexplicada e inexplicable, injusta y monstruosa de Mario Gershanik golpeó duramente a todos los que disfrutábamos de su incomparable amistad. Nos golpeó en 1975 y nos golpea sin piedad en cada oportunidad en que el recuerdo de su mágica sonrisa vuelve ante nuestros ojos”.
En abril de 2017, en el Club Universitario de La Plata no se jugaron partidos por Mario y demás jugadores asesinados por el terrorismo de Estado pero en un acto muy emotivo, en el club se colocó una placa con su nombre y de los demás compañeros.
También la Sociedad Argentina de Pediatría también homenajeó a Mario y demás médicos victimas del Terrorismo de Estado en un Congreso.
Durante el Congreso del Centenario se llevó a cabo un acto de homenaje a pediatras víctimas del terrorismo de estado, organizado por la Comisión Directiva de la Sociedad Argentina de Pediatría.
El evento transcurrió frente a un auditorio repleto, y en un ambiente de gran emoción y respeto por los pediatras a los que se recordaba, entre ellos a Gershanik. Asistieron las autoridades de la SAP, familiares de los pediatras.
Mario en el 4° TNHRD 2019
Alicia Gershanik, sus hijas y nieto participaron de Bariloche 2019, la 4° edición del Torneo Nacional Homenaje a los Rugbiers Desaparecidos y Victimas de Terrorismo de Estado.
Desde La Plata viajaron para disertar en el Plenario en el Centro Universitario Filial UNCo- Bariloche, el 8 de noviembre de 2019.
En un acto emocionante, la hermana de Mario relató el hecho trágico que cobró la vida del pediatra y conmocionó a su familia.
El 9 de noviembre, la familia Gershanik disfrutó de los partidos de rugby llevados a cabo en el Estadio Municipal de Bariloche, en honor a Mario y sus compañeros.
En un abrazo con los demás familiares, después de participar en la Cena de Despedida, Alicia e hijas prometieron participar en los sucesivos torneos y plenarios.
¿Querés recibir las novedades semanales de Socompa?