Una nueva nota de la serie de la investigadora Carola Ochoa sobre los rugbiers víctimas del terrorismo de Estado. Hoy la historia de Santiago Illa Nicoletti, rugbier y trabajador de prensa detenido ilegalmente antes del golpe y desaparecido.
La historia la escriben los que son recordados. Y esos son los que ganan. Esta historia es la del periodista Santiago José “Chiche” Illa Nicoletti. Rugbier de Belgrano Rugby Club de San Rafael, Mendoza, militante del PRT detenido ilegalmente el 9 de marzo de 1976. Desaparecido después de un “traslado” dos meses después.
Santiago Illa nació en esa ciudad cuyana el 23 de junio de 1952. No tenía hermanos y con sus padres, Santiago Pedro Illa y Elisa Magdalena Nicoletti, se fue a vivir a San Rafael (donde se crio) cuando era muy pequeño. Allí jugó en su Belgrano Rugby Club querido. Asistió a la Escuela de Educación Técnica (E.E.T.) N° 4-006 “Pascual Iaccarini”, pero luego se inclinó por las humanidades y cursó en la Escuela Normal “Mercedes Tomasa de San Martín de Balcarce”.
Amor del bueno
Por entonces conoció a Silvia Faget, quien sería su esposa. Ambos compartían preferencias: les gustaban los Beatles (a él McCartney, a ella Lennon) y no creían en Dios. A los 18 años él comenzó a invitarla a salir, hasta que se pusieron de novios.
Los primeros pasos de “Chiche” (una tía lo apodó así cuando era niño porque tenía muchos rulos, tez blanca y ojos claros, parecía un muñequito, un “chiche”) en el periodismo fueron cuando aún estaba en la secundaria, aproximadamente a los 15 años, en los boletines “El Comercio” y “La Capital”. Egresado del secundario escribía en el diario “La Voz del Sur”, donde era periodista su padre, que además fue director de Radio LV 4, de San Rafael.
Chiche jugó al rugby en el club de su ciudad natal, no le gustaba el fútbol. Le gustaba leer, escribía poesía, leía a Neruda y le regaló a Silvia todos los libros de Vinicius de Moraes (uno de sus autores preferidos) pero “los malditos milicos se los robaron esa madrugada turbia”. Con ella debatían sobre literatura en general y sobre política. Otra de las pasiones de la pareja era el cine: formaron un Cineclub, donde veían películas de Godard, Fellini, cine de autor en general, para luego comentarlas y debatir. Santiago era así: autocrítico consigo mismo y muy crítico con todo, nunca pasaba desapercibido. Sus allegadas/os dicen que era alegre, sociable, tenía la chispa propia de la juventud; prefería el diálogo, llegar a la crítica de las acciones y a la autocrítica de las actitudes. Quienes lo conocen de la época de detención dicen que siempre trataba de calmar las aguas, que contaba chistes para sobrellevar la situación, pero sobre todo recuerdan que fue quien propuso organizar a los presos. Decía: “acá no importan los partidos políticos. Acá somos todos presos políticos”.
Su lucha en prensa
Su militancia comenzó cuando salieron de la secundaria. “Empezamos a leer ciertos libros. Me los explicaba. Me regaló “El Capital”, de Marx”, recuerda Silvia. Pero en el ’74 empezó de lleno: se fue a Córdoba para hacer contacto con una célula del PRT (Partido Revolucionario de los Trabajadores) y allí lo ubicaron en Prensa: iba a escribir en la revista “Patria Nueva”, que pertenecía al partido y estaba en circulación.
Le escribió una carta a su novia y le dijo que preparase todo, que volvía por ella y se casaban. El 10 de abril de 1974 se casaron en San Rafael y al poco tiempo se fueron a vivir a Córdoba, donde quedó embarazada. Unos meses después, ya en 1975, Santiago fue trasladado a Buenos Aires: trabajaría en la revista “Nuevo Hombre”. En Buenos Aires, Chiche deja de escribir en la revista y trabaja en una imprenta como linotipista (una de las actividades que más le gustaba), pues no logra dar con sus compañeras/os.
Decide regresar a San Rafael aunque Silvia se opone. Allí trabaja, como carpintero para la empresa Petersen, Thiele & Cruz y aunque no era muy hábil con sus manos era fiel a la idea que el partido sostenía sobre la proletarización: ser un obrero, pensar y sentir como un obrero.
Detención ilegal
En la madrugada del 9 de marzo de 1976, a las 3, en la casa de calle España 131, de San Rafael, en la que vivía con su compañera (embarazada de 7 meses) y su hijito de apenas un año, irrumpió personal del Ejército. Se lo llevaron, luego de golpearlo en el sótano, hacia la Penitenciaría II San Felipe de Mendoza, desde donde escribía 2 cartas por semana para su esposa. Silvia escribió una última carta, que no tuvo respuesta. A mediados de mayo sus padres se la mostraron con un sello: “No se encuentra alojado en este domicilio”.
Silvia recuerda “nuestra estación era el otoño… él decía que iba a morir joven y que iba a ser en otoño”. “Silvya”, como él le escribía, deseaba estudiar danzas y para ello debía ir a Buenos Aires. Él entristeció al saber a su compañera lejos (“No creo en Dios, pero creo en el amor”, le escribía en poemas).Frente al potencial viaje de su novia, Santiago escribió para ella:
“¿Te acordarás de mí?
“¿En cada mañana cuando despiertes, volverás a pensar en mí?
“¿Será la noche quien haga venir tu pensamiento a esto que le llamamos AMOR?
“¿Volverás a soñar con nuestros besos y desearás aquel amanecer juntos?
¿Cuándo leas algún libro volverá a vos “Todo es nuevo, antiguamente nuevo y siempre empezamos otra vez?”.
Chiche
En el momento de su detención, el 9 de marzo de 1976, Chiche tenía 23 años. Fue detenido por Ley 20840 en San Rafael. Pasó al D2 y de allí a la Penitenciaría Provincial. El 12 de mayo fue informado, en su celda, de que saldría en libertad. Según sus compañeros, preparó sus cosas, se despidió de ellos y se marchó.
Fue entregado por personal penitenciario al suboficial del Ejército José Fuertes, quien lo trasladó al Liceo Militar Gral. Espejo. Desde ese momento no se supo nada de él.
Centro Educativo “Santiago Illa Nicoletti”
Los internos de la Penitenciaria II San Felipe de Mendoza ya no están solos en su lucha. Los acompaña la Memoria de un jóven que estuvo tambien en ese luhar terrible. Desde diciembre de 2015 los presos eligieron el nombre de Santiago Illa Nicoletti para su escuela, el centro educativo que funciona dentro de la prisión. Chiche será ejemplo de lucha para los estudiantes presos en San Felipe.
El acto realizado en ese penal fue muy emocionante y fueron invitados los familiares de Illa, su esposa Silvia e hijos, Reynaldo y Clarisa para prometerles memoria por Chiche.
La docente Marta Ramón, quien estuvo respaldada por las autoridades penitenciarias de la Provincia, fue la impulsora, pero lo mas importante es que tuvo el inefable acompañamiento de todos los internos que en el acto declararon:
“Santiago ‘Chiche’ Illa Nicoletti uno de los nuestros, ha sufrido lo que nosotros hoy estamos sufriendo, nos sentimos identificados con él”
Cuando fue el momento de quienes estuvieron en esa misma cárcel con Chiche contaron que Illa consideraba la cárcel “como una parte de su vida de lucha por una Patria Libre”.
“Hombre de modos tranquilos y convincente, de gran cultura, con una actitud firme y digna ante los torturadores. Esa misma actitud, lo convirtió, en pocos días, en una referencia para muchos compañeros del pabellón. Su compromiso por construir una Patria independiente y más justa lo llevaba a hablar muy poco de él mismo y de su suerte, sino más bien sus preocupaciones y discusiones se centraban en la supervivencia de todos los militantes prisioneros y el modo de continuar la lucha. Su mayor, quizás única, preocupación personal era el no tener noticias de la suerte corrida por su compañera, su pequeño de un año, Reynaldo. El Chiche Illa, es una de los que construyeron esta Patria que aún estamos haciendo y disfrutando”, declaró en el acto uno de sus compañeros de presidio.
Qué mejor frase para recordarlo en este momento que la de Paco Urondo: “Del otro lado de la reja está la realidad, de este lado de la reja también está la realidad: la única irreal es la reja”.
Luego llegó el turno de su hijo, Reynaldo, quien llegó al penal con su guitarra para agazajar a los internos con “Viva la Revolución” de Pil y “Hadas y Serpientes”, de Ataque 77, además de “Las luces de aquel móvil”, canción de su autoria.
El hijo de “Chiche” instó a los internos a aprovechar una oportunidad que su padre no tuvo, la de recuperar la libertad: «Aprovechénla, afuera el sol los espera», les dijo.
Los internos se mostraron tan felices con el acto que pintaron un retrato de Chiche que también contribuirá a que su nombre no se olvide nunca y que represente la esperanza de los miles de jóvenes que por falta de inclusión en esta sociedad inhumana sufren el peor de los castigos y la pérdida de lo mas importante, la libertad, la autonomía.
El acto terminó con la imagen de los internos y familiares de Illa unidos en abrazos.
Su esposa, Silvia Faget
La esposa de Chiche participó del 4° Torneo Nacional Homenaje a los Rugbiers Desaparecidos- Estadio Municipal de Bariloche 2019, el 9 y 10 de noviembre de ese año. Llegó desde Mendoza acompañada de su hija Clarisa.
Durante su disertación en el Complejo Universitario UNCo- Bariloche expresó, con gran emoción, el enorme agradecimiento a la memoria de Santiago en el deporte donde disfrutó su niñez, adolescencia y juventud en el Belgrano Rugby Club.
Reflexionó sobre la importancia de traer a nuestros desaparecidos por medio de aquello que los apasionaba, ademas de la militancia revolucionaria. Con la sencillez que caracteriza a Silvia, contestó a cada pregunta del público. Su exposición terminó en un abrazo sostenido y lágrimas de todos los presentes comprometiendo su asistencia en las ediciones posteriores.
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