Mañana se cumplirán 7 meses desde que un grupo especial del Ejército paraguayo secuestró a la niña Carmen Elizabeth Oviedo Villalba, Lichita, que entonces tenía 14 años y asesinó a sus dos primas, Lilian y María, de 11 y 12 años. Presa desde hace 18 años, su madre reclama su aparición con vida.

Lichita tiene 15 años y está desaparecida hace siete meses. Su nombre es Carmen Elizabeth Oviedo Villalba y fue secuestrada por un grupo especial del Ejército paraguayo.

La historia se remonta a muchos años atrás. Su madre, Carmen Villalba está presa hace 18 años en Paraguay, condenada por ser integrante del EPP (Ejército del Pueblo Paraguayo), una organización político militar que actúa entre el campesinado del norte del país.

Carmen, madre de Lichita.

Lichita y su hermana melliza Anita, nacieron en la cárcel del Buen Pastor en Asunción, vivieron sus primeros años junto a su madre y luego fueron a vivir con su tía Myrian y sus dos primas Lilian Mariana y María Carmen, en Puerto Rico, un pueblito de Misiones de menos de 20 mil habitantes. En noviembre de 2019 viajaron a Paraguay a visitar a su familia y quedaron atrapadas allí debido a la pandemia.

El 2 de septiembre de 2020, la (FTC) Fuerza de Tarea Conjunta del Ejército Paraguayo, atacó el campamento donde se encontraban ellas y otros niños estudiando. Lilian y María fueron torturadas y ejecutadas, tenían 11 y 12 años, y eran argentinas. Lichita fue herida en una pierna pero logró escapar junto a algunas otras personas y esconderse en el monte.

El Ejército sostuvo que fue un enfrentamiento y disfrazó a las niñas con uniformes para decir que eran guerrilleras del EPP. Los cuerpos de las niñas presentaban más de una decena de heridas de bala y los uniformes no tenían ni un sólo agujero… Fueron enterradas de apuro sin permitir ninguna autopsia.

Lichita se mantuvo en el monte con algunos compañeros, y un tiempo después se encontró con su melliza Anita y su prima Tania.

Dice Tania: “Yo me fui con Anita y otros compañeros del EPP y unos días después nos volvimos a encontrar con mi tía Laura y Lichita, que estaba herida en la pierna izquierda, en la parte de la pantorrilla tenía una herida muy grande, estaba totalmente pálida, muy amarillenta y tenía los ojos negrazos. Perdió mucha sangre”. El 20 de noviembre Lichita fue herida nuevamente por una bala que le rozó la cabeza.

Y dice Anita: “Cuando estábamos en el monte, estuvimos quince días recorriendo, comiendo sapos, víboras, raíces a veces, con mucha sed, con hambre. Nosotras decíamos que ella iba a estar ahí esperándonos. Y pensar que al encontrar a ella iba a estar todo bien. Era lo que nos impulsaba a seguir, el querer encontrarla”.

Anita y Tania lograron escapar, cruzaron a la Argentina y denunciaron todo. También declararon ante la Relatoría del Niño de la ONU en Ginebra y la Relatoría de Naciones Unidas de Desaparición Forzada. Ambas testificaron que el Ejército paraguayo se llevó a Lichita de Ybi Yaú el 30 de noviembre de 2020.

La familia Villaba es perseguida por el Estado paraguayo de todas las formas posibles. Carmen está presa hace 18 años, ya mataron a su hijo Néstor en una acción similar del Ejército hace unos años, y ahora asesinaron a sus dos sobrinas y desaparecieron a su hija. También encarcelaron a su hermana Laura, que permanece detenida en una base militar, sin asistencia alguna.

Su hermana Myrian Villalba, que vive en Misiones gracias a su condición de Refugiada Política, destaca que la persecución en Paraguay no es cosa sólo del Ejército sino de todo el poder político. “El mismo día del asesinato de las niñas, el presidente de Paraguay, Mario Abdo Benítez, felicitó a la FTC y declaró que habían dado un gran golpe a la guerrilla. Benítez es hijo de quien fuera secretario privado de Stroessner, no podemos esperar otra cosa, sigue el mismo modus operandi”, dice. Y resalta también, que “desde un principio, el Cónsul, el Embajador y el Canciller de Argentina, estuvieron en contacto con la familia.”

Las condiciones de vida de los luchadores paraguayos son sumamente difíciles. No existe en la práctica el Derecho a Defensa, hasta ahora la familia no ha sido aceptada en la causa, no se permitió que viajara el Equipo Argentino de Antropología Forense, y la investigación no ha avanzado casi nada. Sin la solidaridad y la difusión internacional, se corre el riesgo de que esas muertes queden impunes y esas prácticas sigan siendo habituales.

Existe una Campaña Internacional por la Aparición con Vida de Lichita, a la que lentamente se empiezan a sumar organizaciones de varios países. En estos días, al cumplirse siete meses de su desaparición, diputados brasileros del Parlasur llevarán el tema al plenario, habrá conversatorios por Zoom, nuevas marchas a embajadas y consulados paraguayos, se está organizando un nuevo viaje de abogados y militantes de DDHH a Paraguay y toda la difusión posible en las redes sociales. En este como en otros casos, lamentablemente sigue vigente la vieja consigna “Aparición con Vida y Castigo a los Culpables”.

Carmen Villalba debería salir en libertad en el mes de Julio, pero no hay certezas, porque pueden inventarle nuevas causas para mantenerla presa.

Dice Carmen: “Para mí el pensamiento, el sentimiento, la lucha, la concepción revolucionaria de una comunista que busca construir una nueva sociedad, está unido a ese amor profundo a sus hijos, a sus hijas, y a su pueblo. Entonces es difícil, yo diría que es imposible, separar el rol de la mujer mamá y la mujer revolucionaria. Es imposible. Entonces sufrimos estas cosas, lloramos de estas cosas, nos duelen estas cosas. Yo diría como que ahí se encuentran el dolor y la fortaleza, llorar. ¡Cuántas veces me paso llorando, recordando a mi Lichita! Pero a la vez me digo, esta es la lucha. No nos vamos a rendir hasta encontrarla”.

¿Querés recibir las novedades semanales de Socompa?

¨