Represión, falta absoluta de diálogo, formas distintas pero constantes de ninguneo y desprecio son el modo en que el Estado se posiciona ante las comunidades del sur, las que están en el lugar donde desapareció Santiago Maldonado. Parece que la única receta oficial es criminalizar y actuar en consecuencia.

Llegamos a la comunidad a eso de las 10 de la mañana. A esta hora, hace dos meses, en este mismo lugar, estaba Santiago Maldonado. Estaba aquí, apoyando el reclamo de la comunidad. Nos recibe una mujer con su niño. En el puesto de guardia, nos esperaba un fueguito y el agua casi lista para los mates. Compartimos un rato con ellos y otras personas de la comunidad, mientras esperábamos que volvieran los peñi con los que haríamos la entrevista. Estaban campo adentro, trabajando en una de las casas. Cerca del mediodía vuelven, y luego de un poco de descanso, nos apartamos del fuego, y nos metemos en un cuartito para poder charlar tranquilos ya que hay mucho viento afuera.

-¿Qué significa vivir en una Pu Lof en Resistencia, cómo es la cotidianeidad?

-Vivir acá es algo que se viene planeando hace muchísimos años. Somos parte del  Movimiento Mapuche Autónomo del Puelmapu (M.A.P) que exige la restitución de tierras así como también la liberación nacional mapuche. Entonces, vivir acá es como conectarse con la naturaleza, con los Ngenmapu, los dueños del lugar. No es que  la tierra nos pertenece, sino que somos parte de lo que es la tierra, de la Ñuke Mapu, y así como somos parte, también la respetamos como tal. Últimamente todo se ha tornado un poco más complicado. Sabemos que esta lucha de reconstrucción recién comienza, lleva un proceso de muchísimos años, y haber vivido  dos años  aquí ya es un logro. Poder vivir de  nuestra hacienda, de nuestros cultivos, de nuestro esfuerzo, sin la presencia del patrón que te explota. Es un esfuerzo muy grande, pero uno sabe que va a dar sus frutos.

-¿Podrían explicar qué es una lof y quiénes viven aquí? 

-Pu Lof en Resistencia está constituido por varias comunidades, por eso es “Pu” “Lof”, que serían “las comunidades” en mapudungun, la traducción seria Las Comunidades del Departamento de Cushamen.

Acá en lo que es este espacio que  recuperamos de la multinacional Benetton, hay familias de lo que es el departamento de Cushamen, Varias comunidades, o gente de varias comunidades, que participan y conviven acá en lo que es la pu lof en resistencia. En este año y medio han nacido niños  en el territorio y  seguimos en la recuperación, para  que  nuestros hijos, los niños que viven acá crezcan aprendiendo lo que es  ser mapuche. A uno le ha costado un poco más, porque  viene de la ciudad, o de otros lugares donde  la cultura y la espiritualidad mapuches no se viven tanto como en el territorio. Y todos los días hacemos nuestras ceremonias,  estamos conectados todo el tiempo con la naturaleza.

-Parte de esa recuperación del territorio es la recuperación de esa cultura…

-Claro. Nosotros y muchos abuelos siempre han dicho  que “el mapuche sin territorio no es mapuche”. No puede ser mapuche en la ciudad, uno no puede hacer una ceremonia ni una majeta, en el cemento, no es lo mismo. La contaminación, los gases de los autos, y tantas cosas que hay en la ciudad, no te permiten ser íntegramente  mapuche.

 -¿Cómo actúan de las distintas fuerzas del Estado  en la Pu Lof? ¿Cómo ocurrieron las cosas desde la recuperación?

 -Desde el comienzo de la recuperación, desde el mismo 13 de marzo de 2015 se viene sufriendo la represión. Y siempre vinieron con sus armas 9 mm, con sus armas reglamentarias. Acá no han venido a dialogar. Si bien  somos gente de  la zona, familiares de gente que vivió acá, que nació y se crio en  lo que es el departamento de Cushamen, hoy en día por una cuestión de seguridad tenemos que taparnos los rostros,  porque  hay gente que tiene familia en las ciudades. Es complicado entrar y salir de acá sin ser hostigados, más si tienen tu foto y tu nombre y apellido. ¿cómo actúan las fuerzas represivas en las casas?  Torturas, detenciones ilegales, abusos policiales. Desde que entramos a recuperar,  por una cuestión de resguardo  nos tapamos la cara. En eso se basa la policía,  lo que es la multinacional Benetton y el gran poder del Estado para catalogarnos  de terroristas. No somos terroristas. Somos mapuches que intentamos reconstruir nuestra cultura. Desde el 27 de mayo de 2016 cuando fue la detención del lonko Facundo fue como que la policía de la provincia dejo de venir a reprimir y a hostigar al territorio. Del 13 de marzo de 2015 hasta la detención del lonko, hubo muchos episodios de represión. Hemos podido recoger casquillos 9 mm de la policía. Pero después de la  detención del lonko,  ya empezaron a intervenir fuerzas federales, como gendarmería, la policía federal, la policía aeroportuaria. Un mes después hubo un allanamiento por parte de la infantería, y la comunidad se resistió. Nunca vinieron de buena manera.

-¿La presencia del Estado acá ha sido siempre a través de las fuerzas de seguridad? ¿Nunca se han presentado para un diálogo político?

 -En ningún momento. Entonces,  haciendo uso de la legítima, defensa, de la autodefensa, nos valimos de piedras. Siempre. Las únicas armas que pueden encontrar acá son los wiltrues, las hondas de reboleo o las gomeras. Y con eso se defiende la gente acá dentro de la represión del Huinca. Desde el primer momento, tanto infantería como gendarmería, nos dispararon con  escopetas, postas de goma pero también con 9 mm. Seguimos después con cortes de ruta que siempre fueron cortes informativos. Porque en ningún momento se cortó toda la ruta y se  le entregan volantes a la gente explicando  el porqué de la medida. Acá no hay señal, no hay Internet,  entonces la única manera que tenemos de visibilizar lo que está pasando acá, es saliendo a la ruta, entregando panfletos, parando a los autos que pasan. Y muchas veces la gendarmería nos ha hostigado, con altoparlantes, insultándonos, provocando para que reaccionemos. Siempre estuvimos abiertos al dialogo con el Estado. En sus declaraciones, el mismo lonko, aun estando preso, invitó a las autoridades competentes a que bajen a conversar y explicarles los motivos del conflicto y de que estemos recuperando tierras. Y nunca vino nadie  a conversar. Cuando fue el conflicto con la Trochita,  hubo una instancia de mesa de dialogo, donde se había llegado a acuerdos no solamente con nuestra comunidad, sino también con otras comunidades como la  Nahuelpan, que llegó a un acuerdo para que les arreglen un tanque de agua que tenían roto y sin funcionar hace muchísimos años. Se convino que la trochita podía pasar siempre y cuando existiera una consulta previa, libre e informada, que eso está en el artículo del convenio constitucional. Avisaron una semana antes, la gente los esperó y acompañó sin problemas, desde donde empieza el cuadro hasta donde termina. Y para esa fecha (22 de diciembre) pasó lo mismo pero la gente de CORFO, los dueños de la Trochita, los que tienen la concesión. Dijeron que iban a pasar con gendarmería porque temían por  la integridad de los  trabajadores. Nosotros le dijimos que no, porque el único resguardo que tenemos acá somos nosotros mismos. No  creemos en las fuerzas de seguridad, no creemos en el Estado, entonces les dijimos que no. Que si querían pasar que pasaran con los trabajadores, que no iba a haber problema.  El  presidente de CORFO en ese entonces, dio de baja la mesa de diálogo y el juez Guido Otranto ordenó un allanamiento, una “inspección de las vías”. La orden fue dictada el 9 d enero y el 10 de enero a la madrugada hicieron efectiva la orden. En ese momento, como siempre, había mujeres, niños, y los konas que estamos  resistiendo,  trabajando y reconstruyéndonos. Más o menos a las 6 y media de la mañana pasan camiones de GN y a las 7 de la mañana bajan con drones, aparecen alrededor de 25 vehículos, entre colectivos, camiones, unimog, camionetas, carros hidrantes,  policía montada, helicópteros, avionetas para despejar las vías del tren, para que pase La Trochita.  Tuvimos  un diálogo con el encargado del operativo y le pedimos que nos dijeran,  si ya habían revisado las vías antes y no habían encontrado nada,  qué era en realidad lo que venían a buscar. La respuesta fue  que si no los dejábamos pasar ellos iban a ingresar por la fuerza y que era mejor reprimirnos. Y entraron, se llevaron detenidos a dos peñi, uno de acá de la comunidad, otro que es de  Neuquén, que estaba apoyando, y a un compañero solidario que apoya la causa. Es de público conocimiento porque también era amigo de Santiago, Ariel Garzi.  Fueron detenidos, golpeados, estuvieron varias horas al costado de la ruta hasta que los trasladaron. Para ese entonces ya comenzaron el operativo cerrojo, cortaron las rutas y desviaron el paso de los autos particulares para que no pasaran por acá.

 

Las vías de “la trochita”, donde en enero se realizó un violento operativo para despejarlas.

 -¿Fue generalizada la represión?

-Y como en otras represiones, las veces que quisieron entrar no pudieron agarrar a toda la gente que estaba acá, golpearon a las mujeres, a los niños, entraron a las casas con gases lacrimógenos. Como empezaba a llegar gente a solidarizarse, uno de los vecinos avisó que se estaban llevando los caballos  de la comunidad y de  las comunidades en proceso de recuperación. Acá hay animales de otra gente, de otras comunidades de la zona. Subieron a los animales a un camión y se los llevaron, camino a El Maiten. Llegó gente  a solidarizarse, mapuches, veterinarios, docentes, médicos, y fueron emboscados por  la policía de abigeato y por personal de Benetton. Fueron tiroteados, golpeados, encarcelados y,   aparte de los tres detenidos de la mañana, detuvieron a siete más y los trasladaron a todos a Esquel, después de  golpearlos. Y tras todo lo ocurrido, no se esperaba que   la policía volviera a reprimir. Como a las 7 de la tarde pasa una Tráfic de GN camino a Bolsón y vuelve por el camino a Maitén. A la hora aproximadamente, se bajan uniformados, preparados ya con chaleco antibalas, cascos, disparando al grito de “maten a uno” “agarren a uno” : La gente de la comunidad, los konas de la comunidad resistieron al avance de la infantería,. Hubo varios minutos de enfrentamiento y es ahí cuando hieren a dos peñi de la comunidad. A Emilio Jones y a Fausto. hermano y primo del Lonko, respectivamente. Eso genera una importante movilización porque fue un intento de homicidio por así decirlo.

-Estaban claras las intenciones…

 -Exactamente. Cuando se cumplió un mes de la detención del lonko hubo otras movilizaciones.

-Ahí es cuando conocen a Santiago, ¿cuándo se acerca?

 -Hay gente que lo conoce de antes, por la militancia que tenía Santiago, que había ya participado de movilizaciones en El Bolsón, en La Comarca, y porque era un compañero que tenía conciencia. A un mes de la detención del lonko y de la represión a la gente que se había manifestado en Bariloche, se decide cortar la ruta y ahí es que Santiago viene a solidarizarse,  así como lo hizo Garzi en su momento, el 10 de enero, cuando se unió a nuestro pedido por la libertad del lonko, la libertad de los detenidos que estaban en Bariloche. Y es ahí donde gendarmería vuelve otra vez a actuar impunemente. Con gran cantidad de efectivos y siempre disparando a matar

-Recabando información de varias declaraciones y comunicados de la comunidad en los distintos episodios, encontramos que el “hacerlos   desaparecer” era una amenaza recurrente hacia la gente de la comunidad desde que se inicia el proceso de recuperación. ¿Esto es verdad?

-Si. Desde un primer momento acá han entrado a matar o a desaparecer a alguna persona.  Más que nada las fuerzas del lugar porque el mapuche es bien espiritual, tiene una comunicación con la naturaleza. Entonces nos protegen acá, en el lugar. Y ya antes habían disparado con 9 mm,  si bien al principio no se pudo comprobar porque ellos levantaban los casquillos, si uno busca en internet “disparo a la  Pu lof en resistencia”, hay un video de un hombre filmando desde una camioneta donde se ve como disparan hacia gente de la comunidad) Se hizo un corte esa vez, un corte informativo también, y de vuelta dispararon con 9 mm.. Y bueno, por desgracia desapareció el compañero Santiago. Lo que se sabe es que no alcanzó a cruzar el río y que lo agarraron. Y  de ahí en más, no sabemos nada. Sabemos que se lo llevo gendarmería y que todavía sigue desaparecido.

(Mañana, la segunda y última parte de la entrevista)

El lugar, en el río, donde Santiago Maldonado fue visto por última vez.