Hace más de un mes, el médico designado por la justicia jujeña para ocuparse de la salud de Milagro Sala advertía al presidente de la Corte Suprema del modo en que las tremendas condiciones de us prisión domiciliaria implicaban serios riesgos. Ayer esas advertencias quedaban lamentablemente confirmadas.
De mi consideración:
Me dirijo a usted, en su carácter de máximo responsable de uno de los poderes Republicanos de la Nación y Presidente de la Corte Suprema, responsable del servicio de Justicia en nuestro país.
Lo hago en mi carácter de médico asistencial, nominado junto a otros colegas, por resolución del Juez Pablo Pullen Llermanos de la provincia de Jujuy, para asistir a Milagro Sala, Mirta Guerrero y demás detenidos en causas conexas, ante la degradación de las condiciones de salud, de todos ellos. Esta carta es a título personal y sin involucrar a mis colegas.
Como usted sabe, Dr. Lorenzetti, esta causa ha llegado a estrados internacionales de Derechos Humanos, que con rango constitucional han conminado a nuestro país a tomar decisiones judiciales, conformes a derecho, según sus expresiones que, según interpreto desde el punto de vista médico, lejos de ser positivas para la salud, por las formas adoptadas en la Provincia, han sido lesivas para la Sra. Milagro Sala.
La condiciones de detención domiciliaria que se han adoptado en su caso, configuran un “campo de concentración” individual, rodeado de alambres de púas, con un paredón de tres metros de altura, con decenas de cámaras de seguridad que miran a su interior, iluminación permanente, un grupo de tareas de Gendarmería de docenas de gendarmes armados, que tienen dormitorios y ranchos de campaña en el lugar, además de oficinas desde donde controlan y requisan, entrada y salida de visitas, sólo las autorizadas, además del apoyo de la brigada de perros de la policía jujeña, que rodean permanentemente el predio. El Carmen se encuentra alejado 30 km. de San Salvador de Jujuy, no es la casa de la Sra. Milagro, quien debe dar testimonio de presencia a determinados horarios, a requerimiento de Gendarmería. ¿Es esto una prisión domiciliaria normal, Dr. Lorenzetti?, ¿Es similar a otras domiciliarias otorgadas a presos por delitos de lesa humanidad, ya condenados a varias perpetuas?
Sin dudas no lo es, sino producto de la persecución, la denigración, las torturas psicológicas y condiciones físicas a que han sido sometidos los detenidos por estas causas, desde el inicio mismo del gobierno jujeño actual, hace más de dos años y medio. Esas condiciones han provocado desde intentos de suicidio a autoagresiones, además de provocar inmunodepresión orgánica, llave necesaria para el disparador de cualquier patología agregada.
Usted sabe que esa condición disminuye las defensas inmunológicas de los pacientes, disparando enfermedades por factores externos que denominamos: determinaciones sociales sobre la salud, estudiados en el mundo por la Epidemiología Crítica, ya incorporada por el Dr. Carrillo como Medicina Social a mediados del siglo XX, con el peronismo cuando planteaba que “los virus y las bacterias, son pobres causas de enfermedades, al lado de la pobreza, la miseria y la exclusión social”.
A esta altura de la carta usted se preguntará porque me dirijo a usted, cuestión que ya expliqué en términos institucionales en el encabezamiento, pero desde el punto de vista médico, es porque ya no tenemos más herramientas sanitarias para reparar el daño que se está provocando en estas personas, en las condiciones en las cuales se encuentran encausadas. La condiciones a las que han sido sometidas, son de escarnio y castigo, persecución y racismo permanente, tanto para la Sra. Sala como para Mirta Guerrero, operada en tres oportunidades en pocos meses, de hernias abdominales provocadas por las condiciones de fajina y altas tempranas de sus cirugías, como he informado oportunamente al Juez de la causa y a la Comisión de Derechos Humanos Internacional que visitó nuestro país.
Toda esta situación me ha forzado a comunicarme con usted, como médico y ciudadano preocupado por la salud de nuestros compatriotas privados de libertad, que según dicen los juristas consultados, nacionales e internacionales, cualquier otro argentino gozaría de libertad, sino fuesen negros, coyas, pobres y dirigentes sociales.
En todos los casos, además de las detenciones que soportan, tienen allanamientos en sus domicilios particulares, mientras están detenidos desde hace dos años y medio, en forma repetida con “averiguación de antecedentes” sobre sus familiares directos, lo que ha llevado a la Sra. Mirta Guerrero a uno de los tres intentos de suicidio que tuvo, al ser maltratados sus hijos, en detención violenta, nocturna, con allanamiento y destrozos domiciliarios, por parte de la policía provincial, en forma repetida.
Por estas múltiples razones me dirijo a usted, Dr. Lorenzetti, y en forma pública para que nuestros compatriotas estén informados, ya que la vida o la muerte de los detenidos en Jujuy está en peligro inminente, según informes elaborados por el equipo que integro, en especial por las labilidades psicológicas que han provocado, estas condiciones en los procesados, sin condena y sin tiempo, lo cual agrava las expectativas a futuro.
La pregunta es: ¿forma parte esta situación del estado de derecho que los argentinos hemos construido en democracia? Y está dirigida a usted, que ha sido nominado en una Corte, a prueba de adhesiones partidarias por el presidente Néstor Kirchner, que se ha visto degradada, ante la opinión pública, en el correr de los tiempos actuales, donde la generación del odio y las venganzas, se mezclan en los distritos y en otros ámbitos judiciales, con el efectivo servicio de Justicia que la Corte Suprema de Justicia debería garantizar, protegiendo a nuestros compatriotas, antes que ignorando, la pulsión de muerte que generan estas medidas dictadas en la provincia de Jujuy, que han desconocido mandas de máximos niveles nacionales e internacionales judiciales.
Por estas razones Dr. Lorenzetti es que me he dirigido a usted, para hacerle saber estas humildes opiniones de un médico de 46 años de experiencia, que pretende seguir ejerciendo su profesión en base al amor al prójimo, como sospecho debe ser la profesión que usted ejerce, sin dejarnos doblegar por otras razones que la salud en mi caso y la Justicia en el suyo, por lo cual tanto usted como yo somos responsables, cada uno en su grado de la vida y la muerte de los detenidos jujeños, en las múltiples sospechosas y leves causas sobre la organización Tupac, originadas después de las detenciones.
Me despido de usted, a la espera de esas decisiones que humanicen las conductas judiciales y que tardan en llegar, que lo alivien a usted, ante el Juicio de la historia, cuando se hayan saldado, mal o bien, las cuestiones que hoy comprometen la salud de nuestros compatriotas detenidos en todo el país.
Quedo a su disposición para cualquier aclaración al respecto, haciéndome responsable de cada párrafo escrito.
Dr. Jorge Rachid
DNI 4.623.812
MPN 42.547