Una familia signada por la muerte pero que no se entrega a la resignación. Una película que retrata el compromiso de varias generaciones que creen y luchan por la justicia.
Es increíble como los genes cargan a una familia.
-Lo que vivieron los ancestros queda registrado en la memoria familiar.
Aurora Sánchez (75) camina junto a su hija Maira (46) por el empedrado, a orillas del Sena. Ese fue el lugar de su exilio en los años 70 y esa caminata con la Torre Eiffel de fondo es, además, parte de su peregrinación atea por encontrarle sentido a la militancia de su familia. La marcha de Aurora busca también conseguir Memoria, Verdad y Justicia para quienes llama sus Indalos: el padre, que luchó contra la falange durante la España republicana; su hermano Roberto “el gordo” y su hijo Iván, que compartieron exilio en Francia, trinchera en la Nicaragua sandinista y luego su desaparición durante el intento de copamiento al cuartel militar de La Tablada, en la Argentina.
Indalo es, según Wikipedia, una figura rupestre de la Edad de Cobre que se encuentra en el Abrigo de las Colmenas, en Almería, Andalucía. Protege de las tormentas y del mal de ojo. El arco que une las manos sobre la cabeza de su imagen antropomorfa simboliza el pacto entre el Hombre y los dioses para evitar futuros diluvios. “Los Indalos son un símbolo muy protector, mis Indalos son mi hermano y mi hijo, capaces de dar su vida por lo que creían justo”, asegura Aurora.
El jueves pasado, las dos mujeres caminaron junto a las Madres en la Plaza. Faltaban apenas unas horas para el estreno del documental que tiene a La Cachorra –así llaman a Aurora- como protagonista. La película la muestra en primer plano y en distintos escenarios, lo que incluye la Buenos Aires de 2018, durante la condena del general Alfredo Arrillaga, por su responsabilidad en la desaparición de José Díaz, integrante del Movimiento Todos por la Patria. Díaz fue torturado y asesinado durante aquel episodio confuso de los últimos días de gobierno de Raúl Alfonsín. En Los Indalos, también se la ve a Aurora en La Boquita, a dos horas de Managua, donde reside desde 1979 en una casa en la que flamea la bandera del FSNL. La imagen emblemática de Sandino también aparece en distintos momentos de la película.
Intima, frágil, fuerte, incansable, así es Aurora, una de tantas mujeres aquí y en el mundo a las que les tocó tratar de encontrar una racionalidad personal y colectiva al aparente sinsentido de sus pérdidas. Con una estética muy cuidada, uso de material de archivo y entrevistas, la película reconstruye los desplazamientos de la Cachorra por geografías significativas para su lucha, con su infaltable cámara fotográfica Fujica en mano.
El 22 de agosto, no es un día cualquiera. A las 20 habrá una protesta frente al Coto de Brasil y Perú (CABA) porque dos de seguridad le dieron una paliza mortal a un hombre de 70 años que se llevó sin pagar un queso, un aceite y un chocolate del supermercado. Hay cientos, miles de personas viviendo en las calles. Sin vivienda, con hambre y frío. Represión y muerte es la respuesta. Es también el día del renunciamiento histórico de Evita y el de la masacre de Trelew, cuando dieciséis integrantes de organizaciones armadas peronistas y de izquierda, presos en Rawson y capturados en un intento de fuga, fueron ametrallados.
-No sé contra quien pero las guerras vienen de muy atrás. Por eso fue tanta la atracción para los hombres de la familia.
El audio de la cámara registra los pensamientos en voz alta de Maira y de su madre.
-Para mí hay un eje que une a los tres y es la lucha por la libertad. Mi hermano luchó en la Argentina, mi hijo, contra el invasor en Nicaragua y mi padre contra el fascismo, en Europa.
Cuando no están en París, caminan por calles de piedra y tierra en la comuna francesa de Barran, en los Pirineos, donde nació Aurora, o por Miravet, de poco más de 700 habitantes, muy cerca de donde el abuelo de Maira debe haber cantado, fusil al hombro, Ay Carmela. “El ejército del Ebro/ Rumba la rumba/ la rum bam bam/ Una noche el río cruzó/ Ay, Carmela, ay Carmela”.
A las 19.15 es el estreno en el Gaumont donde están los directores Gato Martínez Cantó, Santiago Nacif Cabrera y Roberto Persano, que empezaron a trabajar en esta road movie hace unos diez años. También estarán en la sala de la avenida Rivadavia, a metros del Congreso, los compañeros de Roberto que fueron testigos del juicio por Díaz, uno de los cuatro desaparecidos en La Tablada junto a Iván, quien continúa desaparecido.
El periplo filmado de La Cachorra es una evocación de “un siglo de militancia, sangre derramada y vidas ofrendadas” a una utopía revolucionaria. La historia aún no está cerrada. Y hoy se resignifica.
Se puede ver Los Indalos en el cine Gaumont.
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