Los detenidos tras el anuncio de extradición de Facundo Jones Huala relataron los golpes y maltratos que sufrieron. “Es la doctrina Chocobar aplicada a la protesta social”, dijo uno de ellos.
Abrazos y llantos se repitieron en la puerta de la Comisaría Segunda del Centro Cívico de Bariloche, tras la liberación de los 15 detenidos. Pero sobre todo “la confirmación de que nos dan más fuerzas para seguir en la calle, para seguir luchando”, explicó Romina Narvaez.
Uno a uno los 15 manifestantes apresados tras el anuncio de la extradición del lonko Facundo Jones Huala fueron recuperando este martes su libertad. Y también uno a uno repitieron las vejaciones sufridas durante el arresto y dentro de la comisaría.
Eduardo Druker le dio un contexto político a lo sucedido: “Es la doctrina Bullrich; la doctrina Chocobar aplicada a la protesta social”, dijo en relación a la ministra de Seguridad y al policía que tras fusilar por la espalda a un ladrón fue recibido por el Presidente Mauricio Macri.
Todos los relatos coinciden: el momento más violento fue el de la detención. Golpes, patadas, amenazas, se reiteraron durante la “cacería” que realizaron los efectivos de la Policía de Río Negro.
Uno de los detenidos tiene 14 años. Estuvo esposado durante varias horas. “Me estaba yendo al auto para irnos a Neuquén cuando apareció una camioneta y nos gritaron ‘tirate al piso’, un policía me apuntó en la cabeza con una escopeta. Soy fuerte pero me molieron a patadas, les decía que soy menor pero no les importó, me gritaban ‘indio maricón’”, relató.
Un policía lo sujetaba con la cabeza entre sus piernas. Y le tapó la cara con un poncho. “No puedo respirar”, gritaba el joven tirado en el piso. Desafiante, el policía deletreaba su apellido y número de legajo ante los periodistas que reclamaban al menor que diga su nombre y DNI. “Me hizo una llave que me apretaba fuerte el cuello, después me llevaron. Me tenían contra el vidrio, todos le pedían que me sacara las esposas, pero se reían de mí”, relató el niño.
María Fernanda Rival sufrió una vejación mayor: fue trasladada encapuchada, dentro del predio de la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA). “Estábamos con otra compañera con Isabel, la mamá del lonko -dijo-, cuando nos juntamos con el otro grupo (de manifestantes) apareció la policía por detrás y empezaron a corrernos. Me metí en un negocio, entraron cuatro policías, me detuvieron, me esposaron, y llevaron con otros detenidos. Ahí un compa estaba sangrando y tratamos de socorrerlo”.
Agregó que “se llevaron a todos y me dejaron sola con el menor de edad, el menor estaba en shock, no había forma de calmarlo, estaba desesperado porque era muy chiquito. Llegó el móvil y nos trasladaron a la Comisaría Segunda”.
Allí “nos mantuvieron durante ocho o nueve horas en un pasillo de dos por uno, sin agua, sin baño, sin comida, sin acceso a la comunicación, y sin la posibilidad del derecho al abogado. A la noche nos trasladaron. Nos dicen que vamos todas juntas pero cuando llegamos a la PSA nos separan, cuatro de nosotros se queda ahí, el resto sigue no sabemos dónde”.
María Fernanda explicó a Socompa que “en la PSA nos encapuchan, a mí me llevaron a otro lugar, me hicieron toda una entrevista sobre datos personales. Me pusieron en una celda de uno por dos. Recién hoy (por este martes) a la mañana tuve la posibilidad de un llamado”.
– ¿Te llevaron encapuchada?
-Me taparon la cabeza con una capucha. Cuatro o cinco policías. Me trasladaron a otro espacio, no sabía dónde, y cuando me sacan la capucha me sacan una foto sin previo aviso. Cuando salgo me vuelven a encapuchar.
Romina Narváez también contó lo sucedido: “Me tiraron al piso entre cinco. Fue una cacería. Salieron a cazarnos. Los maltratos y golpes fueron al momento de la detención”, relató a Socompa. Y contó: “Yo soy muy gringa, súper gringa, salieron a cazar a quienes tiene cara de mapuche y de gringo, para que el mensaje sea para todos: que nos nos metamos, que no tomemos una lucha que no nos es propia”.
– ¿Y ese mensaje te convenció?
– Para nada me convencieron. Y hablo por el caso de todas las compañeras. Somos todas guerreras callejeras. Lo único que hacen es darnos fuerza, y saber que las redes de afectividad funcionan de una forma maravillosa, son redes de afectividad política. De ninguna manera nos va a sacar de las calles.
A punto de volver a Neuquén desde donde llegó para acompañar a las comunidades que reclamaban la liberación de Jones Huala, Mario Fierro explicó que los mantuvieron “incomunicados, sin poder hablar con un abogado”. En una pierna tiene una herida producto de un balazo de goma. “No me atendieron. Dejé asentado que tenía esa herida, pero no recibimos atención”, explicó.
“Nos dejaron varias horas sin agua, sin poder ir al baño, y no dejaron pasar la comida que nos enviaron los compañeros de las organizaciones” que en la puerta de la Comisaría sostuvieron el reclamo por la liberación de los detenidos.
Gustavo Peña Ponce, otro de los manifestantes apresados, planteó que se inició la causa por daños, lesiones leves y resistencia a la autoridad, “sin que nos hubiesen identificado. En ningún momento se individualizó ni presentó pruebas sobre qué había hecho cada uno. Fueron detenciones al azar, sin argumentos, ni pruebas de ningún tipo. No estamos individualizados”, indicó.
Los 15 detenidos quedaron bajo imputación de los fiscales intervinientes, y durante los próximos cuatro meses serán investigados, según definió el juez Marcos Burgos.
Romina Narváez y otros manifestantes detenidos gritaron “Santiago Maldonado, presente” y “Rafael Nahuel, presente”, al momento de ingresar a la sala de audiencia de formulación de cargos, donde se definió dejarlos en libertad. “Se lo gritamos en la cara. Que sepan que nos golpean el cuerpo pero nos dan más fuerza, más newen”, desafió.