El fútbol es así, hoy se empata, mañana se pierde. El mundo aplaude el plan económico pero se ríe de los planes de Sampaoli. Así estamos, creemos que Dios es argentino, pero Bergoglio quedó en offside.
Iba en el tren con mala espina. ¿Una ciudad que se llama Niznhy? Nadie nunca habló de Niznhy. Suena casi como Mercedes Ninci. ¿No se podría haber jugado en alguna de esas que terminan en Grado ya que en Moscú no se podía? Qué sé yo Leningrado, Putingrado. En el tren traté de despejarme leyendo el último libro de Facundo Manes, El cerebro no es un bicho. Pero no lograba concentrarme. Iba de la materia gris a los negros presagios.
Me bajo del tren y veo a una piba rusa que le hace repetir palabras a un argentino. Le pregunté a mi intérprete (sí, tengo intérprete, ¿algún problema?) y me lo tradujo “Me creo que soy un macho de lo más pistola pero soy el rey de los nabos”. El tipo repetía todo con una sonrisa como pintada con marcador.
Cuando llego, me doy cuenta de que un fantasma ronda el estadio, el fantasma de Ante Garmaz. Vaya, todo en contra, hasta que salieron los players con el buzo y la mente en blanco. Ahí me tranquilicé. Me doy vuelta y veo a un hincha con cara conocida. No termino de sacar quién es hasta que veo que en lugar de bandera agita una planilla Excel pintada de celeste y blanco. “Me rajaron del laburo, así que me vine para Rusia”. Alentó durante todo el partido al grito de energía, energía y dale gas. Pero se calló después del primer gol de Croacia, después de decir “la recalcada shell de la lora.” Antes de irse, dejó caer una frase: el verdadero conflicto de intereses lo tiene este equipo con el fútbol.
Justo en ese momento me suena el celular y escucho una voz desesperada. Soy el analista de Caballero, me dice. No puedo creer, pobre Willy. En ese equipo no hay contención psicológica. Y me explica que el guardametas (es un decir) argentino sufre de un exceso de responsabilidad. Ante cualquier situación siente que debe hacerse cargo y no tirar nunca la pelota afuera, pase lo que pase. Le dije que se calmara, que entendía a Willy, pero que si vas a la selección no podés ser taaaan responsable. Mirá a Sampaoli, responsabilidad cero y ahí está, siempre peinado para la foto. Por otro lado, si las metas de inflación se fueron a la mierda, ahora resulta que Caballero se tiene que ocupar de las metas. ¿Qué va a decir Lagarde?
La actuación de Messi por Skype fue notable, por momentos hasta parecía que estaba en la cancha. Enzo Pérez demostró por qué había entrado en lugar de Higuain: se perdió un gol a lo Pipita, quien le hizo una señal de aprobación desde el banco con el pulgar levantado. Como bien me dijo Dujovne, muy irritado y al borde de una dolorida indignación, Mercado no estuvo a la altura de su apellido y más que emergente fue sumergente. Del resto puede decirse, se los juro, estuve ahí para presenciarlo, que entraron a la cancha y creo haber visto que también salieron, al menos la gran mayoría. El ingrato público soviético no se sacó una selfie con ninguno así que es posible que con el tiempo la actuación argentina se convierta en una leyenda urbana. Y que “yo estuve en Niznhy” sea una contraseña a la hora del Fernet.
Por ahí, Agüero, siempre a destiempo, declaró que Sampaoli diga lo que quiera. Kun, hace años que viene en eso y hasta sacó un libro. ¿Ahora lo venís a descubrir?
En el vestuario y supongo que en las casas todo fue tristeza y mala vibra. Pero quiero rescatar dos hechos auspiciosos: Uno, pudimos mantener el cero en el arco de ellos. Y, segundo, ahora nada depende de nosotros, lo cual nos llena de esperanzas. Vamos, que todos somos Willy Caballero.