Mientras en Madrid, el Tribunal Administrativo del Deporte destituía al presidente de la Federación Española de Fútbol, con casi tres décadas en el cargo, en Estados Unidos, dos involucrados en el FIFA-Gate fueron a parar a la cárcel.
El 22 de diciembre de 2017 quedará marcado para quienes no cejan en luchar para acabar contra la corrupción en el fútbol al más alto nivel. Mientras en Madrid, el Tribunal Administrativo del Deporte (TAD) destituía definitivamente como presidente de la Real Federación Española de Fútbol a Angel María Villar tras 29 años en el cargo, en Nueva York, la jueza Pamela Chen mandaba a la cárcel, sin escalas, al ex presidente de la Confederación Brasileña (CBF), José María Marín, y al ex titular de la Conmebol, el paraguayo Juan Angel Napout como sentencia del FIFA-Gate.
Napout fue hallado culpable de 3 de los 5 cargos por los que había sido acusado en la Corte de Brooklyn, mientras que Marín, de 6 de los 7 en su contra, y aunque los dos abogados intentaron interponer recursos para que sus defendidos esperaran la ratificación en segunda instancia de la Justicia estadounidense en sus domicilios, no pudieron evitar el encarcelamiento.
Para el martes próximo se espera también la sentencia del Juri popular del Tribunal Federal de Brooklyn para el ex presidente de la Federación Peruana, Manuel Burga, y la misma se hace extensiva a los brasileños. Ambos ex titulares de la CBF, Ricardo Texeira (ex yerno del ex presidente de la FIFA, Joao Havelange) y Marco Polo Del Nero, quienes permanecen en su país que no acostumbra a extraditar a sus ciudadanos, lo cual no los exime del fallo.
En todos los casos (menos Burga, que simplemente debe esperar unos días) determina que los dirigentes sudamericanos citados en este artículos fueron encontrados “culpables de pertenecer a un grupo con fines criminales y de fraude electrónico relacionado a la Copa Libertadores de América y a la Copa América, en tanto que a Marín también se lo involucra con la Copa de Brasil y con lavado de activos relacionados con la Copa América.
El juicio del FIFA-Gate, a cargo de la jueza Pamela Chen, duró seis semanas en las que se utilizó el testimonio del ex CEO argentino de la empresa Torneos y Competencias (ahora Torneos), Alejandro Burzaco, quien si bien no suministró más información de la que le exigieron, alcanzó a comprometer a todos estos dirigentes al develar la matriz de corrupción que se basaba en los sobornos que por décadas recibieron los dirigentes sudamericanos ligados a la Conmebol, Concacaf (Confederación del Norte, Centro y el Caribe de Fútbol) y las distintas federaciones nacionales americanas, con especial énfasis en Sudamérica, para otorgar los derechos de los principales certámenes continentales y mundiales a las empresas televisivas más grandes, como Televisa (México), Globo y Traffic (Brasil), Torneos y Competencias y Full Play (Argentina) y colateralmente, Fox Sports Latinoamérica.
Este procedimiento mafioso consistía en que debido a los sobornos millonarios en dólares que recibían de estas empresas, los dirigentes americanos les vendían los derechos de TV de los principales torneos (Copa Libertadores, Copa América, Mundiales) a muy bajo precio para que a su vez estas empresas los revendieran a muy alto valor y con esa diferencia ambas partes se enriquecieran y de allí se pagaran los sobornos.
La diferencia por la que fueron juzgados en Brooklyn Marín, Napout y Burga es que a diferencia del resto de los dirigentes detenidos o involucrados como el fallecido Julio Grondona, o el ex secretario general de la Conmebol, el también argentino José Luis Meiszner, o el ex titular de la Conmebol, el uruguayo Eugenio Figueredo, los tres primeros no aceptaron los cargos y prefirieron someterse a juicio, en el que Burzaco apareció como arrepentido luego de pagar una fianza de 21,7 millones de dólares para disminuir su pena tras entregarse a la Justicia estadounidense.
Más allá de las estrategias que utilizaron cada uno de los abogados, el juicio demostró el nivel de entendimiento entre funcionarios del fútbol y las empresas que por muchos años emitieron el fútbol nacional e internacional en sus países, incluso con alianzas estratégicas, como por ejemplo que Burzaco (TyC) y José Hawilla (Traffic) mantenían una más estrecha relación con los dirigentes del Atlántico (Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay), mientras que los Jinkis –Hugo, el padre, y Mariano, el hijo- la tenían con los del “Pacífico”, más lejos del poder fáctico en el continente, y por eso buscaban aliarse para presionar y obtener mayo res dividendos, amenazando con bloquear las votaciones por tener mayoría (6 votos de 10 posibles en la Conmebol).
También quedó evidenciado que la desconfianza entre todos era palpable, y por ejemplo Full Play y Torneos querían quitarle los derechos de la Copa América 2011 a Traffic, y acabaron cediéndole una parte para conformar Datisa entre las tres, o que Napout buscó desplazar de la presidencia de la Conmebol a Figueredo, pero no contaba con el apoyo de Grondona pero ni bien éste falleció, volvió a la carga y consiguió su objetivo.
Todo se cayó cuando tras la votación en diciembre de 2010 en Zurich para las sedes de los Mundiales de 2018 y 2022 en la FIFA, Qatar fue elegida para el segundo torneo por delante de los Estados Unidos de manera sospechosa y a los pocos meses, fue sorprendido el ex secretario general de la Concacaf y ex vicepresidente ejecutivo de la Federación Estadounidense, Chuck Blazer, quien negoció su condición de arrepentido ante la Justicia de su país para involucrar a otros dirigentes americanos en hechos de corrupción utilizando cuentas bancarias locales.
Así se produjo la redada del hotel Baur Aur Lac, en Zurich, en la madrugada del 27 de mayo de 2015 cuando la mayor parte de los dirigentes fueron detenidos por la Policía suiza a pedido de Interpol, aunque algunos de ellos consiguieron tener prisión domiciliaria, como el ex presidente de la Conmebol, el paraguayo Nicolás Leoz, o el ex secretario general de la entidad, el argentino Meiszner. Otros fueron extraditados a los Estados Unidos.
Entre los que lograron escapar a la redada se encuentran Burzaco (quien negoció más tarde su entrega), o los brasileños Texeira y Del Nero, el actual titular de la CBF que no puede salir de su país. En ese mismo año, apenas días más tarde, se celebró la Copa América de Chile vacía de dirigentes, ausentes por temor a ser extraditados, y apenas Napout, entonces presidente de la Conmebol, viajó para la entrega de la Copa en la final para regresar inmediatamente al Paraguay.
Pese al juicio, las empresas que participaron en el pago de sobornos siguen emitiendo fútbol y con los mismos derechos en varios países, mientras que no se conoce ninguna decisión al respecto tomada por la FIFA hasta el momento, pese a que desde que asumió el 26 de febrero de 2016 como presidente Gianni Infantino, repitió en sus discursos que encabezaría una nueva etapa, distinta de la anterior.
Como el juicio se desarrolló en territorio estadounidense, hubo muchos hechos que se dejaron de lado, que podrían retomarse como investigaciones judiciales colaterales del FIFA Gate en cada uno de los países americanos, si hubiera voluntad de hacerlo.
Uno de ellos es el rol que le cupo al hijo de Villar, el destituido presidente de la RFEF, Gorka, abogado, quien como alto funcionario de la Conmebol –algo que no es claro, siendo español de origen- tuvo duros enfrentamientos con los clubes uruguayos por el bajo valor de venta de derechos de TV a Fox Sports cuando había aparecido otro oferente como Gol TV, del empresario Francisco “Paco” Casal.
En cuanto a Angel Villar, fue destituido de la RFEF por el TAD español al considerar que vulneró la obligación de neutralidad en las últimas elecciones de la Federación Española, aunque ya el enfrentamiento con los funcionarios estatales españoles venía de lejos (incluso, desde el gobierno del PSOE, con José Luis Zapatero) y también se había acrecentado la enemistad con el presidente de la Liga Española de Fútbol (LFP) Javier Tebas Medrano.
Villar había sido expedientado por el TAD el pasado 15 de setiembre porque realizó actuaciones a favor de su candidatura en el proceso electoral mientras era presidente de la comisión gestora en la RFEF y defendió su programa en las redes sociales y además, envió cartas a los presidentes de las federaciones territoriales, según una denuncia presentada por el ex candidato a presidente de la RFEF y titular del Centro Nacional de Formación de Entrenadores (CENAFE), Angel Galán.
El expediente abierto por el TAD a Villar en setiembre se basó en escuchas de la llamada Operación Soule, ligada a la corrupción en el manejo de fondos de la RFEF, pero la situación puede agravarse para la selección española de cara al Mundial porque la FIFA advirtió que en su estatuto (artículo 13) no permite ninguna injerencia estatal en las federaciones nacionales y que podría costarle a España la descalificación para el Mundial de Rusia.
Días pasados, Villar afirmó en una conferencia de prensa (hecho muy poco habitual en sus 29 años de gobierno de la RFEF- que la posibilidad de que la selección española se quede fuera de Rusia 2018 “es seria” y aseguró que es “inocente” y “víctima de un complot”.
La gran pregunta es qué hará ahora la FIFA con Infantino a la cabeza. En 2008 ocurrió algo parecido, cuando el Consejo Superior del Deporte estatal español no aceptó la fecha de elecciones de la RFEF propuesto por Villar y en febrero, aprovechando un homenaje de Real Madrid a Alfredo Di Stéfano, el entonces presidente Joseph Blatter asistió a la capital española y advirtió al gobierno del socialista Zapatero que de entrometerse el Estado, la selección española podía quedarse sin participar en la Eurocopa.
El presidente de gobierno, entonces, respondió que en España nadie está por encima de las instituciones, pero el fútbol fue más fuerte, Villar acabó haciendo la suya y la selección española acabó ganando la Eurocopa con Luis Aragonés como entrenador.
Ahora no parece distinto, y más, cuando Infantino emergió como candidato a presidente de la FIFA a fines de 2015 cuando tras la redada de Zurich por el FIFA Gate, “Occidente” (Conmebol y UEFA, la Unión Europea de Fútbol) se quedó sin una figura porque ese lugar le correspondía al ex futbolista y titular de la entidad europea, Michel Platini, pero éste también fue sancionado por corrupción y no se pudo presentar.
Ante el temor de perder todo el poder tradicional del fútbol a manos del ascendente jeque de Bahrein Salman Bin Ibrahim Al Khalifa (finalmente, el ítalo suizo venció 115 votos a 88 el 26 de febrero de 2016), a fines de año se reunieron dirigentes sudamericanos y europeos para determinar un candidato, y el único que asomó fue Infantino, entonces secretario general de la UEFA y número dos de Platini en Europa.
“De acá no nos vamos sin tener un candidato”, se escuchó en la reunión, La frase fue de Villar, hoy destituido. Con ese antecedente, ¿Infantino no va a respaldar a Villar? ¿La FIFA realmente cambiará?