Hace 15 días, Socompa publicó una charla inédita de Borges con David Metzger y Hugo Colman. Antes de esa conversación, el autor de “El Aleph” dio una conferencia sobre Kafka – que en rigor fue una conversación con el poeta y traductor Alastair Reid -, la cual no se publicó en inglés, salvo una breve reseña. Aquí se reproduce completa, traducida al español. (Foto de portada: Tito Caula)
El diario The New York Times del 28 de septiembre de 1983 anunciaba, en la página 19 de su Sección C, que “el escritor Jorge Luis Borges y el filósofo James Burnham han sido premiados con el T. S. Eliot Award for creative writers por la Fundación Ingersoll y el Instituto Rockford”. El premio, que consistía en la nada despreciable suma de quince mil dólares, estaba orientado, según los responsables de otorgarlo, a “honrar a aquellos pensadores conservadores que de otra manera no recibirían la necesaria atención”. La curiosa taxonomía a la que Borges fue arrojado debe haber sido motivo de diversión para quien siempre se consideró a sí mismo un anarquista descreído de los ajetreos de la política y de las burocracias estatales.
El premio, destinado a “corregir ciertos desbalances de esta cultura, favorecida por el pensamiento liberal y a sacar de un ostracismo selectivo a los pensadores conservadores por el actual establishment literario y cultural” se hizo efectivo el 8 de diciembre de 1983 en la ciudad de Chicago en un acto donde los galardonados agradecieron la premiación con un breve speech. No hay registro de las palabras de Borges en esa ocasión, pero es posible imaginarlas.
En esos días, Borges recibió una invitación del Centennial Meeting of The Modern Language Association para dar una conferencia en New York cuya denominación sería “Kafka, the Writer’s writer, conversations with a Writer”. La Conferencia, en rigor una charla con el poeta escocés y traductor de Borges al idioma inglés Alastair Reid, se realizó el 28 de diciembre de 1983 en el Grand Ball Room del New York Hilton Hotel y fue presentada por el catedrático alemán Peter Beicken, profesor emérito en la Universidad de Maryland y especialista en literatura germánica y centro europea.
La transcripción que Socompa presenta es el registro textual de la grabación que David Metzger y Hugo Colman hicieran en el transcurso de la charla-conferencia. Hay algunos huecos en el texto, producto de fallas técnicas, ininteligibilidad de lo grabado o disminución de la voz de Borges, quien para ese entonces hablaba con un tono apagado, casi un murmullo.
Alberto Elizalde Leal
La conferencia
Presenteción a cargo de Peter Beicken: Con gran placer les doy la bienvenida a esta conferencia, con la que celebramos el centenario del nacimiento de Kafka en 1883. Me siento especialmente complacido en poder presentar a ustedes en esta ocasión a Jorge Luis Borges, autor argentino y leyenda viviente de la literatura moderna universal. Alastair Reid presentará a Borges esta noche, él ha traducido dos textos de Borges: “El Oro de los Tigres” y “La rosa profunda”.
Borges es, probablemente, uno de los primeros lectores contemporáneos de Kafka. Vivió en Suiza durante la I Guerra Mundial, aprendió alemán leyendo la poesía de Heine y se interesó por la literatura alemana de aquella época.
Allí observó atentamente el desarrollo del expresionismo, especialmente de la poesía expresionista de Johannes Becker, Gustav Meyrink y otros. También leyó textos cortos en prosa de Kafka. Muy pocos en realidad, pero en los cuales pudo vislumbrar esa obra monumental que Max Brod salvó del olvido luego de la temprana muerte de su amigo en 1924.
Borges se mantiene fiel a esa fascinación que sintió desde un principio por Kafka. En 1938 publicó en Buenos Aires la traducción de La “Metamorfosis” y otros cuentos y agrega un famoso prólogo que nos ayuda a comprender a Kafka y nos permite entrar en la mente de este excepcional lector y traductor.
Emir Rodríguez Monegal, autor de “Borges, un lector”, observó que Borges “estudió y discutió sobre Kafka cuando estaba por una nueva profesión como cuentista en 1938”. Desde aquel momento Borges continúa conversando con Kafka y hoy nosotros tenemos la maravillosa oportunidad de entablar una conversación con Borges. Invitamos al público a que escriban las preguntas que quieren hacerle a Borges.
Alastair Reid: Siempre es un honor tener a Borges entre nosotros, pero más que un honor es un placer. En los últimos años aquí, en New York, la gente ha estado leyendo a Borges intensamente y como dije en una reunión anterior a ésta, en la actualidad no haber leído a Borges se ha transformado en el equivalente literario a ser virgen. Nosotros leemos a Borges y dos o tres veces al año tenemos el gusto de tenerlo aquí para que nos hable. La presencia de Borges es movilizadora, así como lo es su lectura. Yo he descubierto que después que uno lee un cuento de Borges, los acontecimientos más comunes toman un significado singular, es decir, uno puede perder el tren y quedar frustrado sin que esto se transforme en un hecho en un hecho inquietante u ominoso.
Uno de los ensayos de Borges más celebrado y más utilizados por los críticos es “Kafka y sus precursores”, y ahí sugiere la extraordinaria idea de que en realidad cada escritor crea sus propios precursores y porque lo tenemos a Kafka vemos la paradoja de Zenón, los manuscritos de Han Yu, un poema de Browning, un poema de Lord Dunsany. Con esto podemos prefigurarnos lo que es Kafka y que Kafka creó sus propios precursores, lo kafkiano precedió a Kafka, entonces.
También, cuando hablamos de Borges podemos decir que las cosas se tornan borgianas y en cierta manera Borges ah creado sus propios precursores, uno de ellos es Kafka.
Borges dijo una vez que el arte de Kafka consistía en hacer que su lector releyera lo que había leído, lo que creía que había leído. Lo mismo pasa con Borges, él dijo una vez que hay solamente 5 ó 6 metáforas y que uno las reescribe constantemente.
Borges, ¿le gustaría comenzar a hablar sobre Kafka?
Jorge Luis Borges: Todas las cosas les son dadas a todos los hombres, el sol, la luna, las estrellas, la Tierra, el olvido, la memoria, la amistad, los libros, ese largo sueño que nosotros llamamos la historia de la humanidad, las penas, las traiciones, el reino, el poder, la gloria, las resurrecciones, la soledad, los recuerdos. Todo esto le es dado al escritor y su única tarea es entretejer estas cosas y transformarlas en sueños, en palabras, en cadencias, a veces en metáforas, y también en fábulas. Yo creo que al escritor no le está permitido hablar de una manera directa, él debe contar las cosas de una manera diferente porque si él es directo, entonces es simplemente un periodista, o un vocero o un político (esto, por supuesto, sería muy triste) o un historiador.
Ahora, en el caso de muchos grandes escritores nosotros debemos hacer concesiones todo el tiempo. Voy a elegir algunos ejemplos muy ilustres. En el caso de Shakespeare, no podemos olvidar que él escribió para el escenario, no para los lectores, con excepción de los sonetos y también, como dijo otro maravilloso escritor, Robert Louis Stevenson, “nosotros hablamos ese asombroso dialecto que es Shakespeare”, pero ese dialecto es inestable, cambia todo el tiempo.
En el caso de Dante, nos quedamos sorprendidos con esa mitología pagana, pero por supuesto, si él no cree en esa mitología, eso tiene escaso valor. Pero también nos quedamos sorprendidos por esa mitología cristiana muy extraña en la que encontramos a un Dios que crea la Humanidad y que también castiga y recompensa, como dijo Bernard Shaw, “the bribe of Heaven and the threat of Hell” (el soborno del Cielo y la amenaza del Infierno).
En muchos casos debemos tomar en cuenta los períodos, por ejemplo, debemos pensar a Sir Thomas Browne como a un escritor del siglo XVII y si hablamos de Walt Whitman debemos recordar todo lo referente al sueño americano de la democracia.
Pero en el caso de Kafka encontramos una diferencia muy extraña y también muy bella. Sabemos que Kafka fue un judío austríaco, sabemos que vivió esa horrorosa experiencia que fue la I Guerra Mundial y sabemos que escribió durante el apogeo del expresionismo, cuando los hombres estaban intentando todo tipo de experimentos con el lenguaje. Esto lo podemos apreciar en los versos de Johannes Becker y también en esa famosa línea de William Butler Yeats, tan justamente famosa que dice:
“that dolphin-torn
that gong-tormented sea”
Me pregunto si significa algo, quizás él se refiere a un mar dentro de una pesadilla, pero las cadencias están ahí, las metáforas están ahí, o cuando James Joyce escribió:
“the rivering waters are
the hithering, dithering waters are
night”
Las palabras “hithering” y “dithering” son intraducibles, nosotros no podemos escribir algo así, en una lengua romances, porque ya sea en francés, en español o en italiano, la última palabra sería “la noche”, “la nuit” “la notte”, eso, por supuesto, no quedaría bien, mientras que en inglés uno obtiene ese golpe final, una sola palabra, un sustantivo, sin artículo, solamente la palabra “night”, y después la pausa.
En el caso de muchos escritores uno debe hace concesiones, uno debe pensar que esto fue escrito en tal o cual período, pero en el caso de los escritores clásicos, y yo supongo que existen escritores clásicos, nos es permitido olvidarnos del período.
Sin duda Kafka tiene que haber sufrido enormemente, ya que la felicidad es un fin en sí mismo, pero la infelicidad debe ser solamente la belleza en la poesía.
En la actualidad muchos escritores escriben pensando en la Historia de la Literatura, es decir que ellos escriben más para ser analizados que para ser leídos, escriben para la historia. Yo creo que ese fue el gran error de Joyce, él con escribió para ser leído o juzgado, él escribió para ser famoso, para ser analizado, él quiso que sus lectores destejieran el arco iris.
Voy a citar una línea muy bella, una metáfora muy hermosa de John Keats que cuando dijo.
“A thing of beauty
is a joy forever”
su intención no fue decir que una cosa bella debe continuar, él pensó a la belleza como eterna.
En el caso de Kafka yo creo que podemos fácilmente predecir que él será famoso, digamos, bueno, dentro de cien años, por lo menos, porque no tenemos que pensar en las circunstancias. Yo creo que prefiero sus cuentos a sus novelas. Cuando leo sus cuentos, por ejemplo, el de “La construcción de la Gran Muralla China”, mi imaginación acepta esas cosas tan fácilmente como acepta otros textos famosos. Cuando leemos “Las mil y una noches” no pensamos que fueron inventados en la India, re-escritos en Persia y compilados en Egipto. No, nuestra imaginación los acepta y en el caso de los cuentos de Grimm, creo que son aceptados por la imaginación, la imaginación de los niños. En el caso de Kafka, yo creo que aceptamos lo que él escribió, sus opiniones apenas nos conciernen, y si hablo de mí, yo trato de no meterme con lo que escribo, quiero que mis opiniones queden afuera. A Kafka comenzamos leyéndolo y luego continuamos soñándolo y lo sueños son, por supuesto, pesadillas, pero no pesadillas que encontramos en una sola oración, o en una sola página, ellas crecen en nosotros, están diseminadas por todo el libro, por así decir. Recuerdo que lo primero que leí de Kafka fue un texto corto que apareció publicado en la revista “La acción”, el resto eran textos de los expresionistas alemanes quienes estaban experimentando con el lenguaje, mientras que Kafka escribía en su propio estilo sencillo, y –me dije- ¿por qué razón publican esto? Porque al principio no logré entenderlo y luego, con el tiempo, descubrí que ellos estaban en lo cierto, que Kafka estaba en lo cierto.
El hecho de que no puede pensarlo a Kafka como eterno es un buen presagio, nosotros apenas sabemos lo que las generaciones futuras pensarán de nosotros, estoy casi seguro de que cuando los hombres consideren a los escritores famosos del siglo XX, mencionarán los nuevos nombres, ya que el presente, como lo conocemos hoy, está bastante concurrido. Daré un ejemplo; yo creo que todos estamos de acuerdo en que William Blake fue un muy buen poeta y, sin embargo, recuerdo que cuando leí los 14 volúmenes de De Quincey, no encontré ni una sola referencia a William Blake, de él solamente dice “el pintor loco”, y eso es todo. Ahora, si De Quincey hubiera leído a Blake, si hubiera abierto uno de sus libros, uno de los Libros Proféticos al azar y hubiera leído, voy a citarlo de memoria:
(ininteligible en la grabación)
Él hubiera cambiado de parecer (risas). No sabemos con seguridad quién será famoso, pero creo que es bastante seguro decir, especialmente porque yo estoy aquí en este momento, que Kafka será famoso ya que no tenemos que pensar en las circunstancias.
Yo acepto las fábulas, después de leer las fábulas de Kafka, creo que él pensaba el Universo como una especie de Cosmos secreto, un Cosmos que era indiferente y hostil para con el Hombre, y él quería encontrar un lugar en ese Cosmos. Yo no estoy afectado de esa manera, trato de ser un hombre ético, trato de escribir lo mejor que puedo y recuerdo que he tratado de ser un hombre muy ambicioso, dos veces intenté ser Kafka, y por supuesto fracasé, entonces continué siendo Borges.
Reid: Borges, usted tradujo “La Metamorfosis” al español ¿cómo fue la experiencia de haber traducido a Kafka?
Borges: Bueno, estaba lleno de envidia, me hubiera gustado escribir ese texto, no haberlo traducido. Lleno de envidia, sí.
Reid: ¿Fue difícil traducirlo?
Borges: No, no creo. Porque después de todo, Kafka escribe en un estilo cristalino, no utiliza metáforas inusuales, él evita lo rebuscado muy fácilmente, no encontramos términos rebuscados en su escritura, afortunadamente. El español es un lenguaje muy diferente, las palabras son demasiado largas. Yo supongo que las palabras son como las de la versión en alemán. Además, en alemán y en inglés, hasta cierto punto, uno puede acuñar palabras, pero no se puede hacer eso en español, suena muy artificial.
Carlyle hizo que yo me interesara por el idioma alemán. Carlyle se enamoró de Alemania y luego escribió uno ensayos muy bellos sobre Richter, Niebelunglied, sobre Schiller, sobre Goethe y, sobre todo, ese maravilloso ensayo sobre Novalis. En ese momento yo ya había leído a Shopenhauer en una traducción inglesa. Creo que el título es errado, siempre traducen “The World that is Will and Idea” (El mundo como voluntad e idea) y la palabra “Idea” nos remite a Platón. Yo creo que él escribió “El mundo como voluntad y representación). (N. del T.: el título en alemán es “Die Welt als Wille und Verstellung”), entonces aprendí yo solo el idioma alemán porque quería leer a Schopenhauer en el original, lo hice de la mejor manera posible, comencé leyendo la poesía de Heine. Las palabras usadas en esos primeros poemas de Heins son muy simples, y también tenía un diccionario inglés-alemán. Luego de dos o tres meses, sin exagerar, yo leí un poema de Heine y lloré, no solamente por la belleza del poema, sino porque estaba leyendo un poema en letras negras, en letras góticas y estaba sintiendo la poesía. Las líneas que leí eran particularmente apropiadas para la ocasión:
(audio en alemán sin traducción)
Y luego sentí que este poema, esta estrofa me está besando en alemán, yo fui besado por el idioma alemán. Me siento muy feliz de poder recordar esto.
Yo creo que todas las cosas han cambiado a partir de Kafka, o como dijo un amigo, las cosas se leen de una manera diferente. Un amigo, Carlos Mastronardi, un muy buen poeta argentino, señaló que, después de todo, lo que Kafka había hecho fue re escribir la paradoja de Zenón de Elea. Ustedes recuerdan, la carrera de Aquiles y la tortuga, recuerdan el vuelo de la flecha inmóvil. Pero Kafka lo escribió de un modo patético; luego, también descubrí que la idea de posponer las cosas ya había sido intentada por Lawrence Sterne en “Tristan Shandy”, pero en el caso de Kafka, esta idea representa una visión del mundo. Antes de Kafka, esta idea nos era desconocida y ahora, bueno, nos es natural, muy natural. Pienso que todos los que escribimos estamos en deuda con Kafka, yo siempre he tratado de ser un buen lector de nuestro común maestro, Franz Kafka.
Reid: Borges, ¿usted se sintió atraído por Kafka desde el primer momento en que lo leyó?
Borges: No, me llevó algún tiempo, yo soy muy insensible. Me llevó bastante tiempo. Pero luego escribí dos cuentos y quise ser Kafka. Estos dos cuentos bastante malos y de poca importancia son “La biblioteca de Babel” y “La lotería de Babilonia”. Pero luego continué siendo Borges, pero a veces, cuando una página mía sale bien, entonces yo estoy imitando a Kafka, realmente (risas), estoy siendo Kafka sin saberlo, sin proponérmelo.
Reid: ¿Usted también escribió parábolas?
Borges: Sí, y creo que eso también se lo debo a Kafka, y también a un libro bastante olvidado, a unas fábulas de Robert Louis Stevenson que fueron publicadas después de su muerte. Yo no sé si ustedes recuerdan “Faith have Faith, or no Faith at all” (la fe tiene fe, o no hay fe), esto fue publicado después de su muerte.
Reid: ¿Cómo es Kafka en español? ¿Usted cree que el español se adapta a Kafka o que Kafka se adapta al español?
Borges: Creo que, felizmente para todos nosotros, todos los idiomas se adaptan a Kafka. Esa es la razón por la cual es, por así decir, un futuro clásico.
En su novela “América”, tenemos la idea de un cielo que no llega a ser satisfactorio, esta misma idea la encontramos en “The blessed Damozel” de Rosetti, pero en Rosetti, por supuesto, la dama no puede sentir que está en el cielo ya que ella encuentra a su amante, mientras que en el caso de Kafka uno piensa en el cielo como algo insatisfactorio, en la felicidad como insatisfactoria, en eso es diferente.
Luego tenemos las otras dos novelas, el argumento es el mismo. Por supuesto, este tipo de libro debería ser infinito ya que toda la trama se construyó sobre la postergación infinita de las cosas. De alguna manera, Kafka debía darle un final para sentirse satisfecho con los resultados. Pero yo creo que lo mejor que Kafka escribió fueron los cuentos, hay un excepcional trducción al inglés hecha por Edwin Muir, quien también escribió “La vida de John Knox”. Yo leí el texto inglés y el alemán y me parece que van juntos, pero siempre teniendo en cuenta que un idioma no puede reemplazar a otro idioma, esto es así, realmente.
Reid: ¿Hay libros que usted ha leído en el idioma equivocado, en un idioma para el cual no fueron escritos?
Borges: Yo creo que cualquiera que trata de leer la Biblia en francés está equivocado, ¿no? La Biblia debe ser la Biblia del rey James, o puede ser la Biblia hebrea (risas), esto es lo que a mí me parece. Whitman se traduce muy fácilmente al castellano, no ocurre lo mismo con Emerson, por supuesto. Él era más bien un artesano.
Reid: ¿Y Don Quijote?
Borges: Creo que Don Quijote ha sido mejorado por los traductores, yo prefiero el texto de Moteo al texto original (risas), esto es una herejía, pero ¿por qué no incurrir en herejías? (risas).
Reid: Entonces usted en realidad no leyó el Don Quijote primero en inglés.
Borges: No, lo leí en castellano, pero yo me sentí atrapado por el lenguaje, me enamoré de esas palabras confesionales, de esas palabras anticuadas. Encuentro que la segunda parte es mucho mejor que la primera, ya que e la primera parte uno claramente percibe una agitación, es decir, en la primera parte Alonso Quijano entra en un mundo extraño y luego sufre todo tipo de desgracias, mientras que, en la segunda parte, la gente, curiosamente, ya ha leído la primera y entonces lo respetan y lo ayudan. Luego, al final, cuando España parece compartir ese sueño con Alonso Quijano, él se arrepiente y es bastante extraño, porque nosotros preferimos a Don Quijote y no a Alonso Quijano. Pero en su último capítulo él vuelve a ser Alonso Quijano, un caballero muy honorable, pero el libro es por supuesto maravilloso.
Reid: Volviendo a Kafka por un momento…
Borges: ¿Por qué por un momento? Para siempre (risas).
Reid: En su famoso ensayo sobre Kafka y sus precursores…
Borges: Me pregunto qué fue lo que escribí, lo he olvidado…
Reid: Me parece que usted lo recuerda…
Borges: Sí, los precursores…
Reid: Los precursores, esta noción de que un escritor que leemos ahora crea sus propios precursores, ¿estuvo siempre en usted o surgió a partir de la lectura de Kafka?
Borges: No, creo que me fue dada, como tantas otras cosas, como todas las cosas de Kakfa.
Reid: Y también está la noción de que lo que Kafka nos da es una manera particular de mirar las cosas, uno vuelve a leer las cosas que ya ha leído, y muchas personas han dicho los mismo acerca de su obra.
Borges: Bueno, ellos están constantemente enriqueciendo lo que yo he escrito, y no tenía conciencia que había escrito tanto. Supongo que todos los lectores enriquecen lo que leen. Por ejemplo, Shakespeare es un escritor más importante ahora, después de Coleridge, después de Browning, que lo están enriqueciendo constantemente, también podemos nombrar a Goethe, sí, todos están enriqueciendo a Shakespeare, un escritor debe ser enriquecido. Yo veo que mis críticos siempre están inventando nuevas historias sobre mí, mucho mejores que las que yo escribí originalmente (risas). Siempre estoy recibiendo regalos de ellos.
Reid: Borges, yo lo he escuchado decir antes que toda la literatura consiste en cinco o seis metáforas que son escritas y reescritas, me gustaría escucharlo hablar sobre esto.
Borges: Bueno, siempre repito lo mismo, estas metáforas son, creo, “ojos” y “estrellas”, esta metáfora la podemos ver en Chesterton, luego otra metáfora, ésta es eterna, es verdadera, consiste en la idea de comparar la vida a un sueño, esto por supuesto sería idealista, pero esta idea siempre vuelve a nosotros. La otra metáfora puede parecer un poco trivial, pero es verdadera, es la idea de comparar las mujeres con flores, recuerdo una línea de Swinburne
“God making roses
made your face”
(Dios, al hacer las rosas, hizo tu rostro)
Luego, otra idea sería la de asociar la muerte y el sueño, esta idea la encontramos todo el tiempo, por ejemplo “él duerme con sus mayores” y luego otra metáfora es comparar las estaciones del año, las diferentes horas del día con la vida del hombre. Esto lo encontramos en el famoso enigma de la Esfinge, la encontramos constantemente. A veces, sin embargo, me encuentro con una nueva metáfora, por ejemplo, encontré un libro sobre la India y había un capítulo sobre poesía india y leí esta línea, me pregunto si es una línea nueva o trivial en Hindi o en Sánscrito, no sé quién la escribió pero dice lo siguiente:
“The Himalayas are the laughter of Shiva
the terrible mountains are the laughter of a terrible God”
(Los Himalayas son la risa de Shiva, las terribles montañas son la risa de un Dios terrible)
Nosotros aceptamos estas ideas, también otras metáforas puras pueden ser las de Shakespeare, por ejemplo, “the milk of human kindness” (la leche de la bondad humana) y también hay muchas metáforas relacionas con la luna. Leopoldo Lugones publicó un libro llamado “Lunario sentimental” en el que parece que agotara todas las metáforas posibles sobre la luna, pero no es así, y he encontrado en la traducción inglesa de un libro de poesía persa la siguiente metáfora sobre la luna:
“the moon, the mirror of time”
(La luna, el espejo del tiempo)
Y uno piensa en esa cosa frágil, en esa cosa blanca y frágil en el cielo, que es eterna como el tiempo, creo que puede decirse que es una nueva metáfora. Pero supongo que debemos conformarnos con los lugares comunes, porque, después de todo, una metáfora común es una metáfora verdadera. Cualquiera puede elaborar una metáfora falsa, falsa y sorprendente, por ejemplo, recuerdo que Vicente Huidobro escribió sobre la Cruz del Sur y dijo que era “el avión de Cristo”, eso puede ser sorprendente y nada más, no nos conmueve. Bueno, nosotros podemos comparar a las estrellas con los ojos de diferentes maneras, podemos decir “las estrellas nos miran” y pensamos en la eternidad de las estrellas que miran el transcurso de las generaciones humanas o cuando hablamos del cielo y decimos “un monstruo hecho de estrellas”, esta idea nos hace ver al cielo de una forma diferente, o como en esa belleza epigramática de Platón que dice:
“I wish I were the light and then I could looke on you in endless ways”
(quisiera ser luz y así poder mirarte de infinitas maneras)
Ahí uno percibe la ansiedad del amor, el amante quisiera poder mirar a su amada de muchas y diferentes maneras, él quisiera ser Argos, ser el cielo mismo. Y la metáfora es esencialmente la misma, pero yo creo que lo que realmente importa no son las dos partes de la metáfora, lo que importa es la manera en que es dicha, la entonación, y como dije cuando empecé a hablar, creo que la cadencia es lo importante, si uno logra la cadencia correcta, no tiene por qué preocuparse por el significado, quizás no haya un significado especial al que nos tenemos que referir, Si decimos por ejemplo:
(ininteligible en la grabación)
Esto es Shakespeare, por supuesto, yo creo que en estas líneas encontramos poesía, nadie lo puede negar, yo no sé cómo continúan estas líneas, eso apenas importa, yo recibí la poesía y le estoy agradecido, así como estoy agradecido a Kafka esta noche.
Reid: Borges, una de las metáforas con la que se lo asocia bastante es la de Borges y yo, en ese ensayo que usted escribió acerca del Otro.
Borges: Yo tomé esa idea de Stevensono, de Dr. Jekyll y Mr. Hyde, es una idea muy antigua, la idea del doble, la idea del alter ego, el otro yo; creo que esta idea también fue sugerida por los espejos, por un reflejo en el río, creo que esa página mía es bastante buena, la diferencia sería entre el hombre público y el hombre privado, supongo ¿no?
Reid: Esta es una imagen que aparece en otros escritores, en realidad hay un poema que no sé si usted conoce y como estamos hablando de precursores… Este es un poema que usa la misma imagen, un poema de Robert Graves, no sé si lo ha escuchado, se lo quisiera leer porque pienso que le puede interesar.
Borges: Sí, claro, me gusta mucho Graves, él se está muriendo en este mismo instante en Mallorca, se está muriendo silenciosamente, o quizás se está muriendo alegremente, sí.
Reid: Este es el poema.
Borges: Gracias.
Reid: “He is quick thinking in clear images,
I am slow thinking in broken images,
He becomes cull trusting to his clear images,
I become sharp mistrusting my broken images”
Borges: Es muy bueno, me hubiera gustado haberlo escrito a mí (risas)
Reid: “Trusting his images he assumes the relevance,
Mistrusting my images I question the relevance,
Assuming the relevance he assumes the fact,
Questioning the relevance I question the fact,
While the fact fails him, he question his senses,
When the fact fails me, I approve my sentences,
He continues quick and dull in his clear images,
I continue slow and sharp in my broken images,
He, in his new confussion of his understanding,
I, in a new understanding of my confussion.”
Borges: Un hermoso poema, sí.
Reid: Es un poema que está muy cercano a cosas que usted ha escrito en otros momentos, esto significa que bastante a menudo, dos escritores escriben acerca de las mismas cosas. Volviendo al temas de la traducción, existen palabras que no se pueden traducir al español.
Borges: Bueno, sí. Yo ya he hablado sobre algunas palabras, la palabra “weird”, por ejemplo, también “uncanny” y “eerie”, creo que la traducción más aproximada puede ser “siniestro”, pero no es lo mismo, esas palabras no son de origen escocés, ¿no?
Reid: Es verdad, esas palabras no son fácilmente traducibles al español, ¿Por qué es eso?
Borges: Porque el español no ha necesitado de esas palabras, nosotros no tenemos esos sentimientos (risas), entonces no las necesitamos, yo creo. En alemán existe la palabra “unheimlich”, que es lo mismo que “uncanny”.
Reid: Esas palabras intraducibles son a menudo claves para el idioma.
Borges: Por ejemplo, en español, cuando uno dice “estaba sentadita” uno da la sensación de ternura, ¿no?; “estaba solita” en inglés es “she was all alone” y así uno expresa ternura.
Reid: En inglés los diminutivos son como artificiales, mientras que en español forman parte del idioma, es más natural usarlos que en inglés.
Borges: Es empalagoso usarlos en inglés.
Reid: El inglés tampoco tiene el equivalente de “tutear” en español.
Borges: Sí, es verdad, eso se perdió, que pena. Antes existía el “you” y el “thou”, y en la actualidad los únicos que usan el “thou” son los cuáqueros, o se lo utiliza en las oraciones religiosas, ¿no? Yo no sé por qué ustedes en el Padre nuestro dicen “Our father which are in Heaven”, debería ser “who” y no “which”, pero “which” parece más misterioso, ¿no?
Reid: Y parece que se refiriera a algo más grande. (risas)
Borges: Sí, más grande y a algo, no a alguien. Mi abuela me enseñó a decir “Our Father which are in Heaven”.
Reid: Y así se dice comúnmente, ya es tarde para corregirlo. (risas)
Borges: Pero nosotros no queremos corregirlo, al contrario, estamos solamente dando una opinión.
Reid: Tengo acá algunas preguntas del público. Esta es una pregunta interesante: ¿usted piensa que Kafka ha influenciado sobre la novela policial? ¿Podría comentar sobre esto y cuáles son sus escritores de novelas policiales favoritos?
Borges: No, yo creo que la novela policial es anterior a Kafka, bueno, puede haber sido un precursor. Cuando pienso en el género policial pienso en Edgar Allan Poe, pienso en Chesterton, pienso en Wilkie Collins, pienso en un escritor poco conocido, Eden Phillpotts y por qué no nombrar a Ellery Queen (risas). Yo escribí un cuento policial, en cierta manera a partir de Kafka, se llama “La muerte y la brújula”, ese cuento puede ser kafkiano, así espero.
Reid: Acá hay una pregunta muy práctica, ¿qué poema de Browning lo hace precursor de Kafka?
Borges: cuando escribí ese ensayo pensé en el poema “Fears and Scruples” (Temores y escrúpulos) de Browning, publicado en 1876. Sí, ese poema, a mí me gusta mucho Browning.
Reid: Aquí tengo otra pregunta, ¿usted piensa que un estilo sencillo es esencial para lograr la grandeza en este siglo?
Borges: Sí, por supuesto. Kafka escribió de una manera sencilla todo el tiempo, sencilla y extraña, sencilla y aterrorizante.
Reid: Otra buena pregunta. Teniendo en cuenta lo importante que es Kafka hoy para nosotros, quisiera saber su opinión sobre el por qué Kafka no quiso que leyéramos su obra.
Borges: Sí, él le pidió a Max Brod que la destruyera, pero Kafka sabía que no iba a ser destruida. Pienso que él quería que su obra se conociese. Dejó su obra a sus amigos para que la destruyeran, pero sabía que no lo iban a hacer. Quiere destruir su propia obra pero no lo hace, no. Kafka sabía que su obra iba a ser publicada, sabía que Brod lo entendería.
Reid: ¿Sabía que su obra iba a ser preservada y publicada?
Borges: Bueno, anoche me encontré con el espíritu de Kafka y me dijo eso (risas), sí, estoy completamente seguro.
Reid: Borges, me parece que algunas preguntas son alarmantemente cósmicas (risas).
Borges: Espero no ser alarmantemente cósmico.
Reid: Sabemos que no lo es…
Borges: Yo soy un microcosmos, soy bastante microcósmico.
Reid: Entonces no voy a hacerle preguntas cósmicas.
Borges: ¿Por qué no? Esto es un juego y nos podemos divertir jugándolo.
Reid: Acá hay una pregunta bastante común, ¿cuál considera usted que es su mejor cuento, su favorito? Yo siempre he querido escucharlo contestar esta pregunta porque usted da siempre una respuesta diferente. (risas).
Borges: Creo que esta noche (risas) acá en New York, mi mejor cuento es “Ulrike”, es un cuento que ha sido bastante olvidado. También “Funes el memorioso” es bastante bueno. Hasta ahora tenemos dos cuentos, ¿por qué no tres? (risas). El tercer cuento es “El Sur”. Y eso es todo, los otros pueden ser olvidados (risas), creo que siempre respondo lo mismo, ¿no?
Como las preguntas son casi siempre las mismas, yo ya sé las respuestas de memoria. (risas)
Reid: Otra pregunta, ¿cuál es su opinión sobre La metamorfosis?
Borges: No creo que sea su mejor cuento, además, el título fue cambiado, creo que en alemán es “Verwandlung” ¿no?, y eso sería “el cambio” o “la transformación”. No sé por qué lo tradujeron como “metamorfosis”.
Reid: Quizás la palabra “metamorfosis” suena más clásica.
Borges: Pero debería ser “transformación”, ¿no
Reid: Acá hay otra pregunta: usted, al principio de su carrera tradujo y publicó en español a varios poetas alemanes expresionistas. ¿qué impacto tuvieron esos poetas en su propia poesía y en el avant garde español en general?
Borges: Ellos han influido en lo que escribí, pero las traducciones eran bastante malas, los poetas eran Johannes Becker, un poeta olvidado llamado Wilhem Klemm. Luego traduje un cuento de Meyrink: también había otro poeta que escribió palabras sin sentido, el título del poema tampoco tenía sentido.
Reid: ¿Quizás Hugo Ball? ¿alguno de los dadaístas?
Borges: No, yo creo que ellos estuvieron antes.
Reid: ¿Puede ser Stramm?
Borges: Sí, sí, es August Stramm, él escribió muchos poemas con verbos en infinitivo, ¿recuerda? Y al final encontrábamos una metáfora de la luna o las estrellas.
Reid: Otra pregunta, ¿usted no hubiera querido que Kafka quemara sus manuscritos? Es una pregunta un poco descortés.
Borges: Eso tendría que haberlo hecho yo mismo, pero en vez de quemarlos los publiqué (risas). Pero yo he destruido muchos libros míos; antes de publicar mi primer libro destruí tres. Mi primer libro fue publicado en 1923 y yo destruí tres antes de ese. Mi padre me dijo “escribe únicamente cuando sientas la necesidad interior de hacerlo, corrige tantas veces como lo creas necesario y por sobre todo, no corras a la imprenta”. Y sin embardo yo corrí a la imprenta a la edad de 24, recuerdo perfectamente ese libro, se llama “Fervor de Buenos Aires”. Quizás hay uno o dos poemas que valgan la pena, el resto es, bueno, yo diría que no vale nada.
Reid: ¿Está usted todavía interesado en la traducción?
Borges: Yo traduje “Palmeras salvajes” de William Faulkner, algo de André Gide y luego, bueno, mi madre y yo. Ella hizo la mayor parte del trabajo, tradujimos “Orlando” de Virginia Wolf y mi madre tradujo al español, también de Virginia Wolf, “Un cuarto propio”. También tradujo un cuento muy hermoso de un escritor americano o canadiense que se llama Stephen Benet, un cuento sobre Napoleón, que está en un libro que se llama “Tales before Midnight” (Cuentos antes de medianoche). Un libro muy hermoso. Me pregunto qué será de la vida Benet, si todavía vive, no sé nada de la vida de él. “Tales before Midnight”, la palabra “antes” lo hace más misterioso que si hubiese escrito Cuentos a la Medianoche o Cuentos después de Medianoche. “Antes” es mejor, ¿no? Porque nos hace temer la llegada de la medianoche.
Reid: Borges, ¿usted aprendió el idioma alemán en Suiza?
Borges: Sí, en Ginebra, yo aprendí alemán solo, con la ayuda de un diccionario.
Reid: Usted, en “La rosa profunda”, escribió un poema para la lengua alemana, cuéntenos algo acerca de su relación con ese idioma.
Borges: Creo que es uno de los idiomas más bellos, excepto cuando lo hablan los alemanes, no lo soporto (risas), quizás esto pasa con todos los idiomas, ¿no?, que suenan mejor cuando lo hablan los extranjeros.
Reid: Cuéntenos también sobre su relación con el inglés, tan importante para usted.
Borges: Creo que el idioma inglés es esencial para mí, pero mi inglés, ustedes lo habrán notado, es simplemente el de un lector de inglés, no el de un orador. Soy un agradecido lector de inglés, peor ciertamente no un orador. Casi toda la poesía llegó a mí a través del idioma inglés, a través de la biblioteca de mi padre. Yo crecí con Fitzgerald, también con Tennyson, con Swinburne, yo sé que está pasado de moda, pero amo a Swinburne, y también crecí con Byron, siempre leo y releo el “Don Juan”, y crecí con Longfellow y recuerdo:
“This is the forest primeval
the murmuring pines and the hemlocks”.
Yo leí sus manuscritos, él primero había escrito “here stands the forest”, pero eso suena bastante mal y luego lo corrigió por “this is the forest”.
Crecí con la poesía inglesa y mi abuela, que venía de una familia metodista del Norte de Inglaterra, sabía la Biblia de memoria, sabía los capítulos y versículos y así conocí yo la Biblia del King James. Mi abuela se casó con un argentino, con un militar, con el Coronel Borges. Y vivió cuatro años en el límite con la Pampa, esas llanuras donde vivían los indios nómadas. Pasó cuatro años allí, conoció a indios que nunca habían visto una casa en sus vidas. Vivían bajo toldos, para ellos una puerta, una ventana, un techo, un patio, eran algo asombroso como es Manhattan para nosotros. Ella me decía: “Yo era muy feliz, lo tenía a Pancho, mi marido, tenía a mi primer hijo que murió, tenía la Biblia y lo tenía a Dickens, con todo eso yo era feliz”.
Yo siempre hablé inglés y castellano, luego traté de aprender otros idiomas y fracasé, bueno, me enseñaron francés y como la mayoría de la gente, hace mucho he olvidado el latín. Últimamente he estudiado el Old English que suena mejor que el inglés moderno, yo creo; el Old English es un idioma vocálico. Ahora estoy estudiando islandés, porque siempre he estado interesado en Escandinavia. Mi padre me dio una copia de la traducción de William Morris de “Volsunga Saga”, la misma historia de los Niebelungenlied en alemán, también recuerdo que leí un libro sobre mitología Nórdica. Con María Kodama fuimos a Islandia, eso fue hace un año o hace un mes, mis días son muy vagos, pero nosotros estuvimos en Islandia y ahí conocimos a un sacerdote pagano, hablé con el vicario de Morgafjord y le pregunté -¿conoce usted a un sacerdote pagano? Y me respondió -¿a qué se refiere?, y yo le dije, – bueno, un hombre que todavía adora a los antiguos dioses germánicos. Y ese hombre era él, un hombre alto, un gigante bondadoso, como todos los escandinavos. Me dijeron que tenía una cara juvenil, no estoy seguro de eso. Y él entonó una larga plegaria para nosotros. Voy a citar algunos de las palabras que mencionó que son los nombres de los dioses, los nombres eran: Freyja, Odin, Thor, que se pronuncia con la “R” dura de los escoceses. Este hombre tiene 300 feligreses, hay 300 personas en Islandia que todavía adoran dioses germánicos que dieron sus nombres a los días de la semana en inglés. Conocí a este hombre y hablé con él.
Reid: Borges, para mantener vivo el anglo-sajón, ¿por qué no pronuncia algo en ese idioma?
Borges: Bueno, son todas plegarias, yo no las recuerdo muy bien, María Kodama las recuerda mejor que yo y además ustedes conocen los textos.
Reid: Sí, conocemos los textos, pero quisiéramos escucharlo, por razones puramente literarias.
Borges: Sí, por supuesto, este es el Padre Nuestro, lo voy a pronunciar en mi propio acento sudamericano, ¿no? me pregunto cómo lo pronunciaban ellos, nadie nos lo puede decir.
(ininteligible en la grabación)
Reid: Borges, usted nos honra con su presencia, muchas gracias.
Borges: Gracias.
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