Durante más de un año, cámara en mano, el economista y fotógrafo Marco Antonio Sepúlveda Gallardo documentó las movilizaciones de 2019 en Chile. Un trabajo que registró un momento bisagra del país vecino y que presentó en la Feria del Libro. (Foto de portada: Horacio Paone).

Entre las novedades que dejó la Feria del Libro sobresale un trabajo de documentación gráfica acerca de las movilizaciones en Chile de 2019. Su autor, el economista y fotógrafo Marco Antonio Sepúlveda Gallardo, le dijo a Socompa: “las manifestaciones del estallido se convirtieron en el motivo central de mi vida por más de un año”.  El resultado de ese intenso trabajo, publicado por Ocho Libros Ediciones, se llama Primera Línea Chile, y es una radiografía-homenaje a ese grupo de manifestantes que expuso la vida para torcerle el brazo a un sector dominante que había hecho de Chile el modelo ejemplar del neoliberalismo.

La vida de Marco Antonio, como la de sus compatriotas, está signada por el derrocamiento de Salvador Allende. Siendo un niño, el golpe de 1973 encarceló a su padre y obligó luego a la familia al exilio en Suecia. En 1988, Marco Antonio volvió durante un tiempo a Chile para documentar el plebiscito que decidió que Augusto Pinochet no seguía en el poder de manera automática y debía convocar a elecciones. “Después de la victoria del NO volví a Estocolmo -dice-, pero apenas pude me volví a Chile y mucho fue gracias a ese plebiscito del ‘88, que me inspiró, y me di cuenta de que quería volver, quería vivir en Chile y no en Estocolmo”. Así que en 1996 se volvió con su hijo y trabajó como asesor en varios proyectos de desarrollo local junto al pueblo mapuche.

El viernes 18 de octubre de 2019, primer día de las manifestaciones, Marco salió a la calle con su cámara. La represión solo le permitía captar imágenes marginales, de modo que se armó un “set artesanal de protección”, no muy diferente al del resto de los manifestantes: antiparras, máscara antigases, casco y envoltorio para la cámara. Marco se mantuvo con esto siempre cerca de la Primera Linea y las imágenes de este libro surgen en las esquinas de Santiago, en esas largas batallas contra las fuerzas de seguridad. Si bien surgían espontáneamente, dice Marco, estos manifestantes tenían una forma muy articulada de impedir el intento de desmovilizacion. Dicho en palabras del fotógrafo: “había organización para garantizar la masividad de las movilizaciones que los pacos querían dispersar.”

Incluso para quienes seguimos la lucha desde lejos, era evidente un gran espesor cultural en el movimiento insurgente. Si todas las grandes epopeyas sociales tienen una estética propia, la rebeldía chilena protagonizada mayoritariamente por la juventud, puso en escena una diversidad cultural enorme. A través de las redes supimos del perfil antipatriarcal de la revuelta en consignas como “la verdadera violencia es la violencia de género” o “no soy más tu mamacita”. También aparecía la filosofía rebelde en “existo porque resisto” o “no hay paz sin dignidad”, y la poética setentista en “Masturbá la mente, eyaculá ideas”.  La cámara de Marco va a la captura de esa estética. El libro se detiene en dibujos y estampados en banderas y cascos: lo visual tiene un lugar muy importante en esta revuelta y las fotos de este libro lo testimonian. Hay, sobre todo, una detallada colección de escudos que Marco retrata a lo largo de su trabajo. El arco de la simbología juvenil que se refleja en ellos abarca desde las imágenes míticas de Violeta Parra y Victor Jara hasta las fotos de Joker, el villano de Batman devenido ídolo antisistema; desde el muy local Perro Matapacos hasta personajes del manga y el animé; desde las consignas en mapuchungpún -que pusieron de relieve la participación de los pueblos originarios en la lucha- hasta el acróstico ACAB (All Cops Are Bastards – Todos los policías son bastardos) de origen británico y de creciente popularidad entre los punks, skinhead y adyacencias.

Las imágenes oscilan entre el arte del retrato y el documento urgente de la violencia policial. En ese registro doble, Marco se las arregla para dar testimonio de los diversos roles (u oficios) que se fueron formando al calor de la práctica de la Autodefensa de Masas puesta en práctica en la Batalla de Santiago. Ahí están las mecheras y los mecheros, lanzadores de bombas molotov; también están los mineros y las mineras, encargados de juntar piedras para los y las lanzadores. O les hidratadores, que ayudan a la gente a superar el efecto de los gases rociando agua con laurel alrededor de la boca y agua con acetona que abre las vías respiratorias. O se documenta la tarea de los escuderos y las escuderas en el momento de proteger a quienes están lanzando piedras.

La lucha contra las bases del proyecto neoliberal, dice Marco “sucedió por más de un año, con un paréntesis de algunos meses que fue la pandemia, la cual lejos de darle un respiro a Piñera, lo que hizo fue desnudar que el modelo neoliberal ha dejado desprotegida a más del 80% de su población”.

El resto es la historia que conocemos. Una convocatoria al plebiscito en la que el 80% voto por cambiar la Constitución heredada del pinochetismo, verdadera armazón del modelo económico. La votación para los constitucionales y luego la elección que dio la presidencia a Gabriel Boric. “En este momento, dice Marco -tenemos una derecha neofascista que está tratando de sabotear con todos sus recursos, que son muchos, la nueva Constitución”.  El resultado de este proceso es incierto. “No sabemos qué saldrá, pero lo que salga se lo debemos en gran medida, a esta juventud que resistió en las calles de Santiago y de todo el país”, concluye.

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