Una revista que duró apenas dos números pero le alcanzó para ser leyenda. Un documental de Mariano Varela retrata ese mito, habla con los protagonistas y se pregunta si hay relaciones de parentesco entre la inspiración y el alcohol.

Acabo de beberme 18 whiskies. He batido mi propio record”             (últimas palabras de Dylan Thomas) 

Dylan Thomas le dijo la frase del epígrafe al encargado del ahora legendario Chelsea Hotel de Nueva York y, tras anunciar la cifra,  el poeta entró en coma y varios días después falleció atormentado por sus delirios alcohólicos. En 1991 y bastante lejos del Chelsea Hotel, un grupo de poetas revivió el mito de esa muerte alcohólica para establecer ese número de whiskys como una marca a igualar para quien quisiera llevarse como premio la edición de un libro con sus poemas. Esa aventura derivó en otra: la edición de una revista de poesía que reuniría a los más prometedores escritores de la década del ´90 y que instalaría un mito peculiar porque 18 Whiskys editó apenas dos números y desapareció a justo cuando estaban terminando de reunir el material para el tercero.

-¿Hicieron un documental con eso?- me dice sorprendido un editor y agrega: ¿hablan de La trompa de Falopio y de…?

Mi amigo nombra una docena de revistas de la época que yo por supuesto no conozco.

– No pensaba ir a la privada pero ahora que decís que me nombran voy ir. Me llamaron para participar y dije que sí pero después desistí. Si la mención es amable voy-  quien habla es un poeta y crítico que en esa época seguramente tomó más de 18 whiskys por noche y que compartió aquella bohemia. Este poeta se negó a participar de “18 Whiskys” porque supuso que se transformaría en un ejercicio de glorificación de Fabián Casas que fue la figura emergente de esa generación y que generó una especie de culto a su alrededor, un culto que se sostiene en la obra de Casas que para muchos es de las mejores plumas de esta época.

El director de 18 Whiskys es Mario Varela que hace unos 25 años hizo un corto documental que se llamó Rally París Dakar en el que registró una de esas noches de borrachera de los poetas de aquella época. Pero en ese tiempo esos poetas eran apenas los amigos bohemios y borrachines de Varela y en la escuela de cine de Avellaneda casi lo echan por presentar ese documental en blanco y negro y con escenas fuera de foco.

Parte de aquello es la base de 18 Whiskys el documental en el que Varela vuelve sobre aquella historia y sobre el mito de la revista.

“El objetivismo fue la derecha de la poesía de aquella época” me dice alguien tratando de explicar el entramado de esta historia y alguien más agrega que la romantización de los excesos fue algo que no le hizo nada bien a la poesía y que la idea de que todos en aquella época estaban comprendidos por la frase de Fabián Casas que aseveraba “No tenemos nada que ver con la política, venimos de la droga y del rock” puede ser un poco exagerada. Tal vez ese abuso de lo que se llamó el “objetivismo” haya borrado el hecho de que en aquel colectivo había mucha gente que pertenecía a distintas militancias y y que habría que pensar esa reunión de ideologías no significaba una adhesión a un credo “apolítico”, lo que no necesariamente se traduce en derecha. La frase de Casas fue reivindicada por José Luis Mangieri quien apadrinó el movimiento.

El documental 18 Whiskys que llega hoy a la sala del Cosmos/UBA se mete en el día a día de los poetas que pasaron por la revista: Daniel Durand, José Villa, Darío Rojo, Fabián Casas, Juan Desiderio, Rodolfo Edwards, Laura Wittner, Washington Cucurto y otros más. Algunos aparecen dando sus opiniones, otros parecen preferir escaparse de esa nostalgia y algunos aparecen para decir sencillamente que no entendían nada de lo que se hablaba en aquellas reuniones, Es alguien que admite que no era parte del grupo y que era más bien un invitado habitual de las maratones el que de todas maneras ordena bastante el relato, Jorge Aulicino. El relato de Aulicino ayuda a los que no están muy enterados de lo que ocurría con la bohemia de los 90 y no es casual porque fue un poco responsable de todo aquello desde el suplemento Ñ. La presencia del testimonio de Aluicino ayuda a quienes no conocen la interna del mundo de la poesía de los ‘90. Y si bien no era un integrante del núcleo central de la revista 18 Whiskys desde su posición en el suplemento Ñ de Clarin ayudó a que el mito de la revista y del «objetivismo » se afianzara.

Mario Varela se pone al frente del documental,  charla con sus viejos amigos, algunos todavía tienen facturas para pasar y otros prefieren marcar que había por lo menos una docena de publicaciones al mismo tiempo y que incluso algunas de ella,  cómo La mineta,  resultaron fuentes inagotables de tendencias diferentes. Un editor que hoy está en plena actividad reniega del reviente y dispara una mirada benévola sobre los excesos

– Pessoa era virtuoso no gracias a su alcoholismo sino a su pesar. Lo mismo pasa con Luca Prodan que era un artista venerado por todos en esa época. Luca no era bueno por la ginebra era bueno y punto.

Si se compara aquel viejo documental de Mario Varela hecho en blanco y negro por falta de presupuesto con este documental que se estrena ahora 18 Whiskys es una superproducción. Va de Buenos aires a la Patagonia y llega hasta las Filipinas para registrar los testimonios de los poetas que participaban de todo aquello, mostrando que muchos de ellos siguen su camino y que el mito, discutido y todo , sigue vivo.

Como suele ocurrir, la historia real se teje de manera caprichosa y todo aquello que parece lineal no lo es tanto. La historia es más compleja, más retorcida y sucia me aseguró un participante de aquellas maratones. Pero al menos para conocer parte de esa historia se estrena 18 Whiskys y vale la pena verla.