¿Cómo pensar otros cuerpos, otras formas del deseo, de la sexualidad, de la subjetividad, de las invenciones de uno mismo? Son algunas de las preguntas que busca responder la muestra “Inventar a la intemperie” a través de fotografías, esculturas, libros, textiles, videos, instalaciones y afiches. En el Parque de la Memoria, un recorrido por cuarenta años de expresiones artísticas, activismos y emergentes sociales que impulsaron nuevos sentidos (Foto de apertura: Leandro Katz).
Inventar a la intemperie. Desobediencias sexuales e imaginación política en el arte contemporáneo” [1] expone el cruce de “esas aperturas de sentido” provocadas por las distintas prácticas artísticas contemporáneas y activismos sociopolíticos -porque no hay arte o manifestación que escape a su época- en la escena argentina, como resultado de las investigaciones académicas llevadas adelante por el curador de la exposición, Fernando Davis, junto al equipo conformado por Fermín Acosta, Mina Bevacqua y Nicolás Cuello.
“Erótico”, se lee en la pared de la antesala a la exposición, esa que mira hacia la entrada vidriada y al Río de La Plata que a pocos metros lame las costas del Parque de la Memoria. Se trata de la reconstrucción de una obra de Oscar Bony de 1966, titulada “Ejercicio semántico” o “Erótico”, que con sus grandes letras negras sobre fondo amarillo impulsa a acercarse a esas historias que pueblan las obras de la exposición con importantes acervos documentales, libros, videos, dibujos, memorabilia, ediciones independientes y fanzines, entre otros repertorios visuales.
Producto de una investigación de casi diez años con sede en la Facultad de Artes de la Universidad Nacional de La Plata, la exposición reensambla imaginarios en un diálogo posible de obras y documentos que recorren cuatro décadas, desde los 60 hasta los primeros años de 2001 con la crisis política y económica neoliberal decantada.
Nombres y obras tan variados y relevantes como los de Alberto Greco, Pablo Suárez, Edgardo Giménez, Alberto Heredia, Cristina Schiavi, Karina Urbina, Nora Lezano, Feliciano Centurión, Delia Cancela y Pablo Mesejean, los zapatos de Klaudia con K, o los yesos de Dalila Puzzovio y las fotografías de Leandro Katz, se dan cita en esta muestra.
Así también como los de Omar Schiliro, Marta Minujín, Ariadna Pastorini, Fernanda Laguna, Alfredo Londaibere, Jorge Gumier Maier, Mariela Scafati, Liliana Maresca, Marina de Caro, Margarita Paksa, Ana López o Osvaldo Lamborghini, entre unos 80 referentes que se abren a otros, conformando esta experiencia de imaginarios potentes instalados en el espacio de la Sala PAYS del Parque de la Memoria.
Los cinco grandes núcleos temáticos se desplazan por conceptos delimitados por “Deseo y revolución”, “Underground destapado”, “Fiesta, belleza y precariedad”, “Multitudes sexuales y reinvención de lo común” y, como cierre, “Escrituras menores, afinidades afectivas”.
A su vez, la muestra física se replica en la página web inventaralaintemperie.ar para ser consultada y leída desde la distancia. En ella se suma material extra “como una suerte de extensión”, definen los curadores.
“Empezamos en el 2012 con el proyecto de investigación en la Universidad Nacional de La Plata a trabajar como equipo y a partir del trabajo dijimos: ´Tenemos que realizar una muestra´, En el 2019 nos dieron el subsidio de la Foundation for Arts Initiatives y propusimos el proyecto al Parque. Iba a ser inicialmente en 2020 pero la pandemia hizo que se fuera posponiendo”, dice Davis.
La muestra no da cuenta de cronologías de modo explícito, pero recorre como mojones las distintas expresiones que fueron disruptoras con un status quo, con una normativa que dictaminaba como ser, vestirse, sentir y vivir. “No pretendemos componer una nueva cronología estable o coherente, no nos interesa hacer una historia del arte, una historia del arte LGTB ni nada por el estilo. Sino más bien insistir sobre la pregunta de cómo estás prácticas habilitaron formas de imaginación política en relación a los cuerpos, la sexualidad, el deseo, en distintos momentos y que complejidad adquirió esa pregunta en cada contexto y en qué prácticas de la producción cultural, artística”, define el curador.
Davis explica que parten de los años 60 y llegan hasta los estallidos sociales del 19 y 20 de diciembre de 2001 con algunas obras posteriores, que tienen “sus resonancias o reverberaciones de la crisis en los años siguientes”. La pregunta que condensa y atraviesa esto es, de algún modo, la aparición de lo que llaman desobediencias sexuales como un “conjunto múltiple de estrategias críticas” o plataforma desde los que se movilizaron otros imaginarios.
“En las distintas épocas y experiencias la pregunta cobra aristas diferentes en relación a cada contexto y los materiales: ¿Cómo pensar otros cuerpos, otras formas del deseo, otras formas de la sexualidad, de la subjetividad, de las invención de uno mismo?”, explica.
Otro de los puntos centrales de la muestra es “ensamblar o poner en constelación materiales que provienen de diferentes territorios del arte, la cultura popular, los activismos, la contracultura punk”, pero en el marco del arte contemporáneo. Y con este gesto incorporan otras formas expresivas además de las artes visuales en sí, como el teatro (con el underground porteño de fines de los 80 y principios de los 90, por ejemplo) o la literatura de los activismos sexopolíticos, con “otros modos de producción de artefactos sensibles, visuales, performáticos”, que no son exclusivos del arte.
Es desde estos espacios diversos que la pregunta se ancla en las desobediencias sexuales, en otras formas del cuerpo, en el deseo y la subjetividad, entre otras cuestiones.
El otro punto importante para los investigadores es la idea de estas expresiones suceden muchas veces a destiempo. “Muchas veces el arte o el activismo hace preguntas que no son lo obvio en un determinado contexto, sino que se plantean desplazar los límites de lo pensable y de lo posible en un determinado presente”, dice Davis.
Pero no es anticipatorio, como algo por venir, sino algo que está sucediendo y que desde el arte y el activismo otorga la “posibilidad de imaginar otras formas de vida, de relacionarlos, de pensar la vida en comunidad, otras formas de pensar el cuerpo, la sexualidad”.
De algún modo podría pensarse que esas líneas de cuerpos y deseos fluyen hasta el presente entre un sector de los más jóvenes de la sociedad y la necesidad de no ser encasillados en lo “cis” genérico como única opción identitaria, sexual y de autopercepción.
“Lo que aquí llamamos autodiseño, invención de las propias condiciones de existencia es una pregunta que va articulando las distintas zonas de la exposición. No plantearía una suerte de desarrollo lineal. Los procesos sociales de cambio y transformación tienen otra complejidad que no obedece a una continuidad lineal. De hecho la muestra, más allá de que plantea un recorrido cronológico, juega con algunos sobresaltos temporales, con ciertas discontinuidades, con imágenes que están en una sala y resuenan en la otra”, reflexiona el curador.
A modo de ejemplo toma la figura de la estrella y detalla: “es una imagen que prácticamente aparece asociado a los movimientos revolucionarios, a la moda, al diseño, al espectáculo y luego con los bordados de Feliciano Centurión en los años 90 y también con ciertas estrategias del under en los 80”.
“Determinadas imágenes o recursos visuales van resonando distintos contextos. Con lo cual, la muestra no pretende construir una especie de relato coherente, cronológico, sino más bien apostar un poco por hacer pulsar una serie de imágenes, registros, documentos que desbordan el contexto donde fueron producidos, por ejemplo, materiales de los 60 que resuenan en los 90, o de los 80 en los 90”, explica Davis.
El recorrido cierra con textos que tensionan los géneros tradicionales, ediciones alternativas que disputaron horizontes de imaginación en torno a cuerpo, sexo, erotismo o género, cuestionamientos a partir de la producción de libros artesanales (como los que impulsaron Eloísa Cartonera o Belleza y Felicidad), así como la evocación de las figuras autorales, las traducciones y los géneros híbridos que cruzaron diferentes lenguajes como recursos, para cerrar con un audio del poema “Cadáver” de Néstor Perlongher como parte de ese cruce incómodo que se plantea en la muestra.
[1] La exposición es con entrada libre y gratuita. De martes a viernes de 12 a 17; sábados, domingos y feriados de 12 a 18.30 hasta el 12 de diciembre. En Av. Costanera Norte Rafael Obligado 6745, CABA.
Catálogo de la exposición.
Foto de apertura: Leandro Katz. Sin título, Bluebeard (Barbazul), 1970. Fotografía, 23 x 36. Colección del artista. Gentileza Herlitzka + Faria.
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