El 14 de marzo de 2007, Roger Waters deleitó a los chilenos tocando uno de los álbumes más aclamados en la historia del rock: “The Dark Side of the Moon”. Era la segunda visita del cantante y compositor de Pink Floyd. Poco antes del concierto, lo entrevistó Juan Ignacio Cornejo, de la Revista Rockaxis. Socompa rescata la charla, donde Waters habla del proceso creativo, de su compromiso político, de su relación con David Gilmour y de Syd Barrett, entre muchos otros temas. Además, de yapa: algunos canciones para escuchar durante la lectura.

“Te veré en el lado oscuro de la luna” dice el coro de “Brain Damage”, uno de los brillantes temas que componen una de las obras más alucinantes en la historia de la música popular. El que es promocionado como “el genio creativo” de una de las agrupaciones más trascendentes de todos los tiempos retorna a nuestro país refregándonos en el rostro su orgullo por ese álbum. Con el nombre de Pink Floyd más vivo que nunca, Roger Waters pisó suelo nacional el 14 de marzo. Y lo vimos, nada menos, que en The Dark Side of the Moon, como “Brain Damage” lo profetizó. Esta es una entrevista publicada en el número de marzo de la revista Rockaxis, poco antes del inolvidable concierto que brindara Waters en el Estadio Nacional.

Hace ya 30 años, una inmensa cantidad de bandas se peleaba por ser “la más grande del planeta”. Pero había una que no entraba en esas disputas, pues habían sido capaces de crear un universo propio, mágico e indescifrable. Esa agrupación se llamaba Pink Floyd, que en su génesis había contado con el genio de Syd Barrett y que, tras su salida, poco demoró en reordenarse y sorprender a la humanidad con discos absolutamente asombrosos durante toda la década: “Meddle”, “Dark Side of the Moon”, “Wish You Were Here”, “Animals” y “The Wall”. Todos títulos que conforman una de las colecciones más imprescindibles de todos los tiempos.

La formación floydiana de los setentas tenía a dos colosos en sus filas: el bajista Roger Waters y el guitarrista David Gilmour. Uno de ellos, sin embargo, siempre fue quien llevó la batuta y destacó por su creatividad y atrevimiento. Hablamos, claramente, de Waters. El mismo que vino a Chile en marzo de 2002. El mismo que se rehúsa a retomar a su banda desde hace más de 20 años. Y el mismo que vuelve a nuestro país, en la gira “The Dark Side of the Moon Live Tour”, donde rinde tributo al que se dice es el mejor disco del conjunto, y uno de los más importantes en la historia de la música popular.

Cinco años no pasan en vano

Cuando Roger Waters pisó suelo nacional hace ya cinco años, se pensó que era una oportunidad única en la vida. Fue, de hecho, una jornada disfrutada por 50 mil espectadores, durante tres horas de espectáculo, y en que muchos vieron el sueño de toda su vida cumplido. Y la razón para ir a esa cita, un 5 de marzo, era que “es lo más parecido a ver a Pink Floyd acá”. Pero posterior a ese show, muy poco material nuevo en clave rockera se le ha conocido. Por eso, resulta bastante lógico que la gente se pregunte “qué hay de nuevo” en esta visita. Bueno, harta agua ha corrido bajo el puente. Mucha más de la normal.

En 2005 lanzó su ópera, “Ça Ira”, inspirada en los primeros días de la Revolución Francesa. Algo que pudo parecer muy extremo para un artista de rock, para Roger fue un paso casi lógico, considerando que su obra siempre consideró elementos narrativos y teatrales bien marcados. “The Wall” tal vez sea el ejemplo más claro de ello. Es más, ya tiene esa forma de componer en su ADN. Se enorgullece de reconocer que “casi todo mi trabajo está relacionado filosófica y musicalmente”. Una frase que basta para desmarcarlo de la gran mayoría de los compositores contemporáneos.

Lo que nos motiva actualmente es el tour mundial que el bajista comenzó el 2 de junio de 2006. Como ya lo mencionamos, la gira revive de manera íntegra esa perenne obra de arte titulada “Dark Side of the Moon”, junto con la gran mayoría de los restantes clásicos de la discografía de Pink Floyd. Una gira que ya tuvo su primera parte en Europa y Estados Unidos y que antes de pasar por Chile lo llevará a Australia, Nueva Zelanda, China, India y México, entre otros, para luego volver a Europa.

Pero como es fácil de suponer, la carrera de “Roger Waters solista” jamás podrá separarse de su pasado con Pink Floyd. La hiperventilada actuación del cuarteto en el Live 8 en 2005, y la muerte de Syd Barrett en 2006, sólo han ayudado a devolverle portadas y especiales en todos los medios entendidos del mundo. Es por todas estas razones, que la palabra de Waters en la actualidad tiene un valor incalculable. Y no por nada Rockaxis tiene el honor de compartir una exclusiva imperdible con el mismísimo Roger, donde ningún tema quedó sin mencionarse. Presionen “Play” y disfruten.

-Roger, gracias por conceder esta entrevista. Finalmente has tenido la chance de retornar al primer plano hace un tiempo con el tour “In The Flesh”, y ahora estás iniciando la segunda parte de “The Dark Side of the Moon Live”. ¿Por qué te demoraste tanto en volver a la luz pública?

-El último gran tour que hice había sido en el 87, que era la gira de “Radio K.A.O.S.”. No sé bien. Luego hice “The Wall” en Berlín en el 90, lo que significó mucho trabajo. ¿Qué me pasó? Me divorcié y anduve haciendo otras cosas por un tiempo. Hice un show acompañando a Don Henley en 1992 para su proyecto “Walden Woods”. Éramos Don, John Fogerty, Neil Young y yo. Usé a su banda para cantar un par de temas. Y tuve una enorme sensación de calidez de parte del público. Pensé que no era tan malo, y que tal vez debiese volver a tocar. Pero eso estuvo paseándose por mi mente durante todos los 90’s. Finalmente en el 99 me arriesgué, para ver qué sucedía. Y funcionó bastante bien. Y aquí estoy ahora, con “The Dark Side of the Moon”, y todo está bastante bien.

-Has pasado de escribir rock a hacer una ópera, “Ça Ira”. ¿Cómo es la transformación desde el rock a la ópera?

-Es un asunto técnico, sólo eso. Música es música, sea cual sea el género. Esté haciendo arreglo para un tema de rock and roll o escribiendo para una orquesta o un coro. Es sólo una cosa técnica. Es como pintar con una paleta distinta. Esencialmente es lo mismo. Sigues intentando conmover al público. La música es muy, muy simple. Organizas sonidos intentando lograr una respuesta emocional del oyente o el espectador.

-Tú te distinguiste por ser uno de los compositores más adelantados a su época. Con Pink Floyd, fuiste uno de los primeros en realmente usar sintetizadores. ¿En qué será pionero Roger Waters en el 2007? ¿En qué estás trabajando, qué deseas hacer?

-Hay un buen número de cosas. Estoy retornando a formas más simples de expresión musical. Hay una parte de mí que desesperadamente quiere ser Neil Young o Bob Dylan. Cuando me siento a solas con mi guitarra, regularmente estoy trabajando en secuencias melódicas estructuradas de manera muy simple. Siempre estamos buscando un ‘Knockin on Heaven’s Door’ o un ‘Heart of Gold’. Siempre hay algo ahí en las 12 notas que tenemos disponibles para nosotros. Siempre estoy buscando. Llevo diciendo que haré un nuevo disco por 13 ó 14 años ya. He escrito una tonelada de canciones y están todas ahí, a la espera. Creo que la motivación de terminar algo o de volver al estudio será relacionada con política. Tengo la sensación de que la fuerza conductora será mi pasión por la política.

-¿Hubo alguna sensación de que cuando te fuiste de Pink Floyd, los fans no sabían qué rol jugabas tú en la banda y que finalmente se sintieron más atraídos por el nombre de la marca (Pink Floyd giró en dos ocasiones sin la presencia de Waters, siendo un completo éxito comercial)?

-No hay duda. Pero en el Live 8 creo que las cosas comenzaron a ponerse en otra perspectiva. Obviamente mucha gente vio ese show por la TV, y vio nuestra performance. Eso les dio la oportunidad de decir: ‘ahora veo. Ese es el tipo que escribió las canciones’ y de hacer la conexión. Creo que cuando dejé la banda en el 85 y ellos giraron en el 87 y luego en el 94, me parece que se veía como que yo era el tipo gruñón que se fue en un enojo. Después de Live 8, pienso que dijeron: ‘bueno, tal vez él no es tan gruñón después de todo’. Yo disfruté mucho durante Live 8. Fui a hacerlo con una mente muy abierta y poniendo todo mi corazón, y decidido a hacerlo. Así es que creo que eso cambió en algo la percepción del público.

-Se veía que estabas pasándola bien. En especial durante ‘Wish You Were Here’…

-Realmente amo cantar esa canción. Solamente canté el segundo verso. Pero me encanta hacerla en vivo. Me gusta mucho, todavía. La escribí en 1975, o por esa época, y aún significa mucho para mí.

El 7 de julio de 2006, casi un año exacto después de lo de Live 8, el cerebro de la génesis de la agrupación, Syd Barrett, moría a los 60 años producto de un fulminante cáncer pancreático, el cual le había sido diagnosticado tan sólo un mes antes. El ‘Diamante Loco’ dejaba de brillar, y así se apagaba una permanente luz inspiradora en la trayectoria de Waters. Parte de sus mejores momentos en discos como “The Wall”, “Dark Side in the Moon” y en particular “Wish You Were Here”, con la fenomenal y la explícita ‘Shine on you Crazy Diamond’ fueron escritos por Roger con la mente puesta en Syd.

-¿Es más difícil cantar ese tema (‘Wish You Were Here’) ahora, con la muerte de Syd tan reciente?

-También hago ‘Shine On You Crazy Diamond’ en mi show. Justo después de su muerte, fue bastante nervioso. Todavía siento una profunda conexión con Syd cuando interpreto esas canciones en algún escenario. ‘Wish You Were Here’ no es específicamente acerca de Syd; ‘Shine On You Crazy Diamond’ obviamente lo es. ‘Wish You Were Here’ es mucho más general.

-¿Cuándo comenzaste a notar su caída? ¿Fue algo gradual o crees que fue algo más que las drogas lo que lo llevaron a su enfermedad?

-Sí, claro. Estoy seguro que su uso del ácido exacerbó los síntomas que yo creo iban a manifestarse igual. Pero no soy un neurólogo, así es que no soy la persona a quien preguntarle eso. Cuando hicimos ‘See Emily Play’, en las sesiones de Top of the Pops, él ya estaba cambiando. Me decía cosas como: ‘John Lennon no tenía que hacer esto. ¿Por qué tengo que hacerlo yo?’. Así es que él estaba empezando a desconectarse ya en esa época, 1967. Fue bastante rápida su caída en ese momento. Para fines del 68, ya no estaba bien para nada.

-Cuando David llegó, hubo un momento en que ni siquiera se presentó para un show. ¿Fue realmente así?

Para ser brutalmente honesto, lo que pasó es que no fue recogido para ir a un show. Un día íbamos por él y decidimos que no. Simplemente fuimos e hicimos nuestra presentación.

-Hablabas de ‘Shine On You Crazy Diamond’. Se ha mencionado que en las sesiones de grabación del tema fue difícil porque él estaba sentado fuera del estudio. ¿Eso ocurrió en Abbey Road, no?

-Sí. Él no estaba sentado afuera. Entró a la sala de control. Él sabía exactamente lo que hacía y dónde estaba. Syd ocasionalmente aparecía en algún show, esperando poder tocar, me imagino. Pero no estoy seguro de lo que buscaba ese día. Fue una bizarra coincidencia que nosotros estuviésemos trabajando en ‘Shine On You Crazy Diamond’ cuando él se apareció. Yo no lo había reconocido. Pensé que era el amigo de alguien. No sabía quién era, esta especie de gordo calvo sentado comiendo dulces tras el estudio. Creo que fue David quien me dijo: ‘¿no lo has reconocido aún, no?’. Y de pronto dije: ¡Es Syd!’. Fue extraño.

La historia comienza hace muchísimos años atrás, y como no es lo que nos concierne, la simplificaremos. Con motivo de conseguir ayuda para solucionar la pobreza en África, Bob Geldof organizó en 1985 el mega-recital Live Aid, el cual marcaría un hito. 20 años después, Geldof armó Live 8, un evento de aún mayor magnitud, con el mismo motivo inspirador.

Para dar un gran golpe mediático, Sir Bob no pudo mover sus piezas de mejor manera. Él ya conocía a los miembros de la banda hace años (de hecho, protagonizó la película “The Wall” en 1982), por lo que no le fue tan complejo contactarlos y solicitarles que fuesen parte del evento. La respuesta positiva de parte del cuarteto dejó en estado de shock al planeta. El resto, es historia.

Aquella presentación fue en Hyde Park, el 2 de julio de 2005, y en poco más de 20 minutos sobre el escenario, Pink Floyd la rompió. Se veía que realmente lo disfrutaban, algo impensado considerando los famosos conflictos entre Roger y el resto de sus compañeros. Ese día, costaba creerlo, el que estaba de mejor humor era precisamente el bajista. Se le vio muy involucrado con el show, tanto, que incluso llamó a Gilmour de vuelta al escenario cuando éste se estaba retirando, para despedirse los cuatro miembros juntos. No sólo eso, sino que abrió por primera vez la puerta a otro reencuentro con Mason, Wright y Gilmour.

Todos recordamos la locura que se desató con ello. Las ventas de sus discos aumentaron en promedio en un 2000%. Se les ofreció la descomunal suma de 250 millones de dólares por hacer una serie de presentaciones, la cual fue rechazada por la banda. Pero la idea de hacer una gira completa no llegó a buen puerto. Aún así, el capítulo Pink Floyd se cerró parcialmente de buena manera. David Gilmour reconoció que “obviamente la causa del evento era lo más importante, pero también estoy contento de hacer a un lado todas esas antipatías que tuvimos por tanto tiempo. Me alegra saber que Roger y yo estamos en un punto en el cual podemos hablarnos nuevamente”, junto con acotar que “le deseo lo mejor”.

La cosa funciona de igual manera de parte de Waters, y no sólo con David. Nick Mason le acompañó en un par de fechas de su “Dark Side of the Moon Live Tour”, y Rick Wright no se les unió porque estaba concentrado en su trabajo solista que aún no ve la luz. Así, una historia que se veía categóricamente terminada hace un buen rato, como lo es la de la formación Gilmour – Waters – Wright – Mason, hoy no está tan infinitamente lejana de renacer como lo fue. Y eso le basta a la mayoría de sus fans. Aquí, Roger se hace cargo de uno de los temas más recurrentes en la escena mundial “post- Live 8”: el regreso definitivo de Pink Floyd.

-En lo que respecta la reunión en Live 8, se veía que fue un momento muy emotivo para todos los involucrados. Pero viendo el DVD, ¿en los ensayos estaban igual de emocionados? Se ve un poco de tensión.

-Sí, había algo. Pero yo fui con la determinación de dejar pasar cualquier motivo de discusión que hubiese. Si hay algún conflicto, ignorarlo. Así estará todo bien. Eso hice, y me parece que funcionó bastante bien.

-Pero dijiste que no podrías “dejar pasar” y tocar durante un tour completo…

-No. Porque ese no es mi estilo. Tengo demasiado apego a mi trabajo y muchas ideas. Y mi forma natural es expresar mis ideas y sensaciones, algunas veces a grandes volúmenes y de manera constante todo el tiempo.

-Tal vez David pensó que esta vez él tomaría las decisiones, que sería a su manera. ¿Sentiste que serían Dave y Nick, y que tú tendrías que acatar lo que fuese que dijeran?

-No, claro que no. En realidad fui yo quien estuvo en control de todo el asunto, sin hacer nada. Creo que él debe haberse preocupado. Tendrías que preguntárselo. Tal vez me equivoque. Pero después del evento, ha hecho comentarios muy extraños acerca de todo el asunto. Uno de ellos fue: ‘bueno, no sé por qué tanta importancia al asunto. Hubiese sido igual con o sin Roger’. Eso me da a entender que, quizás, él no percibe cuán importante fue el simbolismo entre nosotros cuatro. Nosotros éramos realmente buenos juntos. Todos hacíamos nuestra contribución, pero era la combinación de cuatro talentos por separado. Creo que era algo muy, muy especial.

-Fue sabido públicamente que todos los productores de eventos en el mundo les ofrecieron todo el dinero que podían juntar para hacer una gira de reunión. Cualquier productor inteligente, debería haberles dicho a Dave, Nick, Rick y tú “ustedes pueden hacer mucho más juntos que por separado”. ¿Qué crees tú que pueda hacer que eso funcione?

-El problema es, me parece a mí, que por 20 años Pink Floyd ha sido “el hijo” de David. Y no quiere renunciar a ello. ¿Por qué tendría? Pero yo sigo pensando que (lo de Live 8) fue muy cool.

-Seguro te preguntan permanentemente si habrá o no una reunión. Se rumoreó que podría haber algo por la causa Palestina o algo relacionado con la paz en Israel. ¿Son esas el tipo de causas que podría hacerlos volver, por una sola vez que sea?

-Escucha. Si de algún modo, con nuestras personalidades, podemos superar los problemas con nuestros egos, con nuestra historia y todo eso, podríamos juntarnos por cualquier motivo. No me importa por lo que sea, y si podemos tocar en algún lugar ya sea Londres, Nueva York o Palestina, me encantaría hacerlo, claro. No lo veo como algo de “sólo una noche” tampoco, porque todo el trabajo que implicaría para tocar una vez no se justifica, pero sí un número de eventos que podamos hacer y que pueda recordarse como algo bueno. Me interesa hacerlo para representar lo que hicimos juntos, no otra cosa. Sería muy satisfactorio. Creo que hay una gran audiencia a la que le gustaría. Así es que personalmente estaría preparado para hacerlo cuanto tiempo fuese necesario, seis meses de preparación o lo que sea y hacer algo por el estilo. Estoy seguro que Nick lo haría también. No creo que Dave lo desee. Es su privilegio (tomar esa decisión). Es lo que siento.
No creo que haya un estadio que pueda resistir algo así…

Si hablas de estadios entonces te refieres a montar un show completamente nuevo. Y eso me motiva mucho. Ya no comparto aquello que dije a fines de los setentas de los estadios, de lo malos que eran, cosas que creía en ese momento. Pero he cambiado mi manera de verlo. Es posible crear eventos de rock and roll donde haya algún sentido de comunión en aquellos lugares. En Sudamérica, en este tour, tocaré en grandes recintos, y así lo hice la vez anterior. 50 ó 60 mil personas. Y siento una gran comunión con el público en esas presentaciones. Así es que no veo ninguna razón, salvo algo relacionado con Pink Floyd mismo, para tener que meditarlo mucho al respecto. Por supuesto que cuando estaba en la banda, tenía mi manera de pensar. Es parte de lo que hacía. Escribía la mayoría de las canciones. Hacía todos los shows y era el que pensaba todo. Así es que eso lo hacía difícil.

-Por años, ha sido siempre Roger versus David. Al parecer, ninguno de los dos se enfocó en lo bueno que hicieron cuando eran una banda unida en su núcleo. ¿Cuáles son los puntos más altos que tú personalmente recuerdas haber logrado trabajando con Dave Gilmour, y que ahora piensas y dices “oh, eso fue grandioso”?

-Dave siempre fue un gran cantante, y todavía lo es. Aún canta de manera muy hermosa y es muy bueno en las armonías, sobre todo en muchas de las cosas donde dobló su voz en “Dark Side” y en muchos de los discos. Yo sólo me sentaba mientras él hacía esas cosas siguiendo sus propios instintos. Siempre me impresionó. Creo que se requiere de un gran talento para poder hacer eso, y es algo que realmente aprecio.

Se menciona hasta el cansancio. Llega a ser incomparable el fanatismo y admiración que despierta “Dark Side of the Moon”. ¿Por qué? Musicalmente es realmente bueno, pero lo que lo destaca por sobre cualquier otra obra es la naturalidad con que se manejan intensidades y la experimentación, definiendo para siempre lo que Pink Floyd entregaría sonoramente desde ese momento en adelante. Siguieron apostando por la emotividad de sus composiciones, pero entraron en los rankings con más fuerza que nunca, gracias a toques de blues, rock espacial, detalles y efectos sonoros novedosos y muchísima delicadeza melódica. En otras palabras, resulta ridículo pensar en Pink Floyd tal cual lo conocemos si no fuese por este trabajo.

Para lo arriesgado que es, resulta llamativo lo bien recibido que fue, no sólo por la crítica, sino por el público. “Dark Side of the Moon” figura como el tercer LP más comerciado de todos los tiempos, superando los 40 millones de copias. Estuvo en el ranking de los 200 discos más vendidos de la revista Billboard durante 714 semanas. Matemática elemental, y nos damos cuenta que por más de 14 años estuvo distribuyéndose a buen ritmo. Se calcula que cada semana se negocian cerca de 8 mil copias del álbum, lo que nos suena realmente a una locura.

Es tan grandilocuente la producción, que según el mismo Roger Waters, es un álbum que inevitablemente te llevará a “descubrir lo que realmente te importa en la vida”. Y así como inmenso es en estudio, Waters lo ha agrandado en vivo. Pantallas gigantes, sonido envolvente, muñecos enormes y otros tantos efectos llenarán tus ojos y oídos en el Estadio Nacional, si es que finalmente trae toda su infraestructura, como ya lo ha prometido.

Un total de ocho músicos más tres coristas ocuparán el escenario, a medida que se irán sucediendo clásicos de Pink Floyd como ‘In the Flesh’, ‘Mother’, ‘Shine On You Crazy Diamond’, ‘Wish You Were Here’ para empalmar con una dosis de temas de Waters solista, donde destaca la nueva ‘Leaving Beirut’, creada inmediatamente tras la invasión de Estados Unidos y Gran Bretaña a Irak. La segunda parte del show es la que presenta “Dark Side of the Moon” en su integridad, para cerrar con un último set de éxitos, como ‘Another Brick in the Wall’ y ‘Comfortably Numb’.

-Hablando de “Dark Side of the Moon”. ¿Cómo diferenciarías este show del “In the Flesh”?

-Este show es más coherente, teatralmente. Hay un verdadero sentido narrativo que incluye “Dark Side of the Moon”, pero va desde el inicio al final de esta presentación. Produje una cantidad de visuales que comienzan 15 minutos antes de salir a escena. Es toda una narración de un tipo en su habitación con una radio y la escucha y se va conectando con diferentes cosas. Así es que los shows son distintos en ese sentido.

-¿Cuál era la idea detrás del prisma de la portada del álbum?

-Habría que preguntarle a Storm Thorgerson, que diseñó la carátula. Creo haber leído miles de veces lo que era y no puedo recordarlo. Él hizo ocho diseños, los puso en el piso y nosotros dijimos: ‘ok, ese’. Y luego, lo del interior, fue algo que yo agregué, lo del latido de corazón. Fue todo bastante rápido.

-De vuelta a tu primer tour como solista. Solías decir que tu show era una presentación de Pink Floyd, pero con otro baterista, otro guitarrista y otro tecladista…

-¿Eso decía? Vaya, qué provocativo de mi parte.

-¿Dirías que eso es así en este tour?

-No, para nada. Éste soy yo, tocando mis canciones. Algunas de ellas fueron co-escritas, claro. Tratamos “Dark Side of the Moon” como una pieza clásica de la música. Reproducimos algunos de los solos de Dave, y Carol Kenyon, una de las cantantes que tengo en mi banda, hace un gran trabajo en ‘Great Gig in the Sky’. Ella le hace honor a la versión de Clare Torrey, pero sorprende al público porque reconocen el tema pero ella lo reinterpreta sin alejarse de las notas originales. Eso no es fácil. He visto otra gente intentar replicar ‘Great Gig in the Sky’, y ni siquiera han llegado cerca de lo que fue la experiencia original.

-¿Por qué crees que “Dark Side of the Moon” sigue siendo un disco que se vende bien?

-Creo que el álbum es musicalmente sofisticado y a la vez sencillo. La estructura de las canciones es muy simple. En cuanto a las letras, habla de preocupaciones que sucesivamente las generaciones han ido teniendo una y otra vez. Una canción como ‘Time’ expresa sentimientos que muchos jóvenes tienen cuando llegan a cierta edad y se preguntan qué ocurre. Buscan significados, cosas por las que todos hemos pasado. Odio tener que ser quien se los diga, a todos ustedes, los jóvenes, pero es así. Seguimos re-estudiando nuestras vidas y relaciones con amigos, familia y los otros seres humanos. No hay dudas de que hay un enorme apego a nuestro trabajo que traspasa generaciones, lo cual es muy conmovedor cuando estás tocando en un escenario. En mis shows, logro acercarme bastante al público, y siento esa empatía de gente muy distinta, sobre todo cuando vas a los costados del escenario donde los asientos suelen ser más baratos. Ves gente de 10 años y de 80, y eso se siente bien.

-Háblanos un poco de las otras canciones que haces en el show que no son del “Dark Side”. En particular, ¿tienes algún tema que no hayas hecho previamente en vivo?

-¿Qué no he hecho antes? ‘Sheep’ nunca la hicimos. ‘Leaving Beirut’, que es una nueva canción, que comenzó como una pequeña historia que escribí hace unos 25 años. Es la reseña de cuando yo abandoné Beirut a los 19 años. Estaba viajando con algunos amigos y el auto se descompuso. Tuvimos que pedir en el camino que nos llevaran. No me quedaba dinero. Así es que “hice dedo” a Londres desde Beirut. Es algo que, lamentablemente, mis hijos no pueden hacer. Fue una experiencia extraordinaria, una gran aventura. Una noche tuve que quedarme con una familia árabe o libanesa, que tenía muchos problemas físicos, pero fueron increíblemente generosos y amables conmigo. La mujer no cenó para que yo pudiese comer algo. Durmieron en el piso, insistiendo que yo ocupara la única cama que tenían. Por eso, cuando Bush y Blair invadieron Irak en 2003, me sentí tan triste por tan estúpido e inhumano error, que me motivó a escribir unos versos expresando mi desaprobación. La grabé y la puse en Internet con otro tema que tenía, ‘To Kill the Child’. Esa tiene que ver con la manera en que yo veo la invasión a Irak, que creó violencia sin razón. Todavía nadie me puede explicar bien de qué se trata todo eso. Sabemos que no tenían nada que ver con armas de destrucción masiva. Ni con el 11 de septiembre. Ni con el terrorismo. ¿Fue solamente por negocio? ¿Para que los fabricantes de armas se ganen unos cuantos billones? ¿Fue para establecer una base militar de Estados Unidos para que podamos tener más aviones y solados? No tengo idea. Estaba allí y tuve que ver este fervor nacionalista americano que era atemorizante. Así es que en esa canción critico a Bush de manera muy vehemente. Hablo de algunas conexiones entre el gobierno y el fin último del cristianismo en ese país. Soy un tipo post-Revolución Francesa. Creo en la razón, en lo racional. No soy muy bueno con la fe. La fe nos lleva a una serie de caminos que permiten un comportamiento casi inhumano y problemático en casi todos sus niveles.

-Volviendo al tour. ¿Consideras que este show, el de “Dark Side of the Moon”, es el mejor que has hecho?

-¿Sabes? Una de las cosas que me apena de mi carrera solista es que no tenía dinero para haber grabado un filme de “Pros and Cons” o “Radio K.A.O.S.”. En realidad, “Radio K.A.O.S.” pudo tenerlo, pero Sony dijo que hiciéramos uno y que querían el 25% de él. Yo dije: ‘¿qué? ¿Pero si ni siquiera están invirtiendo en él?’. Me dijeron que estaba en el contrato. Así es que no lo hice. Es lamentable que ninguno de esos shows fuera filmado. Pero ambos fueron muy coherentes, y me gustaría haber tenido alguna cámara grabándolos.

-¿En qué difiere esta versión de “Dark Side” con la que hacías en los shows de los años setentas?

-Visualmente es mucho más poderoso. Mucho más. Estuve pensando desde el inicio en cómo usar filmes en un show de rock and roll en esta época. Creo que lo logré, y que las visuales son realmente hermosas. Uso mucho del material original. Pero todo el espectáculo es monocromo. Esa era mi idea básica. En el arcoiris (de la carátula) hay seis colores. ¿Así que por qué no usar un color diferente para cada canción?.

-¿A quién disfrutas escuchar hoy en día? ¿Algún artista británico que le veas algún futuro?

-Estoy seguro que existen. Pero no sé qué es lo que son. La música popular no es un área que me interese mucho. Creo que el nuevo álbum de Dylan es muy bueno. No he tenido la oportunidad de escucharlo mucho. ¿Qué más? Me gusta el primer disco de Ray LaMontagne. Podría mencionarte un par de otros nombres que conozco, pero no tengo idea qué tocan.

-¿Cómo te gustaría que te recordaran?

-Como alguien que dijo su verdad y se mantuvo firme con ella, y que no se anduvo divirtiendo ni con la moda ni la popularidad ni cosas así. Yo pinto lo que veo.

-¿El error más grande de tu carrera, que si pudieras, arreglarías?

-Creo que haber dejado Pink Floyd en 1985, permitiéndome haber sido puesto en el debate público y haber dicho cosas poco placenteras sobre los otros muchachos de la banda. Me arrepiento de eso. Si hubiese sido un poco más sabio, hubiera mantenido la boca cerrada. Creo que fue bastante feo, y me arrepiento.

-¿Crees que ya compusiste tu gran obra maestra?

-Creo que “obra maestra” es un término bastante grande. Pienso que he hecho algunos discos bastante buenos. “Dark Side of the Moon”, “The Wall” y “Amused to Death”. Creo que son los tres trabajos de los que me siento más orgulloso.

-¿Aún te entusiasma salir de gira por los mismos lugares en que ya has tocado o todavía eres una especie de explorador?

-De la gira que estoy llevando a cabo, no he visitado esos lugares desde 2002. Son 5 años. Esa fue la primera vez que estuve en Sudamérica. Me encantó. El público fue increíble. Ellos conocen mi trabajo casi mejor que en Norteamérica o Europa o Inglaterra o cualquier lugar.

-¿Qué recuerdas de tu primera visita a Chile?

-¡Fue extraordinaria! Volamos a Chile directo desde Sudáfrica. Tomé el avión y estaba cansado. Y cuando salimos del aeropuerto había alrededor de 100 personas esperando con toda clase de cánticos. Yo pensé: ‘¡Por Dios, esto nunca me había pasado!’. Tal vez en India. Normalmente son un par de personas que quieren que les firme algo para hacer dinero en eBay. Eran enormemente entusiastas y una gran cantidad. Fue una escena sorprendente, así que fui y conversé con ellos. Pero eso nunca paró y todo el tiempo que estuve en Santiago, jamás se detuvo. Me encantó Chile. Tuve una extraordinariamente cálida vibra con la gente ahí. No conocí mucho del país, pero es un lugar muy hermoso. Todas las audiencias en Sudamérica fueron fenomenales. Mucho más que entusiastas. Todos se sabían cada palabra de cada uno de los temas, y los cantaban con mucho gusto. No tienen inhibiciones, ningún remordimiento para cantar. Tal vez hace 30 años lo hubiera desaprobado, no lo sé. Amo escuchar las canciones “de vuelta”. ‘Wish You Were Here’ obviamente es así en todo el mundo. Comienzo a tocar esa canción y es increíble.

-¿Qué le puedes decir a los fans que verán tu show en esta gira?

-¿Qué puedo decir? Creo que es un muy buen espectáculo. Si te metes a la red y chequeas los comentarios de los conciertos que hicimos en Estados Unidos el año pasado, puedes ver bastante bien de qué se trata. He jugado con algunas cosas, pero es básicamente la misma actuación que hice en Norteamérica el 2006. Mucha de la gente que lo vio, estoy seguro que le debe haber dicho a sus amigos: ‘hey, si tienes la oportunidad de verlo, tienes que hacerlo, porque es especial’.

-Con el break que te tomaste cuando estuviste tantos años sin hacer presentaciones en vivo, ¿sientes que estás de vuelta definitivamente y quieres permanecer así o es sólo una etapa?

-Fue mucho trabajo poner en marcha este show. Realmente me gusta lo que estamos haciendo. Creo que es bastante bueno. Estoy aún trabajando en ello y seguiré haciéndolo. Pero cuando termine esta parte del tour, lo cual será el 14 de julio, eso será todo por un rato. Haré otras cosas, pues hay varias que quiero hacer. No volveré a girar ni en 2008 ni en 2009. Sé que no lo haré.

 

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