En enero de 1954, Paul Desmond y Charlie Parker coincidieron en Boston. El autor de Take Five, de gira con el cuarteto de Dave Brubeck, tocaba en Storyville, y Bird en Hi Hat. John McLellan, de la emisora WHDH, aprovechó para reunirlos. En la entrevista, Desmond se muestra cohibido ante su ídolo y Parker habla de sus inicios en Kansas, de cómo conoció a Dizzy Gillespie y Miles Davis, de sus años en la Nueva York de los 40 y de su deseo de viajar a Europa para estudiar en el Conservatorio de París. De yapa, podés escuchar los temas que sonaron durante la audición.
PAUL DESMOND) – …hay muchos músicos buenos tocando en ese disco, pero el estilo del saxo alto es tan diferente del resto del disco y de lo que lo precedió. ¿Te dabas cuenta en esa época del efecto que ibas a tener sobre el jazz, de que ibas a cambiar toda la escena en los siguientes diez años?
(CHARLIE PARKER) – Bueno, digámoslo así, no; no tenía ni idea de que fuera tan diferente.
(JOHN McLELLAN) – Si me permiten, me gustaría meter una pregunta. Me gustaría saber a qué se debió el cambio tan brusco. Después de todo, hasta ese momento, la forma de tocar el saxo alto era la de Johnny Hodges y Benny Carter, y el tuyo parece ser un concepto totalmente distinto, no solo con respecto a la forma de tocar el instrumento, sino para la música en general.
(PD) – Sí, para cualquier instrumento.
(CP) – Bueno, no creo que haya una respuesta…
(PD) – Es como tu forma de comer…
(CP) – Es simplemente una forma de hablar. Es lo que decía cuando empecé a hablar, ésa fue mi primera idea, la vía que creía que debía seguir, y todavía hoy lo creo. Por supuesto que caben muchas mejoras. Lo más probable es que dentro de veinticinco años, quizás cincuenta, aparezca algún joven que tome este estilo y realmente haga algo con él. Lo que quiero decir es que, desde la primera vez que oí música, siempre pensé que debería ser muy limpia, muy precisa, tan limpia como sea posible. En fin, ya sabés, y más o menos para el público, algo que el público pudiera comprender. Algo que sea hermoso. Hay un montón de historias que se pueden contar con el lenguaje musical. No, no diría lenguaje, pero es tan difícil describir la música de otra forma que no sea la más básica. La música es básicamente melodía, armonía y ritmo. Lo que quiero decir es que se puede hacer mucho más que eso con la música. La música puede ser muy descriptiva de miles de formas para toda clase personas. ¿No estás de acuerdo, Paul?
(PD) -Sí, y vos siempre tenés una historia para contar cuando tocás. Es una de las cosas más impresionantes de todo lo que he escuchado.
(CP) – Es más o menos el objetivo, así es como creo que debe ser.
(PD) – Otra cosa que es un factor importante en tu forma de tocar es esa técnica fantástica, esa técnica que nadie puede igualar. Siempre me pregunté sobre eso, si eso vino después de practicar, si evolucionó gradualmente.
(CP) – Bueno, hacés que sea tan difícil para mí responderte, porque no puedo ver dónde hay algo fantástico en todo esto. Puse un poco de estudio, es cierto. De hecho, los vecinos amenazaron con pedirle a mi madre que se mudara. Vivíamos en el oeste. Los estaba volviendo locos. Solía dedicar al menos entre once y quince horas al día.
(PD) – Sí, eso es lo que preguntaba.
(CP) – Sí, es cierto. Lo hice durante de tres o cuatro años.
(PD) – Bueno, supongo que ésa es la respuesta.
(CP) – Son los hechos, en cualquier caso.
(PD9 – Hace un par de meses escuché un disco tuyo que, por alguna razón, me había perdido hasta ahora, y oí una breve cita de dos compases del libro de Klosé [NdE: Hyacinthe Eléonore Klosé, clarinetista, compositor y profesor del Conservatorio de París]…
[Desmond tararea la cita]
(CP) – Sí, sí. Todo eso lo hice con libros. Naturalmente, no se hizo con espejos, fue con libros.
(PD) – Bien, reconforta oírte decir eso, porque pensaba que de alguna forma habías nacido con esa técnica y que nunca tuviste que preocuparte mucho por mantenerla.
(McL) – Me alegro que salga el tema, porque creo que hay muchos músicos jóvenes que tienden a pensar que…
(PD) – Sí, lo hacen. Sí, lo hacen, solo salen a tocar…
(JMcL) – …que no es necesario pasar por esto…
(PD) – … y tocan en sesiones y viven la vida, pero no le dedican once horas por día con ninguno de los libros.
(CP) – Desde luego que el estudio es totalmente necesario, en todas sus formas. Es como si cualquier talento innato… es como un par de zapatos cuando se los lustra. Como si la enseñanza sacara a relucir cualquier talento, sucede en cualquier parte del mundo. Einstein fue a la escuela, pero a todas luces tiene un genio definitivo. La educación es una de las cosas más maravillosas que jamás haya existido.
(JMcL) – Me alegra oír eso.
(CP) – Es absolutamente cierto.
(PD) – Pues sí.
(CP) – ¿Y bien?
(JMcL) – ¿Qué otro disco ponemos?
(CP) – ¿Cuál debería ser?
(JMcL) – Quiero saltarme un poco el orden. Charlie ha escogido Night and Day, uno de sus discos. ¿Es con una big band o con cuerdas?
(CP) – No, es con la banda en vivo, creo que son diecinueve músicos.
(JMcL) – ¿Por qué no lo escuchamos y lo comentamos?
(JMcL) – Night and Day, Charlie Parker con una big band…
(PD) – Charlie, esto nos lleva de alguna forma al momento en que vos y Diz empezaron a unir fuerzas, el próximo disco que tenemos por delante. ¿Cuándo conociste a Dizzy Gillespie?
(CP) – Bueno, la primera vez, nuestra reunión oficial, podría decir, fue sobre el escenario del Savoy Ballroom, en Nueva York, en 1939, la primera vez que la banda de McShann llegó a Nueva York. Yo había estado en la ciudad anteriormente, pero regresé al oeste y me reincorporé a la banda y volví a Nueva York con ellos. Dizzy vino una noche, creo que en ese momento estaba trabajando con la banda de Cab Calloway, y tocó con nosotros. Yo estaba fascinado con el tipo, y nos hicimos muy buenos amigos, y hasta el día de hoy lo somos. Fue la primera vez que tuve el placer de saludar a Dizzy Gillespie.
(PD) – ¿En aquella época, antes de conocerte, tocaba igual que ahora?
(CP) – No recuerdo con exactitud cómo tocaba entonces, solo sé que tocaba, lo que en la jerga de la calle llamaríamos un beaucoup de trompeta.
(PD) -¿Un hermoso golpe de trompeta?
(CP) – Sí.
(PD) – Ah, entiendo.
(CP) – Ya sabés, como si tuviera todas las trompetas en una.
(PD) – Ya.
(CP) – Y solíamos ir por ahí, a varios sitios, y tocar juntos en jam sessions. La pasamos bien en aquella época. Poco después de que la banda de McShann regresara al Oeste, me marché con ellos y volví a Nueva York y me reencontré con Dizzy en la vieja banda de Earl Hines, en 1941, en la que entramos a formar parte juntos. Nos quedamos en la banda más o menos durante un año. Éramos Earl Hines, Dizzy Gillespie, Sarah Vaughan, Billy Eckstine, Gail Brockman y Thomas Crump. Ah, y también Shadow Wilson… Unos cuantos nombres que reconocerás en la escena actual estaban en esa banda.
(PD) – Menuda colección.
(CP) – Esa banda se disolvió en el 41. En el 42, Dizzy estaba en Nueva York. Formó su combo en el Three Deuces y entré en el grupo. Fue entonces cuando salieron los discos que vas a poner ahora. Los grabamos en Nueva York en el 42.
(PD) – Sí, creo que la primera vez que escuché ese grupo fue cuando fuiste a Billy Berg’s, en Hollywood.
(CP) -Oh, sí, pero eso fue en el 45, más tarde… Ya llegaremos a ese punto.
(PD) – Solo estoy indicando hasta qué punto yo estaba retrasado respecto a todo esto.
(CP) – No digas eso, la modestia no te llevará a ninguna parte.
(PD) – Soy moderno [risas].
(JMcL) – ¿Ponemos esto del 42, Groovin ‘High?
(PD) – Sí.
(JMcL) – Esto es Groovin’ High con Dizzy y Charlie…
(JMcL) – Groovin’ High, 1942, con Charlie Parker, Dizzy Gillespie y compañía.
(CP) – Efectivamente.
(JMcL) – Supongo que eran Slam Stewart en el bajo y Remo Palmieri en la guitarra, pero no sé quién está al piano.
(CP) – Creo que Clyde Hart.
(JMcL) – Probablemente. Sí, creo que sí.
(CP) – Y Big Sid Catlett en batería… que ya murió.
(PD) – Decías que en el 42 había un buen ambiente en Nueva York.
(CP) – Sí que lo había. Podría decirse que eran los buenos tiempos.
(PD) – Sí, claro.
(CP) – Juventud, divino tesoro.
(PD) – ¿Podés contarnos algo sobre esa época?
(CP) – Bueno, gráficamente, como decía… juventud divino tesoro, sin un peso en el bolsillo.
(PD) – Les habla el abuelo Parker.
(CP) – Teníamos que tocar, no nos quedaba otra, y la pasábamos muy bien intentando tocar. Hice un montón de jam sessions, muchas madrugadas, mucha buena comida, vida sana, pero por lo general mucha pobreza.
(PD) – Eso siempre está bien… Nada de preocupaciones.
(CP) – Tiene su momento en la vida, desde luego.
(PD) – ¿Te habría gustado que ese tipo de situación se hubiera mantenido indefinidamente?
(CP) – Bueno, me gustara o no, se mantuvo. En cierto modo me alegro que se terminara; pero insisto, solo en cierto modo.
(PD) – Entiendo.
(CP) – Sí, es algo que disfrutaba un poco; en realidad disfrutaba mucho más del placer de trabajar con los músicos que conocí. Además, también conocí a gente más joven, gente que va surgiendo. Disfruto trabajando con ellos cuando tengo la ocasión. Si se me permite decirlo, eso te incluye a vos, Paul.
(PD) – ¡Oh, gracias!
(CP) – La he pasado muy bien trabajando con vos, ha sido un placer único, y con Dave Brubeck… Desde entonces han ido saliendo un montón de gente. Te hace sentir que todo lo que has hecho no ha sido en balde, ¿sabés?, que realmente has tratado de demostrar algo y…
(PD) – …Hombre, vos sí demostraste. Creo que hiciste más que nadie en los últimos diez años a la hora de dejar una huella decisiva en la historia del jazz.
(CP) – Bueno, todavía no, Paul, pero es mi intención, todavía no he terminado del todo. No me considero demasiado viejo para aprender.
(PD) – No, claro. Conozco mucha gente que ahora mismo te observa con el mayor interés para ver con qué vas a salir en los próximos años, y me cuento entre los que están en primera fila. Bien, ¿cuáles son tus planes?
(CP) – Hablando en serio, voy a intentar ir a Europa a estudiar. Tuve el placer de conocer a un tal Edgar Varèse en Nueva York. Es un compositor clásico europeo. Es francés, un señor muy agradable y quiere enseñarme. De hecho quiere componer para mí porque cree que a mí… más o menos en plan serio, sabés, y si me acepta… quiero decir, después de terminar con él, podría tener la ocasión de acudir a la Academia de Musicalle en París para estudiar. Mi principal interés es aprender a tocar música.
(PD) – ¿Estudiarías interpretación o composición?
(CP) – Ambas cosas. No quiero dejar de tocar mi instrumento nunca.
(PD) – No deberías, sería una catástrofe.
(CP) – No quiero que ocurra, no daría resultado.
(PD) – Bueno, nos estamos adelantando a la secuencia de discos, pero ha sido muy interesante. ¿Algo que decir sobre Miles Davis?
(CP) – Sí, te contaré cómo conocí a Miles. En 1944, Billy Eckstine formó su propia banda. Dizzy estaba en la orquesta, también Lucky Thompson. Estaban Art Blakey, Tommy Potter, un montón de gente más y, por último, y en último lugar, un servidor.
(PD) – La modestia no te llevará a ninguna parte, Charlie.
(CP) [Risas] – Tuve el placer de conocer a Miles en Saint Louis, cuando era un joven y todavía iba a la escuela. Más tarde vino a Nueva York. Terminó sus estudios en Julliard. Se graduó en Julliard y, por aquel entonces, yo estaba empezando a formar mi grupo; ya sabés, cinco miembros, sin personal fijo. Así que formé un grupo y me lo llevé al Three Deuces unas siete u ocho semanas. Y en aquel momento, después de que se disolviera la banda de Eckstine, Dizzy estaba a punto de formar su propia banda. Pasaban tantas cosas al mismo tiempo que es difícil describirlo, porque pasó todo en cosa de meses. En cualquier caso, me marché a California en 1945, tras disolver mi grupo, el primer grupo que tuve, y no regresé a Nueva York hasta principios del 47. Fue entonces cuando decidí tener mi propia banda permanente. Miles estaba en mi banda original. Tenía a Miles. Tenía a Max Roach, tenía a Tommy Potter y a Al Haig. Luego tuve otro grupo con Stan Levey, Curley Russell, Miles y George Wallington. Creo que por ahí tenés un disco, uno de los que hice con Max y Miles, más un servidor, Tommy y Duke Jordan. Creo que es Perhaps. ¿No es ése? Bien, salió en el 47 o 46. Esos temas se grabaron en Nueva York, en los estudios WNEW, en el 1440 de Broadway, y fueron el principio de mi carrera como líder.
(JMcL) -Bien, escuchemos Perhaps.
(JMcL) – Dado que nos hemos quedado sin tiempo y todavía queda mucho por comentar, continuaremos con esta entrevista grabada con Charlie Parker a cargo de Paul Desmond el próximo sábado a las siete. Me gustaría recordarles que aprovechen la ocasión, esta noche o mañana, para escuchar a Charlie Parker con su grupo en el Hi Hat y a Paul Desmond con el cuarteto de Dave Brubeck en el Storyville. John McLellan se despide de ustedes con el deseo de que reencontrarlos el próximo sábado para escuchar la segunda parte de la historia de Charlie Parker y más música…
Notas
Algunas de las fechas que menciona Parker son erróneas. Parker viajó por primera vez a Nueva York en 1939, y lo hizo solo. Con la orquesta de Jay McShann lo hizo a principios de 1942. A principios de 1943, Parker y Gillespie se unieron a la orquesta de Earl Hines (Parker la dejó en agosto).
Gillespie formó su primer combo en la calle 52 en 1943, pero Parker no tocó en ese grupo. La grabación de “Groovin’ High” se concretó el 28 de febrero de 1945 (no en 1942) con Clyde Hart al piano y Cozy Cole (no Big Sid Catlett) en batería.
Bird debutó en la calle 52 en un combo dirigido por Ben Webster, pero Dizzy y Bird no actuaron juntos como grupo estable en la calle del swing hasta marzo de 1945. En diciembre de ese año Gillespie se llevó a su grupo, Bird incluido, a California.
La primera grabación de Charlie Parker como líder fue el 26 de noviembre de 1945. Sus primeras actuaciones al frente de un grupo tuvieron lugar en agosto de ese mismo año (a las que Parker se refiere cuando empieza a hablar sobre Miles Davis).
“Perhaps” se grabó el 24 de septiembre de 1948, poco más de un año después de su regreso a Nueva York.