Eclipsado por otras famas, Peter Green fue, además del creador de Fletwood Mac, uno de esos pocos músicos que encuentran un estilo propio y sobre él desarrollan una historia personal y reconocible. Murió el 25 de julio.

“Quería que la gente supiera que yo no formé esta banda, Peter Green sí”

Mick Fleetwood a la revista Rolling Stone

Hubo un día donde Eric Clapton decidió dejar The Bluesbreakers para formar Cream.

Hubo otro día donde John Mayall le dijo a un preocupado Mike Vernom, productor del sello Decca Records, “no te preocupes, tenemos a alguien mejor”.

Peter Green fue, posiblemente el guitarrista más infravalorado dentro del llamado boom del blues británico, arrinconado por los medios de comunicación a una posición muy por debajo de sus majestades contemporáneas.

El paso obligado por los escenarios de la Inglaterra de los años sesenta dejó atónita a la audiencia cuando los sonidos fantasmales que emitía la guitarra de Green invadieron la atmósfera urbana. Portador de un estilo único y una visión radicalmente distinta para proyectar el blues, utilizó ritmos aleatorios y frases conmovedoras de tonalidades menores, alternando oscuridad y beatitud, expandiendo el horizonte musical e interpretando el blues como escala de partida en la composición, en detrimento de un género adquirido por el público y algunos músicos blancos con resultados, en muchas ocasiones, inerciales y redundantes. Su paso por la banda de John Mayall, The Bluesbreakers y la grabación de “A Hard Road” (1967), quedó plasmado en temas como “The Super-Natural”, instrumental de vibrato eterno y celestial (luego alimento balanceado para Carlos Santana), The Same Way”, “Curly” o “Greeny” que revalidaban su estilo personal después de haber gastado la herencia de sus ídolos de Chicago: los bluesman negros.

La salida de Bluesbreakers lo encontró formando su nueva agrupación con dos ex compañeros de la factoría Mayall: Mick Fleetwood y John Mc Vie. Con un repertorio que hundía raíces en el blues de los clásicos de la escuela negra de Chicago, Peter Green rápidamente tomó vuelo como compositor con identidad propia.

El antecedente del cambio radical en la música de Fleetwood Mac llegó con el lanzamiento del simple “Albatross” (1968). Vuelo bluesero hacia una plataforma personal y creativa, en un dispositivo ensoñado que no tenía antecedentes en el grupo. Pieza suprema para suspensión melancólica.

Pero el disco bisagra del período Fleetwood Mac fue “Then Play On”. Como no existen obras artísticas exclusivamente individuales sin contextos ni colaboraciones, aunque la prensa catapulte y fomente la megalomanía de muchos artistas con el correspondiente endiosamiento acrítico para fanáticos, Green encuentra una medida adecuada a su inquietud musical: el guitarrista Danny Kirwan con quien comparte la composición. El paradigma de muchas bandas inglesas formadas en el blues de Chicago empezaba a cambiar.

No solamente “Then Play On” de Fleetwood Mac se alejó de las formas ortodoxas del blues inglés. En 1970 Savoy Brown edita “Raw Sienna”, Groundhogs “Thank God For The Bomb” y Peter Brown & Piblokto “Things May Come & Things May Go”/”Thousands On a Raft”, por citar algunos ejemplos.

Editado en 1969, «Then Play On» fue el disco debut de Kirwan, como tercer guitarrista secundando a Jeremy Spencer, y el último que grabó Peter Green. El tándem Green-Kirwan estableció una diferencia interpretativa y compositiva respecto al pasado.

“The Green Manalishi (With the Two Prong Crown)”, que se editó como simple y que también fue conocido en algunas veredas de la Buenos Aires de tiempos sombríos como “el Green Manalishi de Pedro Verde”, y la línea de guitarra en el comienzo de “Oh Well”; son los antecedentes inmediatos del rock pesado y el heavy metal.

Disco de taciturnidades románticas para la reconciliación de opuestos insalvables, contiene piezas como “Coming Your Way”, “Closing My Eyes”, “Although The Sun Is Shining” o “Like Crying”.

Fletwood Mac

“Then Play On” fue el comienzo y el fin de una etapa. Su siguiente producción lo certifica. “The End of the Game” (1970) es el resultado sonoro tras la salida de Fleetwood Mac y el comienzo en el deterioro de su salud mental. Acompañado por un set premium de músicos como Godfrey Mac Lean (percusión), Alex Dmochowski (bajo), Zoot Money (piano) y Nick Buck (piano eléctrico y órgano), “The End” ahonda en las formas libres y atmósferas envolventes. Jams e improvisaciones psicodélicas, tintes jazzísticos aleatorios y la guitarra sonando en clave funky/wah wah. Es un disco de corta duración e instrumental, y tiene pocos momentos de adherencia a convencionalismos. Fin de un juego y comienzo de otro más agobiante. Una nueva bisagra en la puerta de su espíritu indómito.

Los siguientes lanzamientos fueron una serie de discos simples durante el año 1971 con la colaboración de Nigel Watson, quien décadas después también actuaría como el “bombero” de su recuperación psiquiátrica. “Heavy heart”, “Beasts of Burden”, “Uganda Woman” y “No Way Out”. Desencadenado en forma definitiva de la influencia Mayall/Korner, volvió a sorprender con percusiones africanas para crear sonidos que escaparon a las restricciones de músicas orientadas por técnicas específicas. Aquí se desembarazó definitivamente de la cultura de la “música de género”.

En pleno apogeo de post-punk durante la década del ochenta, Green se sumerge en otras aguas para un nuevo bautismo sonoro. Junto a su hermano Mick trabajan con Lawrie  “The Raven” Gaines en el grupo The Enemy Within’ y editan un disco multifacético llamado “A Touch of Sunburn” y que en reediciones posteriores apareció como “Post Modern Blues” o “Peter Green and Mick Green. Two Greens Make a Blues”

Lanzado al mercado en 1986 colisiona con el paisaje de época y repone en valor influencias ocultadas por la prensa gacetillera como el binomio Captain Beefheart-Frank Zappa, pinceladas de Kraftwerk, el blues de pantano pero metamorfoseado, dosis de electrónica deformada hasta la “nueva ola alemana” de grupos como Einstürzende   Neubauten. Su universo musical no encajaba en la lógica del autotributo.

Cuando el tiempo se acaba y el mundo inabarcable de las producciones discográficas se disparan a velocidad web, las obras de Peter Green alivian y sintetizan el calvario de la finitud existencial.

Yusuf Islam, también conocido como Cat Stevens, tuiteó: “Dios bendiga al inefable Peter Green, uno de los héroes anónimos de la integridad musical, la innovación y el espíritu. Cuando escuché que dejó Fleetwood Mac en 1970 para obtener una vida real y donó su riqueza a la caridad, se convirtió en un modelo para mí”.

El categórico mensaje “Clapton es Dios” floreció en los sesenta, pintado en los muros de las calles de Londres por una grey de devotos. Green era ateo y por ello no concebía la idea de la existencia de otra deidad.

Peter Green ha muerto un 25 de Julio de 2020. Antiestrella con luz propia y reconocimiento post mortem con derrame necesario de tinta.

Para el imaginario popular, el tango y el peronismo siempre te esperan.

Peter Green también.

 

Canciones para seguir escuchando

 

Albatross

 

The Green Manalishi (With the Two Prong Crown)

 

Rattlesnake Shake

 

Closing My Eyes

 

Hidden Dept

 

Heavy Heart

 

Nietzche’s Ass