La iniciativa aprobada en Diputados a principios de julio podría convertirse en ley en la próxima sesión de Senadores. El proyecto otorga beneficios fiscales a las empresas que realicen inversiones en el sector y mejora aspectos de la promoción anterior, que ya llegó a su fin.

Tras haber sido aprobado en Diputados el 6 de julio pasado con 224 votos positivos y siete negativos, el proyecto “Ley de Promoción del Desarrollo y Producción de la Biotecnología Moderna y la Nanotecnología”, una reforma de la Ley 26270 sancionada en 2007, podría convertirse en ley en la próxima sesión de Senadores.

La norma otorga beneficios fiscales a las empresas que realicen inversiones en proyectos en el sector y, dado que la legislación anterior finalizó el 25 de julio de este año, el objetivo es prorrogar el plazo de la promoción hasta 2034.
La primera ley había sido aprobada en 2007, con el impulso del entonces ministro de Economía Roberto Lavagna. Sin embargo, recién se reglamentó en 2018, cuando se creó la primera convocatoria para empresas, que se realizó recién al año siguiente. A pesar de la pandemia, en 2020 y 2021 hubo convocatorias, y este año también está previsto realizar otra una vez aprobada la ley.

Entre los beneficios fiscales que ofrece permite la amortización acelerada del Impuesto a las Ganancias, la devolución anticipada del IVA, y la excepción de pago de impuesto a importaciones de bienes de capital. Una iniciativa que tiene impacto en diferentes áreas de la industria de manera transversal, ya que los proyectos de biotecnología y nanotecnología tienen aplicación en áreas como, el agro, la química, la farmacéutica, la veterinaria, la petrolera y la salud, entre otras.

Diego Comerci, investigador de la Escuela de Bio y Nanotecnologías de la UNSAM, asistió a reuniones de consulta sobre la redacción de la ley y le dijo a TSS: “Hacer que se reglamente rápido una ley como esta sería importante, así como que se extienda al área de nano (la ley anterior solo incluía a la biotecnología), adonde está habiendo muchas convergencia con las ciencias biológicas. Hay un claro proceso de maduración de las empresas biotecnológicas, a todo nivel, tanto grandes empresas como emprendimientos que surgieron en los últimos años y han tenido un desempeño que en la pandemia ha sido notorio”.

Otro cambio que se propone con la nueva ley es que los beneficios no solo sean a empresas sino también a proyectos, lo que permite el desarrollo de spin offs o desprendimientos de empresas que quieran desarrollar nuevos productos o servicios, con lo que podrían contar con más flexibilidad para cambiar de estrategias o probar caminos interdisciplinarios.

“Tuvimos la oportunidad de hablar con los diputados de los distintos bloques y vimos que había un gran acuerdo sobre la importancia estratégica de apoyar a este sector que en la Argentina es muy dinámico. Tenemos lo más difícil para poder despegar en nano y bio: los recursos humanos formados. Si no los tenés, por más que inyectes capital y regímenes de promoción no vas a lograr grandes cambios, pero acá tenemos eso y también a empresas que han hecho inversiones”, dijo Comerci.

La ley actual también necesita cambios ya que se superpone en algunos aspectos con la Ley de Economía del Conocimiento, como en lo referido a beneficios sobre los trabajadores del área y sus contribuciones patronales. “Nos queda como desafío que llegue a muchas más empresas chicas. Hay muchas y no se enteraron del régimen. Eso es un trabajo que fuimos haciendo año a año en las convocatorias”, dice Apólito.

El nuevo proyecto de ley fue presentado por el Ministerio de Producción -durante la gestión de Matías Kulfas- y su principal impulsora es María Apólito, la secretaria de Economía del Conocimiento de la cartera.

En diálogo con TSS, la funcionaria explicó por qué tardó tanto en reglamentarse la ley anterior: “Fueron años en los que se hizo mucha inversión en ciencia y tecnología, se crearon instrumentos nuevos como el FONARSEC, en 2009, y uno de los fondos que surgieron fue el Fondo de Biotecnología, con el que se financiaban proyectos públicos-privados, y también se iniciaron otros como el Empretecno, que era una iniciativa para nuevas empresas de base tecnológica. Creo que esa batería de instrumentos hizo que no fuera necesario reglamentar esta ley porque el sector estaba cubierto. En el año 2018 la gestión anterior había dejado de tener esquemas de financiamiento blando para todo lo que tuviera que ver con el sector de innovación en ciencia y tecnología, se descontinuaron un montón de programas. Ahí es adonde vieron que había un cupo fiscal que estaba fijado por esta ley y solo faltaba la reglamentación”.

Desde el Gobierno esperan que el proyecto de ley para este sector pase sin trabas por la Cámara de Senadores y Apólito asegura que ya tienen redactado el decreto reglamentario y las normativas posteriores, por lo que este año podría realizarse una convocatoria a empresas.
“Nos queda como desafío que llegue a muchas más empresas chicas. Hay muchas y no se enteraron del régimen. Eso es un trabajo que fuimos haciendo año a año en las convocatorias. En la primera fueron cinco empresas, en la siguiente siete y en la última 15. Fuimos mejorando la llegada y es un régimen que está previsto para tener beneficios sobre inversiones, así que genera una capacidad real en la empresa porque es un régimen sobre inversiones realizadas”, explicó Apólito.