La crisis en la que vive hoy el país tiene consecuencias políticas e institucionales  Ya el país ha vivido situaciones de zozobra, con distintas salidas.  Hoy el panorama no es idéntico a estas crisis anteriores, pero el gobierno parece a merced de fuerzas que no logra manejar y que no obedecen a sus propósitos

Gobernar la Argentina no es fácil. Nuestro país es ciertamente volátil y muchas veces impredecible. Tiene una gran cantidad de actores en juego y los equilibrios sociales se pueden desbalancear rápidamente, sobre todo cuando el terreno económico empieza a complicarse, tal como está ocurriendo ahora. Es obvio que el gobierno de Mauricio Macri está teniendo cada vez más dificultades para controlar la situación y los problemas amenazan con agudizarse todavía más en el futuro. Si el macrismo está en una clara crisis es necesario ponerla en perspectiva, tanto para recordar sus pasos previos como el escenario que podría venir en el futuro si la crisis se profundiza, para tener una suerte de termómetro con distintos niveles de gravedad. Ya que nunca se pasa de la plena gobernabilidad al caos absoluto, sino que hay matices y niveles intermedios, pudiendo avanzar y retroceder casilleros, con distinto tipo de riesgo institucional.

Un termómetro de la crisis entonces nos puede servir para medir el dominio de la escena política del gobierno, sus fortalezas y debilidades,  así como su posibilidad de controlar las situaciones que pudieran aparecer a partir de tres zonas claras. Tratemos de ver dónde se haya parado el gobierno, dónde lo estuvo y dónde podría estarlo.

Verde: zona de seguridad

Esta zona se centra en si el macrismo es capaz de depender sí mismo para llevar adelante su gobierno con distintos grados de éxito, expresado en tres niveles.

Nivel 1: Reelección en primera vuelta. Sería un nivel donde el macrismo pudiera proyectar con comodidad la continuidad de su proyecto político en el mediano y largo plazo, construir una hegemonía y la institucionalización de su fuerza política, sin actores o factores de peligro en el horizonte. Evidentemente, si bien el macrismo alguna vez soñó con asegurarse tal resultado electoral, dista mucho de ser esta su situación actual y mucho menos de volverse un partido hegemónico hacia el futuro.

Nivel 2: Reelección en ballotage. Este fue ciertamente el nivel donde el macrismo se encontró desde las elecciones de octubre de 2017 hasta marzo de este año, teniendo una cómoda capacidad de dominio del terreno político en la cual podría hablarse de una hegemonía débil o insuficiente, pero efectiva. Es decir, podría lograr convertirse no en una fuerza de mayorías, pero ser al menos la primera minoría dada la falta de articulación y la dispersión de otros espacios. El problema es que tras las corridas cambiarias y el retorno al FMI todo esto empezó a entrar en dudas.

Nivel 3: Llegada expectante al ballotage. Es un nivel que el macrismo parece estar transitando. Aquí el oficialismo no sólo no tiene asegurada su reelección sino que incluso peligra la posibilidad misma de entrar el ballotage, dado que el escenario electoral podría fragmentarse en tres fuerzas sin un claro dominio entre macristas, kirchneristas y peronistas no k. Con esto, un virtual ballotage entre dos fuerzas peronistas (una k y otra no k) no parece ser improbable en el horizonte y que deje al macrismo afuera de competencia.

Amarillo: zona de alerta

Esta zona ya implica un nivel de profundidad de la crisis mayor. Es la que aparece cuando el gobierno no se basta a sí mismo y debe establecer distintos tipos de alianzas con otros actores institucionales para poder gobernar y su coalición –tal cual funciona- también comienza a tambalear. Es claro que actualmente el 2019 no depende 100% del gobierno y que hasta ahora sólo puede festejar que el peronismo no haya logrado unificarse detrás de un candidato.

Nivel 4: Reformulación coalicional. Es cuando se debe abrir el juego para los sectores disidentes de su propio espacio, con redefinición del gabinete, de las estrategias y los objetivos. Aquí opera una nueva distribución del poder y se pone en serias dudas si quiera la posibilidad de entrar en el ballotage, ensayando la chance de que quien compita sea otro miembro de la coalición. Los reemplazos en junio en el Banco Central, los ministerios de Producción y Energía, elevar a Dujovne como ministro coordinador y el retorno de Sanz y Monzó a la mesa chica son indicios de que el gobierno pasó por este nivel una vez y ahora lo nuevos cambios de gabinete agudizan su crisis. Por su parte, una encuesta de este mes del Centro de Opinión Pública de la Universidad de Belgrano reveló que el 42% de los encuestados no cree que Macri busque su reelección y, en cambio, el 50% piensa que Vidal será la candidata presidencial. Esto es un signo de los tiempos: si se habla de la idea de Vidal como candidata de Cambiemos es porque las chances de Macri empiezan a hacer agua.

Nivel 5: Acuerdo mínimo de gobierno. Este será seguramente otro paso más en el avance de la crisis macrista. Aquí será necesaria la concertación con otras fuerzas, porque ya no alcanzará con los partidos propios de la coalición sino que deberá darle lugar a la oposición, especialmente a los espacios cercanos o con cierta afinidad ideológica, como partidos provinciales, el peronismo no k, los gobernadores y el massismo. El macrismo necesitará votar el presupuesto para el año que viene con importantes recortes para las provincias en septiembre y un programa mínimo de contención con organizaciones sociales y sindicatos de cara a fin de año. La dicotomía que presenta esta situación es compleja porque los legisladores o bien aprobarán un fenomenal recorte para el 2019 –profundizando la crisis social y económica- o bien no lo aprobarán, haciendo caer así el acuerdo del gobierno con el FMI y despertando seguramente la ira de los mercados como consecuencia. El interrogante es, más allá de estas dos opciones, la evolución posterior. Es decir, si este será el nivel máximo de la crisis (y luego descenderá hacia niveles más bajos) o si en cambio el gobierno profundizará su deterioro

Nivel 6: Acuerdo amplio. De llegar a este nivel la situación será realmente preocupante. Así, el macrismo debería llamar a una gran concertación nacional con todas las fuerzas y actores políticos con el único fin de resguardar la gobernabilidad si es que todavía esta no se encuentra totalmente carcomida. Aquí deberá ser explicito su capitulación ideológica y moral, como también será necesario el apoyo del sindicalismo, las organizaciones sociales, empresarios, la iglesia e incluso del kirchnerismo. Debería darse una suerte de co-gobierno y tener ministros de otras fuerzas. Como antecedente histórico este de nivel es lo que intentó realizar muy tardíamente Fernando De la Rúa en 2001, cuando convocó el 20 de diciembre al peronismo a ser parte de un acuerdo patriótico. Este parece ser ya su próximo paso antes de entrar definitivamente en la zona de peligro.

Rojo: zona de peligro

Llegar a esta zona sería el final del macrismo, sólo restando administrar la forma en que se dará la transición. Los tres niveles restantes de esta zona sólo se enmarcan en saber el grado de institucionalización y de ruptura que tendrá la salida de Cambiemos del poder ya que no podría completar su mandato.

Nivel 7: Elecciones anticipadas. Esta podría ser una resolución presidencial de la crisis y una solución hasta cierto punto no tan traumática. Tal como hicieron Alfonsín en 1988 que decidió adelantar las elecciones cinco meses –para mayo de 1989- y Duhalde en 2002 que las adelantó 6 meses –para abril de 2003-, el ejecutivo podría darse sus propios tiempos de salida, descomprimiendo la situación social y política, aunque al riesgo de perjudicar severamente el terreno económico, que podría eventualmente desvirtuarse con corridas cambiarias y bancarias con motivo de la incertidumbre que abre tal transición.

Nivel 8: Juicio político. Si bien todos los escenarios son posibles en una crisis, éste sin dudas luce como el más improbable de todos. Puesto que para que se habilite un juicio político contra el presidente se necesitaría no sólo un desgobierno total y la ruptura frontal con la totalidad del espacio opositor, sino que también tendría que haber una implosión de la coalición Cambiemos e incluso del Pro, puesto que se necesitan dos tercios de los votos del Parlamento. En la actualidad Macri tiene 4 pedidos de juicio político en Diputados. Por ello, de empeorar la crisis, podría activar alguno de ellos o algún motivo nuevo y con eso poner fin a su mandato.

Nivel 9: Helicóptero. Este es el nivel extremo, tanto por el nivel de caos, explosión social y descontrol económico. De llegar a este punto puede haber niveles de conflictividad altísimos y enfrentamientos represivos violentos, sin que se puedan descartar saqueos o una rebelión popular como la de 2001. Que el macrismo se esté desviviendo por volver a darle un rol a las Fuerzas Armadas en la seguridad interna es un indicador de que está previendo que en el futuro las condiciones sociales se deterioraran y que las protestas, movilizaciones y luchas populares aumentaran a toda velocidad. Resta saber hasta qué punto lo harán.

Como hemos intentado mostrar, hasta ahora la situación del gobierno de Macri no ha parado de empeorar, llegado a estadios críticos. Por lo que urge actuar rápido y acertadamente para evitar un derrumbe absoluto. Macri, por sobre todas las cosas, tiene fama de ser un piloto de tormentas. Sólo el tiempo dirá si esa fama es justa o es otro gran invento de Durán Barba.

* Julián Zicari es economista. Doctor en Ciencias Sociales (UBA/Conicet). Acaba de publicar el libro Camino al colapso. Cómo llegamos los argentinos al 2001.