Estuvo en Rosario dando una charla en la que habló de los grupos de autodefensa mexicanos. Gran estudiosa de las formas de violencia ejercidas por el Estado, se dio espacio para hablar de la Argentina donde el neoliberalismo asume un rostro que se diferencia de otras experiencias más explícitas, como las de  Trump y Bolsonaro.

A Pilar Calveiro la violencia le cuenta las costillas, lo hizo en 1977 cuando fue llevada a  la Mansión Seré, un campo de concentración para pocos;  y la buscó en el pozo de muerte que era la ESMA. La violencia la acorraló y ella le escupió en la cara y la destripó para pegarle donde sabe que le duele, en la estructura de odio y sistematización que sostiene a la violencia venga de donde venga y a sus ejecutores. Cuenta que le interesa observar la forma de organización de lo represivo en el Estado porque eso “da cuenta de las características del poder” y que el neoliberalismo es, detrás de un discurso aparentemente pacificador y tolerante, profundamente violento. La práctica política diaria ancla a Calveiro en sus aportes teóricos.

Pilar nació en 1953 en Buenos Aires, fue al “Colegio Nacional” y comenzó  a estudiar Sociología en la UBA. Era militante política y en 1977 fue secuestrada por la dictadura. En  1978, se exilió en España y en el 79´ llegó a México. Volvió a la facultad pero a Ciencias Políticas y se insertó en una sociedad distinta. En México los muertos se recuerdan como en ningún otro lado.

Editó varios libros: Poder y Desaparición, Redes Familiares de Sumisión y Resistencia,  Familia y Poder, Araucaria,  Política y/o violencia y “ Violencias de Estado, La guerra antiterrorista y la guerra contra el crimen como medio de control global .Todo esto lo sabe Wikipedia, lo que no cuenta es que esta mujer da batalla a la violencia donde va y se planta con textos, con discusión y con una lupa que observa la galaxia en que su antagonista aparece y toma otras formas; desde el Estado hasta los grupos narcocriminales asociados a la política.

En todos estos largos años Calveiro no perdió contacto ni con sus amigas presas ni con la Argentina y volvió varias veces al país para participar de  charlas y conferencias .

En noviembre llegó a Rosario para el “III Encuentro Memorias y Relato”, organizado por la Facultad de Humanidades y Artes,  el Museo de la Memoria , la Red Katatay y el Centro Cultural Parque de España. Antes de llegar a un  túnel ferroviario reciclado a un costado del río Paraná, y que es parte del complejo del centro Cultural, Calveiro dijo mucho en los micrófonos que le pusieron por delante en diferentes entrevistas.

Libros; violencia, cuerpos

“Poder y Desaparición eran dos libros, en uno me propuse una mirada sobre los campos de concentración en Argentina durante la dictadura y en el otro un análisis crítico de las organizaciones armadas, donde el centro estudiado es cómo pensar esta relación entre política y violencia. El caso que me ocupa hoy son las autodefensas mexicanas del Estado de Guerrero, la característica social en estos casos es que se autodefienden en el territorio propio, no quieren avanzar sobre el Estado nacional ni sobre otros Estados. Defienden su territorio entendido como una región cultural con expresiones sociales y políticas que los constituyen”

“La violencia represiva en Argentina se ejerció de manera distinta para hombres que para mujeres, no en lo que hace a lo sexual, en ese caso las torturas que los géneros sufrieron se realizó con prácticas similares. La violencia fue de manera distinta en los cuerpos femenino y el masculino. Esto llevó un mensaje específico y diferente para cada uno y eso aparece de nuevo en las violencias actuales” ( respiró y tomó aire frente al micrófono de una radio)

“Las prácticas de memoria en Argentina fueron muy importantes. La (trilogía): Memoria, Verdad y Justicia fue tomada como una sola. La sociedad así lo entendió. Si sólo se hubiera judicializado no sería lo mismo”

En ese ex túnel ferroviario y con un auditorio compuesto por ex presos políticos; estudiantes de distintas Universidades; chicas con pañuelos verdes atados en sus mochilas, Pilar Calveiro ingresó como una más, pero una joven le dijo lo casi obvio “ahora sos la star del encuentro”.

Luego de tres días en que todos escucharon ponencias y hablaron sobre biopoder y biopolítica,  Pilar Calveiro se sentó frente a unas sesenta personas con cuatro hojas. “Voy a leer el trabajo que estoy haciendo sobre las autodefensas de Guerrero y la Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias (CRAC) Me va a llevar unos cuarenta minutos y después charlamos” y empezó a leer de manera muy pausada, pero sin detenerse en ningún momento.

Autodefensas llegan a Churumuco. foto Raúl Tinoco

Deslizó conceptos como: “En México existe un Estado fragmentado que entrelaza circuitos económicos asociados a transnacionales para integrar un proceso de acumulación de riqueza, esto es propio del neoliberalismo y dio por resultado unos 500.000 muertos en 7 años, además de justificar políticas represivas”.

Puntualizó que “es una organización que sobrepasa al Estado nacional, lo excede y lo complejiza. Se trazan políticas que alimentan el miedo y se plantean enemigos peligrosos, de esta manera se ejerce el control gubernamental hasta las últimas expresiones de la vida, la biopolítica que acompaña esta red (de asociaciones delictivas) es siempre la relación entre unas vidas y otras muertes. La biopolítica (para el poder) es la muerte de unos en pos de la vida de otros”, sintetizó

Vidas por defender

Para Calveiro, esta política hace una selección de qué vida se defiende y cual no. “Se asemeja al racismo y lo empata, pero no es lo mismo. La potenciación de una raza sobre otra arriesga mucho en las sociedades que lo practicaron. La modalidad específica de dejar morir es menos costosa, se deja a los elegidos morir a la buena de Dios” y alude a los ejemplos de las migraciones masivas que se dan en distintos continentes para recordar que “a varios de los pueblos originarios los exterminaron directamente con la pobreza extrema, los mataron de hambre”

Calveiro traza un argumento que bien podría haber sido escrito por Phillip Dick, una ucronía que no suena descabellada. O una escena de la película Elysium, donde un grupo de elite habita en una base espacial que orbita la Tierra, mientras millones de humanos agonizan en un planeta enfermo.

“Unos supervirán a costa de otros, ¿Que porción de la población se sostendrá a partir de esta gubernamentalidad?.El neoliberalismo sabe que está devastando los recursos naturales, no lo ignoran”

Así, Calveiro perfila el país en donde vive y desarrolla su trabajo: “En México se dio lugar a distintos Estados asociados al narco, con la protección de ese Estado en fragmentación. Esto atentó contra las formas de vida y destruyó vínculos sociales; la naturaleza y todo lo que sirve para la vida. El objetivo es acumular riquezas, lo básico del neoliberalismo; pero algunos resisten”

Las autodefensas como se dieron en Guerrero y en Cheran, dijo Calveiro, no construyen muros; en algunos casos están armadas pero no disputan poder al Estado: “Se protegen del narco y de otras violencias de manera asamblearia, con sus propios códigos. Hay otra forma de visualizar la política ante los cambios de paradigma. En estos territorios violentos ellos logran un control efectivo, controlan que el narco no entre”, destacó.

Para la politóloga lo comunitario puede construirse: “Lo pequeño frente a lo grande es resistente, las líneas de fuga pueden abrirse desde lo local. Las autodefensas logran un sistema jurídico propio de usos y costumbres, una instancia de procesos deliberativos, pero no rompen con el Estado nacional; reclaman presupuestos y en algunos casos buscan el reconocimiento legal. Por ejemplo, en la próxima legislatura nacional, la ex líder y ex comandante de la Crac en Olinalá, un pueblo del Estado de Guerrero, Nestora Salgado, ocupará una banca como senadora nacional. La defensa del territorio es la defensa de un pedazo de vida. Las comunidades son locales y resisten a los gobiernos neoliberales.”

Cómo dato; las comunidades que conforman los grupos de autodefensas se iniciaron, en esta nueva etapa, entre el 2012 y el 2013 y comprendieron los estados de  Michoacán, Guerrero, Oaxaca y el estado provincial de México. Calveiro dijo que son “16 regiones donde funcionan las CRAC y 300 puntos donde las autodefensas se desarrollan” y agregó que: “La resistencia es el punto y obliga a cambiar paradigmas y relaciones de poder. No es sólo la defensa ante la biopolítica, sino que puede crear una cultura y eso es lo que hacen estas comunidades. Forman redes de resistencia que crean poder, formas de vida y territorios de vida ante los territorios de muerte. Esta resistencia va desde una administración pública de esas poblaciones hasta una organización política independiente del Estado”

Algunas preguntas del público, atento y curioso.

¿Cuál es el lugar de las mujeres en las autodefensas?, pregunta una joven del fondo de la sala.

Aún es escasa la participación, es más; es un problema que están afrontando. En estos momentos hay tres mujeres que conforman las CRAC. En las comunidades se logró eliminar la dote, una práctica ancestral pero por otro lado las represiones son brutales tanto para hombres como para mujeres y el Estado las disimula haciéndolas pasar por homicidios culposos o accidentes.

¿Cómo es la resistencia?, reflexionan  varios. Calveiro anota y responde a todos. “Las experiencias tal vez no sean replicables, en este caso suelen ser comunidades indígenas de distintas etnias que articulan con otras similares. Su sistema político no es partidario, pero no boicotean el sistema del Estado nacional. Lo global nos hace mirar hacia lo macro y descuidamos las resistencias locales, allí en lo micro estos poderes y violencias son débiles. En las autodefensas se prioriza lo comunitario desde el propio discurso indígena.

Cuando termina la exposición Susana Rosanno, una de las organizadoras, le dice que las espera un pescado asado junto al río. Antes de irse, acepta una corta charla con Socompa.

¿Cómo caracterizaría al neoliberalismo con respecto a la violencia?

-Creo que el neoliberalismo aunque tiene un discurso aparentemente pacificador y tolerante es profundamente violento. Por un lado, una violencia estructural atroz porque genera sociedades fuertemente polarizadas y por otro una violencia represiva intolerante con la disidencia y los movimientos sociales y es además violento con su articulación directa con las redes mafiosas. No sólo ocurre en México la articulación con las redes criminales y fragmentos del Estado también está ocurriendo de distintas maneras en otros países y tiene que ver con que los tráficos delictivos de todo tipo son rentables y funcionales al neoliberalismo que se centra en acelerar los procesos de acumulación y concentración.

-¿Cuál es  la situación en Argentina?

-En Argentina ésta concentración económica, a partir de la embestida neoliberal con el gobierno de Macri, logra incrementar las diferencias, como en todo modelo neoliberal. En el Nuevo Orden mundial se percibe una multipolaridad, Estados Unidos es una potencia en decadencia, no está detrás de todo y este orden nuevo aún no queda claro cómo se va a conformar

-¿Podrá surgir en Argentina una experiencia como la de  Bolsonaro en Brasil?

-Creo que la memoria en Argentina es social e institucional, aprendizaje y archivo. Pienso que las experiencias no se repiten y que el neoliberalismo tiene distintas caras, distintas versiones. La versión Donald Trump o Bolsonaro son terribles, al ser tan explícitas habilitan prácticas como el racismo y cosas por el estilo. Pero en cada sociedad el neoliberalismo adopta las formas que son funcionales a esa sociedad, para Argentina es mucho más viable un Macri que un Bolsonaro; la matriz neoliberal está presente en las dos experiencias políticas.

-¿Cómo se maneja el discurso de la violencia en democracia?

Una de las cosas que ocurren desde fines de los 70, desde las derrotas de los proyectos concebidos como revolucionarios y en la que algunos de ellos eran experiencia armadas, dio paso a un discurso tomado tanto por la institucionalidad como por las democracias más formales, no las que muestran más participación ciudadana, y por las academias. Este discurso de alguna manera planteaba una suerte de transparencia del poder. Desde esa transparencia rechazaba cualquier forma de violencia en la sociedad y lo único habilitado era la violencia estatal, que se pensaba como violencia legítima por que provenía de una democracia transparente, pero resulta que esas democracias son oligarquías, que de transparentes no tienen nada y son extremadamente violentas. Lo que se convalida con ese discurso pacífico es la violencia del Estado, arma un relato pacificador de la política que es mentiroso.

-¿Las autodefensas resisten de qué manera?

-En México vemos violencias de todo tipo, porque las autodefensas son armadas y vienen de la sociedad civil, pero son violencias resistentes a las otras violencias. Las autodefensas no potencian las violencias estatales o paraestatales ya existentes; se defienden de las violencias legitimadas: la estatal, la estructural y las violencias de grupos criminales que están protegidas por el Estado. El régimen de propiedad privada se articula con lo colectivo, lo común comprende el ámbito de la naturaleza.

¿Cómo legitiman estos Estados la violencia del control social?

-Esta especie de escándalo por el hecho de que se pinte una pared durante una movilización y que hace parecer a esa acción como una forma de violencia es totalmente hipócrita, porque se da en sociedades muy violentas y terminan validando la violencia del Estado. Parece que cualquier táctica que salga de lo programado por el Estado debe ser reprimida por que es violenta y justifica la violencia del Estado.