Queen fue alguna vez la marca de cierta forma excesiva y hasta kitsch del rock. Fueron presentados por Diego Maradona cuando se presentaron en Vélez en plena dictadura, momento en que fueron demolidos por la crítica y adorados por un público que se sabía de memoria todas sus canciones. La marca distintiva de la banda fue el carisma, los excesos y el talento de Freddie Mercury cuya vida se retrata con algunas inexactitudes en una película que logra que la música siga sonando.

Hubo en verano en el que la música de Queen se constituyó en la banda de sonido de la casa ubicada en la calle 4 de San Clemente del Tuyú en la que pasábamos las vacaciones familiares. Por alguna razón nos habíamos obsesionado con uno de mis primos con “Mustapha” el tema que formaba parte del disco Jazz. No era precisamente un hit pero para mí ese verano quedó marcado por esa extravagancia en la que Mercury tiraba palabras en árabe e invocaba a Alá. Queen no era una banda demasiado prestigiosa, led Zeppelin o David Bowie eran tomadas en serio pero a Queen se la  miraba un poco de costado. Los críticos habían masacrado incluso a la canción que hoy es considerada un clásico inoxidable: “Rapsodia Bohemia”.  Una canción de seis minutos pretenciosa y barroca, que en el medio tenía aires de opera y cuya letra era más bien hermética. Con el tiempo se uso esa canción para señalar a Queen entre las bandas que tenían un pacto con Satanás y se acusó a sus integrantes de llevar adelante prácticas de brujería. Otros decían que en esa canción Mercury dejaba explicita su homosexualidad.

Unos años después Queen llegó a la Argentina, fue en el verano de 1981, el año en el que Maradona jugó para Boca. El por entonces “Pibe 10” se subió al escenario y anunció que estaba contento de presentar a “los Queen”.

En el libro Fredy Mercury, el gran simulador de Martín y Eduardo Hojman se cuenta que cuando Queen estuvo en la Argentina sufrieron algunas condicionamientos:

  • No tirar demasiados fuegos artificiales ni bombas de estruendo. Los militares que decían haber ganado una guerra interna eran cuidadosos. Recordemos que por esa época el personaje de Alberto Olmedo que muchos conocíamos como “Capitán Piluso” dejó de usar el grado militar y tuvo que sacarse la gomera que llevaba colgando del cuello porque “incitaba a la violencia”.
  • No podían salir al escenario mujeres desnudas. Una puesta que respondía a la canción “Carrera de bicicletas” pero que no tenían pensado hacer en vivo.
  • Alguien les pidió que no tocaran “No llores por mí Argentina” el famoso tema de la ópera rock “Evita”. Un tema que la banda no tenía en su repertorio.

Para los que fuimos a ver aquellos shows nos quedó la sensación de haber visto una visita de otro planeta. Para nuestros padres y tíos la sorpresa fue que los jóvenes que estuvimos en esa cancha podíamos cantar en inglés (¿?). Fuera de la vista de los fanáticos pasaron otras cosas como que un policía que los custodiaba les dijo a los músicos que él solito había asesinado cerca de 300 personas. En un documental que se conoció años después uno de los músicos contaría que la presencia policial a su alrededor les había causado cierta molestia y Freddie Mercury confesó que en cierto momento de esos shows se dio cuenta de que a una orden suya a esa multitud podría haber provocado un desastre, un poder que le resultaba excitante pero del que no hizo uso. Lo que sí hizo Freddie junto a sus compañeros fue reunirse un rato con el general Viola que era el presidente elegido por la dictadura en ese febrero de 1981. También dicen que se organizó una orgía para la banda pero eso ya no está tan claro y pertenece al mundo de lo mitológico.

La prensa tenía una especie de enfrentamiento con Queen y su líder. Para esa gira la banda invitó a unos cuantos críticos y el enviado de Rolling Stone -aún no existía le versión local-  escribió una crítica en la que lo menos que decía del manejo del público que hacía Mercury como un juego es que era una demostración fascista. La prensa local por su parte tuvo su momento crítico desde las páginas de El expreso imaginario. Roberto Petinato y Ricardo Messina se burlaron y fueron muy ácidos en la crónica que le dedicaron a la conferencia de prensa de la banda con el periodismo.

Estuve en la cancha de Vélez viendo por primera vez en vivo a una banda de rock en todo su esplendor. Nunca se había visto nada parecido y pasaron varios años para que se volviera a vivir algo así.

Los volví a ver cuatro años después en Río de Janeiro, en el primer Rock in Río. En una presentación tremenda que terminó con la banda tocando “El rock de la cárcel” mientras todos bailábamos cerca de las cinco de la mañana. Pero en ese verano además se decía que Freddie andaba de paseo por boliches gays de Río.

La historia de Queen tuvo altibajos, su estilo grandilocuente se prestaba a la mirada burlona. Mercury en un momento se dio el gusto de grabar un disco solista que no fue gran cosa, y se juntó con Monserrat Caballé, para una cumbre kitsch,  que terminó siendo la canción oficial de los Juegos Olímpicos de 1992.

Los últimos años de Queen estuvieron envueltos en un halo de misterio y de rumores que se acabaron cuando el líder de la banda apareció informando que era portador de HIV. El anuncio se produjo apenas un par de días antes de morir. Pero para los fans no podía ser una sorpresa, los últimos discos de la banda anunciaban algo y los videos mostraban a un Freddie Mercury excesivamente flaco y se editaron en blanco y negro para disimular los estragos de  la enfermedad.

Después de la muerte de Mercury el grupo se transformó en una banda tributo de si misma. En algunos casos se juntaron con fines nobles. El problema real que enfrentaban  era que el cantante era prácticamente irremplazable y sólo se logró que la banda alcanzara el brillo necesario cuando George Michael se sumó a ellos pero eso no alcanzaba porque Mercury  además de ser el líder en el escenario era el ideólogo conceptual del grupo. Hubo giras fantasmales con cantantes que apenas alcanzaban el registro vocal de Fredy con mucho esfuerzo pero les costaba estar a la altura de la historia. Justo cuando los que fuimos fans de Queen nos estábamos acostumbrando a la ausencia de la banda apareció la noticia increíble. Queen iba a regresar esta vez en forma de película y el actor Sacha Baron Cohen era el elegido para encarnar a Mercury.

Lo de Sacha Baron Cohen no pudo ser porque en el camino Brian May, guitarrista de la banda y productor ejecutivo de la película,  se opuso a que el humorista, creador de “Borat” entre otros grandes personajes, fuera el protagonista. Por un momento todo parecía naufragar pero encontraron un actor que podía asumir el compromiso Rami Malik, el protagonista de Mr Robot, se puso a las órdenes de Bryan Singer. Pero no se acabaron ahí los problemas del proyecto: Malik y otros actores comenzaron a quejarse de la falta de compromiso del director que se tomaba descansos sin avisar nada y que cayó entre los acusados mediáticos de lo que se conoce en Hollywood como el “me too”. El resultado fue que Singer salió expelido de la producción pero por razones inescrutables volvió para terminar la edición final y su nombre quedó como responsable de Bohemian Rapsody, la historia de Freddie Mercury .

La película que llega ahora a las pantallas tiene todos los males de las biopics y seguramente dividirá a los fans. Mejor que los seguidores de la banda se olviden de la historia que conocen y no esperen de la película un apego estricto a los hechos.

Todo empieza con el joven Frederick Bulsara trabajando de changarín en el aeropuerto, yendo en sus ratos libres a ver bandas de rock y a recorrer la boutiques de moda. En una de esas noches conoce a quien se dedicaba a recorrer las boutiques de moda. En una de esas noches conoce  el aeropuerto y yendo en sus ratos libres a ver bandas de roía su novia primero y luego su mejor amiga, Rápidamente el joven inmigrante de Zanzíbar que se agarraba a las trompadas cuando le decían “Paki” por “pakistaní” logra ser probado por una banda a la que seguía de tugurio en tugurio. Hay mucha música y hay grandes momentos en los que se ve las cosas que creaban dentro del estudio con la ayuda de su ingeniero de sonido. También se muestra lo difícil que era la convivencia con Freddie algunas de las historias se conocían como cuando en una pelea con Roger Taylor el baterista soporta el desplante del cantante

  • En esta banda solo hay espacio para una diva histérica.

Se luce Rami Malek y es muy bueno lo que hace Mike Myers interpretando al histórico productor de la EMI que se enfrentó a la banda cuando se le aparecieron los músicos con “Rapsodia Bohemia”, un tema de seis minutos que según el productor nadie iba a querer programar en las radios. Si bien el nombre está levemente modificado la historia es real y ocupa un tramo interesante de la película.

Lo más flojo de “Rapsodia Bohemia” es el punto de vista sobre la vida promiscua del protagonista,  Era de esperar que para una producción de este tipo que apunta a un público masivo los aspectos más sórdidos y marginales iban a ser suavizados. Entre otras historias de esos años quedó afuera la  presentación del álbum Jazz, una fiesta que tuvo stripers, enanos que paseaban con bandejas de plata llenas de cocaína para que se sirvieran los acreditados, travestis y mucho ánimo festivo. Hasta hubo un conocido locutor y productor argentino acreditado para esa presentación que se realizó en un barco de río de esos que se ven en las películas, Juan Alberto Badía. A cambio de eso se muestra una fiesta en la casa de Freddie que le pide a su asistente: Agitá los árboles y trae todos los freaks que caigan. No se ven drogas pero si personas de baja estatura que reparten unos paquetes enigmáticos. Los tres compañeros de Freddie se comportan en la fiesta como si fueran monjas de visita en un burdel y se retiran molestos. No puede ser más pacato ese momento.

Pero si los problemas de guión, las tergiversaciones y los pases de factura de los productores ejecutivos Brian May y Roger Taylor pueden ser molestos el final de la película da vuelta todo poniendo frente a los ojos del espectador la recreación del show consagratorio de la banda en Live aid.

En 1985 el mundo del rock fue convocado por Bob Geldof para participar de un evento planetario para ir en ayuda del continente africano y para eso se arman dos shows que serían realizados en simultáneo uno en el tradicional estadio de Wembley en Londres y el otro en el estadio John Fitzgerald Kennedy en Filadelfia (U.S.A). Todos los grandes nombres de la industria comprometieron su presencia. Todos menos Queen que se encontraba en un receso impuesto por Freddie que se había lanzado a una posible carrera solista. Hubo que rastrearlo y sentarlo junto a sus compañeros para que hiciera su autocrítica. Después de ese trago amargo se convino que aceptarían la invitación para tocar en el evento. La mayoría de los que tocaron ese día lo hicieron como un show más mientras que Queen ensayó durante varias semanas y cuando salió al escenario simplemente hizo quedar al resto de las estrellas como principiantes. Fue un regreso con gloria que los ubicó cómo un número que valía la pena presenciar. Y eso es lo que se ve en la película, todo ese show recreado, Malek es Mercury con tanta soltura y fundamento que su actuación termina cargándose la película al hombro. Allí mueren las especulaciones y las dudas por que es una recreación perfecta y veinte minutos de Queen en pantalla grande y sonido de última generación cumple de sobra con lo que los seguidores de una banda como Queen esperan. Nosotros te conmoveremos anunciaban desde el primer surco del disco Noticias del mundo y con esta película cumplen. Como cierre de una carrera no es poca cosa.