El subrayado es nuestro
Hay quien no pasa por un libro sin dejar una marca, una anotación. Y otros para quienes esa actitud es una especie de intromisión en la lectura de los demás. La cosa viene de lejos y ya los monjes medievales llenaban los bordes de los libros que copiaban con comentarios, sensaciones personales y hasta quejas.
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