Facundo Jones Huala parafraseó a Fidel Castro, pero habló en nombre del pueblo mapuche “perseguido y asesinado”. Dijo que es víctima de persecución política y ratificó su pertenencia a las organizaciones de autodefensa mapuche. En medio de un aparatoso operativo de seguridad, se realizó en Bariloche la audiencia del segundo juicio de extradición.
Un extenso alegato político sobre la persecución, estigmatización y discriminación del pueblo mapuche realizó el lonko Facundo Jones Huala durante la audiencia del proceso de extradición a Chile. Durante casi dos horas y ante el Juez Gustavo Villanueva confirmó su pertenencia a las organizaciones de “autodefensa” Resistencia Ancestral Mapuche (RAM) y Coordinadora Arauco Mapuche (CAM, de Chile) y haber realizado acciones de sabotaje, aunque, aseguró, no participó en el incendio por el cual lo reclama la Justicia chilena. Y aclaró: “Acá no hay terroristas, hay un pueblo harto que se defiende con lo que tiene a mano”.
“Fui un prisionero político del Estado chileno y soy un prisionero político de Argentina”, aseguró, llamó a sus hermanos mapuche a “no amedrentarse”, desafió a las fuerzas represivas al decir “ataquen nomás, el vuelto no va a ser el caramelos”, y recordó la frase de Fidel Castro durante el juicio por el ataque al Cuartel Moncada, seis años antes de la revolución cubana: “La historia nos absolverá”, dijo el lonko sobre el cierre de su intervención.
En medio de aparatoso operativo de seguridad se desarrolló este miércoles en Bariloche la jornada de lectura de cargos del segundo juicio de extradición de Jones Huala, presentación de pruebas y alegatos en torno al pedido de extradición del vecino país. El Juez Villanueva se tomará cinco días para resolver el caso.
En relación a la causa principal por la cual la Justicia trasandina reclama la presencia de Jones Huala, el fiscal elaboró un argumento llamativo: para Bagur Creta el hecho de que el principal imputado en Chile por el incendio de la finca haya sido absuelto por falta de pruebas, es una muestra de la inexistencia de la persecución contra el pueblo mapuche, y no de la ausencia de hechos y datos fácticos que demuestren la culpabilidad del procesado.
En cambio, la defensora Sonia Ivanoff reclamó la nulidad del juicio de extradición, y dijo que “parece que la sentencia ya está escrita”. En su extenso alegato argumentó para pedir la nulidad que Jones Huala ya fue somentido a un proceso similar, sin que medie un nuevo pedido del Estado chileno, ni una nueva causa, ni nuevo pedido de detención. Explicó en ese sentido que en septiembre de 2016 el Juez Federal de Esquel Guido Otrando decretó la nulidad del primer juicio de extradición, entre otros motivos porque fue probado que uno de los testimonios incriminatorios fue arrancado con torturas por parte de la Policía de la provincia de Chubut.
Y en uno de los puntos centrales de su intervención, explicó que su defendido fue detenido el 27 de junio de 2017, cuando aún estaba pendiente un pronunciamiento de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, en torno a la nulidad del primer juicio. Es decir, planteó Ivanoff, que Jones Huala fue detenido sin que hubiese cambiado su situación legal desde septiembre de 2016, cuando se declaró nulo el juicio en Esquel. Es más, el 30 de mayo de ese mismo año se había levantado la orden de captura.
Sin embargo, a fines de junio del año pasado fue detenido. La resolución de la Corte ratificando la nulidad del juicio llegó en agosto, un mes y medio después. Pero ya la suerte de Jones Huala estaba echada.
La abogada Ivanoff panteó en su alegato que, en caso que no se determine la nulidad de este segundo juicio, no se proceda a la extradición por cuestiones técnicas relacionadas con la pena que el supuesto delito tiene en Chile y Argentina; y, fundamentalmente, por cuestiones políticas. Reafirmó, en ese sentido, que su defendido es perseguido en Chile por su condición de mapuche y argentino.
El Juez Villanueva dará a conocer su resolución el próximo lunes, cuando citó a las partes para la lectura de los fundamentos del fallo.
Una larga jornada
A las 8,35 arribó el helicóptero que desde Esquel, llevó a Facundo Jones Huala hasta el Gimnasio 3 de Bariloche, donde se concretó la audiencia. “Marichi wew” (diez veces venceremos) fue el grito con el que los participantes del acampe ubicado a tres cuadras del Gimnasio recibieron al lonko. Jones Huala bajó del helicóptero esposado, con un casco y chaleco antibalas. Más de 300 efectivos de fuerzas de seguridad federales y la Policía de Río Negro custodiaron el lugar y las inmediaciones. En el acampe había unas 50 personas.
Familiares del lonko, referentes de organizaciones de derechos humanos, y la Presidenta de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, Nora Cortiñas, se ubicaron entre el público. Apenas 23 lugares, según lo dispuesto por el Juez Villanueva.
A las 10,15 ingresó Jones Huala a la sala y saludó a su pueblo: Mari mari, les dijo con una sonrisa. Volvía a ver a su abuela después de ocho meses.
Tras el rechazo del magistrado al pedido de la abogada Ivanoff para incorporar como prueba el protocolo de acción de persecución de la RAM firmado por la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, y las provincias patagónicas; llegó el momento de la palabra de Jones Huala y los alegatos. Diversos cuartos intermedios estiraron la jornada desde las 8 de la mañana hasta las 19 horas.
El lonko de la comunidad de Cushamen saludó extensamente en idioma mapuche -y algunas palabras en tehuelche- repasó lo sucedido en Chile -“estaba allí buscando lawen” (medicina)-, y reiteró que el Estado chileno lo sometió a una persecución política que incluyó tareas de inteligencia, previas al hecho del incendio en Pisu Pisue.
“He sido combatiente de la RAM y la MAC y en otras situaciones desarrollé actos de autodefensa, y actos de sabotaje”, pero “no las que se me endilgan en este caso”, explicó. Luego, enumeró las irregularidades del proceso, como la imposibilidad de incorporar al expediente las pruebas sobre el montaje de los servicios de inteligencia chilenos.
Más de una una hora y 20 minutos duró la primera exposición, y otros 15 minutos el cierre de Jones Huala, durante los cuales repasó la historia de opresión del pueblo mapuche y su resistencia: “Es la rebelión de los más pobres entre los pobres”, dijo.
En varias oportunidades, con la voz quebrada, mencionó a Rafael Nahuel: “Mi peñi”, lo nombró una y otra vez. Y mirando al Juez Villanueva le espetó: “Usted tiene la responsabilidad de su muerte, no era necesaria esa violencia irracional. ¿Por qué no reprimieron con balas de goma? Porque es más fácil matar”, dijo, mirándolo.
En su alegato político recordó que “a los once años conocí un calabozo por ser pobre y mapuche, porque afeábamos esta ciudad” (por Bariloche), y por ese motivo “no le tengo miedo a las balas”.
“Dicen que somos terroristas. Si somos terroristas, ¿dónde están los muertos? Los muertos los ponemos nosotros. Acá no hay terrorismo, acá hay un pueblo harto que se defiende con lo que puede, con ese arsenal que mostraron cuando desaparecieron a (Santiago) Maldonado: palas, machetes, motosierras, herramientas de trabajo, ese es nuestro arsenal”, agregó.
Finalmente, mirando a su gente, le pidió que “no se amedrenten, somos la nación mapuche que puede convivir con el Estado, pero si desde el Estado no son capaces de conversar el conflicto va a seguir, vamos a seguir reivindicando el derecho a la autodefensa”.
“La resistencia mapuche ha renacido”, dijo, y remató: “La historia nos absolverá”.