Según advierten los expertos, el plazo de distanciamiento social podría llegar a extenderse –con algunas interrupciones- hasta a un año y medio. Mientras tanto, el gobierno argentino divide su atención y sus dineros entre la cobertura de los más vulnerables y las demandas de los empresarios.
Podrían durar un año y medio las medidas de aislamiento social destinadas a enfrentar la pandemia de coronavirus Covid-19, con atenuaciones y refuerzos sucesivos en correlación con rebrotes de la epidemia. Así lo prevé un artículo que, el 21 de marzo, firmaron en The Boston Globe dos reconocidos científicos: Ezekiel Emanuel –asesor especial del director general de la OMS y profesor en la Universidad de Pensilvania– y Cathy Zhang, de la misma universidad. Se basan en el informe que, el 16 de marzo, dio a conocer el Imperial College of London, en el cual se preveía que, a menos que los gobiernos dispusieran fuertes medidas de aislamiento social, la pandemia podría causar 2.200.000 muertes en Estados Unidos –cantidad que se aproxima a las 2.750.000 que se producen anualmente por todas las causas sumadas– y 510.000 en Gran Bretaña. Ese informe condujo a que Donald Trump y Boris Johnson modificaran sus posiciones con relación a la pandemia.
“Las medidas drásticas de aislamiento social deberían sostenerse hasta que se disponga de una vacuna, lo cual se estima podría tardar unos 18 meses o más”, sostiene el artículo de Emanuel y Zhang, que además toma en cuenta el hecho de que, en epidemias anteriores, luego de una primera declinación en la cantidad de casos, se produjo una segunda ola de infecciones. Así sucedió en la pandemia de influenza de 1918-19, y también en la epidemia de SARS de 2003, que se desarrolló en Oriente con un inesperado rebrote en Toronto, Canadá. “Una posible trayectoria es una progresión de casos comparable a una montaña rusa: las restricciones sociales podrían reducirse cuando la primera ola de casos declinara y, en el otoño (boreal) seguiría una segunda ola más pequeña. Se reinstalarían entonces medidas de distanciamiento social y, después de que éstas ya no fuesen necesarias, nuevas oleadas más pequeñas podrían continuar, hasta que fuese desarrollada una vacuna”, precisan.
Los autores señalan que “irónicamente, la segunda ola epidémica probablemente acontezca como resultado de un exitoso distanciamiento social durante la primera ola: cuando las restricciones se levanten, gran parte de la población no ha adquirido inmunidad y es susceptible al virus al interactuar nuevamente con otros. El único modo de prevenir esto es mantener medidas de distanciamiento social incluso después de que los casos caigan, hasta que una vacuna o alguna medicación profiláctica estén disponibles, es decir, por un período estimado en 18 meses”. Y advierten que “el gobierno federal deberá ofrecer apoyo económico de largo plazo para aquellos que no puedan trabajar”.
El Departamento de Trabajo de Estados Unidos otorgó a los estados la capacidad de flexibilizar los beneficios para personas temporariamente desempleadas. Así, por ejemplo, California dispuso extender los subsidios por desempleo a las personas que vean sus horas de trabajo reducidas a causa de la pandemia. Nueva York dejó sin efecto el plazo de una semana sin empleo que se requería para solicitar los beneficios. Massachusetts flexibilizó los términos de la duración de los beneficios. Carolina del Norte dispuso esta semana que toda persona “separada de su empleo” por el virus, incluso quienes lo conserven pero vean reducidas sus horas de trabajo, está habilitada para obtener seguro de desempleo.
En la Argentina, el lunes 16 de marzo, el Gobierno anunció que “se reforzará el seguro de desempleo”, sin que hasta hoy se hayan precisado los valores. El Seguro por Desempleo está dirigido sólo a “trabajadores asalariados desocupados despedidos ‘sin justa causa’ o por ‘fuerza mayor’ que cuenten con una cantidad mínima de aportes patronales al Sistema de Seguridad Social (Fondo Nacional de Empleo)”, según la información oficial del Ministerio de Trabajo. La duración del seguro va de 2 meses a un máximo de 12 meses, según el tiempo que la persona haya trabajado y contribuido al sistema de seguridad social en los últimos 2 o 3 años, o sea que prácticamente el trabajador se lo autofinancia. No se actualiza desde el 1° de septiembre de 2019, cuando se fijó en 3.925,17 pesos el mínimo y 6.280,28 pesos el máximo.
También se anunciaron bonos por única vez de 3.000 pesos para jubilados que cobran la mínima; de 3.100 pesos por hijo para quienes cobran AUH; de 3.000 pesos, siempre por única vez, para perceptores de planes sociales; y dos meses de gracia, abril y mayo, para los créditos de Anses. Además, el Gobierno dispuso la creación de un Ingreso Familiar de Emergencia de 10.000 pesos, en principio para el mes de abril, destinado a monotributistas y trabajadores informales que hayan dejado de percibir ingresos a causa de la pandemia.
Los beneficios se extienden a las empresas: el Gobierno anunció el lanzamiento de una línea de créditos por 320.000 millones de pesos para proveer capital de trabajo a tasas preferenciales del 26 % anual; se exime del pago de contribuciones patronales a hoteles, transporte de pasajeros, cines y teatros y restaurantes, y se amplía el Programa de Recuperación Productiva (Repro) por el cual el Estado paga una parte del salario de trabajadores de empresas privadas.
Es cierto que la pandemia prácticamente anula los dos principales instrumentos de lucha de trabajadores y sectores postergados: la huelga y la movilización callejera. En cambio, provee a los empresarios de un arma muy poderosa como lo es la amenaza de desabastecimiento. La Nación advierte que supermercadistas y fabricantes de productos de consumo masivo presionan para que se restituya la operación con cheques, que se halla suspendida, ya que lo contrario “podría provocar problemas en sus operaciones y dificultar el normal abastecimiento de alimentos y otros productos básicos”. Ignacio Noel, presidente de la alimentaria Morixe, advierte que “si no se hace algo, el sistema va a dejar de funcionar, porque, así como estamos, no llegamos al 1º de abril”.
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