La imprecisamente llamada “segunda ola” obligó a muchos gobiernos europeos a establecer restricciones tan severas como toques de queda masivos. En EE.UU. se viven nuevos picos de contagios diarios. No se trata necesariamente de comparar Argentina vs. Resto del Mundo, pero sí de tener un mapa mejor.
Alguna vez, en una de tantas intervenciones periódicas, Alberto Fernández lo planteó mediante una pregunta: “¿De qué cuarentena me hablan?”. Reconocía sin terminar de decirlo que la capacidad del Estado para gestionar la pandemia de algún modo comenzaba a agotarse.
Eso fue cuando todavía los números de contagios y muertes no se habían amesetado ni bajado, por lo menos en el conurbano, sí en CABA, mucho antes del estallido de la pandemia en varias provincias. Lo que resultó un mito –diario del lunes-, el pico, nunca llegó o ya pasó en el AMBA (cruzamos los dedos) y puede que llegue en pocos días o semanas a las provincias donde el COVID-19 se multiplicó. Con un costo muy alto y con un riesgo alto. El costo: más de un millón de contagios a escala nacional y más de 28 mil muertes. El riesgo es que se descuiden las cosas por volver a la “vida normal” y a la economía en las vacaciones de verano, más otras flexibilizaciones. Y que sucedan entonces las “segundas olas” (el uso de comillas es por la duda en esa denominación) que hoy atraviesan Europa y EE.UU. Con nueve ciudades francesas en estado de sitio, cifras diarias altísimas de contagios (Francia y EEUU), confinamiento en Madrid y toque de queda en otras ciudades españolas, endurecimientos varios en el Reino Unido, Alemania, Suecia, este último país, cuasi “modelo rebaño” hasta hace muy poco tiempo.
Esta nota hará un repaso de cómo está la Argentina y brindará algunos datos sobre lo que está sucediendo en algunos países del Occidente desarrollado, más tres naciones que hacen de símbolos rojo shocking: China, Vietnam, Cuba. No necesariamente es para comparar, es solo para tener en cuenta y para comprender mejor la magnitud del desafío de afrontar la pandemia.
Hoy Argentina, con su inicio tan prometedor y festejado en el mundo, es una de las naciones con más muertes diarias por millón de habitantes. Con datos tomados el domingo pasado nuestro país sufre 643 muertes por millón contra las 749 de Brasil, las 1066 de Perú, las 744 de Chile, las 616 de Italia, las 703 de México, las 604 de Colombia, las 703 de EE.UU., las 674 del Reino Unido. Estados Unidos está cerca de los nueve millones de contagios, con más de 230 mil muertes. Brasil pasó las 406 mil muertes y ronda los 5.400.000 contagios. La India se acerca a los ocho millones de contagios con un misterio del que presuntamente hablan los especialistas: apenas 87,7 muertes por millón de habitantes. Como sucede con muchos países y sus estadísticas, el misterio puede que pase por la mera subinformación, intencional o no.
En la Edad Media lo hacíamos mejor
Como es archisabido, los buenos pasos dados por el gobierno nacional al inicio de la pandemia lograron el doble objetivo de suavizar la curva de contagios y fortalecer los sistemas de salud. Hablar de fracaso en el acumulado de lo hecho puede ser una ligereza, especialmente si se tiene en cuenta qué sistema de salud teníamos, qué condiciones sociales (pobreza) y territoriales (hacinamiento), qué pirámide etaria (envejecida en CABA), qué calidad de salud en la población, qué modos propios en la transmisión del virus.
La cuarentena funcionó bien al principio, particularmente en el AMBA, y luego se transformó en la pregunta: “¿De qué cuarentena hablamos?”. La palabra cuarentena tiene un origen no solo medieval sino religioso y duro (cien veces aparece el número 40 en el Antiguo y Nuevo Testamento). Proviene del italiano Quaranta giorni, viene antes de la palabra latina quadraginta. Significa “cuatro veces diez” y, como se sabe, refiere a los cuarenta días en que se confinaba a las personas del siglo XIV cuando la peste bubónica azotó Venecia.
Las cuarentenas del siglo XXI, caramba, parecen carecer del respeto o el temor del que gozaban siete siglos atrás. ¿Por qué no se cumplió en la Argentina? Se escribió mucho sobre el asunto en Socompa y decenas de espacios. Cansancio social, sobreestimación del miedo y subestimación de la negación –según la definición de Daniel Feierstein-. Más el negacionismo político desde sectores de la derecha política, económica y mediática. Más fanatismos o ignorancias. O las reaperturas en ciudades y provincias del interior donde se creía que no pasaría nada malo. Con el diario del lunes, dijo en Socompa Florencia Cahn, sabemos que se debió controlar mejor las fronteras desde el día uno, cosa que apenas si sucedió en el mundo.
El presente pandémico que vemos en AMBA es de cuarentena criolla, con mucha gente en las calles, pero restricciones fuertes y eficaces que siguen cumpliéndose en el transporte público o ciertos centros de trabajo y comercio. En muchos países de Europa y otros tales restricciones no existieron, ni siquiera la de los espectáculos masivos o las escuelas cerradas. Así les fue pasado el verano.
Mapa de hoy
Del millón y pico de contagiados en Argentina hoy 669 mil corresponden a la provincia de Buenos Aires y CABA. La pandemia parece ceder en el AMBA y se trasladó –o explotó- en varias provincias. Comenzando por los fieros totales de Santa Fe y Córdoba, hoy solo ocho provincias concentran cerca del millón de casos. En Chaco las cosas pintaron muy mal al principio y luego mejoraron o se controlaron. Jujuy comenzó bien, luego le fue muy mal, ahora la situación está más aliviada. Hay picos llamativos en Neuquén, General Roca, el partido de General Pueyrredón con Mar del Plata –que relajó mal- en el centro.
Dato que los medios descuidan en la complejidad o a posta: CABA lidera el ranking de fallecidos por millón (146). En un posteo de Facebook, la colega Sibila Camps mostró su sorpresa o suspicacia ante los números porteños porque en la proporción, en los últimos días aumentaron las muertes sobre los contagios, como si se blanquearan fallecimientos anteriores. En ese ranking triste de los fallecimientos por millón de habitantes a CABA le siguen Jujuy (100), la provincia de Buenos Aires (95) y la de Río Negro (73). En el conurbano La Matanza, partido-casi-provincia, lidera el ranking con más de 59 mil contagiados. La Matanza tiene más de un millón setecientos mil habitantes, infinitos menos recursos que CABA y mucha más pobreza. La comparación entre ambos distritos merece profundizarse.
En los últimos días el ministerio de Salud bonaerense al fin se anima a mostrar cierto optimismo, sin dejar de dar el mensaje de no descuidarse. La baja de casos en el conurbano se dio –tal como se anticipaba- pocas semanas después de la baja en Capital Federal. Mientras que la suba de contagios en el interior bonaerense no alcanza a afectar la baja general en toda la provincia.
Si ciclos parecidos se replicaran en las provincias más afectadas, habría razones para el optimismo hasta que lleguen la o las vacunas. El plan inicial previsto es la vacunación de cerca de 13,5 millones de personas, comenzando por el personal de salud y los grupos de riesgo. Con suerte y viento a favor, eso podría comenzar entre fin de año y principios del próximo. Hasta que eventualmente marzo de 2021 sea el mes bisagra, pero sin quitarse el barbijo ni pavear. El gobierno negocia con casi todas las empresas farmacéuticas que anuncian, se promocionan, compiten y hacen lobby. La de Astra-Zeneca sería la más barata por lejos pero no es la más adelantada.
Va de nuevo: si llegáramos a marzo en una situación no mucho peor que la actual y comenzaran los planes de vacunación, habría que suponer que ese mes sería el principio del fin. Cambiándole la estación del año a la célebre frase del ingeniero Alsogaray, sería cuestión de pasar el verano, ajustándose los cinturones.
Los países serios
Intencionadamente la mirada de los grandes medios nacionales es provinciana y tiene a diluir lo que está sucediendo en los países desarrollados, poniendo al caso argentino como una vergüenza nacional, una pálida más con la que flagelarnos y desalentarnos. Por necesidad de recuperación económica vía ingresos turísticos, España e Italia dieron gravísimos pasos en falso y otros países cometieron sus propios errores. La única ventaja: la llamada segunda ola de contagios se enfrenta a sistemas de salud mejor preparados y experimentados, lo que se traduce en menor cantidad de muertes.
Un primer repaso caótico a posta. En Alemania (más de diez mil muertes y 452 mil casos al día lunes) el ministro de Salud dio positivo en la prueba del Covid-19 y hace una semana se registró un pico de más de cinco mil casos. Resultado: nuevas restricciones y alertas tempranas En Bélgica, tercer país europeo en términos de contagios por población, mueren treinta personas por día y el número de infectados creció un 68% de una semana a otra. En Holanda, desde el 14 de octubre, debieron cerrar al fin bares, restaurantes y cafeterías.
Un repaso ampliado de lo que sucede en algunos países permite una mejor comprensión de lo que está pasando en los llamados países serios.
Suecia. Es el país del cuasi modelo rebaño que fue cuestionado por 50 científicos y más de 100 miembros del Foro Científico COVID-19, sueco, claro. En términos de mortalidad acumulada per cápita Suecia compite con Estados Unidos y es el decimocuarto país en el mundo en términos de muertes por cada 100.000 habitantes, siendo tan presuntamente sueco. Finalmente, los gobiernos regionales se decidieron a pedir a la población no usar el transporte público ni ir a gimnasios, conciertos o centros comerciales. Ni juntarse con personas mayores o en riesgo. Entre septiembre y octubre hubo un crecimiento de contagios del 173%.
Francia. Un millón doscientos mil contagios y más de 35 mil muertes. Con nuevos picos diarios de más de 50 mil infectados según los datos oficiales, duplicados en la estimación del Consejo Científico que asesora al presidente Emmanuel Macron. El gobierno decretó toques de queda progresivamente extensos en 54 de 100 departamentos. El toque de queda nocturno afecta, solo sumando París y otras ocho ciudades, a 22 millones de personas y durará cuatro semanas o más según sean sus resultados.
Reino Unido. En un solo día el número de fallecidos creció un 191%. Total de contagios al día lunes: casi 900 mil y 45 mil fallecidos. En los últimos días se establecieron nuevos sistemas de alertas, con más de la mitad de la población de Inglaterra en un nivel de alerta alto o muy alto. Consecuencia previsible y tardía: nuevas restricciones para socializar en las casas, pubs, restaurantes. Cerca de 14 millones de personas viven otro tipo de restricciones a escala local. “Ahora dicen” las autoridades, que las restricciones podrían durar seis meses. Si bien en el Reino Unido no gobierna el kirchnerismo ni otro gobierno de estilo despótico, se estableció que la multa por no usar barbijo o no cumplir con la cuarentena llegará al equivalente de…. ¡¡¡US$12.800!!!, incluyendo empresas. En Alemania, la multa mínima por no cubrirse la cara en comercios o el transporte público es de 50 euros. Acá no la pagó ni Mongocho.
España. Donde las derechas se comportan como la argentina (o los neonazis alemanes o los bolsonaristas), alertando además del peligro de comunismo por cada intento de establecer restricciones. España es el país que acumula algunos de los errores más brutales en el manejo de la pandemia. Incluyendo bizarrismos en las flexibilizaciones, como permitir que los locales gastronómicos puedan llenarse hasta un 75% del interior.
España pasó el millón de contagios y las 35 mil muertes. Acaba de dictarse el estado de alarma, que podría durar hasta mayo, y la posibilidad de que el gobierno central cuente con poderes extraordinarios, hostias. Habrá toque de queda desde las once de la noche hasta las seis de la mañana. Algunas medidas son aún más estrictas en Madrid, Aragón, los países vascos, Cataluña y Andalucía. En Madrid no se puede salir o entrar salvo motivos imprescindibles, aunque se permite ir al trabajo y a la escuela. Ahora viene un dato “económico” más que llamativo. Las autoridades de Madrid calculan que las nuevas medidas tendrán un costo de 8.000 millones de euros si duraran un mes. Conclusión: la pifiás o te hacés el boludo con la pandemia, eso te sale carísimo, seas liberal o kernerista. Nuevamente las unidades de cuidados intensivos de muchos hospitales madrileños están llenas de pacientes con COVID. Dice el director médico de uno de esos hospitales: “Psicológicamente, es lo peor. Todo el personal aquí teme que el tsunami vuelva otra vez”.
En términos generales la estrategia actual en Europa (o la adaptación, o la improvisación) parece ser de despliegue de cuarentenas mejor localizadas en sitios geográficos puntuales, por períodos cortos. La idea se parece en algo a lo que comenzó a suceder en nuestro país, con la salvedad de que tal estrategia está demasiado expuesta o dependiente del peso que puedan tener la palabra y la acción concreta de gobernadores e intendentes, a las redes de transporte como vector de transmisión, a la precariedad de infraestructuras en poblaciones aisladas o pobres.
Estados Unidos. Donde se vive en una suerte de caos de gestión en el que se enrevesan los disparates de Trump con el sistema federal de gobierno. En la última semana EE.UU. padeció un promedio de más de 68.767 contagios diarios, el mayor desde que comenzó la pandemia. Hubo dos días récord con más de 83.000 infectados y suba generalizada en la mayoría de los 50 estados del país.
Tres naciones muy rojas
Cuba: Lo primero que se lee en la página del ministerio de Salud cubano es un cartelito que dice “Gracias por salvar vidas”, cortito, eficiente y al pie. E inmediatamente después un cuadro estadístico de buen tamaño que curiosamente es más sincero que lo que se encuentra en Google: 6595 casos y 128 muertes. Más 7979 muestras tomadas en un día, de las que 29 resultaron positivas. Y mucho dato meticuloso, individualizado, como este: “Ciudadano cubano de 33 años de edad. Reside en el municipio Sancti Spíritus, provincia Sancti Spíritus. Con fuente de infección en el extranjero. Se mantienen en vigilancia: 7 contactos”.
¿Con qué comparar Cuba? ¿Con el estado de Florida que está enfrente? 782 mil casos y 16.500 muertes. Sí, es cierto, en Florida viven más de 21 millones de personas y mucho jubilado con camisa floreada. ¿Comparar con Haití, que también está cerca? Nueve mil casos, 232 muertes. ¿Con Guatemala que queda para el otro lado? 105 mil casos y 3651 fallecidos. ¿Comparar, yendo al este de Cuba, con Puerto Rico, “estado libre asociado” a los EE.UU.? 63.315 casos y 804 muertes.
China. El culpable de todo según Trump (chinavirus, dice él, se pronuncia chainavaruuus). Con sus números COVID virtualmente congelados hace meses. 91.24 casos, 4739 muertes, 3,14 muertes por millón de habitantes contra las 703 de EE.UU. Disculpen la ideología.
Vietnam. Milagro del Viet-Cong, larga y próspera vida a Ho-Chi-Minh. El país comparte nada menos que 1.400 kilómetros con China, donde se originó la infección, y antes, claro, sufrió otras pandemias de las que se aprendió mucho, tal como sucedió en otras naciones del sudeste asiático y en China misma. Vietnam tiene una población de 95 millones de personas. Actualizadas a hoy –y aunque las cifras quedaron casi congeladas hace tiempo- Vietnam reporta poco más de 1165 casos, 35 fallecidos, 1,16 muertes por millón de habitantes.
Explicación del milagro supuesto: inmediato cierre de fronteras, prohibición de vuelos, alta campaña nacional de información con afiches y videos coloridos. Cuando llegaron a los primeros diez casos en febrero pasado se puso bajo confinamiento a todas las aldeas con más de 10.000 habitantes vecinas a Hanói, la capital. Más rastreos agresivos, similares a los de Corea del Sur y cuestionados por ser intrusivos o buchones. Tal parece que la historia de pueblo en armas se traduce al menos en el concepto “sociedad movilizada”, capaz de hacer fuertes despliegues, desde un Estado unipartidista, de las fuerzas de seguridad pública, el ejército y el partido rojo.
Según el corresponsal de la BBC, las campañas “evocan el estilo heroico que utilizaron en la guerra (contra Estados Unidos) para movilizar al público en apoyo de lo que los líderes del país denominaron una lucha nacional contra el virus”. Si hasta un banco vietnamita, el SHB, apeló al lema “Siempre listos cuando el país nos necesita”, más una campaña masiva de donaciones.
De eso no se ha visto mucho en nuestros pagos. Bancos bancando campañas y donaciones para los sufrientes o el sistema de salud. Posiblemente porque en este momento todos sus operadores están ocupados.
¿Querés recibir las novedades semanales de Socompa?