La incertidumbre todavía no despejada sobre la candidatura de Cristina Fernández de Kirchner abre interrogantes sobre las posibilidades de Unión Ciudadana sin ella encabezando la lista y también sobre la construcción a futuro del kirchnerismo. (Foto: Horacio Paone).

Finalmente, Cristina no anunció ayer si va a ser o no candidata, aunque lo de Arsenal haya tenido todas las características de un acto de lanzamiento de campaña. Tal vez haya sido una manera de ocupar el centro de la escena y de marcar agenda. Pero también podría considerarse la posibilidad de que no se postule a ningún cargo.

En una entrevista con Chiche Geblung,  Agustín Rossi merodeó –aunque sin demasiada convicción y con escaso deseo- el hecho de que la ex presidenta no participara de las legislativas de octubre. Aludió a cuestiones personales y aclaró que no hablaba  sólo de temas de la vida privada sino de concepción política. En parte sonó a no querer decir lo que no había dicho la propia Cristina.

En su ya acostumbrado estilo potencial, hoy en Clarín Eduardo van der Kooy también especula sobre la posibilidad para descartarla de inmediato, por supuesto con los argumentos de siempre: causas judiciales y personalismo patológico.

Foto: Horacio Paone.

Pero, ¿es posible que Cristina no se presente? ¿Tiene algún futuro Unidad Ciudadana sin que ella encabece las listas? A partir del acto de ayer, la conclusión obvia  es que ni la propia CFK considera esa posibilidad; de hecho mantuvo a sus dirigentes a distancia, no los nombró ni se refirió a ellos y optó por un contacto directo con representantes de la sociedad. Un estilo que muchos  han visto como un plagio de las estrategias macristas. Como a ellos les funcionó el cuerpo a cuerpo, el  mirarse a los ojos, el compartir las milanesas, Cristina, buena alumna, estaría haciendo otro tanto.

Habría que ser más precisos, Cristina siempre mantuvo a sus dirigentes a distancia (de hecho, no participó en ninguno de los actos de campaña de Scioli) y el contacto directo no es una novedad: en varis actos hizo subir a gente a la tarima, contó historias personales y hasta bailó rodeada de gente.

Sí, hay cambios en la retórica y un descenso muy marcado de la beligerancia discursiva en la que siempre se sintió cómoda.

De todos modos, el hecho de que no pueda pensarse al FUC sin Cristina (sin ella sería una opción electoral con posibilidades muy reducidas) habla de ciertas debilidades en la construcción política a futuro que fue uno de los puntos flacos del kirchnerismo y uno de los factores de la derrota electoral de 2015. En realidad, se podría pensar que es un déficit de la clase política nacional, aunque la deficiente preparación política de Macri le haya abierto, de manera bastante impensada, un espacio expectante a María Eugenia Vidal.

Lo cierto es que, con excepción de Cristina, no aparece por ahora nadie capaz de liderar el FUC y pelear una elección. La estrategia de trasladar a espacios más amplios los poderes municipales no se ha revelado eficaz, baste pensar el caso de Martín Insaurralde. Aunque la ausencia de Cristina en el poder haya abierto, medios mediante, la proyección de algunas figuras como Verónica Magario.

Hoy no parece haber planes de construcción a futuro y lo que aparece a mano no da garantías electorales. La opción es una sola, Cristina está obligada a ser candidata.