Las elecciones del próximo domingo aparecen envueltas en una compleja trama de maniobras, sospechas y dudas. Un software nada confiable, boletas que no son lo que parecen, manipulación de datos y operaciones mediáticas estarán a la orden del día. La posible utilización sesgada del escrutinio provisorio para crear un mapa electoral diferente del real.

Lo único que se puede anticipar con certeza es que el escrutinio provisorio de las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO) del próximo domingo va a estar plagado de maniobras y dudas, pero que gran parte de la sociedad lo tomará como cierto.

La manera y el orden en que se den a conocer los resultados pueden ser utilizados una herramienta para manipular a la opinión pública. La elección de las mesas y las regiones que se dan a conocer primero pueden ser utilizables para crear la impresión de una tendencia electoral que puede distar mucho de la real.

Sobre todo al ser potenciada mediante su divulgación a través de los medios hegemónicos, donde abundarán análisis interesados de periodistas y opinólogos frente a las cámaras.

En estas elecciones, más que en ninguna anterior, apenas terminada la competencia en las urnas se desatará una fuerte batalla comunicacional donde el oficialismo cuenta con un ejército de medios para mostrar una tendencia que le resulte conveniente.

Y, si puede, declarar a los cuatro vientos un resultado que, aunque no responda a lo que expresan realmente las urnas puede tener un fuerte impacto inmediato sobre la ciudadanía. Aún cuando su falsedad pueda ser demostrada con el correr de los días.

Controles durante la elección

En el acto electoral mismo, el control ciudadano – a través de las autoridades de mesa y y los fiscales de los partidos – aparece como el primer paso fundamental para evitar un posible fraude.

Durante la votación será necesario controlar una y otra vez las boletas en el cuarto oscuro. No sólo por la tradicional “picardía” de hacer desaparecer las de algún partido, que ya forma parte del folclore electoral argentino, sino por la comprobada existencia de boletas falsas, iguales a las oficiales pero sin el número identificatorio de las listas, que de ponerse en los sobres invalidarían el voto.

Para evitar la tergiversación de los resultados en la transmisión de los datos – una de las posibles maniobras que está en condiciones de perpetrar la dudosa SmartMatic – los fiscales tienen instrucciones claras de fotografiar con sus teléfonos las actas para contrastarlas con los resultados de cada mesa cuando la Dirección Nacional Electoral los cargue en su página.

Un software dudoso

Las pruebas realizadas con el sistema con el software de la empresa SmartMatic fallaron de manera rotunda, aunque desde el gobierno se intentó explicar que se trató, por lo menos en algunos casos, de errores cometidos deliberadamente para poner a prueba el sistema.

El miércoles, luego de reiteradas exigencias por parte de los partidos de la oposición, la Dirección Nacional Electoral (DINE), es decir el gobierno, mostró a los partidos políticos cómo funciona el software del escrutinio provisorio con un “tutorial” similar al que será operado por la empresa este domingo 11 de agosto. Pero no entregó el “código fuente”, con la excusa de que no podía porque era “alquilado”.

La discusión entre el gobierno y los partidos opositores – y la incertidumbre general – gira alrededor de la transmisión de los resultados desde las mesas. Los telegramas con la información de los resultados de cada una de ellas se harán este año desde las mismas mesas de votación a través de un Centro de Transmisión Electoral que habrá en cada escuela, donde habrá un kit que incluye una notebook, una impresora para escanear las actas y dos routers de comunicación.

Pero más allá de lo técnico – con un sistema que genera más dudas que seguridades y que parece vulnerable a cualquier tipo de manipulación – hay una serie de elementos más que ponen en cuestión tanto la transparencia de las elecciones como la fidelidad de los resultados del escrutinio provisorio.

Como se sabe, el único escrutinio válido es el definitivo, donde es casi imposible cometer fraude.  Sin embargo, los resultados del provisorio no dejan de tener efectos sobre la sociedad, una porción mayoritaria de la cual los da por ciertos cuando se los dicen por radio o televisión, o los lee en los titulares de los medios.

En otras palabras, mediante esos resultados que no son electoralmente válidos, se puede instalar un resultado que no es el que – boleta a boleta – dictaminan las urnas.

Matemáticas, situación social y fraude

Sin embargo, una elección no es un experimento comunicacional donde se puede jugar con las variables para buscar uno u otro resultado. Por eso, frente a la posible manipulación de los resultados del escrutinio provisorio conviene recordar algunos datos que sí son comprobables y relacionarlos con la realidad de la Argentina después de tres años y medio de gestión macrista.

En el balotaje de 2015 la diferencia entre Macri y Scioli fue de 678.774 votos. En porcentajes, la diferencia fue de 2,65% a favor de Cambiemos (51,34%) sobre el FpV (48,66%).

Para esa elección hubo una fuerte campaña mediática y judicial destinada a favorecer a Macri, y ahora se comprobó la intervención de Cambridge Analitycs para bombardear focalizadamente a los indecisos. Eso sin hablar del boicot de cierto sector del peronismo a su propio candidato.

Es obvio decirlo, pero la inmensa mayoría de los votantes no sabía lo que se vendría ni cómo afectaría sus vidas.

Cuatro años después lo saben: millones perdieron el trabajo, millones se empobrecieron, millones están acogotados por las deudas, siguen las firmas.

Hoy, con todos los índices económicos y sociales en rojo bermellón salvo el enriquecimiento sideral de los más ricos, es imposible que esa diferencia de 2015 no esté, como mínimo, dada vuelta por más operaciones políticas, mediáticas y judiciales que hayan hecho o sigan haciendo.

Eso es lo que se intentará ocultar manipulando – técnica y comunicacionalmente – los resultados del próximo domingo.

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