Aunque se quieran borrar experiencias y minimizar logros, los seguidores de Milagro Sala no bajan los brazos. Las estrategias de resistencia se multiplican, desde rondas en la plaza Belgrano hasta grupos de whatassap. Es su forma de luchar con la esperanza de que la justicia termine venciendo al despotismo.
Cuando el 16 de septiembre de 1955 la autodenominada Revolución Libertadora derrocó a Juan Domingo Perón, que ya cumplía su segundo mandato, la Fundación Eva Perón fue una de las primeras víctimas de ese régimen dictatorial. Se cuenta que llegaron a entrar a bancos de sangre y romper frascos y a secuestrarse pulmotores en los hospitales porque tenían el sello de la FEP. Se confiscaron muebles de hogares, hospitales y escuelas, se quemaron ropas, medicamentos, sábanas y frazadas que suministraba la Fundación.
La escalada llegó hasta Jujuy, donde la Libertadora desalojó a los niños internos del Hogar de Termas de Reyes Evita y habilitó sus instalaciones como casino.
El objetivo era “desperonizar”. Así lo cuentan los historiadores. Vaya modelo para Gerardo Morales, que llegó a Jujuy a “liberar” a los cooperativistas del
yugo de Milagro Sala, según anunció en su discurso de asunción.
Destupaquizar, desmilagrear, hacer desaparecer las huellas de una forma de organización que puso en evidencia el desinterés y la incapacidad de la dirigencia política durante décadas.
Detenida Milagro en enero de 2016, se sucedieron las acciones de borrado de la historia tupaquera, una tras otra. A la bronca, la sorpresa y la conmoción, siguió la certeza de que el “ser tupaquero” es ya una identidad en sí misma.
Las piletas y los polideportivos emergieron este último verano como símbolo de la construcción de Milagro Sala y también del avasallamiento del gobierno de Morales. Desde el Ejecutivo provincial armó un relato según el cual la Tupac Amaru “abandonó” los natatorios que había construido y gestionado por años en toda la provincia, y ahora habría aparecido el Estado salvador para arreglarlos y rehabilitarlas para bien de las comunidades.
El truco es viejo. Lo saben con creces los propios tupaqueros que durante todo el 2016 enfrentaron como pudieron la escalada de adversidades que los azotó desde la detención de la Flaca. Persecuciones, amenazas y ofertas de jugosas recompensas fueron rechazadas y resistidas por la mayoría de los cooperativistas, laburantes que debieron salir a buscar cómo parar la olla cuando se suspendieron las actividades de la organización.
No solo las personas padecieron agresiones. Hubo también atentados en los que se prendió fuego a quinchos y depósitos tupaqueros; y se robaron las bombas de las piletas, además de otros actos en los que quemaron, saquearon y rompieron a mazazos el trabajo colectivo. Actos que en las crónicas oficiales fueron presentadas como mero “vandalismo”.
Ellos se pasaron el año resistiendo, debatiendo, juntándose, discutiendo, para entender y emprender un rol nuevo que, de buenas a primera, la historia de Jujuy les estaba asignando.
Es que son gente de acción. De arremangarse y moverse. Y habituados como están a decidir las cosas en asambleas, allá fueron.
Muchos se mantuvieron juntos y activos. Muchos. Y muy activos. El Comité por la Libertad de Milagro Sala de Jujuy trabaja con los Comités de todo el país, coordinando acciones y documentos, pintando murales, organizando campañas y actividades. Y en contacto permanente en los grupos de Whatsapp en los que participan.
Nuevos tiempos, nuevas herramientas, viejas luchas, repetidas construcciones colectivas.
Organizaron también la ronda de los jueves. Cada semana, a las seis de la tarde, recorren el perímetro de la Plaza Belgrano de San Salvador de Jujuy reclamando por la liberación de Milagro Sala y el resto de los presos políticos, y por el fin de la represión y de la criminalización de la protesta social.
Sí, en la Plaza Belgrano, la misma donde a fines de 2015 se instaló el acampe por el cual Milagro fue condenada a tres años de prisión en suspenso y se le prohibió participar en organizaciones políticas, sociales y de cualquier otro tipo por todo lo que dure este mandato de Gerardo Morales. (No dice así. No dice “por todo lo que dure este mandato de Gerardo Morales”. Dice “tres años y medio”. Ni falta que hacía.)
Y componen cantitos que llevan con las banderas a cada juzgado o fiscalía adonde trasladan a Milagro para alguna notificación o declaración.
Vamos Milagro no podemos caer, luchá con más fuerza / que los jujeños estamos todos de pie haciendo la resistencia. / Vamos Milagro no podemos caer. / Néstor te guía con Perón desde el cielo / A nuestra patria la vamos a liberar con todos los compañeros.
También llevan los instrumentos, el carrito del sonido y las banderas al costado del penal de Alto Comedero, del otro lado de la Ruta 9, para saludar a la Flaca desde allí y a través del alambrado durante el horario de visita.Creciste en la calle / aprendiste todo de la vida / sos militante de corazón. / Ahora lucharé con vos / Sabés que te llevo en mi corazón. / Flaca querida, yo te sigo a morir.
Son pocos, hay que decirlo. En el recuerdo quedaron las multitudes de tupaqueros que cubrían cuadras y cuadras. ¿Dónde están todos ellos? ¿Será como dice Morales, que solo estaban en la calle porque los obligaban? Difícil promediar las cabezas y los corazones de aquellos miles. Más sencillo es salir a preguntar. En Humahuaca, en el barrio construido por la Tupac, anda un hombre de unos 40 años, haciendo changas en solitario. Dice que él estaba antes en la organización, que ya no, que no se construye nada, que no tiene trabajo y que se las arregla. ¿Y por qué no salen a protestar? Ya vamos a salir, cuando la Flaca salga, nosotros salimos, dice el hombre, bajando aún más la voz.
El taxista dice algo parecido. Un rara avis, puesto que los taxistas de San Salvador de Jujuy podrían asimilarse a los taxistas de cualquier otra ciudad del país. Pero este dice que ya está, que basta de hablar de Milagro, que ahora nadie corta las calles ni los puentes y que eso está bien, pero que basta, que ahora hay que hacer algo porque no hay plata, no hay trabajo. Que la dejen libre de una buena vez, dice el taxista, así saca a todos los changos a la calle y ya va a ver usted cómo se empiezan a arreglar las cosas.
Mientras tanto, mientras la Flaca sigue presa, los tupaqueros activos se dedican a sostener lo construido con voluntad y solidaridad. A “retupaquizar”. Una copa de leche, un centro vecinal, un comedor, un roperito, un polideportivo, una pileta. Con el aporte de los vecinos y en silencio. Sobre todo en silencio.
“No lo hicimos público para no tener problemas con el gobierno, que sigue persiguiendo nuestro trabajo”, explica una tupaquera que con un grupo de compañeros juntó peso sobre peso, gracias a la solidaridad de los vecinos, para reacondicionar, limpiar y poner en funcionamiento la pileta de su localidad. Claro que no es fácil. A nadie le sobra nada, y los quí
micos para mantener limpia el agua no son baratos. Como tampoco lo es el alquiler diario de la bomba. Porque en este, como en otros natatorios, desconocidos arrancaron la bomba con tal saña que es probable que incluso la hayan inutilizado.
Hasta el clima se vuelve en contra a veces. Un temporal de viento volteó el quincho de una de las piletas, y allí fueron al día siguiente a reparar los daños. “Gracias compañeros x venir a darnos una mano, nos era necesaria su ayuda, ya q en el poli solo somos mujeres las q desde la detención d la flaca estamos en la resistencia”, dice el mensaje de Whatsapp que circuló al final de la jornada de trabajo en la que colaboraron compañeros varones.
Todos unidos y organizados en esta lucha vamos a estar. / Son muchos años en la historia. / Junto a la flaca vamos a estar.
Para estos tupaqueros, todo esto no es más que un nuevo desafío. Saben de dónde vienen. Los más grandes lo recuerdan; los más chicos lo escucharon en las sobremesas familiares, en los eventos multitudinarios o lo aprendieron en la escuela de la organización, donde la participación y la práctica asamblearia formaron parte de la currícula. Y son los más chicos los que hoy empiezan a tomar la posta a través de la organización de la Juventud de la Tupac.
“La Tupac ya es historia”, dicen algunos con una siniestra satisfacción de clase. Otros prefieren pensar a la Tupac como la prehistoria de algo que aún no ocurrió. Porque quizás aquello fue apenas la semilla de lo que será, renacido de las manos, los pies y los corazones de los tupaqueros.
Flaca, flaca de mi vida, dame la alegría de seguir con vos. / Yo te llevo dentro de mi corazón. / Flaca no te imaginás cuánto yo te quiero. / Seguí luchando hoy por este pueblo. / En esta lucha te sigo a morir.