El gran error es creer que Macri habla en serio. No, para nada, el tipo es un comediante de lo más refinado y versátil, que puede interpretar varios papeles y no salirse nunca de libreto. Eso sí, a sus discursos le están faltando las risas grabadas.
Si es verdad que uno trata de llegar a presidente para hacer lo que siempre quiso, Mauricio Macri lo que siempre quiso fue hacer comedia. Por eso hace bromas en cada lugar al que va; su chiste es el momento menos guionado de sus intervenciones. Pero es un contador de tranco corto, más cerca de Jorge Corona que de Luis Landriscina. Lo suyo es el chiste fulminante, no la rutina de stand up. En los estos años el Presidente se encuentra ante el trance de tener hablar por un tiempo largo. El discurso ante la Asamblea Legislativa de ayer es un ejemplo de rutina de café concert –o de teatro leído, dirían los mal pensados- en la que a cada rato se cambia de sombrero y encarna diferentes personajes, aunque todos sean el mismo. La obra se llama “El maravilloso mundo de Mauricio Macri”. Él nos mira de frente -como lo hacen los buenos mentirosos- empieza a leer su texto, y los distintos Mauricios se van presentando.
EL JEFE CON ONDA PERO FIRME, O EL CEO INSPIRADOR
Cristina Fernández hablaba como si fuera la directora de un colegio. Mauricio Macri habla como si fuera el jefe de una empresa que se dirige a sus empleados. Como uno de esos jefes que, a esta altura del año, nos dicen “ahora que volvieron de sus dos semanas de vacaciones, supongo que están con todas las pilas cargadas para trabajar con entusiasmo.” Sus discursos son, fundamentalmente, un “vayan a laburar” matizado con citas y promesas de futuro. (Es raro que un hombre que se confiesa budista le dé tanta importancia al futuro y tan poca al presente).
EL LECTOR DISLÉXICO
Es sorprendente que se equivoque tanto aunque esté leyendo. Quizás sea un problema del texto y alguien tendría que editar al editor.
Mucha gente cree que cada vez que Macri dice cosas como “estamos haciendo lo que teníamos que hacer y eso fue lo que hicimos” disminuye la matrícula del Newman pero eso no es cierto. Los padres que anotan a sus hijos en el Newman no lo hacen para que sean cultos, ni siquiera inteligentes: los anotan allí para que sean exitosos.
EL GRADUALISTA
“Algunos nos critican por ir demasiado lento y otros por ir demasiado rápido. Los primeros piden shock de ajuste. Los otros nos piden que nada cambie.” Nosotros creemos que los aumentos de tarifas, los cientos de miles de despidos, la inflación de dos dígitos anuales serían la expresión de una tercera vía: el shock gradual.
EL HOMBRE CON LOS OJOS DE RAYOS X
Súper visión: el presidente cree en la mano invisible que mueve al mercado y nos asegura que estamos en un “crecimiento invisible.” Las estadísticas se niegan a mostrar una cosa así. Recomendamos a los asesores de imagen del presidente un nuevo cantito para enfrentar al MMLPQLP. Que diga “aunque no lo veamos, el crecimiento siempre está.”
También habla de los “empleos que no existen.” Proponemos algunos: configurador de celulares para abuelas, panelista de programa de TV, coach de siestas, counselor de mascotas, sommelier de algo.
EL CÓMICO STANDUPERO
Ya dijimos que el presidente es un cómico de frase y remate, un virtuoso del one line. Algunas muestras: “ya sobrepasamos la cantidad de personas empleadas en 2015 y los salarios le ganaron a la inflación”, “el alto estándar ético de nuestros funcionarios” y “lo peor ya pasó” fueron momentos cómicos de gran intensidad, aunque la ausencia de risas grabadas les haya restado efectividad.
EL PROGRE
La gran sorpresa de estos días: que el sujeto que desarmó toda posibilidad de educación sexual como jefe de gobierno de la CABA diga que “la educación sexual es una herramienta que empodera a los jóvenes.” Sí; dijo “empodera.”
O PRESIDENCHI DO PAÍS MAIS GRANDE DO MUNDO
Por último, Mauricio Macri comparte la vocación hiperbólica de casi todos los presidentes argentinos. Esa que los lleva a señalar números, datos, superficies y volúmenes como “los más grandes del mundo.” Participa del culto de la excepcionalidad argentina, como un tendero entusiasta que nos quiere vender sus telas como si fueran las mejores del mundo. Mucho se podrá decir del presidente pero nunca que le faltó fervor.
EL PSICÓLOGO EVOLUTIVO
El presidente cree que las sociedades humanas crecen. Repite varias veces que “hemos madurado como sociedad.” Primero de todo: las sociedades no son personas. Segundo: si de verdad fueran como las personas (que no lo son), a veces maduran y a veces no; a veces crecen y a veces decrecen; a veces van hacia adelante (sea lo que fuere ese “adelante”), a veces hacia atrás, a veces hacia el costado.