Pese a todo lo repetido hasta el cansancio, la comunidad qom no participó de un saqueo sino que manifestó contra la política del supermercado que retiene documentos y tarjetas de débito. Como telón de fondo, la policía y una situación social cada vez más apremiante.

Es 7 de septiembre de 2018, en Sáenz Peña la situación está calma y el ingreso al barrio Nala’ (donde está el supermercado Impulso) ya no se encuentra cerrado con el vallado policial, aunque permanecen en las cuadras lindantes varios equipos especiales de las fuerzas de seguridad fuertemente armados. La situación económica está más apremiante con salarios estancados y muy por debajo de la media nacional. Los especuladores de siempre llevan a que los precios de los productos básicos sean inalcanzables. Esta compleja situación, sumada a las versiones periodísticas que anunciaban saqueos, fue el caldo de cultivo para los hechos ocurridos la noche del día lunes 3 de septiembre. Aún con matices, todas las versiones sostienen que no fue un saqueo sino un reclamo. El motivo de este reclamo radicó en que el dueño del supermercado Impulso  “retiene los DNI y las tarjetas de alimentos y de los planes sociales” a la población qom. Justifica esa práctica en el hecho de que les fía mercadería (a precios muy inflados) y esa sería la forma de asegurarse el cobro. Según nos informaron se retuvieron tarjetas de débito por más de un año. La gente fue a protestar por esto (no fueron a saquear) y en medio de esta situación (población indígena y no indígena protestando, comerciantes armados, ¿fuerzas policiales presentes?) fue asesinado Ismael Ramírez, de tan sólo 13 años de edad, con un proyectil cuya procedencia aún no es clara: sostienen que la bala no es de un arma tumbera, pero tampoco se ha confirmado aún que sea de origen policial. Esta es la versión más generalizada que nos dieron las personas del barrio Nala. A partir de ahí es todo más confuso: si la policía llegó antes o después, cuándo llegó la ambulancia, si había orden o no de intervención de la federal, y la presencia policial no solo en el barrio Nala’, sino también en el barrio Nam Qom de Sáenz Peña, etc. No murió ningún bebé por la balacera (que sí todos sostienen que duró hasta entrada la madrugada), y si bien hirieron a otro chico qom cerca del ojo, ya está fuera de peligro.
Esta situación ha recrudecido la desconfianza hacia los indígenas en los comercios de la región, reafirmando estereotipos descalificantes. A esto se suma que en los últimos meses las instituciones educativas de ese barrio (de todos los niveles) tuvieron inhabilitados sus comedores por falta de recursos. Ante esta situación de emergencia alimentaria, observamos que se han abierto, en lo que va este año, varios merenderos autogestionados en el barrio qom. La comunidad no sólo está en duelo por la muerte de un niño sino que además está conmocionada por una escalada discriminatoria de sectores criollos y por la dramática situación económica que seguirá profundizándose.