Morales Solá se pregunta si el mundo auxilia a Macri por amor a Mauricio o por temor a Cristina, con lo cual la ex presidenta quedaría como un nuevo poder que se extiende mucho más allá de las fronteras. Mientras tanto los peronistas racionales se reúnen a comer medialunas.

Cristina Fernández de Kirchner es sin duda alguna una de las figuras primordiales de la política internacional. Al menos según la opinión del columnista del diario La Nación Joaquín Morales Solá en una graciosa columna titulada “Adiós al default”.

Ella sola (aunque con cierta colaboración de la poderosa “izquierda trotskista”) pone en riesgo al mundo entero como una suerte de Kim Jong Un, pero sin poderío nuclear. Tiene, eso sí, a millones de desharrapados del conurbano bonaerense, capaces de amenazar el orden mundial con sus votos explosivos o sus saqueos manipulados.

Una suerte de Santa Alianza de las democracias capitalistas, o del capitalismo a secas, han decidido salvar el agónico gobierno de Mauricio Macri de una debacle inminente. En concreto de la famosa “bomba” kirchnerista pero sobre todo de una intención “claramente destituyente”. Y, ojo, que no lo dicen Horacio González y los desahuciados de Carta Abierta.

El testimonio de Morales Solá es inapelable: “Trump y los dirigentes políticos más importantes del mundo (alemanes, franceses y chinos) decidieron en los últimos días influir ante el Fondo para que no dejara caer a la Argentina”.
“Nadie sabe si salvaron a Macri por amor a Macri o porque no quieren un eventual regreso de Cristina Kirchner”. Entre el amor a una Cristina y el miedo a otra Cristina se juega el destino del mundo.

Esta amenaza, sin embargo, tiene el signo de la paradoja. Nadie como CFK constituye el mejor aliado de Cambiemos, junto a Trump. Macri va a ganar inexorablemente y eso nos llena de alegría, sugiere el columnista. ¿Entonces por qué el temor?
Morales Solá destaca la aparición de los cuatro jinetes peronistas que vienen a sumarse a los empeños de las grandes potencias mundiales. Tarde, pero convencidos de que tienen que terminar con el cristinismo, pero no para preservar el orden mundial sino para, al decir de otro analista, “mojar la medialuna”. Hasta el populismo decente nunca deja de ser populista.
Así las cosas, este esbozo de tercera guerra mundial tiene un riesgo que está ausente del análisis. ¿Qué pasaría si Cristina fuera detenida por el juez Bonadío? ¿Podría convertirse en una nueva arrepentida por sus inocultables manejos corruptos? ¿Lo permite la ley?

Lástima que Morales Solá no analiza esta alternativa. Cristina en un caso semejante podría sepultar a sus ex funcionarios y aliados (Massa, Pichetto, Urtubey). El único a salvo sería el gobernador Schiaretti, aunque hay quienes dicen que el arrepentimiento de CFK podría convencer a Boudou para que cuente viejos negocios de la ANSES y Córdoba. ¿Que se auto-incriminaría? Qué le hace una mancha más al tigre.
Es probable que nada de eso vaya a suceder. A Macri, Morales Solá y a los miembros de la nueva entente peronista, no les conviene Cristina presa y arrepentida. La necesitan como el pan a la manteca.
Mientras tanto los líderes del mundo están atentos para impedir que la Argentina se convierta en el escenario de una catástrofe, aunque fuentes ausentes pero dignas de crédito no dejan de pensar que a Morales Solá se le está yendo la mano, la lengua y la libido.