Una mirada más que severa sobre los límites que está mostrando el kirchnerismo de cara a las presidenciales, expresada desde dentro del propio kirchnerismo. Quién está en mejores condiciones de ganar votos en el célebre tercio de ciudadanos flotantes.

Soy un convencido que las elecciones del 2015 no las ganó el macrismo. Las perdimos nosotros. Son múltiples los ejemplos pero no es el sentido de estas líneas. De la misma forma las del 2019 no dependen tanto de Mauricio Macri y sus secuaces -más allá de tropelías, torpezas y barbaridades que realizan todos los días- sino de los (¿des?) aciertos nuestros en hacer lo correcto. Desde ese lugar se asienta mi pesimismo. En que no tenemos la inteligencia, madurez, capacidad o herramientas para acometer las tareas necesarias. A continuación, una sumatoria de situaciones que entiendo que robustecen mi afirmación. El orden no es de jerarquía o prelación. Simplemente fueron apareciendo al correr del teclado.

1.- La militancia y su (in)capacidad. El universo K de CABA es el más numeroso y mejor organizado. Más allá de crisis y retrocesos es manifiesta la dificultad para aprovechar esta virtud. No podemos dar la más importante batalla que se libra en la cabeza de los porteños: la cultural. No hemos querido,  podido, generar los materiales y las condiciones para debatir cabeza a cabeza con paciencia y serenidad las discusiones que la monstruosa maquinaria mediática instaló en estos años. El anquilosamiento del PJ porteño y la ausencia de estructuras en Unidad Ciudadana colaboraron con ello. Pero perdimos esa posibilidad. Que miles o centenares cada fin de semana salieran a las esquinas a contener con sabiduría las agresiones y transformarlas en  otra cosa -¿en neutralidad?- no fue, o no sería poco.

2.-El encierro en redes. Obviedad de la que todos somos testigos. Un video, documentos, una declaración,  audio, programa, chiste, etc. etc. nos aparece a las 8 de la mañana. Se repite al mediodía. A la tarde aparece otra vez. A la noche nos manda a dormir. Enviado por variedad de compañeres y amigues: el whatsapp se ha convertido en una temible herramienta de encierro y aislamiento donde sólo hablamos entre nosotros. Donde no captamos una maldita nueva relación. O sea una posibilidad nueva de voto. Y lo que es peor, ha achicado nuestro lenguaje haciéndolo más rústico, sectario, ideologizado, repleto de frases hechas y vivas a Perón, Evita, Néstor y Cristina. Muy justas pero reiterativas. Y los LOMJE, HLVS, etc., tan conmovedores cuando marchamos a Ezeiza o en los actos por Trelew, hoy sólo dan cuenta de nuestra edad y capacidad de reiteración.

3.- La ausencia de conducción. No haré ejercicio de obsecuencia hacia CFK para decir lo siguiente. La ausencia efectiva y cotidiana de una conducción estratégica dificulta la tarea. Acumula exceso de interpretaciones. Hace perder tiempo en especulaciones. Y nos hace desgastar en estupideces. La ex Presidenta se ha entrevistado con cantidad de dirigentes y cuadros de todas las tendencias cuya difusión hubiese sido trascendente. La falta de definiciones puntuales sobre temas trascendentes también entorpece la tarea. La ausencia de una Mesa Federal del universo K tampoco ayuda. Por suerte los PJ de Nación y la provincia de Buenos Aires llevan relativamente bien su cometido. En el caso de CABA el silencio de las autoridades es estruendoso. Pagaremos cara esta ausencia. A los 100 años de la Semana Trágica nuestro PJ-CABA no dijo nada. Como dijo Carlos Tomada no se le pueden pedir peras a Juan Manuel Olmos. Para no hablar de las ausencias sonoras en los ruidazos, las marchas por el cierre de las escuelas nocturnas, otros etc.

4.-Por qué perdimos. Nos agarramos (mal) de lenguajes de la izquierda para evitar la verdad: “¡Que autocrítica ni autocrítica!”, vociferamos para enfrentar la pregunta: por qué perdimos. Insisto. No ganaron ellos, perdimos nosotros. ¿Cuántas razones juntamos? ¿Estamos de acuerdo en esas razones? ¿Hasta dónde llegamos? Lo que es peor: ¿podemos interpelar a la sociedad con ese puñado de razones? ¿Alcanza con eso? ¿Con eso damos vuelta los votos del 2007 y del 2011 que se nos fueron? ¿O no queremos saber que esos que nos votaron después votaron a Macri? ¿O todo depende de los horrores que siga desatando Cambiemos? Triste futuro si es así.

  1. -La ausencia de un discurso y una masa crítica para debatir. Es un poco consecuencia de todo lo anterior. El encierro no refresca la mente. Si no tratamos el tema de la corrupción -con cualquiera de las interpretaciones posibles-, si no lo explicitamos y lo ponemos sobre la mesa no ganamos nuevos votos. Lo mismo pasa con el problema de la seguridad, ausente en nuestra agenda. Son los temas con los que ellos se vienen, larga y eficazmente preparados. Aparte de sus trolls y y fake news. NO ESTAMOS PREPARADOS PARA ESO.

6.- El desconocimiento del fenómeno macrista. Han pasado  tres años y no pareciera que tuviéramos una cabal comprensión de ello. Sino lo entendemos no podremos neutralizarlo. Ni ganar las elecciones.  En las redes -salvo  muy buenas y contadas excepciones- sólo se leen puteadas a sus votantes. Mucho mejor si son de clase media. Algunas de dudoso gusto. Doy fe que mi hermano Eduardo es una inteligente excepción, a veces con mucho humor. La tarea a realizar es ímproba.

7.-La pérdida no definitiva de la batalla cultural. Perdimos la 125. Ellos fueron el campo y la Patria. Ganamos la Ley de Medios. No lograron instalar el zócalo de “La Ley de Medios K”. Hoy asistimos azorados a cómo se acepta que las tarifas estaban bajas o el “se robaron todo” sin saber responder nada. La ausencia de una organización (palabra maldita) política conspira contra ello. Déficit de nuestro gobierno y su continuidad. No hay una sola forma de plantear esta resolución. Es tan tonto el que se pasa 8 horas frente a la PC como el melanco que clama por paredones, tiza y carbón.

8.-El bloqueo mediático. Es rigurosamente cierto. Pero lo usamos también para justificarnos. No puede ser invocado como única causa. Desde el 2011 cometimos la tremenda  torpeza de no ir a los canales de ellos. Todo el tiempo regalamos ese espacio siendo que hubo honradas excepciones que demostraron que se podía ganar por puntos y también por knockout: Daniel Filmus, Horacio González, Ricardo Forster, Aníbal Fernández, Edgardo Depetris y a veces los Moyano entre otros  fueron demostración de ello.

9.- ¿Y nosotros qué? Tuvimos dos diarios. Más otro semanal, Miradas al Sur. Radio de las  Madres, Rebelde, Cooperativa, la 750, Del Plata, y la 710 en su porción de programación. Más Radio América. Algunos de “nuestros” empresarios dieron, dan,  verguenza. ¡Seis radios AM! Nunca en la oposición se tuvo tanto. Otra vez: falta de conducción política. No podemos echarle la culpa al bloqueo con este potencial mediático.

 

10.- CGT y movimientos sociales. Tema delicado. Pero que no podemos soslayar. Como la derecha y la izquierda pegan no podemos hablar. Otra vez regalamos espacio. Pero sabemos lo que sabemos. Y lo puteamos a Tognetti porque los putea. Y a Feimann por hdp.

Habrá más. O no. Lo cierto es que si no modificamos buena parte de o todos estos comportamientos el 2019 está cabrón, como dicen los mexicanos. Última consideración. Creo que nuestro tercio tiene perfiles más cerrados, más contundentes. El tercio de ellos puede ser más laxo en sus fronteras. Quiero decir que el tercio macrista irradia mejor que el nuestro. Esto hace aún más difícil la tarea para disputar el tercio del medio.

Todo está para ser debatido. Hay tiempo. Pero no es infinito.

 


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