La reactivación de la industria naval argentina va de la mano del crecimiento de la industria pesquera, pero también de las oportunidades de financiamiento y de la demanda estatal. Aquí, un repaso de algunos de los nuevos proyectos que impulsaron la creación de puestos de trabajo y la renovación tecnológica del sector.
En la última década, el precio internacional del pescado ha subido en forma sostenida y esto ha hecho que en la Argentina se consolide una industria pesquera con fines de exportación. Las ventas al exterior de langostino, por ejemplo, y aunque el precio ha registrado oscilaciones, treparon a 1.970 millones de dólares en 2021, un 87 por ciento más que el año anterior. Los valores también empujan el resurgimiento de la industria naval, que acompañada de medidas de financiamiento estatal multiplica los proyectos en los astilleros locales.
Nuestro país cuenta con una flota con unidades que en muchos casos superan los cincuenta años de antigüedad. Para subsanar el problema, en los años noventa se fomentó la importación de barcos usados, lo que llevó a la parálisis y destrucción de los astilleros locales. En este contexto, y dado que la reactivación del sector naval no es inmediata, la política actual procura un equilibrio que permita que los astilleros trabajen al máximo de su capacidad al tiempo que se moderniza la flota.
Julián Hecker, director de Compre Argentino y del Programa de Desarrollo de Proveedores del Ministerio de Desarrollo Productivo, señala que por ese motivo se habilita en algunos casos la importación de unidades usadas. “Hoy, existe una creciente actividad, sobre en todo pesca, y también mucha construcción. Sin embargo, para una empresa pequeña que utiliza barcos chicos es muy difícil tomar un crédito o comprar un barco nuevo, y por esa razón en muchos casos se acude al barco usado”.
Durante el año pasado se creó un fondo fiduciario de 10 mil millones de pesos para financiar hasta el 75 por ciento de la construcción de buques. El esquema permite otorgar créditos a diez años con una tasa subsidiada durante los primeros tres. Hoy, el cupo está casi agotado debido a la buena recepción que tuvo la línea de financiamiento entre armadores y astilleros. De allí que el gobierno estudie ampliarlo. “Muchos de los encargos que vienen financiados por el fondo son pesqueros a construirse en astilleros de Mar del Plata, pero también en otros, como en Tandanor, en los localizados en Zárate y Rawson”, dice Hecker.
Según explica al funcionario, la capacidad de construcción de los astilleros está agotada. Llegaron al máximo por el impulso de los créditos. “De todas formas, la idea es ampliar el fondo fiduciario porque están surgiendo demanda en otros rubros, como barcazas y pontones de transferencia de contenedores. También se está avanzando en la producción de un remolcador, aunque viene un poco más atrasado”, señala Hecker.
En diciembre último, el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible aprobó la iniciativa para realizar prospección hidrocarburífera en tres zonas offshore que se encuentran a una distancia de entre 300 y 400 kilómetros de la costa de Mar del Plata. Aunque el proyecto todavía es debatido y es foco de la protesta de organizaciones ambientalistas [1], Hecker ve en la iniciativa un gran potencial para el desarrollo: “Implicaría muchísimo trabajo para los astilleros y la industria en general por las necesidades que tienen las plataformas. Además, en Mar del Plata hay metalmecánicas que ya están proveyendo al sector de petróleo y gas. La ciudad necesita una actividad constante a lo largo de todo el año y las plataformas pueden ser trabajo por muchos años y muy bien pago”.
En 2021, el astillero SPI -con sedes en Mar del Plata, Campana y Caleta Olivia- sumó doscientos personas a su plantel, mientras que el marplatense Contessi contrató un centenar de nuevos empleados. Necesitan capacidad de soldadura, que no es fácil de encontrar, además de otras especialidades con elevados niveles de formación. Para conseguir mano de obra firmaron convenios con sindicatos y cámaras empresariales del sector. El objetivo: formar noventa soldadores. A la convocatoria se presentaron más de medio millar de postulantes.
En cuanto a la inversión de capital, los astilleros están ampliando su capacidad con el armando de nuevos galpones, diques y gradas. SPI, por ejemplo, adquirió dos máquinas de hidrojet para realizar el arenado solo con agua, un procedimiento más económico y seguro, y que además permite seguir con otros proyectos mientras se realiza el trabajo, algo que no es posible cuando se utiliza arena. Los equipos se adquirieron con la financiación del programa de desarrollo de proveedores. No es el único caso. Lo mismo vale para la marplatense Tecnopesca, que sumó puentes y grúas, y avanza ahora en un proyecto para reparar y mejorar la capacidad de su dique.
Cuando se trata de la construcción de embarcaciones, el fondo fiduciario cuenta con una tasa diferencial para los impulsados con gas natural licuado (GNL). “Ya se hizo la primera solicitud para un remolcador de este tipo, y es muy importante. Argentina tiene grandes oportunidades en el rubro. Una parte del mundo está yendo hacia el GNL, y nosotros contamos con gas y la tecnología para licuarlo, almacenarlo y transportarlo. Además, es una oportunidad para usar un recurso abundante que baja las emisiones. El financiamiento apunta a promover este tipo de tecnologías, que también permiten bajar costos. Un buque impulsado con GNL ahorra un 20 por ciento en el costo del combustible frente a uno con gasoil”, explica Hecker.
No solo la demanda privada tracciona al sector naval. También lo hace la generada por el Estado, como en los casos del buque polar, los remolcadores y el plan para hacer buques de patrullaje para el Mar Argentino, unidades estas últimas que durante el Gobierno anterior se importaron. “Colombia tomó el camino de comprar en el exterior algunos, construyó otros y ahora está exportándolos. La Argentina, durante el macrismo, importó cuatro y no hizo ninguno”, se lamenta Hecker.
[1] Sobre el cierre de esta nota, el Juzgado Federal Nº 2 de Mar del Plata, a cargo de Santiago José Martín, hizo lugar a la medida cautelar solicitada por la Organización de Ambientalistas y suspendió las tareas de exploración de hidrocarburos offshore frente a las costas de Mar del Plata hasta tanto haya una resolución judicial de fondo.