Corría 1982 y Armando Bó estaba muriéndose. Isabel Sarli contó ese momento en una larga entrevista a partir de la cual Sanyú armó una historieta en lo que aparece un amor en el que se mezclan la ternura, la incomprensión, la devoción por un hombre que no siempre se tomó el trabajo de comprenderla. Allí se muestra una dimensión diferente a la del mito sexual pero no tan contradictorio con él. Vaya esta estupenda historieta como una forma poco convencida de despedida porque, como bien se sabe, lo mitos nunca mueren.