Un relato de la fuga de las guerrilleras presas en la Cárcel de Mujeres del Buen Pastor desde la mirada casi inocente de una de las detenidas, que construye una secuencia de imágenes que hace vivir los hechos.
Corría el año 1975. Exactamente el 31 de marzo. Estudiaba arquitectura, vivía en una pensión a la vuelta de la cañada… Me despertaron a gritos y golpes, me sacaron de la cama… todo era rápido y violento, milicos de civil, estaban revolviendo mis cosas… Entre medio de insultos y groserías me preguntaban donde estaban las cosas. “Cosas”. Yo no entendía a qué se referían… y como respuesta, desde el techo de mi ropero, cayó una caja repleta de obleas que decían “A VENCER O MORIR POR LA ARGENTINA”. Caían como una cascada y se iban desplegando en el piso hasta cubrirlo… ¡¡¡Tragame tierra!!! Yo no sabía lo que tenía esa caja, pero me la habían traído los compañeros… Las obleas terminaron empapelando el piso de mi habitación. Hasta hoy en mi recuerdo quedó como tildado ese piso: “AVENCER O MORIR POR LA ARGENTINA”. Desde ese día, fui de asombro en asombro; mis captores, luego torturadores me bautizaron “peligrosa” … inventaron que tenía armas, que incitaba a la violencia, que subvertía el orden, que estaba asociada ilícitamente con grupos subversivos… Yo no entendía por qué me habían privado de la libertad. Yo, que comenzaba a entender que había una teoría marxista, que allá, en octubre de 1917, en Rusia, había triunfado una revolución con obreros y campesinos armados, el tan mentado “Ejército Rojo” … las tesis de Mao, Mao con su Revolución Cultural en enero de 1967… también Ho Chi Mihn… cantábamos que estaba allá en Vietnam, donde se cosecha el arroz, con genocidio y Napalm, cruzando el ancho mar, estaba Vietnam… y ahí, en el maravilloso Caribe, Cuba… ¡¡Qué linda Cuba!! Quien la defiende la quiere más. ¿Cómo podía ser que la gente no entendiera algo tan evidente? “Arriba los pobres del mundo”. Entre asambleas pintadas y movilizaciones… y sí … era cierto, ya no leía Alicia en el país de las maravillas, ni Las mil y una noches… Estos tipos con impunidad me detuvieron… nos detuvieron, nos maltrataron, nos mataron y robaron objetos, casas y más, qué más… HIJOS… Estos tipos me abrieron una causa en la cual me acusaban de tantas cosas que pronto no tenía esperanzas de salir.
Ya en la cárcel el Buen Pastor me encontré con varias en mi situación. Pertenecían a diferentes organizaciones revolucionarias, y ahí la organización de la resistencia en todos sus aspectos, la gimnasia…, la limpieza de patio, los pabellones, el estudio, el cuidado de los niños, la relación con el aparato represivo hasta la más simple de tareas de convivencia no faltaba la copa invocando los espíritus de noche, las esperadas visitas.
En fin. Una tarde hubo una reunión en la piecita… clima tenso y de misterio, algo pasaba y que todo pareciera natural requería de un artificio, hasta que seria y serena dijo la Gringa:
-Esta noche nos fugamos – “Esta noche” era ahí nomás.
-¿En serio? -creo que fue la pregunta más estúpida que di en mi vida.
-¡Escuchame Campe! No pensarás que estoy haciendo una broma -me dijo, mientras todas las mirábamos estupefactas
-¿Y cómo nos vamos a ir?
Y ahí Sonia, canchera y con una sonrisa de oreja a oreja dijo:
-Vamos a romper la ventana y los compañeros nos van a rescatar.
Y ahí comenzaron a describir como sería la acción, la coordinación, el orden de la retirada… dónde nos esperaban, en fin, qué debía hacer cada una. Porque era una operación donde cada una tenía tareas individuales para resolver el problema de todas las que nos fugábamos y las que quedaban…
Como elegimos modos extraños de convocar y asumir la realidad, yo, con toda la lentitud que me caracteriza, no lograba que ni media parte de mi cabeza funcionara a la altura de las circunstancias. En un momento temblé, del cagazo que me entró me imaginaba como en las películas, con un montón de balazos en el medio de la calle. También por momentos mi cabeza se volvió rosada: “Voy a volver a casa, a la facultad, a mi novio, al festival de rock y, por supuesto, a seguir luchando por una sociedad más justa … De pensar en blanco y negro, pasaba a hacerlo en colores, y ataba cabos sueltos.
¡Pensar que a Cristina, que dormía enfrente, la veía todas las noches en la ventana con la mirada siempre a un mismo punto! ¡Pobre, no puede dormir! Pensaba, y no, estaba observando el movimiento de los guardias.
Entre silencios y disimulos, como si nada pasara, nos pusimos en acción, todas a cumplir con una tarea. Se acercaba la hora, unas tenían que estar en la cocina, otras en el comedor, otras preparando la caja de explosivos que no eran ni más ni menos que unos cuantos ruleros, pincitas, lápices y, por supuesto, un reloj con el tic-tac. Nos teníamos que vestir de negro, zapatillas, ropa ligera, no abrigos pesados, todo para poder correr y pasar desapercibidas en lo oscuro de la noche. Faltaban pocos minutos para la hora señalada, ya sentiamos los actos relámpagos … tarea de los compañeros afuera para distraer a las fuerzas del orden y focalizarlas hacia otro lugar… 20 horas,24 de mayo preciso momento en que ahí a pocos metros se desarrollaba un casamiento en los capuchinos y el gobernador Lacabanne presidía el Tedeum en el teatro Rivera Indarte (hoy teatro Libertador San Martín), que quedaba a solo cuatro cuadras del Buen Pastor, hoy paseo de compras destinado al consumo de sectores de altos recursos, a pesar de haber sido un sitio que durante casi 100 años fue cárcel de mujeres…
Yo había preparado amorosamente mis pertenencias en un bolsito… Fotos, una muñeca de trapo, un tapiz que había hecho en el corto tiempo que estuve, un bordado, una pulserita y un saquito de plush que me había regalado mi viejo… ¡Era hermoso! Rojo y negro. Eran mis pertenencias más queridas…
Segundos faltaban, y me dirijo a mi puesto de lucha, obediente como todas. La Gringa, responsable de la fuga… relevaba todos los detalles, me para y severamente y con el dedo señalando el bolso me pregunta:
-¿Qué es eso?
-¿Eso qué? -yo asustada porque ya estaba muy nerviosa.
-Ese bolso, ¿qué llevas ahí?
-¡Ah! -se me fue el susto- son mis labores.
-¿Y vos que pensás, llevártelas?
-Y sí, no las voy a dejar, si no vamos a volver.
¡Para qué! Me cagó a reto… y me dijo:
-Eso es liberalismo.
Y entre medio de tanto sueño, con la libertad que se avecinaba, yo más volada todavía, le pregunto:
-¿Liberar qué?
Ella tiraba el bolso por su lado y yo para el lado contrario…
Segundos pasaron hasta que en forma imperativa me dijo:
-Es una orden.
No me quedó otra que dejárselo a Idilia. Le pedí que me lo cuidara hasta que nos volviéramos a ver… Idilia tiene hoy 91 años… 34 hace en que ese 24 de mayo Lacabanne presidía el Tedeum y se llenaba la boca de discurso contando que estaba gloriosamente exterminando a la subversión, cuando el edecán se le acercó y le susurró al oído algo. Nunca vamos a saber qué le dijo, pero se le transfiguró la cara… Suponemos que le hicieron saber que sigilosamente las presas del Buen Pastor se habían echado a la fuga.
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