Fundada en 1918 por Constancio Vigil, Atlántida es la editora de revistas más antigua del país y durante muchas décadas fue la más grande. Luego de un pasamanos que incluyó a Televisa, la empresa quedó en manos de Luis Castro, quien dice no saber a quién le vendió: un grupo inversor fantasma. Los nuevos directores pregonan optimismo digital. Por ahora, solo suman despidos y cierre de redacciones.

El hombre ingresó eufórico. “¡Nos quedamos con Atlántida; cincuenta y cincuenta, Gustavo y yo!”, dijo en unas de las oficinas del viejo y elegante edificio de la calle Azopardo. “Vamos a hacer un fideicomiso y nos mudamos a Parque Patricios”, agregó.

El que hablaba era Juan Rafael Astibia, actual director de la empresa. Lo de Gustavo era por Gustavo Luis Pesce, también integrante del directorio y a quien todos señalan como el cerebro financiero de la “rejuvenecida editorial Atlántida”. Los interlocutores de Astibia lo felicitaron. No mucho más. Corría julio del año pasado y, cansados ya de las versiones que iban y venían, estaban más ansiosos por seguir las alternativas del partido del mundial de fútbol que se proyectaba en el tercer piso que por indagar en los detalles de la operación declamada. Era, al fin y al cabo, una versión más.

Poco por aquí, nada por allá

Hacía tiempo ya que Televisa había bajado la palanca y anunciado, luego de buscar infructuosamente un comprador, que estaba en marcha un proceso management by out. En criollo: que los directivos que gestionaban la compañía se harían con su propiedad. La transición encontró en Luis Ignacio Castro, hasta ese momento CEO y presidente del directorio de Televisa en Argentina, al hombre de la transición. Pasó de empleado a dueño. Todo un salto.

El 28 de diciembre de 2017 se concretó el primer pase de manos. Castro adquirió el ciento por ciento de las acciones de Editorial Televisa S.A. en las firmas Editorial Atlántida, Desarrollos Atlánticos y en las subsidiarias de esta última: Atlántida Digital, Feria Puro Diseño, Distribuidora de Revistas Beltrán, Intercontinental Media y Ediciones Paparazzi [1]. Así quedó registrado en un dictamen del 7 de febrero de 2018 de la Comisión de Defensa de la Competencia que aconsejaba dar el visto bueno a la operación de concentración económica. La resolución la firmó el entonces secretario de Comercio Miguel Braun.

Extracto de la Resolución de la Secretaría de Comercio.

Televisa y Castro debían informar de la venta. El volumen de negocios de las firmas superaba los 200 millones de pesos anuales, el umbral establecido en el Artículo 8° de la Ley de Defensa de la Competencia. Las partes tomaron sus recaudos. El dictamen elevado a Braun por los técnicos del organismo subraya que el documento presentado por Televisa y Castro está blindado por una “cláusula de confidencialidad”. Habían acordado mantener en secreto los detalles de la operación.

Según la información que trascendió en su momento, Castro habría pagado un “valor simbólico”. Así lo indicaron algunos portales de negocios. Nada oficial. Las fuentes sostenían que la editorial tenía más pasivos que activos. Un clásico. “Trescientos empleados con una antigüedad promedio de veinticinco años”, según los medios sobre medios. “Los mexicanos se cansaron de perder plata y de la conflictividad gremial. La contingencia laboral es muy grande y saben que se impone una reestructuración de la editorial”, publicó Minuto de Cierre.

El portal jugó con la ambigüedad: “Prefieren dejarle ese proceso a Castro”, aseguró el redactor alegando una fuente “bien informada”. En otras palabras: el trabajo sucio. Se sabe. Castro debutó con más despidos. Fue el encargado de cerrar las redacciones de Cosmopolitan, Vanidades, Harper’s Bazaar, Ser Padres, Runners y Muy Interesante, los títulos licenciados por Televisa que de ahí en más se editarían por un tiempo con material importado.

Lo concreto es que Televisa había comprado Atlántida en el marco de un proyecto de expansión que tenía como pilares el negocio de las telecomunicaciones y la producción de contenidos en México y Centroamérica. Luego de una década en el país, se replegaba. Entre 2016 y 2017 había acumulado medio centenar de despidos. En el futuro, el número aumentaría.

Los hombres de la Atlántida

Las fuentes consultadas por Socompa coinciden en que ni Astibia ni Pesce “tienen espaldas para bancar una operación comercial de semejante envergadura”. Afirman que lo de ellos es conseguir inversores. No invertir.

Pocos meses después de hacerse con la editorial, Castro vendió. Fue el segundo pase de manos. Extraño caso el del ex CEO de Televisa: no sabe a quién o quiénes, según afirmó en una muy buena nota publicada el sábado pasado por el medio lavaca [2]. En la entrevista, Castro plantea que los mexicanos se fueron porque “la Argentina no ayudó”. Además, insistió en que le transfirieron las acciones por un valor simbólico.

Como si se tratara de la mancha venenosa, Castro deja traslucir que Pesce es un jugador clave en lo que vino después de su salida. Eso sí, coincide con la versión de los laburantes y de una fuente que consultó Socompa en señalarlo como el actual “arquitecto financiero”.

Lo concreto es que después de salir del directorio de la editorial, Castro armó una sociedad en la que aparece como presidente: Inversiones en Medios S.A. El objetivo declarado: “adquirir, comprar, participar, mantener y administrar participaciones e inversiones (…) en sociedades de cualquier tipo” por “cuenta propia o de terceros” sea “en el país o en el exterior”. Su socio, Martín Miguel Jandula, figura como director suplente y fijó domicilio en la oficina 501 de Tacuarí 20 [3]. El mismo domicilio donde funciona Modo Law, el estudio jurídico que fundaron Astibia y Jandula. El primero como legal practice leader; y el segundo como corporate law director [4].

Extracto del Acta constitutiva de Inversiones en Medios S.A.

Ni Astibia y Jandula tienen antecedentes en la industria editorial. Lo de ellos es asesorar el “mejor esquema impositivo que se ajusta a tu negocio”, según reza el portal del buffet jurídico, que se especializa en derecho tributario y corporativo. Los servicios que prestan son concretos. Nada de vueltas. Servicios in house. Dicho de otra forma: asumir como abogados externos la gerencia legal de una compañía para planificar y administrar riesgos. Según la web del estudio, algo que “revolucionó la práctica legal”.

El campo de acción de Astibia es amplio. Socompa tuvo oportunidad de hablar con un empresario que lo conoció hace un par de años a raíz de una charla que el practice leader de Modo Law brindó en la Bolsa de Comercio de Bahía Blanca, la ciudad de la que es oriundo. El tema: como blanquear dinero en el marco del régimen de sinceramiento fiscal que promovió Cambiemos. Sus servicios incluyen también asesoramiento para impulsar negocios mediante la registración express de sociedades anónimas, el régimen simplificado de inscripción. Ideal para entrepreneurs. Otra idea de Cambiemos. Un signo de época.

Quienes sufren a diario el maltrato y las promesas incumplidas mencionan a Irene Sabalain. Es la actual encargada de recursos humanos de la editorial. Suele recibir a los delegados y notificar despidos. Su pasado es colorido. Antes de llegar a Atlántida fue gerenta de Recursos Humanos del Pami. Dicen que por recomendación de Graciela Ocaña.

En abril del año pasado, Sabalain debió sortear un escándalo que tuvo repercusión en Córdoba. La razón: la contratación de Daniel Alejo Paredes, un paladín de la mano dura que se desempeñó como Ministro de Seguridad de Córdoba entre 2011 y 2013, durante la gestión de José Manuel de la Sota, y que salió eyectado cuando tomó estado público la vinculación de integrantes la cúpula de la policía provincial con narcotraficantes.

De izquierda a derecha. Federico Poletto, Gustavo Pesce, Juan Astibia e Irene Sabalain en la Feria Puro Diseño.

Inversores se buscan

Se diría que Astibia tiene muchos contactos. Quienes conocen Modo Law aseguran que el estudio tuvo clientes como FOX, IBM y los Grobocopatel. También a Juan Carlos Bojanich, un empresario de Bahía Blanca que volverá a aparecer en esta historia.

Por lo pronto habrá que detenerse en varios detalles. Después de anunciar eufórico que él y Pesce se habían quedado fifty-fifty con las acciones de la editorial, ambos constituyeron una sociedad: Atlántida Network S.A. Fue el 4 de diciembre del año pasado. Astibia quedó como presidente, secundado por Pesce. Martín Miguel Jandula, el otro socio del Modo Law, figura como director suplente. La firma fijó su domicilio en el edificio de la calle Azopardo 579.

El documento al que tuvo acceso Socompa señala que la sociedad tiene un amplísimo objeto social. Casi inabarcable. Resumiendo: comprar, vender, producir, comercializar, exportar e importar contenidos digitales, radiales, gráficos y televisivos; además se propone incursionar en rubros tan disímiles como la industria, el agro y los negocios financieros… Y un dato clave: también en actividades inmobiliarias [5]. Polirubro, que le dicen.

Extracto del Acta constitutiva de Atlántida Network S.A.

No parece casualidad que a Astibia se le haya escapado decir en medio de su euforia la intención de constituir un fideicomiso. El edificio de la calle Azopardo está emplazado en un terreno de unos 1.400 metros cuadrados en una zona estratégica. En su momento, Televisa recibió una oferta por 8 millones de dólares. Un precio irrisorio en el marco de la feria de oportunidades que alienta la inmobiliaria porteña del macrismo. Su precio se potenciará con el desarrollo del Paseo del Bajo que integrará la zona con Puerto Madero.

No es el único inmueble en danza. Hay otros. Un balneario en Mar del Plata, otro en Punta del Este, un edificio de tres plantas en Barracas donde funcionó la Distribuidora de Revistas Bertrán y un piso de oficinas en Paseo Colón al 200.

Bingo, ¿un inversor?

Los caminos se cruzan. Se dijo: Bojanich es cliente de Modo Law y, al igual que Astibia, oriundo de Bahía Blanca. El propio Astibia se refirió a él como un futuro inversor. Dicen que Bojanich y su familia estuvieron en la fiesta de fin de año de la revista Gente. ¿Puro cholulismo? Aunque tuvo un fugaz paso por la farándula como primer esposo de Moria Casán, lo suyo es cosa seria. El anecdotario bahiense relata que su familia hizo fortuna con una cadena de panaderías y como proveedora de la marina. Actualmente opera el Bingo de Bahía Blanca mediante El Chalero S.A., cuya concesión vence en 2021.

Juan Carlos Bojanich, dueño del Bingo Bahía Blanca.

Las crónicas señalan que Bojanich fue procesado en 2016 por la justicia federal de Tres de Febrero como “coautor responsable” del delito de evasión en seis oportunidades entre 2008 y 2013. La causa se inició cuando la Afip acusó a la empresa de gastos improcedentes con el objeto de sobrefacturar y reducir la base imponible del Impuesto a las Ganancias. La causa, que abarcó también a los bingos de Hurlingham, Caseros, Ciudadela y Merlo, devino en una veintena de allanamientos y varios embargos.

Bojanich, sin embargo, tiene otro negocio y es multimillonario: el biodiésel y el bioetanol destinados al corte obligatorio del gasoil.  Tres empresas a las que aparece vinculado obtuvieron del Ministerio de Energía en 2016 un cupo de casi 152 mil toneladas. Se trata de las sociedades anónimas Biobin, Biobahía y Bio Ramallo. En junio de 2017, el ex ministro de Energía Aranguren dio de baja al cupo que tenían tres compañías que en el sector señalan como vinculadas al Grupo Bojanich: Bahía Energías Renovables, Balba Bio Energía y BioSanFe.

Los fundamentos fueron fulminantes. Sobre Bahía Energías, la resolución señaló que “desde el otorgamiento del referido cupo tampoco (la firma) no ha efectuado presentación alguna que acredite siquiera haber dado comienzo con la construcción de las instalaciones, y que sus presentaciones evidencian improvisación y falta de desarrollo del proyecto en cuestión, al no tener definido siquiera el lugar donde se instalaría la planta”. Casi los mismos argumentos que en los casos de BioSanfe y Balba Bio Benergía. La defensa la encaró Astibia. Dicen que por esa época, el abogado “andaba como loco” entre los pocos metros que separan el edificio de Azopardo y el Ministerio de Energía. Estaba furioso.

Optimismo digital

Puede parecer una eternidad. Hace tres décadas, el menemismo daba sus primeros pasos. A fines del ’89, mediante el Decreto 578 estipulaba las condiciones para la adjudicación de los canales 11 y 13. Por 7 millones de dólares, Clarín se quedaba con el 13. Días después, Editorial Atlántida, liderando un grupo de canales del interior, le ganaba el desempate a Tevemac de la familia Macri. En el camino habían quedado Argentevé de Julio Ramos, Palito Ortega y Gerardo Sofovich. También Imagen Visión de Daniel Vila. Dos días antes de la Navidad, Menem formalizaba las entregas. Era el verano del ’90.

Arrancaba una nueva era televisiva. Los multimedios se abrían paso. La política se mudaba a Punta del Este y el nieto de Constancio Vigil se ufana de su amistad con Menem. Luego de ganar el concurso por el Canal 11 adquiría Radio Continental. Mediante Atlántida Comunicaciones (ATCO), y en sociedad con el Citicorp Equity Investments y Telefónica de España, se constituía uno de los mayores multimedios del momento. Poco después, Vigil y el CEI vendían sus participaciones en ATCO. Vigil volvía a su negocio original: las revistas y los libros. No por mucho tiempo. En 2007 le vendería la editorial por 30 millones de dólares al grupo mexicano Televisa. Un récord para la época. Gente, Para Ti y Billiken eran los títulos líderes de la empresa fundada en 1918. Era el comienzo de la debacle.

Hoy, en las diezmadas redacciones de la editorial trascendió que el objetivo de Astibia & Cia. es quedarse con apenas 80 empleados de un total de 240. Todos se preguntan si existe el famoso grupo inversor. Dicho de otra forma: ¿Quién es el dueño de Atlántida? ¿Invertiría alguien en una empresa que según sus propios directivos tiene más pasivos que activos? ¿Lo haría con un mercado interno en picada y una torta publicitaria que se achica día a día? ¿En dónde está el negocio? ¿Será el mentado fideicomiso?

Por lo pronto, Federico Poletto, un ex Clarín y Perfil especializado en márketing, asumió como CEO.  El hombre vende optimismo digital. O al menos eso intenta. Nada que reprocharle. Es lo suyo. “Se cerró una etapa. La gente tiene ganas de volver a crecer y vamos a canalizar ese espíritu”, decía a poco de asumir. Fue poco después de presentar con Astibia y Pesce un plan con diez objetivos. Un clásico: cóctel y power point. Poco después volvieron a arreciar los despidos. Casi al mismo tiempo anunciaban que Para Ti y Billiken, dos títulos centenarios, ya no estarían en los kioscos como publicaciones periódicas.

Federico Poletto, actual CEO de la editorial.

Se sabe que Poletto y Pesce viajaron a fines del año pasado a México. La noticia viajó en remís desde Ezeiza al edificio de Azopardo. En la editorial hay quienes creen que Televisa sigue detrás de la movida. No lo parece. En su Informe Anual 2017 informó a sus accionistas que concluida su racionalización de costos en México vendió sus operaciones en Perú y Argentina [6]. Las pistas, por ahora, se agotan en el pasamos del directorio de la “rejuvenecida editorial Atlántida”. Lo concreto es que el mentado “grupo inversor integrado por capitales nacionales” que en teoría asumió la propiedad de la editorial sigue sin aparecer. Lo que hay hasta ahora es un rejuntado de socios y sociedades que velan la verdad.

Lo único que está a la vista son los telegramas pergeñados por Astibia y Pesce, e instrumentados con argumentos tan mandaces como disparatados y toscos para justificarlos por el estudio Cardone Rico Roca. Telegramas a los que se suman una lista de treinta trabajadores a los que se los presiona con despidos disfrazados de “retiros voluntarios” y una propuesta de pretendida “indemnización” que no respeta el convenio colectivo de la actividad y que se proponen pagar en seis, doce y en hasta dieciocho cuotas con montos que representan hasta menos del cincuenta por ciento de lo que corresponde según el estatuto del periodista.

El argumento de la empresa es que si no aceptan, la editorial se va la quiebra. Chantaje moral, que se llama. Una forma de planificar y administrar riesgos, diría el legal practice leader.

Al día de hoy, los laburantes y el SiPreBA mantienen bloqueado el procedimiento de crisis que solicitó el nuevo directorio. Lo impugnaron ante la Secretaria de Trabajo. Todo quedó en la promesa de Dante Sica de realizar gestiones. El funcionario prometió lo obvio: que todo debería resolverse dentro del marco legal vigente. Hay algo que está más que claro: todos los caminos conducen a Tacuarí 20, donde funciona Modo Law.

 

Links

[1] Ver en: http://cndc.produccion.gob.ar/sites/default/files/cndcfiles/CONC-1571.pdf

[2] Ver en: https: //www.lavaca.org/notas/el-ex-ceo-de-atlantida-no-sabe-a-quien-le-vendio-la-empresa/

[3] Ver en: https://www.dateas.com/es/bora/2018/01/25/inversiones-en-medios-sa-1114251

[4] Ver en: https://www.modolaw.com/

[5] ver en: https://www.dateas.com/es/bora/2018/12/14/atlantida-network-1209438

 [6] Ver página 16 en: http://www.televisair.com/~/media/Files/T/Televisa-IR/documents/annual/2017/Televisa2017esp.pdf

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