En medio de una profunda crisis del sistema político, el maestro y sindicalista Pedro Castillo y la reincidente Keiko Fujimori se enfrentan en un incierto balotaje. Tras una primera vuelta en la que ninguno superó el 20 por ciento, los sondeos señalan un empate técnico. El politólogo peruano Fernando Tuesta y Sergio Pascual de la Celag analizan el proceso electoral, no descartan sorpresas y advierten sobre un nuevo horizonte de conflicto entre el Congreso y el Poder Ejecutivo.
El final está abierto. En una primera vuelta caracterizado por un muy alto abstencionismo, el maestro y líder sindical Pedro Castillo consiguió el 18,9 por ciento de los votos, seguido por Keijo Fujimori con el 13,4 por ciento. De cara al domingo, los sondeos señalan un empate técnico. Todas las encuestadoras registran diferencias de entre 2 y un 3 por ciento, menores al margen de error. ¿Podrá el resultado sellar la larga crisis que arrastra Perú desde hace casi cinco años?
Sergio Pascual es ingeniero y antropólogo. Fue el primer secretario ejecutivo de Podemos. Hoy, integra el Consejo Ejecutivo del Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (Celag) y se especializa en el análisis de los procesos electorales en Bolivia, Colombia, Ecuador y Perú. Fernando Tuesta, por su parte, es un reconocido analistas político peruano. Es sociólogo por la Pontificia Universidad Católica, cuyo Instituto de Opinión Pública dirigió entre 2005 y 2011. También fue director de la Oficina Nacional de Procesos Electorales desde 2000 a 2004 y ejerció en 2019 la presidencia de la Comisión de Alto Nivel para la Reforma Política.
Convocados por Telam analizaron el posible resultado del balotaje y los escenarios que se abrirían según sea el ganador. Pascual advierte que puede haber sorpresas. Las razones: las encuestas no capturan la intención de voto de los peruanos en el exterior, tienen dificultades para medir en las zonas rurales y el voto vergonzante complica las mediciones. Tuesta, en tanto, subraya que gane quien gane tendrá un gobierno de minoría. Ambos, vislumbran un horizonte de conflictos entre el Ejecutivo y el Congreso. Según el politólogo peruano, porque el parlamento unicameral descubrió que puede incidir y jaquear al Ejecutivo después de haber destituido a un presidente e influido en las renuncias de Pedro Kuczynski y Martín Vizcarra.
-¿Qué novedades trajo este proceso electoral en Perú en relación con los anteriores?
(Sergio Pascual) -Parece novedoso porque los dos candidatos son inesperados. Esta aparente anomalía es fruto de la continuidad de una partidocracia en completa descomposición y que no ha conseguido que ninguno de los candidatos tuviera más del veinte por ciento de los sufragios en la primera vuelta. Esto permite entender qué ha pasado en estas elecciones. Lo que sí es una novedad es que en la segunda vuelta no se coló ningún candidato del establishment, lo que, sin embargo, no impidió que todo el establishment se volcara a favor de Fujimori luego de la primera vuelta. Sin embargo, la descomposición es parecida a la de 2016, cuando tumbaron las candidaturas de César Acuña y Julio Guzmán, ambos inhabilitados antes de la primera vuelta. El hecho de que haya un candidato populista antisistema de izquierda y una populista de derecha demuestra que el sistema hace agua, que no hay ninguna fuerza que le dé solidez.
(Fernando Tuesta) -En realidad, este es un proceso electoral como todos los que se han realizado en pandemia, aunque con características especiales. La diferencia reside en que en Perú, el nivel de fraccionamiento fue muy alto. En la primera vuelta hubo dieciocho candidatos y un muy alto abstencionismo. Eso da una cierta novedad, porque pasaron los extremos del espectro político. Sin embargo, la suma de ambos no dio más de un tercio de los votantes. El escenario implica una nueva polarización, pero ahora alrededor de dos candidatos que van a construir cada uno por su lado. Gane quien gane tendremos un gobiernos de minoría.
-¿El debate del último domingo sirvió para decidir a algunos indecisos o fue más de lo mismo?
(SP) – Creo que no. Fue bastante plano. Ambos piensan que están bien posicionados. Ninguno arriesgó. Castillo le infligió algún golpe a Fujimori en el caso de las esterilizaciones forzadas y de los crímenes de lesa humanidad de su padre. Fujimori, por su parte, no logró que Castillo apareciera como un dirigente peligroso que va a desbarrancar al país.
(FT) -Pese a que había muchas expectativas, no creo que un indeciso esté frente al televisor u otro dispositivo durante casi tres horas. Creo que el impacto del debate es residual.
-Alguien advirtió que las encuestas no miden la intención del voto de los peruanos que viven en el exterior. ¿Pueden esos votantes modificar la tendencia que muestran los sondeos?
(SP) -Es plausible que pudieran inclinarse por Fujimori. Tradicionalmente, la migración tiene un sesgo más conservador, sobre todo la que está en Estados Unidos y Europa. No tanto en el resto de América latina. También es probable que las encuestas no midan el peso que tiene la candidatura de Castillo en los sectores rurales, en los que usualmente hay más abstencionismo. Como sucedió con el presidente Luis Arce en Bolivia, que al final tuvo una ventaja de más de veinte puntos. Es difícil para las encuestadoras medir en el ámbito rural. Hay otro factor que complica: el voto oculto. Cuando la gente dice que va a votar por Castillo la acusan terruco (terrorista), y si dicen que van a votar por Fujimori la acusan de cómplice de la corrupción y la dictadura.
(FT) -Efectivamente. Ninguna encuesta incluye en la muestra a los peruanos residentes en el exterior.
-¿Hay posibilidades de que el próximo gobierno evite reeditar el conflicto entre el Ejecutivo y el Congreso que caracterizó al quinquenio que está por terminar? ¿Qué se necesitaría para eso?
(SP) -Es materialmente imposible. El congreso quedó conformado con la elección presidencial de primera vuelta. Quedó ultra atomizado. Es prácticamente imposible conseguir mayorías estables. Es un Congreso multiclientelizado. Muchos buscarán sus ventajas personales y usarán las prerrogativas constitucionales para bloquear al Ejecutivo. Esas prerrogativas son mucho mayores que en otras democracias latinoamericanas. Será una legislatura complicada, más en el caso de que Castillo sea el presidente, pero también si gana Fujimori. Castillo, sin embargo, tiene un opción de desbloqueo en la asamblea constituyente que prometió.
(FT) -Lo dicho. Será un gobierno de minoría. Perú Libre, la agrupación de Castillo, tiene treinta y siete congresistas sobre un total de ciento treinta, mientras que Fuerza Popular apenas veinticuatro. Ambos necesitan construir coaliciones. Hay algo que me parece importante destacar y que introduce un factor adicional. Después de haber destituido a un presidente e influido en las renuncias de otros dos en el actual período de gobierno, el parlamento unicameral descubrió su posibilidad de incidir, ya sea con la sanción de leyes populistas, o bien jaqueando de manera permanente al Ejecutivo.
-¿Qué cambios sustantivos pueden esperarse si gana Castillo y cuáles si gana Fujimori?
(SP) -Si gana Fujimori habrá muy pocos cambios. Es la candidata del continuismo. Es la representante de la Constitución que escribió su padre y garantía del modelo neoliberal actual. Lo que pasa es que en Perú el modelo neoliberal llegó tan lejos que es difícil pensar en una profundización. En el caso de Castillo, creo que habrá un giro socialdemócrata, con una progresiva reforma fiscal para que el Estado recupere los fondos. Su intención, según anunció, es revertir ese agujero fiscal para invertir principalmente en sanidad y educación. Si gana es seguro que se abrirá un período en el que la derecha se resistirá echando mano a su capacidad mediática y económica. Es un escenario complejo para los planes de Castillo de avanzar hacia una redistribución de la riqueza.
(FT) -En el caso de Castillo es difícil saberlo porque es un candidato muy improvisado y el partido que lo postula no es su partido. Obviamente, va a ser un gobierno de izquierda, pero no cohesionado. Está por construirse. Creo que hay un interrogante en lo que puede se puede esperar de él. El problema de Fujimori reside en que al construir coaliciones ha tenido que abrirlas de tal manera que le debe mucho a mucha gente. Puede ser un gobierno tecnocrático de derecha, pero si no resuelve las demandas inmediatas, el antifujimorismo se va a exacerbar.
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