Odiolandia es el nombre de un libro y una muestra que recopila tremendas expresiones de racismo, discriminación y xenofobia, todo fomentado desde el Estado. Un país atravesado por la muerte y una violencia que parece interminable.

Los negros tienen que dejar de rebajarse por su color, porque el color no los lleva a ningún lado ¿Imagínense si la víctima era un hombre blanco, hetero y que se declaraba machista? ¿De que estarían hablando los grandes medios, los negros y los activistas?  ¡Ya lo hubieran matado más de mil veces!

Política no es ningún “arte del diálogo”. Política es gobernar las ciudades. Ella se lo merecía. Fue Dios quien lo quiso. Los comunistas tienen que arder en el infierno. Viva la dictadura.

Los comentarios están recopilados en el libro Odiolandia. Editado en julio de 2018, además de libro es una instalación de la artista Giselle Beiguelman. Se basa en comentarios diseminados por las redes sociales sobre hechos que movilizaron la opinión pública, entre ellos el asesinato de Marielle Franco en Río de Janeiro el 14 de marzo de 2018.

 ¿CUAL FUE EL MOTIVO DEL ASESINATO? ¿QUE HIZO PARA DESPERTAR LA IRA Y EL ODIO DE LOS ASESINOS? ESO NO SE HA DICHO: AUNQUE HUBIERA IMPUNIDAD, SI ELLA NO HUBIERA HECHO NADA PARA MOLESTAR A SUS ASESINOS, NO HUBIERA SIDO ASESINADA. El que mató fue Dios. Jesús le dijo a Pedro: “aléjate de mí, Satanás”. Entonces Él no vino a culpar a nadie, vino a traer la Verdad, duela al que le duela.

Si hablamos de la biblia, ¿qué tal la parte en la que uno cosecha lo que sembró?

Las imágenes del asesinato de Marielle y Anderson, su chofer, mostraban  esa crudeza que va y vuelve entre realidad y ficción. El tiempo pasa muy rápido, la ejecución a sangre fría lleva unos segundos y la muerte abre un túnel enorme y oscuro hacia el interior del pueblo brasileño. Estábamos en el final del gobierno de Temer.

¡Era una comunista vagabunda que defendía a los que no sirven para nada! ¡Probó de su propio veneno! ¡Debe estar en el infierno! ¡Que se joda Marielle!  Ella luchaba por el aborto (asesinato de niños todavía en la panza de la madre), y fue abortada de adulta. Qué pena que la muerte fue tan rápida, ¡merecía morir de forma lenta y dolorosa, esa HDP anormál!   

Multiplicadores Bolsonaro

También a principios de 2018 la conductora del documental “El mito de Bolsonaro” de Vice Brasil se encuentra con personas de diferentes perfiles que apoyan la candidatura del diputado durante su campaña para presidente.

En una ciudad de Porto Alegre Flavia nos muestra su celular. Lo vemos en plano detalle, apenas sus dedos con uñas brillantes y parte de la pantalla está en foco por el lente. Luego, cuando abre whatsapp, vela la pantalla otro fuera de foco, artificial, de post producción que oculta conversaciones y contactos. Ella es una ex policía militar de más de cuarenta años creadora del grupo Multiplicadores Bolsonaro “Yo cree este grupo aquí en Rio Grande do Sul, y varias personas se sumaron armando una cadena. Cuando me di cuenta habíamos llegado a Amazonas, porque hay muchos policías militares, gente del ejército, abogados, médicos, civiles… hay más jóvenes que gente de mi edad”. Es amable y bien dispuesta a responder preguntas. Está en un encuentro de seguidores y toma la palabra. “Ustedes ya me conocen, siempre estuve contra el PT y esa izquierda enferma. Primero, porque estoy contra el aborto… Otra cosa: Racismo. ¿Saben lo que son las cuotas raciales? Por ejemplo, si vos son negro y no tenés capacidad para competir con un blanco, entonces te doy una cuota para estudiar. Ese lloro de las minorías no lo soporto “.  Flavia tiene los ojos delineados con actitud y viste una remera rosada donde Jair sonríe haciendo su gesto característico de dedos que simulan armas. Nombra a varios diputados, a los que denuncia como los mayores enemigos de Bolsonaro, por lo tanto sus enemigos. “Él es igual a mí, pensamos igual. Yo soy Bolsonaro con pollera”

Después la conductora se adentra en un barrio de edificios humildes. Sube escaleras con tendales de ropa colgada a los costados en busca del próximo entrevistado. Vilmar, de 19 años, le abre la puerta de su departamento. Lleva una remera en blanco y negro que imita la de los Ramones, la clásica, la del águila americana en el medio. Pero, en lugar de Ramones, dice Bolsonaro.  No están Johnny, Joey, Dee dee y Tommy, están Jair y sus hijos, Carlos, Eduardo y Flavio. Él se define como un activista joven pro Bolsonaro. Es barbero, se nota en su look prolijo y cuidado que apela a una masculinidad rústica. “Tenemos grupos de estudio que hablan de teorías, de teología, de conservadorismo, y están los grupos más prácticos… son los que se indignan, los que solo comparten y quieren hablar de un asunto, quieren atacar. Estudian poco, pero son los más acalorados” Dice que los grupos sirven para conectarse con gente que piensa igual, hacer amigos, incluso bromea con la idea de que a veces pueden convertirse en una suerte de Tinder conservador.  También produce videos, pero aclara que los hace cuando algo lo indigna mucho, cuando está realmente enojado, porque esos son los videos que más vistas tienen. “Es muy difícil mantenerse controlado y que el video tenga alguna repercusión, solamente cuando me salgo de las casillas, ahí va, ahí explota y lo comparten todos”.

Durante su entrevista a Flavia la conductora le preguntó de dónde venían las informaciones que compartía.  Es el mismo diputado el que  nos informa diariamente por whatsapp, o cosas que salen en la prensa, aunque generalmente son pocas y siempre negativas, lo que me deja muy triste. Pero la mayoría del contenido viene de Brasilia, de su gabinete y de él mismo, porque a él le gusta mucho interactuar… Si Jair Bolsonaro no es electo en este país puede ser por dos cosas: o es asesinado, o se frauda la elección”

El pitbull 02

Durante la asuncial,  presidencial Bolsonaro quebró el protocolo al sentar en el Rolls Royce que lo conducía al Congreso, atrás de él y la primera dama, a su hijo Carlos. El gesto llamó la atención. Carlos Bolsonaro es el segundo hijo del presidente, el “02”, según él. Eduardo, el “03” dijo que su hermano estaba en ese auto porque es el pitbull de la familia, y siempre está cerca de su padre. Mientras Jair y Michelle saludaban sonrientes Carlos, serio y con la actitud de un guardaespaldas, iba armado ante la posibilidad de un atentado contra su padre. La imagen parecía cerrar el círculo que comenzó con la cuchillada, la que elevó el mito de Bolsonaro entre sus seguidores y lo alejó de los debates con otros candidatos. “Diez minutos antes de subir al auto para ir hacia el Palacio de Gobierno, le dije a mi padre: voy con vos”

Ese quiebre de protocolo también fue interpretado como un gesto de reconocimiento hacia el “02”, el encargado de coordinar los perfiles de su padre en las redes sociales durante la campaña.

Desde el 2010 Carlos se dedicó a trabajar en la imagen de Jair Bolsonaro. Combinó el pasado militar con momentos familiares, escenas de la vida cotidiana con declaraciones polémicas y extremas. La personalidad del diputado era un reflejo del hombre “común” brasileño, él era autentico, diferente al resto del congreso. Sus emociones se agitaban al defender a cualquier precio el amor por Dios,  la verdad y los valores conservadores del pueblo, atacados por esa izquierda responsable de lo que no funcionaba en el país.

Los astros se alinearon cuando la crisis económica comenzó a debilitar al PT abriendo la caja de pandora de la compleja política brasileña. Los Bolsonaros eran una opción clara, bien definida, lista para representar la bronca que no paraba de alimentarse por todos lados. La política basada en la distinción entre amigos y enemigos que fluía naturalmente en las redes sociales mostraba a gran parte de la oposición como débil, políticamente correcta, cómplices, más de lo mismo. El trabajo del 02 daba sus frutos. Jair y sus hijos, todos senadores o diputados, aparecían como outsiders dentro de ese mundo corrupto, una familia unida dispuesta luchar a cualquier precio por Brasil contra la amenaza del socialismo. Luego, con la campaña presidencial en marcha, la famosa posverdad le dio al pequeño Steve Bannon familiar otras chances para jugar. “Yo creo que Carlos debería tener un cargo de ministro, él me puso acá, fue realmente su trabajo de comunicador el que me puso donde estoy”, dijo  Bolsonaro.

Además de ese quiebre de protocolo algo nuevo llamó la atención. Los simpatizantes de Jair, mientras esperaban emocionados para saludarlo como presidente, gritaban a los medios de comunicación “¡Facebook, Facebook! “ “¡Whatsapp, whatsapp!”, como un triunfo, como una consigna. 

El gabinete del Odio

No había pasado un año desde la elección presidencial, cuando en octubre de 2019 fue expuesta en los medios una red que involucraba influenciadores digitales, asesores de diputados oficialistas, empresarios y hasta miembros del gobierno, que actuaban coordinados para esparcir desinformación, asediar y difamar. Ninguna novedad.

Lo que llamó la atención fue que la investigación, que materializaba con pruebas lo que muchos suponían, había salido a la luz en una revista y por un periodista que hasta el momento parecían alineados con Bolsonaro.

Es que los ataques ya no sólo se direccionaban a opositores, también golpeaban a aliados que mostraban signos de disidencia, que se transformaban en obstáculos volviéndose potenciales enemigos del bolsonarismo.

Al poco tiempo se creó una comisión parlamentaria para investigar fake news. Una de las primeras en ser escuchadas fue la diputada Joice Hasselmann, ex aliada de los Bolsosnaro, y líder del oficialismo en el congreso.

Durante la campaña presidencial Hasselmann, adicta a las redes sociales, se dedicó a suavizar la imagen de Bolsoanro. En una foto ella y Eduardo, el 03, juntaban sus dedos para formar un corazón en lugar del gesto armado bolsonarista. Tiempo después, cuando el Presidente quiso promover a Eduardo como jefe de la bancada oficialista, Hasselmann se opuso y empezó a ser atacada en las redes sociales. “Eligen un blanco y planean el ataque, incluso arman la agenda de quien ataca y cuando. Entonces cuando está decidido entran en acción personas y robots. En cuestión de minutos la información ya circula por todo Brasil”, dijo.

Todo partía del Gabinete del Odio. Desde el tercer piso del palacio de gobierno Carlos Bolosnaro 02, junto con un grupo selecto de colaboradores, coordinaba acciones mezclando la militancia histórica de personas como Flavia o Vilmar  con los bots que las arcas del estado y aportes privados podían comprar. Hasselmann hizo una presentación de cómo era ese esquema de ataque y noticias falsas, mostrando conversaciones de Whatsapp con directivas para llevar a cabo los procedimientos. Aclaró que ella no era parte de ese grupo y que alguien que si estaba involucrado en el Gabinete del Odio le había dado la información, preocupado al ver como se pasaban todos los límites.

Joice llego a las lágrimas en  el congreso al relatar la reacción de familia cuando ella era víctima de memes que la transformaban en Peppa Pig “ ¿Por qué te dicen Piggy y te humillan en las redes, después de que ayudaste tanto al gobierno?” , le preguntó su hijo de once años que recibía fotos trucadas de su madre desnuda con un cuerpo deforme.

La diputada Carla Zambelli, fiel hasta el final a Bolsonaro, escuchaba sorprendida porque Joice habia sido parte de esa maquinaria que la ayudó a elegirse. Entre otras cosas durante la campaña diseminó en redes sociales que un revista importante había recibido 600 millones de reales  para hablar mal de Bolsonaro, siempre exaltada, apelando a la emoción del electorado.

De repente Carla tomo la palabra acusando a Joice de haberla llamado    “prostituta, drogada y abortista”. Quería aclarar delante de todos que nada de eso era verdad (estar a favor del aborto es equivalente al destierro en el bolsonarismo). El show de los leales y traidores de las redes  se puso en escena. Hasselmann, hablado directamente a “el gran pueblo” pidió disculpas por haber ayudado a elegir a su antigua amiga y compañera de lucha.               “ Disculpame Carla, pero vos sos una burra”.

Hace unos días, cuando Joice Hasselmann fue diagnosticada con Covid-19, Eduardo 03 escribió en twitter: “No sabía que el coronavirus también afectaba a los cerdos…”

Milicias digitales y analógicas

Militancia en redes sociales, Gabinete del Odio, trollbots, bots… todos son parte de la llamada “milicia digital”. Las milicias analógicas, las que están en las calles de algunos barrios de Rio de Janeiro, son grupos formados por miembros de las fuerzas de seguridad inactivos, ex militares, bomberos, seguridad privada, hasta civiles armados. Dicen que nacieron como una forma de autodefensa en las comunidades frente a los delincuentes. Ahora son consideradas organizaciones criminales y en sus barrios compiten con el narcotráfico, además de ejercer su forma de protección. Manejan desde servicios como la venta de gas y la televisión por cable, hasta un incipiente negocio inmobiliario creando un mini estado enfocado en su poder de policía. Para algunos la milicia garantiza la libertad de que cada uno pueda sobrevivir por sus medios. Los aportes sirven para que todos se sientan seguros, para identificar y destruir a los enemigos de la comunidad.

En 2008, otra comisión parlamentar, se dispuso a investigar las milicias de Rio de Janeiro. El diputado Marcelo Freixo llevó adelante un trabajo que termino con la prisión de milicianos y políticos que ocupaban bancas. Las milicias habían llegado a las instituciones del estado para asegurar su poder y vendérselo a otros. Una joven Marielle Franco fue asesora de Freixo durante la investigación.

Diez años después en las calles de Rio de Janeiro Marielle Franco y Anderson Gomes  son asesinados.

¿CUAL FUE EL MOTIVO DEL ASESINATO? ¿QUE HIZO PARA DESPERTAR LA IRA Y EL ODIO DE LOS ASESINOS? ESO NO SE HA DICHO: AUNQUE HUBIERA IMPUNIDAD, SI ELLA NO HUBIERA HECHO NADA PARA MOLESTAR A SUS ASESINOS, NO HUBIERA SIDO ASESINADA. Se preguntaba alguien en la Odiolandia, en mayúsculas, desencajado, ansioso por cerrar el asunto, con unas ganas terribles de que el asesinato de Marielle Franco contenga alguna forma de justicia, y la muerte de Anderson, el chofer,  sea apenas una consecuencia lamentable.

En octubre de 2018 dos candidatos a diputados por el bolsonarismo quiebran una placa homenaje a Marielle. Uno lleva una remera negra con Bolsonaro estampado, otro una amarilla que dice “ Mi partido es Brasil”. Son aplaudidos por los seguidores y ellos se elevan, como excitados por tamaña demostración de poder. Flavio Bolsonaro, el hijo 01, dijo que la placa fue quebrada para restaurar el orden porque estaba colocada sobre otra que le daba nombre a una plaza. Marielle, lesbiana, negra que politizaba la favela donde había crecido, era puesta una vez más en su lugar. La potencia simbólica de ese acto era el golpe de gracia de la campaña de Bolosonaro a presidente. Restaurar el orden, restaurar los valores del pueblo brasileño, recuperar la libertad.

El 01

“Tienen un acuerdo electoral y territorial para llevar adelante las campañas políticas de la familia, además del apoyo ideológico… Bolsonaro propuso legalizarlas”, dijo  Marcelo Freixo refiriéndose a la relación de los Bolsonaro con las milicias. También menciona a Fabricio Queiroz como nexo en esa relación.

Fabricio Queiroz, ex policía militar, fue el protagonista de una de las primeras crisis del nuevo gobierno a principios de diciembre de 2018.  Amigo de varios años de Jair Bolsonaro, se descubrió una actividad atípica en sus cuentas por más de un millón de reales entre 2016 y 2017. En esa época trabajaba en la asamblea legislativa de Rio como chofer y seguridad  de Flavio Bolsonaro, el 01. Todo era parte de lo que se conoce como rachadinha: un miembro del parlamento contrata asesores fantasmas que devuelven algunas veces más de la mitad de su salario. Aparentemente Queiroz era el encargado de recaudar y luego depositar el retorno en la cuenta del 01.

Los dos fueron citados a declarar. Flavio Bolsonaro no compadeció amparándose en sus derechos como diputado. Quieroz alego problemas de salud, pero hubo rumores de que buscaba refugio en Rio das Pedras, una favela controlada por la milicia. El tiempo pasó rápido, el tiempo loco bolsonarista, y entre idas y vueltas judiciales Queiroz se esfumaba. ¿Dónde está Queiroz? se volvió meme.

Otro ex capitán de la policía militar de Rio de Janeiro, Adriano da Nóbrega, también estaba desaparecido. Más complicado que Queiroz huía de la justicia acusado de comandar la milicia Escritório do Crime en Rio das Pedras, además de ser parte de un grupo de asesinos profesionales. Otros dos asesinos, que hacían trabajos para el Escritorio do Crime, habían sido detenidos como principales sospechosos de ser los ejecutores de Marielle Franco. Uno de ellos, Ronnie Lessa, vivía en la época del crimen en el mismo condominio que Jair Bolsonaro en Barra da Tijuca.

En febrero de 2020 Adriano, acorralado por la policía, es muerto en una casa en el interior de Bahia. La portada de la revista Veja, una de las más leídas en Brasil, mostraba el cuerpo del miliciano cosido como un expediente  después de la autopsia. Los ojos abiertos pero vacíos miraban a cámara. ¿Que sabía?, preguntaba el título.

Adriano fue citado en la investigación por las rachadinhas. Fabrício Queiroz movía dinero a cuentas a su nombre. En el gabinete de Falvio Bolsonaro, además de la mujer y dos hijas de Queiroz, figuraban como asesores la ex mujer y la madre de Adriano da Nóbrega. Su abogado y ellas dijeron que el “Capitao Adriano” estaba convencido de que si entregaba o era atrapado, estaba muerto. Se plantea la hipótesis de que había sido ejecutado, una “quema de archivo”.

Pero en la confusión de estos últimos meses, la pregunta ¿Dónde esta Queiroz? y esa trama policial clásica se diluían. Todo empezó a girar en torno al Covid- 19 y los ataques a los otros poderes por parte del oficialismo. Entramos en una guerra de narrativas que al final ponían cada vez más en evidencia al Gabinete del Odio y la milicia virtual.

Cuando el ministro Alexandre de Moraes de la Corte Suprema realiza una acción contra 11 perfiles acusados de diseminar fake news, la espina dorsal del bolsonarismo se siente atacada. Para defender su libertad de expresarse, y según ellos la voluntad del pueblo, coquetean con acciones extremistas y amenazas en las redes. La acusación de acto antidemocrático va y vuelve como en un juego de ping pong. Algunos cercanos al Gabinete del Odio ya están presos y las investigaciones se acercan a Carlos Bolsonaro, el 02.

Finalmente, el 19 de junio Fabrício Queiroz apareció. Estaba en la casa de Frederick Wassef abogado próximo a la familia Bolsonaro. En imágenes de la operación policial que lo detuvo se lo ve sin fuerzas atrás de una mesa, entregado.  Esa misma noche, en una de sus acostumbradas livestream, el presidente tenía la misma postura, cansado, un tanto abatido, con el flequillo peinado hacia el costado con una sola mano.

Bolsonaro ha cambiado el tono, incluso dijo estar en armonía con el Congreso y la Corte Suprema. Debe estar ganando tiempo. El poder detrás del poder, tan evidente en Brasil, el que todo lo ve y le da lo mismo la Odiolandia porque zombifica gobiernos, parece haber encontrado en Sergio Moro una mejor opción. Quizás desde un principio sabían que la cuestión de las milicias y la corrupción era una forma de ponerle la correa al perro cuando sea necesario. Por lo pronto el presidente le aumentó el sueldo a los militares.

No es difícil suponer que Bolsonaro busca impulso para cerrarse con su núcleo duro, ese que pase lo que pase le es fiel hasta el final. Ese 30 por ciento al que le dan lo mismo las urnas, la dictadura, o una suerte de estado miliciano. Porque donde muchos vemos odio, ellos ven amor, un amor inmenso, desmedido, sobreprotector, glorificado por ser capaz de cualquier cosa a la hora de defender a Dios, la patria y la familia, relanzados en las comunidades digitales.

 

“En el flujo de los comentarios desasociados de nombres e imágenes, la Odiolandia se expande. Como si fuera una lente a través de la cual podemos leer el Brasil de hoy, nuestro huevo de la serpiente “.

 

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