Un enorme grado de participación ciudadana en las elecciones marcó el deseo de poner fin a un ciclo político marcado por las reformas neoliberales, la corrupción y la violencia. Un resultado que parece comenzar a poner fin a la hegemonía de gobiernos de derecha en Latinoamérica.
En su tercer intento de llegar a la presidencia de México, el veterano líder de la izquierda Andrés Manuel López Obrador logró un triunfo histórico en las elecciones del domingo. Es la primera victoria para un candidato identificado con la izquierda latinoamericana en los últimos años, tras una serie de derrotas de gobiernos progresistas en Sudamérica.
López Obrador, conocido como AMLO, se hizo con más del 50% de los votos y llevó a su partido, el recién creado Movimiento por las Regeneración Nacionales (Morena), a un resultado próximo a la mayoría absoluta en el Congreso mexicano, con el 44% de los votos. Con 32 millones de votos, AMLO ha batido récords de popularidad de los presidentes mexicanos, un resultado extraordinario en tiempos de fuerte desconfianza y hartazgo respecto a la clase política en México y otros países.
“Lo conseguimos después de 12 años luchando con Andrés Manuel contra el fraude y los insultos”, dijo Carlos Guerreo, militante de Morena que celebraba el resultado delante del hotel Hilton donde López Obrador preparaba su discurso de victoria.
Una participación récord del 61% parece haber impulsado el voto de AMLO, un rechazo masivo del status quo de violencia endémica, migración masiva, privatizaciones controvertidas y salarios estancados que han producido los peores resultados de crecimiento económico en toda América Latina en los últimos 30 años.
López Obrador logró sintonizar con el estado de ánimo reinante en un país donde la corrupción ha enriquecido a una elite política dejando a la mitad de la población atrapada en la pobreza mientras la violencia corroe incluso los resistentes lazos culturales y sociales del pueblo mexicano.
La victoria de AMLO y Morena será muy significativa en el contexto regional ya que detiene el llamado “cambio de ciclo” político en América Latina tras la caída de gobiernos de izquierda en Brasil, Chile, Argentina y otros países. La victoria de la izquierda mexicana “abre un nuevo capítulo para la historia de la dignidad del pueblo latinoamericano”, afirmó el presidente boliviano Evo Morales después del resultado.
El programa económico de López Obrador se basa en el fortalecimiento de la demanda interna mediante subidas de salarios, un papel más determinante para el estado en la gestión de la economía y la autosuficiencia en producción de alimentos básicos. Es una ruptura fuerte y nítida con las políticas que el nuevo presidente electo califica como las de la “época neoliberal”.
“Las reformas estructurales, la liberalización, y la globalización es un camino incorrecto”, dijo uno de sus principales asesores económicos Gerardo Esquivel , en una entrevista concedida a La Vanguardia antes de la campaña electoral. “La alternativa de Andrés Manuel es cambiar ese paradigma hacia un esquema de fortalecimiento del mercado interno, elevar la capacidad de compra de los trabajadore , combatir la desigualdad; e impulsar la inversión pública.”
Pese a ello, no se dieron señales de alarma en los mercados financieros tras darse los resultados iniciales. El peso mexicano se apreció en el mercado de futuros después de salir los resultados a boca de urna, por la lectura de que el resultado claro, ya reconocido por los dos candidatos rivales -José Antonio Meade y Ricardo Anaya- será positivo para los mercados financieros. La semana antes de las elecciones el economista jefe de Citibanamex Ernesto Revilla vaticinó que la victoria clara de López Obrador “despejará la incertidumbre” y será positivo a corto plazo para los inversores. El presidente de la principal asociación empresarial ofreció su apoyo al nuevo presidente.
Sin embargo, la posible mayoría absoluta de Morena en la Cámara y el Senado es una cuestión crítica porque el plan de López Obrador de revisar el al programa de reformas implementadas por el gobierno de Enrique Peña Nieto – desde la centralización del sistema de enseñanza hasta la liberalización del sector energético- dependen de esta mayoría. Estas reformas han sido aplaudidas por inversores y bancos internacionales de modo que es lógico pensar que una mayoría para Morena en el Congreso tendrá repercusiones en los mercados financieros. Antes de las elecciones analistas de la agencia de deuda Moody’s dijeron en declaraciones a La Vanguardia que su tranquilidad ante una posible victoria de López Obrador estaba condicionada a que Morena no lograse mayoría absoluta en la Cámara y el Senado
Los miles de seguidores de López Obrador y militantes de Morena que llegaron anoche a la enorme plaza El Zócalo en el centro antiguo de la capital, expresaron su apoyo a que se siga adelante con el plan de poner fin a las privatizaciones parciales y que se defienda la propiedad estatal de la petrolera Pemex. “Tiene que revisar todos los contratos y reducir la participación privada pero sin provocar desestabilización en los mercados” dijo otro activista de Morena en la concertación de celebración”.
AMLO, con sus insistentes llamados a terminar con la “mafia del poder”, los dos partidos que han alternado el poder desde el fin del monopolio de 70 años del PRI en 2000, ha sintonizado con la profunda “insatisfacción en la calle mexicana. Este es un voto de castigo para los partidos establecidos pero, más allá de los partidarios de AMLO que llenaron el Zócalo, no hay un entusiasmo incondicional respecto al nuevo presidente electo. La frase cáustica que se repitió en la calle. “Los otros nos han jodido; démosle a AMLO la oportunidad de jodernos también”.
Fuente: Diario La Vanguardia.