Con su habitual lucidez, el vicepresidente boliviano pasó por la Argentina y se preguntó los modos y obstáculos para transformar la realidad de este lado del mundo. Y analizó una serie de creencias y mitos que sustentan el sentido común que se busca imponer desde el poder.

 Por qué es tan difícil transformar el mundo? Y ¿Por qué es tan difícil que se den las transformaciones que uno espera?, fueron las dos preguntas con las que el vicepresidente boliviano, Álvaro García Linera abrió su conferencia ante un auditorio repleto en la Universidad de Lanús, donde se le entregó el doctorado honoris causa.

Empezó a hablar en cuanto terminó la cerrada ovación con que lo recibieron los asistentes. El punto central de su exposición fue lo que denominó como el sentido común imperante en estos tiempos y las falacias que se esconden detrás de él.

Arrancó, con su estilo cadencioso, por preguntarse ¿Por qué es tan difícil que las clases subalternas se rebelen? La respuesta está en el acople, explicó: el acople entre las estructuras sociales de dominación y estructuras mentales de acción y representación, y el que hay entre las posibilidades objetivas y las libres expectativas subjetivas.

Más adelante, planteó que hay varios sentidos comunes que  corresponden a las distintas clases sociales y de género, pero también un sentido común dominante que los subsume jerárquicamente.  “El sentido común de la clase subalterna no es el mismo que el de la clase dominante, se observa en el cuerpo.  En el dominado, su cuerpo está a la defensiva.  En el barrio, el dominante tampoco encaja, no hay acople.”

“Actuamos lógicamente ante el mundo en correspondencia con la lógica del mundo, pero siempre hay un espacio de libertad, de improvisación” -subrayó. Y agregó, “Las condiciones objetivas son objeto de lucha aún desde el sentido común y su preservación”.

“¿Cómo del pedido por pan se pasa a un cambio revolucionario? -se preguntó. No hay nada definido, depende de errores ajenos y la capacidad propia de armarse.”

En este sentido, explicó que los tiempos revolucionarios son aquellos en los que se produce un punto de quiebre que resulta, entre otras causas, de una frustración colectiva activa, la caída de las tolerancias morales, la  crisis de legitimidad y la desposesión de recursos o reconocimientos..

“Las luchas políticas de hegemonía son luchas por el monopolio de la conducción del sentido común.  Un proceso revolucionario es duradero si es capaz de transformar expansivamente el sentido común.” -subrayó.

Para finalizar, García Linera leyó una frase del historiador griego Diodoro Siculo citado por Perry Anderson en La palabra H: Peripecias de la Hegemonía: “Quienes desean alcanzar la hegemonía la adquieren con valor e inteligencia, y la aumentan con moderación y benevolencia y la mantienen con temor y terror paralizante.”

Nuevamente un aplauso cerrado coronó sus palabras. La jornada fue cubierta de emotividad cuando se pidió un aplauso para el pueblo boliviano que apoyó a nuestro país en la Guerra de Malvinas y en la búsqueda del ARA San Juan. Para ello se acercaron a saludar al vicepresidente boliviano la madre de un combatiente caído en Malvinas y el padre de un fallecido en el submarino, mientras se proyectaba el recorte de diario que hablaba de los soldados bolivianos dispuestos a pelear en Malvinas.

Tras charlar con algunos de los asistentes, el vicepresidente boliviano se retiró con una sonrisa y un Martín Fierro ilustrado por Luis Scafati, que le habían obsequiado en la Universidad.

¿Querés recibir las novedades semanales de Socompa?