A 47 años del nacimiento del Frente Amplio, Socompa conversó con jóvenes frenteamplistas para acercarse a la realidad de ese espacio político y analizar logros y desafíos de la izquierda uruguaya.

El Frente Amplio (FA) es un fenómeno político que cumplió el último 5 de febrero 47 años de existencia en la historia uruguaya, y atraviesa el final de su tercer periodo de gobierno consecutivo desde que Tabaré Vázquez fue electo en el 2005. Si bien la experiencia del FA en Uruguay es muchas veces leída en el marco de la oleada de gobiernos progresistas en América latina, su propia historia y proyección hacen más necesario entenderlo como particularidad histórica que como fenómeno continental. Y no solo porque este espacio viene haciéndose su propio lugar en la historia desde 1971, sobreviviendo a gobiernos militares y gobiernos neoliberales, sino porque hoy en día contiene casi la totalidad de los debates dentro de la izquierda y el progresismo en ese país, por no de decir casi la totalidad de los debates dentro de la política uruguaya.

El Frente Amplio  controla más de la mitad de las bancas en la Cámara de Diputados de su país y gobierna 6 de las 19 intendencias, entre ellas Montevideo y Canelones; en un país donde la derecha no parece encontrar el rumbo ni contratando a Duran Barba (como lo hizo Verónica Alonso, candidata del Partido Nacional). Sin embargo los desafíos de este espacio político no solo están en desinflar los globos que la derecha intenta elevar sin mucho éxito, sino en contener debates y renovar figuras en un país donde la política parecería ser cosa de “viejos”. Uruguay es el país con el promedio etario más alto del continente junto con Cuba, con una expectativa de vida de 74 y en donde casi un 25% de la población tiene más de 55 años frente a un 20% con menos de 15 años. Para entender esta problemáticas y la proyección de este proceso político a 47 años de su nacimiento quisimos dialogar con  nuevas generaciones frenteamplistas. Aquí reproducimos la charla que tuvimos con Patricia González miembro de la dirección nacional de Izquierda Renovada (IR),  partido que llevó como diputada a Macarena Gelman, y Directora de Políticas de Género en la intendencia de Montevideo; y con Facundo Silva, miembro de la dirección nacional del Frente Amplio y militante comunista.

-Patricia, el IR es un espacio bastante nuevo dentro del FA ¿De dónde surge y porque?

-El “IR” viene principalmente de la militancia social, pero en Uruguay lo social y lo político nunca estuvo escindido. Sin ir más lejos el movimiento sindical, nuestra central única (PIT-CNT), parió el Frente Amplio. El IR nació porque existe una nueva generación que propone una nueva forma de hacer política, de que había una generación del ´71 que en pro de la unidad no se hacía autocrítica, no se renovaban las figuras y había una forma de hacer política que no contemplaba la humanidad de nadie, un ritmo de militancia alejado del común. Para nosotros hay otros elementos de la vida que también hacen al militante. También creíamos que había muchos temas del movimiento social que se dejaban de lado (la marihuana, el aborto) y el IR se concibe como un brazo del movimiento social para poner esa agenda. Actualmente el IR tiene participación en el ejecutivo, dirige la secretaria de medio ambiente y participa del ministerio de economía.

-¿Ven un problema generacional en el Frente Amplio?

Patricia: -Nosotros somos pocos y eso es también el problema de la renovación. Hay una generación que tiene que hacer política, incidir y tener referente. Hoy estamos en una política gerontocratica. Acá el auge de la política es a los 60 años, y eso es un freno para la renovación y crecimiento.  La generación de los treinta y pico no tiene representación política y queremos que incida en el país. Nosotros no creemos mucho en los viejos paradigmas, creemos que hay que pensar en todo los que hay que crear, desde el feminismo, el ambientalismo, el antirracismo y el ir generando que las cosas pasen.

Facundo: -Hay una generación faltante, menor de 60 años y mayor de 45. Hay una generación que se crió en el neoliberalismo y es la generación de la derrota, y hay una nueva generación que se formó en la victoria del FA y que es la que va buscando camino. Esta generación en 15 años no perdió una elección y piensa la política desde el qué hacer del Estado, desde lo que falta.

-¿Qué elemento ha contribuido a la continuidad del FA como espacio político?

F: -La unidad del FA está en la unidad programática, que se define como plataforma de gobierno, y  donde se sintetizan los acuerdos alcanzados y los objetivos para cada etapa. En Congreso del FA, sus movimientos sociales y partidos, definen el programa cada cuatro años. Los lineamentos estratégicos del FA son amplios, se define como anticapitalista, como antiimperialista, latinoamericanista; el significado de esos términos se los da cada espacio, el anti capitalismo será para algunos la construcción del socialismo, y para otros el Estado de bienestar.

P: -Las disputas más interesantes y aguerridas están dentro del Frente, hay grandes diferencias y nos peleamos a muerte, como por ejemplo en el tema de que el estado no se haga cargo de la caja jubilatoria de los militares, tema que nos enfrenta con el MPP (movimiento de participación popular liderado por el “Pepe” Mujica), ahora eso no nos quita apoyar a compañeros como el “pacha” (Alejandro Sánchez referente y legislador del mpp) como presidente y renovación del FA.

-¿Y cómo ven la estructura del FA en la actualidad?

P: –La estructura del FA necesita renovarse, ha sido creada principalmente con la lógica orgánica del Partido Comunista, es por eso que los “bolches” (risas) son los que mejor manejan e inciden en la dinámica interna, dentro de los comité de base y por su peso en el frente sindical.

F: -Uno de los problemas internos de la estructura es que sigue bajo el molde de la militancia de los años cincuenta y sesenta, una militancia estricta y rígida. Hoy la dinámica de militancia es otra, tiene que ser otra, más cerca del común de la gente y no el militante de 25hs al día, aún tenemos reuniones para recibir un informe, y esa reunión hoy tiene que ser un mail.

P: -El IR tiene una fuerte dinámica virtual, su dirección se vota de manera virtual, los foros de debate son parte de la vida orgánica interna. Hay una lógica de horizontalidad que brindan las redes que es real y necesaria para la militancia hoy en día.

-De lejos parecería ser que Uruguay tiene una realidad política muy endógena, ¿cómo dialoga con los procesos latinoamericanos?

P: -Nosotros nos criamos con la idea de que los latinos son otra cosa, no somos nosotros, y la lógica de “Uruguay es el mejor país” es muy fuerte. Y para dentro nosotros consideramos que este es el mejor proceso que hay en la región. Cuando en Am Latina primaban los gobiernos de izquierda se hacían a veces cosas mucho más progresistas de las que hacíamos nosotros pero después de alguna manera en el inconsciente colectivo nos terminábamos diciendo “y bueno, pero al final a ellos no les fue tan bien, cambiaron mucho muy rápido pero mira como terminaron, dejaron crecer a la derecha, no se hicieron criticas y ahí están los resultados”. El alejamiento de América Latina también tiene que ver con un racismo que sigue estando presente en el Uruguay, en donde los negros siguen siendo los más pobres, y un etnocidio indígena que nunca fue reconocido aunque la población aborigen no haya sido la mayoritaria en nuestra historia. Nosotros tenemos una matriz cultural muy occidental y euro céntrica.

Hay diferencias en el FA con respecto a los procesos en Am La. Se apela a referencias diferentes. Por ejemplo hay sectores que están más cerca de la Concertación chilena, y nosotros por ejemplo miramos con más simpatía el proceso del Frente Amplio y la nueva izquierda de allá.  Si vos trasladas el FA uruguayo a otros países tenemos visiones muy distintas. Al FA siempre le costó mucho tener posiciones internacionales por esto mismo. La lógica del FA es tener acuerdo en lo nacional, pero después (en su caso) es como si tuviéramos al trotskismo, la socialdemocracia y Pino Solanas todo en un mismo lugar (se ríe por la comparación). Pero en lo nacional nadie se sale de la regla, el peso del institucionalismo es muy fuerte en nuestra historia y nuestra construcción.

-Durante el proceso del FA ha crecido la clase media ¿Es posible que esa clase media que se consolidó durante el progresismo pueda alzarse contra el mismo proceso que la impulsó, como sucedió en Argentina?

P: -Nuestro índice de desigualdad es muy bajo, de hecho es el más bajo de América Latina. Eso quiere decir que en comparación con otros países nuestros pobres no son tan pobres y nuestros ricos no son tan ricos. La clase media es un 60% de la población uruguaya.  La política inclusiva ha tenido un fuerte aumento, por ejemplo ¿por qué la educación sigue presentando falencia? Porque los índices de escolaridad se han triplicado y eso requiere un tiempo para que se estabilice. Los impuestos al patrimonio e ingreso sirvieron para equiparar y redistribuir mejor en planes de vivienda, salud, alimentación. En Montevideo las clases medias son mayoritariamente progresistas, aunque compren en el shopping. Es la clase que marca la agenda del proceso: sistema de cuidados, alquileres, etc.  Cuando la clase media empieza a exigir mas “plata” la dinámica del Gobierno ha sido preguntar para qué e intentar resolver desde el Estado el problema: vivienda, alquiler, educación, cuidado del infante, etc. La clase media resuelve sus problemas desde el Estado antes que desde el mercado. La clase media es la que gobierna el país y así lo siente.

F: -La mayoría del FA es gente de clase media, que milita para que los pobres no sean más pobres. Más que para hacer una revolución social el ideario actual es alcanzar la justicia social. Esa amplitud es la esencia del FA, una base de clase media consolidada que mantiene un 30% de intención de voto sostenidamente en los últimos veinte años. Y los núcleos principales del poder económico del Uruguay mismo se han beneficiado de la estabilidad económica de estos últimos años.

-¿Ven un techo en el horizonte político del FA?

F: -Algunos concebimos al FA como una herramienta sociohistórica, hoy en día nos sirve aunar nuestras fuerzas en pos de una unidad de izquierda nacional, esa es la forma de avanzar en este momento. Va a llegar un momento, así lo discute el Partido Comunista, en que las diferencias se van agudizar y el FA deje de existir tal cual lo conocemos hasta ahora.

P: -Nosotros a veces deliramos con la creación del “puedamos” (risas por la humorada que rememora al Podemos español pero usado un término mujiquero). A veces pensamos que es necesario generar algo nuevo que se supere, dejando de votar leyes que son de retroceso, pero hoy en día eso es impensado. La clave es cambiar, transformar y debatir adentro del Frente. Yo creo que mi hija va a estar en esa generación, en donde quizás el FA se parta y se construyan otros paradigmas con otros acuerdos y otras bases, hoy eso es impensado.