Se llamaba Martha Holgado, había nacido en 1934 y aseguraba que fue fruto de una relación extramatrimonial de su madre con el entonces capitán Juan Domingo Perón. A principios de los ’90 paseó por los medios relatando su “historia” y entabló una interminable batalla legal con María Estela Martínez de Perón. Recién en 2006 una prueba de ADN reveló la verdad.

Corrían los primeros años de la década de los ’90 y en la Argentina del uno a uno la farandulización de la política ganaba espacio en los medios de la comunicación. En ese contexto, una mujer apareció de la nada y dijo: “Soy la hija no reconocida de Perón”.

Martha Susana Holgado estaba a punto de cumplir 60 años. Según la partida de nacimiento había nacido en Buenos Aires el 16 de julio de 1934, fruto del matrimonio de Eugenio Holgado y María Cecilia Demarchis. Sin embargo, aseguraba que su madre había quedado embarazada de ella durante un breve pero apasionado romance mantenido con el entonces capitán Juan Domingo Perón, mientras estaba separada temporalmente de Holgado. Eran los tiempos en que Perón estaba casado con su primera esposa, Aurelia Gabriela Tizón.

Al reconciliarse el matrimonio Holgado, anotaron a la niña como propia, aunque Eugenio Holgado sabía que no era su hija.

Martha Holgado decía también que Perón la había reconocido casi veinte años después, pero que una conspiración había hecho desaparecer el documento.

-Mi padre me reconoció como su hija con el nombre de Lucía Victoria en un acta notarial en la que constaba el nombre de mi madre y que desapareció misteriosamente de los registros oficiales – repetía, casi sin cambiar una palabra a la frase, en cuanta oportunidad se le presentaba.

Contaba también que había vivido durante muchos años en los Estados Unidos, más precisamente en Los Ángeles, y que había vuelto al país para luchar legalmente para ser reconocida y que se supiera de una vez por todas la verdad. Para eso había iniciado acciones legales a las que se oponía, también judicialmente, la viuda del tercer matrimonio de Perón, María Estela “Isabelita” Martínez de Perón. Como trasfondo, estaba en juego la herencia del general fallecido en ejercicio de la presidencia el 1° de julio de 1974.

Se iniciaba así una batalla legal que duraría quince años y también una serie de maniobras de todo tipo de las que participaron médicos, políticos y también oportunistas que quisieron sacar tajada de la cuestión.

El relato de Holgado

Holgado decía que creció sin dudar que era hija de Eugenio, su padre legal, pero que recordaba haber conocido a Perón cuando era muy chica y que había sido muy cariñoso con ella.

-Lo vi por primera vez a los ocho años. Me vino a visitar al Colegio Misericordia, donde yo estudiaba, acompañado por el chofer de mis padres (el matrimonio Holgado). Así me pudo ver. Me preguntó si estudiaba Instrucción Cívica, si había tomado la comunión, si era buena alumna. Me abrazó y me besó. No me dijo que era mi padre, me dijo que tenía una hija como yo – contaba.

Relataba también que, tras aquella visita de Perón, su madre le contó que el mismísimo Perón fue a su casa para hablar con Eugenio y llegar a un acuerdo.

-Lo fue a ver al señor Holgado (así se refería ella a su padre legal) y entre los dos convinieron en no decirme nada hasta que yo fuera mayorcita, para no crearme traumas. Ese es el motivo por el cual yo crecí sin saber que era hija de “Juancito” – explicaba.

Cuando contaba su historia, Martha Holgado se refería a Perón como “Juancito”, como – decía – lo llamaba su madre al referirse a él.

Una cita en la Casa Rosada

Siempre según el relato de Holgado, recién supo “la verdad” a los 19 años. Corría 1953 y hacía un año que había muerto Eva Perón, la segunda esposa de “Juancito” cuando un hombre cercano a Perón la citó telefónicamente diciéndole que tenía que contarle algo.

-Era el señor Yañez, un custodio y amigo personal de él. Me citó en un lugar neutral y me contó las cosas como eran. Yo no había cumplido veinte años. Fue un shock enorme – decía Holgado al contar su historia.

Relataba que apenas salida del shock le había dicho a Yañez que quería ver a Perón y que el hombre la pasó a buscar por su casa al día siguiente para llevarla a la Casa Rosada. “Juancito” la esperaba.

-Hablé con él más de cinco horas. Me contó las cosas con una ternura, con un afecto, con una dosis de amor tan grande… Me explicó cómo había querido a mi madre, las cosas que habían sucedido y por qué hasta ese momento él no se había decidido a contarme la verdad – seguía contando.

-Al salir fui directo a mi casa y le pregunté a mi mamá si era cierto. Ella me confirmó todo -agregó.

Sin embargo, guardó silencio muy extenso que duró cuatro décadas.

Impresiones de un cronista

En 1993 Martha Holgado circulaba con su historia por los medios. Le hacían notas en diarios y radios y fue invitada central en un almuerzo de Mirtha Legrand. Para la revista Flash, creada por Héctor Ricardo García y por entonces dirigida por Roberto “Tito” Jacobson “La hija de Perón” era un tema digno de ir en la tapa.

Por el tipo de medio – de los llamados “de interés general” pero con fuerte anclaje en el mundo del espectáculo y sus escándalos – no se trataba de investigar la historia, sino de entrevistar a la mujer y a cuanta persona pudiera decir algo sobre el tema. Jacobson le encomendó a un joven cronista, Gabriel Bencivengo, que lo cubriera.

“La contactamos a través del abogado y demoraron en darnos la entrevista.  Querían hacerla en un lugar en particular, una Unidad Básica de Quilmes, en una casa antigua. Fue una situación bizarra: habían cortado el tránsito en la calle y habían puesto un acoplado para hacer un acto político. Holgado demoró muchísimo en llegar y apenas si dijo unas palabras en el acto. Creo que buscaban potenciar esa unidad básica. Recién después pude hacerle la entrevista, donde me contó lo que contaba en todos lados”, recuerda Bencivengo.

Cuenta también que fue a la entrevista con escepticismo –quizá la cuota inevitable de escepticismo que requiere el ejercicio del periodismo- y que lo hablado con Holgado reforzó la idea de que todo se trataba de un montaje.

-En ese momento pensé que se trataba de una oportunista, que estaba tratando de ver si podían sacar alguna tajada con esta historia. Nunca me tomé en serio lo de Holgado porque cuando hablabas con ella, si apretabas un poco a fondo y pedías que te diera alguna precisión, alguna prueba, algo concreto que se pudiera chequear, las respuestas empezaban a diluirse, ella volvía a decir generalidades, esquivando el asunto -dice.

Un gran obstáculo para la credibilidad de la historia era que siempre se había dicho que Perón era estéril. Para eso Holgado tenía una respuesta:

-Juancito quedó estéril en un accidente de moto en 1939…, yo fui concebida en el ‘33 – decía.

Un médico ahí

Por esos días entró en escena otro protagonista de la historia, un antiguo médico personal de Juan Domingo Perón –o por lo menos eso aseguraba– llamado Hipólito Barreiro.

-La historia de que Perón era estéril no es cierta. Estoy seguro de la que señora Martha Holgado es su hija – salió a decir el hombre que muchos años después publicaría una biografía del ex presidente a la que tituló “Juancito Sosa, el indio que cambió la historia”.

Barreiro descartaba incluso la esterilidad posterior al nacimiento de Holgado a raíz del accidente con la moto e iba más allá: sostenía que Perón había tenido una hija en 1941.

-Hay otra hija, que engendró durante un viaje a Europa y testimonios de personas muy cercanas al general certifican que Jorge Antonio fue enviado por él a Europa a buscar a esa hija y no la encontró, pero pudo saber que efectivamente la criatura había nacido en un convento de monjas – decía.

Encargado de la serie de notas de la revista Flash sobre el tema, Gabriel Bencivengo lo entrevistó. “Fui a ver a Barreiro a lo que quedaba de una clínica, porque era un edificio no muy en uso. El tipo tenía un consultorio en mal estado lleno de imágenes de Perón, con símbolos peronistas, era una cosa muy bizarra… Ahí me contó que lo de la esterilidad era falso, lo de las dos hijas y la historia de la búsqueda de una en España, donde aparecían Jorge Antonio y el convento, que ni siquiera sabía qué convento era. Era puro relato, no te daba un solo dato concreto. De novela, mala”, recuerda.

Dos chantas audaces

Casi al mismo tiempo un llamado telefónico a la redacción de Flash abrió una nueva vertiente del tema. Del otro lado de la línea, un hombre que no se identificó aseguraba tener fotos de una joven Martha Holgado en compañía de Perón y las ofrecía.

-Jacobson me encargó ir a verlo. En realidad eran dos tipos que nunca supe cómo se llamaban. Primero me citaron en el lobby de un hotel de la avenida Diagonal Norte, pero no aparecieron. Después de algunas vueltas, la reunión se hizo en un bar de Independencia, a un par de cuadras de la 9 de Julio. La primera impresión que me dieron los tipos fue malísima, porque los veía truchos, a cada rato se levantaban por turnos, iban al baño y volvían, duros. Estaban pasados de merca. Pedían guita por la foto -recuerda Bencivengo.

-¿Y la foto?

-Era una foto en papel, blanco y negro, de un almuerzo en una mesa bastante grande donde había gente muy bien vestida. Se lo veía a Perón y había una chica jovencita. Ellos sostenían que era Martha Holgado de adolescente. Era imposible saber si era ella o no. No me acuerdo la suma que pedían por la foto, pero lo llamé a Jacobson y dijo que no, que ni en pedo la comprábamos. Los tipos quedaron en volver a llamar, pero desaparecieron del mapa – responde.

Final con ADN

Después de su cuarto de hora de fama – que en realidad se prolongó durante casi cuatro años – Martha Holgado y su historia perdieron espacio en los medios hasta quedar casi olvidadas. En cambio, la batalla legal con “Isabel” Perón seguía adelante. Durante años, la viuda del ex presidente se opuso a que se exhumaran los restos para realizar análisis de ADN que confirmaban o descartaran su vínculo con Holgado. Nadie estaba seguro de cuál sería el resultado.

Recién en 2006 la jueza Marta Ilundain – a cargo de la causa – dictaminó que se realizara la prueba de ADN. En realidad fueron tres pruebas: la ordenada por la Justicia, en el Primer Centro Argentino de Inmunogenética (Pricai), dependiente de la Fundación Favaloro; la pericia de parte exigida por la querella entablada por “Isabel” Perón, en el Laboratorio de Biología Molecular del Centro de Procesos de Córdoba (Ceprocor); y la encargada por los abogados de Holgado, a cargo del perito Gustavo Penacino, que la realizó en su laboratorio y también envió muestras a un laboratorio de Madrid.

Los resultados de las dos primeras pericias se conocieron simultáneamente el 16 de noviembre de 2006 y los dos dieron negativo. Los abogados de Holgado intentaron rechazarlos, alegando que las muestras estaban contaminadas por los productos químicos que se habían utilizado en el cuerpo de Perón después de su muerte. El pedido de invalidar las pruebas no prosperó.

-Con o sin ADN yo nací como la hija de Juancito y voy a morir como hija de Juancito – dijo, ofuscada Martha Holgado cuando le notificaron el fallo que terminó con casi quince años de batalla judicial.

Murió menos de un año después, el 7 de junio de 2007, sin dejar de sostener que era “la hija de Perón”.

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