Una elección que pareció ir a contramano del diagnóstico y la realidad de las variables laborales, sociales y económicas.
A Carlos Gardel le gustaba cantar estilos camperos, entre ellos la composición de Roberto Fugazot y José Alonso y Trelles que da título a esta nota y que en su letra dice:
“Paresé, aparcero! Paresé y disculpe (le dije), ¿qué bichos lleva en esa tropa? – Voy pa’ la tablada de los gauchos zonzos a venderles miles de esperanzas gordas… – Si el mercao promete, y engolosinao vuelve pa’ estos pagos en procura de otras, no olvide que tengo mis potreros llenos y hasta ‘e regalo se las cedo todas…”
Eso explica por qué Cambiemos -formado por los hijos de ricos, políticos impuestos por Clarín y la agencia de empleo que se convirtió lo que quedó de la UCR -, según los números provisorios, obtuvo en las elecciones PASO del 13 de agosto 2017 la suma de 8.270. 091 votos, 34,4% de los 24.021.816 votantes sobre un padrón de 32.067.641 ciudadanos habilitados (se puede observar que los que incumplieron con su obligación cívica suman los mismos votos que Cambiemos) y fue la primera minoría.
Ese no es el mayor problema, sino que con 20 meses de gestión donde priorizó al capital financiero y favoreció a las grandes empresas, se dio el lujo de subordinarse a los EEUU y romper la alianza que con esfuerzo y paciencia había armado el gobierno anterior en la región; permitió la suba de los precios de los alimentos, gas, electricidad y demás bienes y servicios de primera necesidad para exclusivo beneficio de sus dueños (después de todo, ellos son los hijos de gran parte de esa familia empresarial); y tiene desaparecido a Santiago Maldonado.
Con solo salir a la calle podemos ver familias enteras viviendo en ella (y no porque les pagan o porque quieren, como opina el macrismo), donde el mismo gobierno reconoce que se incrementó la pobreza y la exclusión. Macri en su discurso en el G-20 dijo que teníamos capacidad para alimentar 400 millones de personas y siendo un poco más de la décima parte de esa cifra, observamos atónitos que no podemos prodigar la menor garantía a un tercio de la población.
El primer candidato a senador de Cambiemos en la Provincia de Buenos Aires, Esteban Bullrich, como diputado defendió la incorporación a la Cámara del represor Luis Abelardo Patti y aparece como presidente en una fundación offshore (y son miembros otros integrantes del gobierno de Macri) en los Panamá Pepers. Con las clases perdidas por la tozudez de una gobernadora incapaz de comprender que los maestros tienen familia, cuando ella cobra mensualmente en su función no menos de 20 –veinte- veces lo que perciben por mes los educadores de esa provincia. Sin embargo créase o no, Cambiemos fue el más votado en las barriadas obreras de Lanús, San Martín, Morón, Ituzaingó, Tres de Febrero, San Fernando, Tigre, y San Miguel.
Atrapado y sin salida
Por supuesto que festejaron la, para este lector de la sociedad Argentina desde hace casi 50 años, incomprensible cantidad de sufragios que recibieron, sin prometer nada, sin un plan, ni un mínimo programa de nada, con frases huecas como “Unidos somos más” o la “Revolución de la alegría”, o aquellas fantasías que la realidad se encargó de desmentir, como la “Lluvia de Inversiones” o “Que en el segundo semestre del año 2016 comenzaba la reactivación”.
Lo cierto es que este gobierno se endeudó más que ningún otro los más de 200 años que nos gobernamos. La deuda externa según datos oficiales, en un año la incrementó en 65.744,8 millones dedólares, y en los primeros siete meses de 2017 lo acrecentó en otros 38.654 millones, lo que hace un total de 104.398,8 millones en 19 meses de gestión, cuando la criticada administración anterior había dejado una deuda de 222.703 millones, pero el 60% era deuda intra sector público (Con el Banco de la Nación Argentina, con el Fondo de Garantía de Sustentabilidad de la Anses, y con todo organismo estatal que tuviera un excedente que estaba obligado a comprar títulos de deuda externa argentino). El gobierno de Macri adeudaba antes de las PASO, 327.101,8 millones de dólares, con una composición mayoritariamente de capitales privados.
Se endeuda para financiar el déficit fiscal, que en el año 2016 fue el equivalente a 31.500 millones de dólares y que se proyecta de igual suma para este año 2017. A eso se le debe sumar la bola de nieve que crearon con los pases y Lebac (Letras de BCRA) como deuda cuasi fiscal que al viernes 18 de agosto 2017 ascendía a 972.477 millones de pesos, superando a la Base Monetaria (que es la cantidad de dinero que está en circulación) 900.246 millones, títulos del BCRA que devengas intereses leoninos a favor de sus compradores y que hay que pagar con recursos propios.
El mismo gobierno estima que este año 2017 va a cerrar con un déficit comercial (las importaciones superan a las exportaciones) en no menos de 5.500 millones de dólares, dado que en el primer semestre de 2017 el déficit alcanzó la suma de 2.613 millones, el mayor desde hace 23 años, que fue de 2.909 millones en 1994, en pleno apogeo del plan de convertibilidad. Problema que tratan de ocultar cuando la AFIP comunica con fecha 21 de julio de 2017 que “no vamos a entregar información desagregada, es decir posición (arancelaria) por posición y CUIT por CUIT”, aduciendo “ …que los industriales ya no debían tener esa información porque podía violar la actividad de los importadores”.(Sin palabras, deja en claro a quienes se quiere beneficiar, a Grimoldi que importa zapatos y vende en sus sucursales, pero mientras tanto suspende o echa trabajadores que los fabricaban en el país).
A ese déficit comercial se le deben sumar los otros componentes de la cuenta corriente, fundamentalmente los intereses de la deuda externa, el giro de utilidades de empresas extranjeras que operan en el país, el turismo (incluido el turismo de compras) favorecido por el atraso cambiario. También se suma el pago de los seguros, fletes, royalties (patentes) y demás cuentas, que el año pasado tornaron el superávit comercial (de 4.490 millones de dólares) en un déficit de 15.024 millones, dadas las pérdidas de U 7.010 millones en el rubro servicios, y de 12.583 millones en Rentas de Inversión.
Con déficit fiscal y comercial, sin inversiones tangibles, con descenso del consumo por menor poder adquisitivo de la población, el gobierno se aferra al recetario liberal de generar buenos negocios para una minoría en contra de los intereses de la población, que es lo que viene haciendo y explica que semejante endeudamiento (de 104.398,8 millones de dólares en 19 meses) se refleje parcialmente en el acrecentamiento de las reservas internacionales (Al 18 de agosto de 2017 según el BCRA, de 47.848 millones de dólares, contra los 25.092 millones del 9 de diciembre de 2015), en el pago a los fondos buitres (que era una deuda de 1.330 millones de dólares y se pagaron 9.352 millones) y en cubrir el déficit de la cuenta corriente de la Balanza de Pagos, donde hay parte de la fuga de capitales (por sobre facturación de importaciones, sub facturación de exportaciones y por transferencias para pagar intereses y capital de supuestas deudas privadas), todo garantizado por no más de 10 bancos (HSBC, JP Morgan, Santander-Río, Galicia, Francés-BBV, Macro, Patagonia, Supervielle, Provincia de Bs As y Banco Nación Argentina) que los tienen como clientes VIP.
La estructura montada permite que los grandes bancos privados tengan a su vez un departamento de “Grandes Clientes”, especializado en la doble contabilidad y el traslado de capitales no declarados (fuga) a sociedades off shore, creadas como es por ejemplo, las de la República de Panamá por el Estudio Jurídico Mossack Fonseca, donde se corrobora que esos grandes bancos crearon 15.600 compañías (entre ellas, dos donde era director Mauricio Macri), y que solo el banco HSBC constituyó 2.300 sociedades anónimas en ese país.
En ese marco, otro de los ideólogos del macrismo, Roberto Urquía, principal accionista de la Aceitera General Deheza, de la cuál es director Miguel Acevedo (y con esa condición llegó a la Presidencia de la UIA) propuso en esa central empresaria un tridente para recuperar competitividad que consiste en:
- a) bajar impuestos al comercio exterior (de allí el plan gradual de ir reduciendo por mes las retenciones a la soja);
- b) flexibilizar convenios laborales (No muy lejano a lo planteado por el Presidente Temer en Brasil y lo hecho por Menem cuando el Presidente de la UIA era Blanco Villegas tío de Mauricio Macri); y
- c) bajar el costo del flete reemplazando el tren por los camiones
El balance
Está claro que el voto les sirve para continuar con su política de endeudamiento y de ajuste, que los tiene como exclusivos beneficiarios. Lo que no está claro es como gran parte de nuestra población no lo ve, no lo percibe, no registra en su memoria que esto ya lo vivimos, lo vivimos con Martínez de Hoz, con Sourrouille, con Cavallo, donde también venían representantes de los EEUU y del capital internacional a felicitarlos y decir que era un ejemplo de lo que había que hacer y terminamos con una deuda externa impagable que benefició a los padres de los que están en la gestión de Macri (y él incluido) con la dictadura; se volvieron a beneficiar con la legitimación de la deuda de Alfonsín-Sourrouille y le pagaron con híper devaluación e híper inflación; y con Menem-Cavallo el fin de la convertibilidad, las privatizaciones y las aciagas jornada del 19 y 20 de diciembre con 36 argentinos asesinados por las fuerzas represivas de De la Rúa, el se vayan todos y la mayor caída del PIB junto a la mayor pobreza que se tiene registro.
El kirchnerismo, con todos sus errores, tuvo un acierto fundamental que consistió en la defensa del consumo interno como acicate y estímulo de la inversión y la creación de puestos de trabajo. Defensa del consumo incluso por encima de indicadores de productividad, esto es, no importa tanto cuál es el costo, sino que se produzca en el país, que por otra parte en el estado de situación en que se encontraba la economía y la sociedad en el año 2003 fue lo mejor que se pudo hacer, y se utilizó la capacidad ociosa de las fábricas, se pusieron en marcha las maquinas y equipos, se emplearon trabajadores, y volvimos a confiar en nosotros mismos.
La Argentina durante muchos años creció a tasas chinas, se incrementaron los puestos de trabajo y se mejoró notablemente la participación de los asalariados en el ingreso nacional. Se multiplicó por 5 la producción de vehículos (con altos componentes nacionales), por 3 la producción nacional de línea blanca (heladeras, calefones, cocinas, etc.), por 2,5 –la producción de cemento. Gracias a los acuerdos del Mercosur, Unasur y Celac en el año 2011 se exportaron productos industriales (MOI) por 28.916 millones de dólares, y en el año 2013 por 28.413 millones, cuando el año pasado fue de solo 16.843 millones y este año va a ser incluso menor. Había plan nacional de obra pública, de industria, agropecuario, de salud, de educación, y hasta se pusieron en el espacio dos satélites de comunicaciones íntegramente diseñado, construido y ensayado por la empresa argentina INVAP.
En cambio Macri tiene como presidente del Banco de la Nación Argentina a quién en un rapto de sinceridad dijo: “Donde le hiciste creer a un empleado medio que su sueldo servía para comprar celulares, plasmas, autos, motos e irse al exterior”.
“Paresé, aparcero! Paresé y disculpe (le dije), ¿qué bichos lleva en esa tropa?..”